Alejandro Chacón y el nuevo giro de Ecodiseño.cl: “Nos vamos a volcar hacia la creación de una cultura regenerativa”
Hace más de 10 años, Alejandro Chacón fue pionero en la introducción e implementación del ecodiseño en Chile. Y ante un objetivo que considera logrado en el país a partir de nuevas normativas como la Ley REP, los avances en la industria y la formación de más de 300 profesionales en ecodiseño, decide dejar de lado las asesorías y consultorías en ecodiseño para apuntar a un nuevo objetivo ambicioso: impulsar la adopción de una cultura regenerativa en Chile y Latinoamérica, el tercer pilar de la economía circular de la Fundación Ellen MacArthur y el con menos -o casi nada- desarrollo hasta ahora. Ecodiseño.cl será la plataforma para conectar a los innovadores y llevar todo el conocimiento existente a la práctica a partir de un nuevo concepto que Chacón busca desarrollar: la ingeniería regenerativa.
Periodista
Alejandro Chacón, fundador y director de Ecodiseño.cl, fue pionero en la implementación de esta tendencia en el país y durante más de 10 años se ha dedicado a impulsar la aplicación de la técnica y la ingeniería al diseño de productos aplicando el análisis de ciclo de vida y luego los principios de la economía circular. Una década en la que se transformó en un referente en la materia en Chile, y que en los últimos años ha estado detrás de la formación de casi 300 profesionales en ecodiseño en el país. Desde ese rol no solo ha colaborado en la implementación de políticas públicas, en la asesoría a grandes empresas y en el desarrollo de estor principios en la academia, sino que lo ha hecho a partir del convencimiento en una ética y en una filosofía que logra traspasar en su trabajo.
Hoy, tras un par de años de reflexiones que se volvieron más profundas durante el cambio de escenario -y de ritmos de vida- que a todos nos impuso la pandemia, decide dar un nuevo giro a su empresa. Dejará de lado las asesorías y consultorías en ecodiseño, para transformarse en una plataforma que apunte a generar una nueva cultura regenerativa -el tercer pilar de la economía circular- en Chile y Latinoamérica.
“Estaba en una revisión de los últimos 10 años, de ver que los propósitos para los que nació la empresa, que era crear una cultura de sostenibilidad a partir del ecodiseño en Chile cuando nadie hablaba de este tema. Y estaba un día en una reunión del Pacto por los Plásticos donde había más de 50 personas y todas hablando de ecodiseño, de qué se hacía, cómo se hacía, cómo lo desarollábamos… algunas entendían mejor que otras de lo que estábamos hablando, pero en realidad todo el mundo lo estaba haciendo; había personas de distintas empresas, de gobierno, y todos hablando de ecodiseño… Entonces me di cuenta que el objetivo estaba logrado”, dice.
Ahí surgió la pregunta, afirma. Si eso ya estaba logrado, ¿qué hacer ahora? “Para mi, quedarme pegado haciendo lo mismo por otros 10 años no tiene ningún sentido”, dice. Por ello, hoy apunta a un nuevo foco en el tercer pilar de la economía circular planteado por la Fundación Ellen MacArthur: regenerar los sistemas naturales. Y hacerlo desde la ingeniería y la innovación. Por eso, afirma, su decisión no trata de dar un paso al costado, sino que de dar un paso adelante.
¿Cuáles ves como los hitos y los avances que te hacen decir que el ecodiseño ya está consolidado en Chile?
Sí, es importante tener conciencia de esto a nivel nacional. Tiene que ver, primero, con la Ley REP, que es la primera Ley REP en el mundo que incorpora el ecodiseño desde su base, porque cuando se implementó en Europa todavía no existían estos modelos de trabajo que usan el análisis de ciclo de vida, que miden sus impactos. Al revés, el ecodiseño se creó como respuesta a los problemas de implementación de la Ley REP en Europa, cuando se dieron cuenta que eran capaces de recoger un montón de residuos pero que estos no tenían valor, y vieron que había que actuar en el diseño de los productos para que después se pudieran separar y mantener el valor. O sea, para aplicarse en las líneas de trabajo que hoy conocemos como economía circular, había que aplicarse en el ecodiseño. En la Ley REP en Chile hay un reconocimiento explícito a esta herramienta, que luego se profundiza en el reglamento de envases y embalajes, que hace un reconocimiento formal al ecodiseño a través de una ecotasa diferenciada. Entonces, ahí hay un hito político, gubernamental, muy importante.
¿Lo mismo está ocurriendo en la industria?
Sí, es lo que te contaba que me pasó con la reunión del Pacto por los Plásticos, donde todo el mundo estaba hablando de esto. Está pasando solo, entonces ahí hay un segundo hito que es empresarial, que lo vemos también en los proyectos que hemos hecho con grandes empresas. Y un tercer hito tiene que ver con la parte educativa. Cuando empezamos a hacer los diplomados en ecodiseño con el apoyo de Corfo, nos dimos cuenta cómo la gente respondía, con la fuerza que lo hizo. Para el primer curso, que eran 80 cupos, postularon cerca de 700 personas. Entonces, hay un enorme interés. Esos hitos van marcando una realidad fuerte, hoy tenemos más de 300 personas formadas como capital humano en estos diplomados, con proyectos súper interesantes, con productos reales.
“La capacidad del capital humano formado en ecodiseño es espectacular. Es gente que está ocupando cargos de poder en las empresas más importantes en Chile, y completamente convencidos de que esto es lo que hay que hacer. Ahora hay que dejar el espacio para que ese capital humano se desarrolle”
¿Por qué ahora, que está pasando todo esto, piensas en dar un giro al trabajo que estás haciendo?
Esa fuerza de cambio me hace preguntarme, como director de Ecodiseño.cl, si tengo que seguir haciendo esto. Si lo hago, creo que podría estar frenando a mucha gente que quiere hacerlo porque, como me tocó a mí dirigir el grupo que hacía este cambio, hay una identificación muy fuerte entre el ecodiseño y mi trabajo; si yo compito, entonces los demás podrían quedar atrás. Entonces dije no, tengo que salir de ahí para que la gente joven ocupe ese espacio. Esto me hace cuestionarme y decidir abrir este campo, para que ellos empiecen a hacer sus planteamientos, sus proyectos, su manera de avanzar, porque la propuesta ya está. Cuando digo que hay que tomar conciencia de todo lo que hemos hecho en Chile es que este cambio hacia el ecodiseño, que uno lo ve con Europa, o China o Japón con total despliegue, en Latinoamérica no pasa. El único país donde está pasando es en Chile, llevamos la delantera por lejos. He ido a hacer clases a Argentina, a México, y allá no está pasando, todavía no se dan cuenta de esta oportunidad gigantesca a la sostenibilidad usando el diseño. Tenemos que sentirnos orgullosos de eso, de haberlo implementado a nivel empresarial y gubernamental.
Aún así parece una decisión a contrapelo; cuando estas ideas ya están instaladas y toca implementarlas -que es para lo que se hizo todo el trabajo previo- decides retirarte del escenario, ¿no lo ves asi?
Sí, puede verse así, pero me puedo defender a esa pregunta de varias maneras. Primero, la capacidad del capital humano formado en ecodiseño es espectacular; tengo claro que ellos lo pueden hacer y no necesitan de una persona encima que los vaya guiando. Es gente que está ocupando cargos de poder en las empresas más importantes en Chile, y completamente convencidos de que esto es lo que hay que hacer. Ahora hay que dejar el espacio para que ese capital humano se desarrolle, tengo plena confianza en que lo pueden hacer. Desde el punto de vista personal, en términos de decir ‘preparaste la cancha para salir a patinar, y ahora que la cancha está lista te vas a salir’, no es que me retire de la cancha, sino que simplemente me gusta trabajar desde la innovación, soy un ingeniero innovador, y lo que más me interesa es el cambio cultural. Entonces, mi percepción es que seguir haciendo lo mismo por otros 10 años es no avanzar en donde yo creo que de verdad puedo aportar valor, que es en el proceso de innovación para el cambio cultura.
¿Dónde ves que pueden estar hoy esos espacios para la innovación?
Si miramos ahora desde la óptica de la economía circular utilizando las herramientas de la Fundación Ellen MacArthur, existen tres elementos básicos. Primero, diseñar para que no existan residuos ni contaminación, y para eso se inventó el ecodiseño. Eso ya está, las industrias lo entienden, el gobierno lo entiende, y están los profesionales formados. El segundo principio es mantener el valor contenido en las materias primas, los productos y los servicios que hacemos. Hacer que las cosas duren lo más posible. No se trata de cuidar las cosas, sino el valor que está implícito ahí. En la naturaleza el valor se preserva permanentemente; al revés, se agrega más valor. El IVA es el concepto más patente de eso, el valor agregado está en la esencia de la economía pero no lo vemos. Y cuando tengo un producto en mi mano, una cuchara o un televisor, es cuando tienen su máximo valor, y nosotros los tiramos a la basura, donde no solo pierde todo el valor sino que además pagamos para que lo lleven a un hoyo. Cómo hacemos para evitar eso.
¿Crees que con el auge de la economía circular ese segundo concepto ya está asumido?
No lo veo cubierto ni plenamente asumido. Pero sí que para mantener el valor, y evitar la desechabilidad, uno ve que en Europa, en Japón, se están implementando normas para evitar lo desechable y levantar la remanufactura, la revalorización, el reacondicionamiento, que conservan el valor y que incluso, en algunos, casos los nuevos productos tienen más valor que el original. Eso ya está pasando, ya hay una acción. Pero es en el tercer principio, que es mantener o regenerar los ecosistemas naturales, donde estamos en deuda. Estamos recién entendiéndolo porque los estudios que vienen desde la ecología, desde la biología, son muy recientes, tienen 20 años. Todos los escritos de Fritjof Kapra que hablan de esto tienen 15 años. Son realmente nuevos.
“La cultura regenerativa es algo que existe como concepto desde la ecología, desde la biología y de otras ciencias donde ya se trabaja, pero desde la ingeniería no lo observo. Entonces quiero ver cómo podemos aportar desde ahí”
¿Es por eso que decides enfocar ahora el trabajo en ese tercer principio, en el aspecto regenerativo de la economía circular?
Todo lo que hemos hablado, el ecodiseño, la remanufactura, vienen desde la ingeniería, desde el diseño, que están entrando en esto los últimos 20 años, pero la parte regenerativa no existe. Entonces, ante la pregunta de cómo puedo seguir aportando con algo nuevo, con algo innovador, creo este nuevo concepto -que no se si existe, pero me encanta como idea- que es la ingeniería regenerativa. Cómo desde la ingeniería podemos aportar al principio de regenerar los ecosistemas naturales.
¿Qué significa esto en términos prácticos, cómo lo piensas desarrollar?
Lo que voy a hacer es seguir aprendiendo, porque es algo que existe como concepto desde la ecología, desde la biología y de otras ciencias donde ya se trabaja, pero desde la ingeniería no lo observo. Entonces quiero ver cómo podemos aportar desde ahí. Cuando en ecodiseño decido utilizar un material por sobre otro pensando en los residuos, porque tiene menos impacto, o porque está en Chile y no necesito importarlo con el costo en huella de carbono, etc., cómo me hago la misma pregunta desde lo regenerativo: si uso este material por sobre otro, ¿estoy ayudando a regenerar sistemas naturales? ¿qué pasa con los procesos extractivos, de transporte? Si, como está ocurriendo en Chile, ponemos plantas solares en el desierto, ¿eso va a ayudar a regenerar el desierto? Ahí puedo tomar principios y conceptos de ingeniería, como eficiencia, medición, manejo del agua y de los residuos… cuáles puedo usar para ayudar a regenerar ese ecosistema. Lo mismo pasa con los procesos de cultivo, la agronomía también es en realidad tecnologías de ingeniería; o con los canales de agua y las tecnologías de riego. Creo que si somos conscientes podemos empezar a usar la ingeniería para esto, y eso es lo que me gustaría hacer. Desde ahí me gustaría volver a aportar. Estoy feliz y orgulloso de todo lo que hicimos y aportamos en ecodiseño, con todo el equipo que me acompañó, pero ahora la pregunta es cuál es el siguiente paso, a dónde podemos ir.
¿Hay zonas que ya estés viendo para empezar a implementar estos conceptos, donde dar los primeros pasos?
Para mí, el primer paso es ir a los territorios donde los ecosistemas están súper fuertes y súper vivos. Entonces, estoy haciendo un cambio de vida con mi familia para ir a un lugar donde tengamos un contacto más fuerte con la vida, y en el sur la cantidad de vida por metro cuadrado es mucho más fuerte. Ahí puedo retomar contacto con la tierra, con el agua, siento que necesitamos volver a conectarnos con lo que es regenerativo, con la vida. Y adicionalmente, ahí hay un conocimiento que ha estado por siempre en las culturas ancestrales que viven en contacto con la naturaleza y el territorio. Desde hace un par de años he estado estudiando, hablando con otras personas, y a fines del año pasado tomé al decisión de abrir el espacio, dejar los proyectos de asesoría en ecodiseño y meterme en esto. Lo que he estado haciendo es leer mucho, y el segundo paso es ir al territorio y contactarme con culturas ancestrales. No es que ellos tengan una magia o un entendimiento especial sino que no han perdido el contacto con el territorio. Cómo nos volvemos a poner nosotros en contacto con esos elementos esenciales, es lo que estoy empezando a hacer. Y desde ahí empezar a plantear temas.
¿En algún territorio específico?
Me llama la atención lo que son los laboratorios naturales para Chile. Por una parte está el desierto y la capacidad de crear energía, que durante años tuvo barreras económicas, políticas y legislativas hasta que un ministro valiente rompió esas barreras hace cinco años y hoy podemos hablar de un enorme desarrollo de energías renovables, y ahí hay algo muy fuerte que va a pasar. Otro laboratorio natural son los canales patagónicos, ahí estoy involucrado ya en un proyecto para el desarrollo de una villa kawesqar en Puerto Edén, y estamos trabajando con la PUC, la Facultad de Arquitectura de la UCV y un instituto local. Y otro territorio es la Antártica.
“Ecodiseño.cl no cierra, pero se vuelca hacia la creación de una cultura regenerativa. Que no sabemos lo que es, nos metemos en un nuevo mundo, pero es esencial y tenemos que avanzar hacia allá aunque no lo tengamos perfectamente claro”
¿En qué se transforma Ecodiseño.cl a partir de ahora entonces?
No es que vaya a cerrar, lo que hacemos es volver a las raíces. Cuando lo fundamos lo que buscábamos era ayudar a la cultura regenerativa en Chile a través del ecodiseño, con una metodología súper concreta y súper práctica. Para ayudar a crear esa cultura trabajamos a nivel de universidades y centros de formación técnica, con el gobierno en temas legislativos, con empresas y asociaciones gremiales. La cultura de sostenibilidad ya está, ya se definió, al punto que Chile tomó incluso el liderazgo de la COP25. Eso ya está hecho, y lo que viene es la cultura regenerativa. Entonces Ecodiseño.cl deja un poco esta cultura de sostenibilidad y abre los espacios para todos los que quieran hacerlo, pero a lo único que renunciamos es a hacer nosotros, como empresa, las asesorías y consultorías en ecodiseño. Dejamos ese primer paso y buscamos avanzar unos pasos más para aportar a la cultura regenerativa. Entonces, lo que estamos haciendo es crear una plataforma que reúna a todos los egresados de los diplomados que hemos hecho, a toda la gente que ha participado en los congresos de ecodiseño y sostenibilidad que realizamos desde hace seis años en Latinoamérica (Ecodal.org), para hablar de lo que estamos haciendo.
¿Cómo va a funcionar esta plataforma?
Vamos a seguir con los diplomados en ecodiseño y en economía circular, porque en dos o tres años queremos tener a mil personas formadas en esto, en todo Latinoamérica. Pero no solo queremos que estén formadas, queremos que estén interactuando. Entonces, esto tiene que ser una red latinoamericana de ecodiseño, economía circular, sostenibilidad; y cuando pensamos en como habitar esta red, pensamos hacerlo desde los proyectos, desde la interacción. Cuando interactuamos creamos cosas realmente relevantes, y por eso es importante la creación de esa red. Entonces, Ecodiseño.cl no cierra, pero se vuelca hacia la creación de una cultura regenerativa. Que no sabemos lo que es, nos metemos en un nuevo mundo, pero es esencial y tenemos que avanzar hacia allá aunque no lo tengamos perfectamente claro.
¿Y esto se va a hacer desde la teoría, o desde lo práctico?
Por ejemplo, en el Congreso Latinoamericano de Ecodiseño se comparte una enorme cantidad de conocimiento, pero que solo lo ven las pocas cientos de personas que participan ahí. Esto es un desperdicio, hay que mostrarlo. Entonces vamos a empezar a tomar eso y a generar conversatorios, seminarios, empezar a poner este conocimiento y experiencia a disposición de todos, que quede abierto y que permita esta conversación entre actores. Abramos la ciencia. Pero ese conocimiento ya está, ahora necesitamos hacer proyectos y cosas reales, y la única forma en que eso pase en que nos juntemos, que conversemos con actores de toda Latinoamérica, sobre las experiencias que ya se están realizando. Tomemos esas experiencias y juntémonos a conversar con todo este conocimiento de economía circular, de ecodiseño, que nos entregan capacidad de innovación, de generar valor a partir de lo que estamos haciendo, y empezamos a trabajar en todas las líneas de la economía circular. Para que eso ocurra necesitamos crear esas comunidades, y por eso queremos crear esta plataforma y ponerla a disposición de todos, de manera permanente, para que esta cultura regenerativa exista y tome el máximo valor posible.
“Necesitamos conocimiento, necesitamos ser conscientes de las tecnologías y de las capacidades que tenemos, necesitamos trabajar de manera conjunta, y necesitamos entender que nuestro alcance es planetario. Si ejercemos esa revolución a nivel individual y colectivo, podemos dar un paso adelante”
Muchas de estas reflexiones las fuiste consolidando durante los encierros de la pandemia. En una conversación previa me dijiste ‘la pandemia es un regalo para la gente despierta’. ¿Cuáles son las cosas que visualizaste en este año tan distinto para todos?
Sí, y quizás debiera partir pidiendo disculpas porque al decir que es un regalo, cuando hay gente que lo ha pasado tan mal, lo puede ver como una ofensa. Yo estuve enfermo de Covid y también varios de mis familiares, y aunque afortunadamente lo viví sin ningún sufrimiento, sí vi ese sufrimiento en familiares que se agravaron con la enfermedad. Yo se que es complejo, pero más allá de la mirada de preocupación y de dolor, también hay otros síntomas que empezaron a surgir con la pandemia. Que junto con el dolor y la preocupación, hubo muchas cosas positivas. Primero, nos permitió observar por primera vez que realmente somos una aldea global. Y lo vivimos, que lo que pasó en un rincón del mundo con un virus generó una distorsión en todo el planeta. Vivimos con total conciencia esto de que lo que le pasa a uno nos pasa a todos, que tenemos que cuidarnos de verdad, a nosotros y a todos los demás seres que habitan este planeta. Segundo, que tanto lo positivo como negativo que hagamos nos afecta a todos, que estamos todos imbricados. Ya no se puede decir “yo hago esto por mi cuenta”, porque estamos absolutamente involucrados, en la economía, en la ciencia, en todos los aspectos. Entonces, si hacemos algo negativo nos impactará negativamente, pero si hacemos algo positivo afectará de manera positiva a todo el plantea, y el potencial que hay detrás de eso es gigantesco.
También hemos visto el impacto de la tecnología
Sí, nos hizo tomar conciencia de que las tecnologías, el conocimiento necesario para hacer ese cambio, ya estaba. Todo lo que estábamos usando para comunicarnos hoy existe hace 20 años, ya podíamos reunirnos por Skype por ejemplo. Pero no teníamos la conciencia de que podíamos hacer reuniones planetarias en las que podemos juntarnos 10 personas, o mil personas, a hablar de algo y tomar decisiones. Entonces, podemos usar estas tecnologías y hacer acciones positivas que tienen una repercusión mundial, a nivel de aldea global. Lamentablemente, seguimos profundamente influidos por medios de comunicación que siguen centrándose en lo negativo, en las muertes… Uno prende la tele y pasan del portonazo a las camas UTI, entonces la población está sumida en el terror. Es cierto, hay amenazas permanentes, pero también hay enormes oportunidades, y si nos centramos en eso las podemos sacar adelante. Si nos centramos en el miedo no vamos a crear nada valioso, centrémonos en esas posibilidades. Tenemos estos regalos en medio de toda la cosa triste de la pandemia, avancemos en eso.
¿Es esto lo que finalmente te lleva a la decisión de hacer este cambio, de apuntar hacia dónde hoy no se está trabajando?
Esos tres elementos que veo me hacen tomar conciencia de algo súper importante: para poder cambiar y salir de donde estamos, necesitamos una revolución de la conciencia, cambiarnos a nosotros mismos. Ser conscientes de lo que somos, de lo que tenemos y de lo que podemos hacer, y desde ahí comenzar a plantear cosas. ¿Cómo lo hacemos? Necesitamos conocimiento, necesitamos ser conscientes de las tecnologías y de las capacidades que tenemos, necesitamos trabajar de manera conjunta, y necesitamos entender que nuestro alcance es planetario. Si ejercemos esa revolución a nivel individual y colectivo, podemos dar un paso adelante.