Los desafíos climáticos de la COP24
“Apuntar hacia un crecimiento económico de manera climáticamente responsable y sustentable en el tiempo, así como hacerse cargo de las vulnerabilidades a los cambios más frecuentes del clima, es el mensaje que debe tener suficiente eco y respuesta en los países”.
Cada final de año se abre una nueva ventana de esperanza para proteger el planeta. Representantes de los países que firmaron y ratificaron una de las convenciones de Naciones Unidas más complejas, la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, son convocados para acordar como avanzar en su implementación.
Esta vez se reunirán en Katowice, Polonia, con temperaturas ambientales bajo cero para discutir qué implicancias tiene el que la temperatura media del planeta siga y siga subiendo. Aunque no sentirán el frío de Polonia, los ciudadanos del mundo de aquellos lugares más bien cálidos pero amenazados por la inexorable subida del mar, o que sean especialmente vulnerables a las variaciones del clima, son quienes más les deberán gratitud o bien tendrán a quien culpar.
El mensaje enviado por el Panel Intergubernamental de Cambio Climatico -IPCC- en octubre pasado fue claro, urgente e importante para estos negociadores: la ventana de tiempo para lograr que la temperatura del planeta no rebase la meta del Acuerdo de París de los 2 grados Celsius, se empezará a cerrar tan pronto como entre 2030 y 2052 si es que al año 2030 no hay señales concluyentes de una reducción neta de las emisiones de gases de efecto invernadero. Reducciones del orden de entre un 25% y un 45% con respecto al año 2010 según indicaban los papers analizados por los científicos del IPCC. Reducciones que implican el pronto despliegue masivo de tecnologías verdes y de financiamiento para su adecuada introducción e implementación.
Apuntar hacia un crecimiento económico de manera climáticamente responsable y sustentable en el tiempo, así como hacerse cargo de las vulnerabilidades a los cambios más frecuentes del clima, es el mensaje que debe tener suficiente eco y respuesta en los países.
Sin embargo, los presentes usuarios del planeta no parecen escuchar mucho este mensaje. La semana pasada John Christensen, el director del Centro de Cambio Climático UNEP-DTU Partnership informó al lanzar el “Emissions Gap Report 2018” que los compromisos actuales de reducción de emisiones de GEI de los países son insuficientes para lo que nos indica la ciencia como necesarios para contener el aumento de la temperatura. Y esto incluye la poca clara definición entre lo que los países se comprometieron a hacer, y lo que efectivamente están haciendo, que puede ser aún menor. Pero esto no se sabe.
Es por esto que se vuelve muy relevante el desafío principal en esta COP24, que es lograr acordar el “Rulebook”, o Libro de Reglas que permita implementar los compromisos señalados en el Acuerdo Climático de París de la COP21. Y es que hace tres años justamente, se les dio este plazo a los países para que trabajaran coordinadamente y se pusieran de acuerdo en definir el conjunto de sistemas de monitoreo y reporte que permitiera poner en marcha de manera transparente y verificable la evaluación de los avances en sus propios compromisos climáticos. Compromisos expresados en reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, en encontrar los caminos para adaptarse mejor ante sus vulnerabilidades al cambio climático, y en concurrir al esfuerzo financiero, en este caso por parte desde los países desarrollados hacia los países en desarrollo como Chile.
Para lograr este acuerdo, los negociadores cuentan con dos semanas a partir del domingo 2 de diciembre. Esperamos con expectación que al final de ese período, contemos con este importante documento que le otorgue al Acuerdo de París los medios para su adecuada implementación.
* Fernando Farías es Senior Adviser del Centro de Investigación en Cambio Climático UNEP-DTU Partnership en Copenhague. Hasta 2016 participó en 10 COP de Cambio Climático como negociador, a nombre del Gobierno de Chile.