Un Chile posible
“Los invitamos a trabajar desde la economía circular, para lograr que el foco no sean solo los productos y servicios, para disminuir la extracción de recursos y la eliminación de residuos. La idea es generar la inserción de todas/os en este círculo sin dejar a nadie afuera, regenerar los espacios para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y educar no sólo para entregar conocimientos sino para formar ciudadanas/os”.
Quienes integramos LA CIUDAD POSIBLE hemos estado trabajando para instalar una mirada distinta sobre la forma de relacionarnos y de hacer comunidad en Chile.
Hace una semana reiteramos nuestra convicción de que en este país no sólo perseveran los negacionistas del cambio climático sino también quienes ignoran que los chilenos no gozan de su promocionada felicidad.
Hay que reconocer que, por fortuna, el movimiento ciudadano ha logrado que algunos abran los ojos y que sean cada vez menos los que defienden estas posturas obstinadas y ciegas. Cada día se hace más evidente la necesidad de un cambio en nuestras políticas y en nuestras acciones, como ciudadanos, como institución, como familia, como empresa y en general cualquier tipo de organización colectiva.
Para lograr cambios estructurales será necesario ampliar la mirada desde muchas aristas y sumar a todos los sectores y actores. También abordar el escenario de este nuevo Chile desde una mirada integral, y, por supuesto, que las medidas globales y nacionales serán importantes, pero también las nuestras, las locales, las ciudadanas. Como lo ha planteado Eduardo Galeano: «Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo».
Creemos firmemente en ello.
Y más ahora en que parte importante del diagnóstico ha surgido desde la gente, los ciudadanos en bicicleta o a pie que hemos ido sumando acciones y conciencias.
Las inequidades, las injusticias sociales y ambientales están a la vista desde hace mucho tiempo. Conocemos, por ejemplo, las diferencias que sufren las comunas dependiendo si son del oriente o poniente -y no solo con los presupuestos. Basta recorrerlas y ver a muchas de ellas convertidas en verdaderas zonas de sacrificio ambiental. Una inequidad que salta a la vista y que no es necesario ser “experto” para detectar es la planificación del territorio, la falta de áreas verdes, de arbolados, de servicios, lugares donde se den espacios de encuentro, se genere cohesión social y se democratice el transporte.
Es importante reconocer la persistencia de múltiples formas de pobreza, desigualdades crecientes y degradación ambiental como los problemas fundamentales a enfrentar, si queremos obtener un desarrollo transformador y sostenible. Por eso también, en este momento decisivo de nuestra sociedad es urgente repensar con compromiso y creatividad cómo construimos ciudad y gestionamos nuestros espacios de encuentro.
Abrámonos a recuperar el contacto, la mirada a los ojos, e independizarnos de tanta tecnología que, por mucho que sea de gran utilidad y atractiva, si no las usamos bien nos desconecta y divide cada día más.
Dejemos de dar soluciones privadas a problemas públicos como la salud, la educación o los servicios básicos. Basta de privatizar las problemáticas sociales. Es indispensable trabajar con la ciudadanía, articulando e integrando a las organizaciones. Ese es hoy nuestro desafío.
Desde La Ciudad Posible queremos insistir en la necesidad de diálogos, de verdadera participación y de un pacto social. Instamos a ir en forma masiva a las urnas y participar de forma activa en los encuentros ciudadanos que se están desarrollando.
Los invitamos a trabajar desde la economía circular, para lograr que el foco no sean solo los productos y servicios, para disminuir la extracción de recursos y la eliminación de residuos. La idea es generar la inserción de todas/os en este círculo sin dejar a nadie afuera, regenerar los espacios para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y educar no sólo para entregar conocimientos sino para formar ciudadanas/os.
Estamos disponibles para ayudar a construir nuestro país con una mirada integral, en que las políticas públicas y las identidades nazcan en los propios territorios junto a las comunidades locales, con soluciones basadas en los valores del cooperativismo, los proyectos colectivos, el desarrollo local, la eco-eficiencia desde el diseño, aprendiendo e imitando a la naturaleza y su capacidad de regenerarse y potenciarse en pos del bien común. Un país justo para todos.
*Donatella Fuccaro es vocera de La Ciudad Posible.