Un caso de negocios para la naturaleza
Sin lugar a dudas, los Gobiernos, la industria, y la sociedad civil, deben crear las condiciones para que esto suceda. Los Gobiernos deben pensar en forma más estratégica, es decir, como capturar esta dinámica competitiva a fin de alcanzar las metas climáticas. El desafío para las políticas públicas es mapear una estrategia competitiva para el cambio climático.
La protección del medio ambiente es una necesidad más que una loable y buena intención. Y para que ello ocurra se requieren de ciertas condiciones habilitantes.
La crisis de la biodiversidad en algunos lugares ha quedado plasmada con un aumento de la extinción de las especies y pérdida de hábitats. Los servicios ecosistémicos de los cuales nos servimos para nuestra sobrevivencia como agua fresca, salud de nuestros suelos, océanos, polinización o el aire que respiramos, por nombrar algunos, están en riesgo y no cuentan con la suficiente atención que merecen.
Gran parte de las soluciones que hoy se promueven para enfrentar el cambio climático, están a merced de la caridad de unos pocos que protegen paisajes icónicos y especies carismáticas, y es ahí precisamente donde está el problema. Para que estas soluciones escalen y tengan el impacto deseado y necesario, es requisito asociar la protección de la naturaleza con un caso de negocios donde protegerla sea precisamente eso, un buen negocio.
El trabajo comenzó a desarrollarse y vemos cómo en distintas regiones del mundo se están creando mercados para servicios ecosistémicos. Por ejemplo, el mercado del carbono que provee efectivos modelos de negocio que estimulan la protección de la naturaleza, al igual que el ecoturismo o el notable crecimiento de la agricultura orgánica.
Por otra parte, si nos remitimos a la realidad de Chile, tenemos varios casos destacados. Uno de ellos es la explosión de las energías renovables, donde a través de políticas públicas, claras y de largo plazo que fueron transversales a los gobiernos y se transformaron en políticas de Estado, hoy son fundamentales para el crecimiento de estas fuentes de energía.
Asimismo, y a nivel internacional los proyectos de Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), donde Chile fue protagonista del Mercado del Carbono y se registraron 128 proyectos, muchos de ellos apoyados por el ingreso percibido producto de las ventas de los bonos de carbono.
En consecuencia, no es muy inteligente, e irresponsable continuar creyendo que mecanismos de cooperación internacional será la primera, y para alguna única fuente, para la acción climática en una era claramente dominada por la competencia global, en busca de mejores y más soluciones.
Sin lugar a dudas, los Gobiernos, la industria, y la sociedad civil, deben crear las condiciones para que esto suceda. Los Gobiernos deben pensar en forma más estratégica, es decir, como capturar esta dinámica competitiva a fin de alcanzar las metas climáticas. El desafío para las políticas públicas es mapear una estrategia competitiva para el cambio climático.