Sistema de Gestión: El aliado clave para maximizar las tasas de reciclaje de plásticos a nivel domiciliario
“En esta lógica, es fundamental que el Sistema de Gestión logre, junto a los municipios, articular una cadena de recolección clara y estandarizada de cara a los consumidores y, en una segunda etapa del proceso, puedan disponer de una infraestructura eficiente de separación y pretratamiento, para asegurar el aprovechamiento del enorme potencial de reciclaje de casi todos los empaques plásticos que generamos en los hogares”.
Ya es un hecho. Hoy contamos con el primer Sistema de Gestión de Envases y Embalajes Domiciliarios, una entidad de la que sabíamos poco y nada antes de promulgarse el Reglamento de Envases y Embalajes, pero en la cual hoy como industria depositamos nuestra plena confianza, pues es el “cerebro” que logrará impulsar, organizar y poner en marcha la implementación de la Ley REP.
Si consideramos a la REP como el paraguas en materia de políticas públicas de gestión de residuos, podríamos decir que el Sistema de Gestión será su engranaje central, es decir, la pieza clave que permitirá unir las puntas de todos aquellos actores involucrados en la comercialización de envases y embalajes y, por supuesto, aquellos a cargo de la recolección y valorización de los residuos provenientes de este producto prioritario, pasando por una serie de eslabones intermedios.
Desde este rol, el Sistema de Gestión será además un aliado de la industria del plástico, tanto en materia de innovación y desarrollo tecnológico de cara a potenciar la reciclabilidad de este material -impulsando con fuerza nuevas soluciones de ecodiseño y monomaterialidad-, como también en el ámbito de sensibilización y concientización de la ciudadanía respecto de la importancia de avanzar en la circularidad de los plásticos.
Haciendo un doble click en este último punto, nos parece que, en la gestión de envases y embalajes, es especialmente relevante destacar la importancia de que las personas perciban el reciclaje a nivel domiciliario como un hábito fácil y simple, ya que, si la ciudadanía no participa activamente de este proceso, da igual cuán eficientes sean los Sistemas de Gestión, cuántos de éstos operen en paralelo, o la cantidad de valorizadores que haya, porque no será posible recolectar las cantidades de material necesarias para cumplir con las metas que impone la REP.
Dicho lo anterior, es igual de relevante destacar la labor que está liderando el Ministerio del Medio Ambiente para implementar una Etiqueta de Reciclabilidad en Envases, al alero de un Comité Operativo Ampliado en el que participan todos los actores relevantes, tanto del ámbito público como del privado, y que, además, cuenta con todos los aprendizajes e importantes resultados que ha arrojado el Acuerdo de Producción Limpia de Ecoetiquetado implementado por Sofofa y la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático, que hoy está en su tercer año de ejecución.
Esta etiqueta de reciclabilidad será una pieza clave para complementar el Decreto de Envases y Embalajes, orientando a los consumidores con información simple y clara respecto de cómo pueden reciclar y disponer correctamente de los residuos que generan en sus hogares.
Ahora bien, el plástico también le impone desafíos particulares a los Sistemas de Gestión. Hablamos del plástico como si se tratara de un solo material, cuando en realidad es una amplia familia de resinas, con una amplia variedad de usos y aplicaciones, que, a su vez, requieren flujos de reciclaje distintos al momento de valorizarlos.
En esta lógica, es fundamental que el Sistema de Gestión logre, junto a los municipios, articular una cadena de recolección clara y estandarizada de cara a los consumidores y, en una segunda etapa del proceso, puedan disponer de una infraestructura eficiente de separación y pretratamiento, para asegurar el aprovechamiento del enorme potencial de reciclaje de casi todos los empaques plásticos que generamos en los hogares.
Aun imaginando un escenario ideal en el que la ciudadanía esté sensibilizada y sea capaz de entregar sus residuos plásticos reciclables en las condiciones adecuadas (limpios, secos y aplastados), necesitaremos que haya una capacidad instalada para el pretratamiento y separación que funcione adecuadamente y a lo largo de Chile, un reto no menor tratándose de un país tan extenso y con realidades geográficas tan disímiles como el nuestro.
Finalmente, cerrando este circuito virtuoso que articulará el Sistema de Gestión, será necesario impulsar con fuerza la generación de un mercado de resinas plásticas recicladas. La Ley REP, como sabemos, “llega” sólo hasta el momento en que un valorizador recibe el material para reciclarlo, pero ¿quién será el destinatario de ese material secundario que van a producir los recicladores?
En el diseño actual, se espera que la demanda por resinas recicladas sea traccionada naturalmente por el mercado, que hoy no cuenta con incentivos específicos para la reincorporación de este material a la cadena productiva. Dado lo anterior, es fundamental que, como industria, dispongamos de mecanismos que logren impulsar el desarrollo de un mercado sólido de resinas secundarias. Es con esa meta que desde ASIPLA estamos implementando actualmente un Acuerdo de Producción Limpia que busca impulsar la demanda de resinas recicladas en sectores como la construcción, minería, agricultura, pesca, y envases y embalajes secundarios y/o terciarios.
Lo anterior, con miras a que paralelamente a la puesta en marcha del Decreto de Envases y Embalajes, se desarrolle un sistema de caracterización y trazabilidad de resinas plásticas recicladas y se promueva masivamente su uso como una buena alternativa a la materia prima virgen, aportando así desde la industria a acelerar y robustecer la instalación de la economía circular en Chile.