Riesgo climático y su impacto en las inversiones
“Una de las cosas que esta pandemia ha demostrado, es que las inversiones que consideran los efectos del cambio climático, y sus consecuencias en el mediano y largo plazo, entre otros factores, han sido más resilientes y, en consecuencia menos volátiles, a la crisis del COVID-19”.


Los efectos del cambio climático son cada vez más evidentes e indiscutibles, afectando diversos sectores claves de nuestra economía, como lo son la agricultura (sequia prologada), la generación de hidroelectricidad (menor cantidad de flujos de agua), infraestructura (inundaciones), forestal ( incendios) , minero ( imposibilidad de ingreso a faenas por bloqueo de caminos debido al invierno boliviano) , etc.
Lo anterior nos debe hacer reflexionar con profundidad, y re examinar, criterios de inversión, ligados con los efectos que trae el cambio climático y que constituyen los nuevos RIESGOS CLIMATICOS que impactarán nuestras inversiones.
Es fundamental, el poder comprender que se trata de como evaluar y manejar estos riesgos, considerando esta nueva variable, no hacerlo puede derivar en una mala decisión de inversión, con las consecuencias financieras que ello trae aparejado. En sentido contrario, puede servirnos para generar nuevas oportunidades de negocios.
Esto no se trata, como se observa comúnmente, de hablar inversiones responsables o sustentables, siempre, por cierto, bienvenidas, pero ese no es el foco, ni el deber del sector financiero, el cual debe estar dirigido a la generación de utilidades a sus inversionistas, respetando lógicamente parámetros regulatorios y éticos.
Lo anterior, nos puede llevar por 2 caminos.
El primero es la visualización de las nuevas oportunidades creadas por la nueva economía baja en carbono, respondiendo a las nuevas exigencias de mercados internacionales (huella de carbono a nuestro cobre), lo demandado por los consumidores (trazabilidad), legislación interna (Ley Marco de Cambio Climático y meta de carbono neutralidad al 2050), políticas públicas (cierre de las centrales a carbón al 2040). Todas estas señales, nos van indicando donde debemos dirigir nuestra mirada al momento de efectuar inversiones y generar nuevos negocios.
El segundo, es evaluar el RIESGO de los efectos del cambio climático sobre las inversiones, en el mediano y largo plazo. Y aquí creo que está la clave.
El clima de la tierra ha permanecido estable durante los últimos 800.000 años, lo que, a partir de la revolución industrial, producto de la generación de energía a partir de combustibles fósiles, principalmente carbono y petróleo, está cambiando, con los efectos por todos conocidos. El problema radica en que no sabemos que va a suceder en el futuro, no tenemos certeza ni herramientas para poder predecir con exactitud como se comportará el clima (y sus efectos) en el futuro. Es asunto de manejo de RIESGOS desconocidos.
A que tipos de riesgos no referimos, a riesgos físicos, reputacionales, legales, de políticas públicas, de transición hacia nuevas tecnologías, de litigación, todos los cuales impactan financieramente a las empresas. Se comienzan a generar los llamados “activos varados”, a consecuencia del cambio climático.
En la industria automotriz, se verán grandes cambios con el avance de la electromovilidad, y más temprano que tarde, dará paso a una revolución en el transporte que dejara a atrás los motores de combustión interna. Lo mismo con la generación de electricidad a partir de carbón, donde ya en la primera mitad del 2020, el número GW de generación de electricidad bajo, en 2,9 GW, siendo esta la primera vez que la generación de electricidad a carbón disminuye.
Como siempre, hay algunos que se están adelantando, tomando las oportunidades que esto crea.
Quienes han tomado la delantera, por el hecho de tener una visión más a largo plazo, son los Fondos de Pensiones, los cuales están dejando de invertir en activos asociados a combustibles fósiles. El fondo de pensiones más grande del Reino Unido, el Employment Saving Trust (NEST) ha comenzado a dejar de invertir en minas de carbón y algunos tipos de petróleo, el mismo camino han seguido fondos de pensión Noruegos, Suecos y Canadienses, por nombrar algunos.
Una de las cosas que esta pandemia ha demostrado, es que las inversiones que consideran los efectos del cambio climático, y sus consecuencias en el mediano y largo plazo, entre otros factores, han sido más resilientes y, en consecuencia menos volátiles, a la crisis del COVID-19.
Las inversiones en activos que consideren los riesgos asociados al cambio climático, es una tendencia que llego para quedarse, y que, de no ser bien evaluadas, pueden traer consecuencias financieras para los inversionistas, no un acto de buena voluntad, filantropía o responsabilidad social empresarial.