Día del Medio Ambiente ¿podemos celebrar?
¿Qué se ha hecho en estas últimas cinco décadas? ¿Podremos seguir celebrando en 50 años más? La respuesta es que quedan grandes desafíos por llevar adelante y el momento de actuar es ahora. El llamado es a que los gobiernos, el sector privado, las organizaciones del mundo ambiental y cada uno de nosotros apoyemos a que se sigan fortaleciendo las alianzas que generan acciones concretas con el fin de que las próximas generaciones puedan sobrevivir a la mayor crisis a la que la sociedad actual se ha visto enfrentada: el cambio climático.
El 5 de junio de cada año se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, fecha instaurada por la Organización de las Naciones Unidas en 1973. Por eso, es momento de evaluar en qué estado de conservación se encuentra nuestro planeta y también resulta pertinente revisar qué hemos hecho, proyectando cursos de acción.
Durante estas últimas décadas se consolidó la realidad del Cambio Climático y estamos conscientes de que las consecuencias derivadas de la revolución industrial en base a la quema de combustibles fósiles ha afectado casi irreversiblemente algunos ecosistemas. Pese a ello, en este periodo también ha avanzado la investigación científica para determinar la dimensión de los daños al medio ambiente, conocer sobre la biodiversidad que sería afectada y definir qué acciones puede tomar la humanidad poder mitigar esta realidad.
Ante este escenario, el sector público, el privado y las organizaciones civiles deben generar alianzas con los gobiernos, por ejemplo, para la conservación efectiva de ecosistemas claves para la mitigación del cambio climático. Sabemos que esa labor no es suficiente: queda pendiente el mayor desafío, que los países que son grandes emisores de CO2 cumplan las metas de reducciones y que la humanidad cambie sus conductas de consumo. Este año, los países están abogando por acuerdos para reducir o eliminar el uso del plástico que al final de su vida útil acaba contaminado los mares, su fauna y flora, y a nosotros.
Al mismo tiempo, fundaciones como la nuestra están luchando por la protección de ecosistemas que son un motor económico y regulador del clima en el mundo, como son los océanos, donde se busca que esta crisis no siga afectando la biodiversidad y a especies “paragua” tan importantes como las ballenas.
En los últimos años, nos comprometimos también con apoyar el estudio científico y reducir las amenazas de los flamencos en el norte de Chile, entregando educación ambiental a las comunidades sobre el valor de estas aves esperando generar un cambio de conciencia que permita la coexistencia de estas aves y un desarrollo económico de la región sostenible.
¿Qué se ha hecho en estas últimas cinco décadas? ¿Podremos seguir celebrando en 50 años más? La respuesta es que quedan grandes desafíos por llevar adelante y el momento de actuar es ahora. El llamado es a que los gobiernos, el sector privado, las organizaciones del mundo ambiental y cada uno de nosotros apoyemos a que se sigan fortaleciendo las alianzas que generan acciones concretas con el fin de que las próximas generaciones puedan sobrevivir a la mayor crisis a la que la sociedad actual se ha visto enfrentada: el cambio climático.