“Ponchos hechos con amor, con materiales naturales y para toda la vida”, así describen sus tejidos las artesanas de Volver a Tejer
Un total de 1.100 ponchos elaborados por más de 60 campesinas de las regiones de Valparaíso, O’Higgins y Los Ríos, serán puestos a la venta a partir de mañana en algunos locales de Tiendas Paris, como parte de una iniciativa de esa empresa, junto a Fundación ONA e INDAP, que busca rescatar, visibilizar y relevar el oficio textil. Las tejedoras María Carolina Ruz, Francheska Meneses, Mónica Córdova e Isabel Céspedes, de las localidades de Pichidegua y Millahue, contaron a País Circular cómo ha sido participar en este proyecto y qué significa para ellas desarrollar esta labor.


Tejer. Entrelazar hilos para elaborar ropas, adornos, juguetes y mucho más. Entrelazar también emociones, historias, tradiciones, vidas. De eso se trata el trabajo realizado por más de 60 artesanas de las regiones de Valparaíso, O’Higgins y Los Ríos, que tejieron 1.100 ponchos que desde mañana estarán a la venta en algunos locales de Tiendas Paris.
Se trata de una nueva versión de la campaña “Volver a Tejer”, que comenzó en 2015 con la venta de lana natural en ovillos hechos por campesinas, y que este año incorpora la venta de ponchos artesanales. La campaña, que es impulsada por Fundación ONA, INDAP y la tienda de retail, tiene entre sus objetivos continuar el rescate identitario del oficio textil artesanal y acercar lo hecho a mano a un mercado de gran escala de manera sostenible.
El lanzamiento oficial fue realizado la semana pasada, con la participación de representantes de las tejedoras usuarias de INDAP, de localidades como La Ligua, Pullally, Santo Domingo y Llay-Llay, en la región de Valparaíso; Millahue y Pichidegua, región de O’Higgins, e Isla del Rey, Lago Ranco y Panguipulli, en la región de Los Ríos. En el evento participó el gerente de Negocios de Tiendas Paris, Juan Luis Taverne, quien señaló que “ser parte de este programa desde sus inicios nos llena de orgullo. Esta es la décima versión de Volver a Tejer y cada año hemos tratado de darle un giro distinto, novedoso, pero siempre poniendo en foco el trabajo y la pasión de las tejedoras de nuestro país”.
También estuvo el director nacional de INDAP, Santiago Rojas, quien destacó que “esta iniciativa visibiliza el trabajo de mujeres artesanas, tejedoras e hilanderas que han dedicado su vida a mantener vivos estos oficios y que desde la innovación han incorporado elementos que reducen la huella de carbono”.
Para conocer un poco más de esas mujeres, conversamos con cuatro tejedoras de la región de O’Higgins, de las localidades de Pichidegua y Millahue, que nos contaron lo que significa para ellas realizar esta labor, y por qué creen que la invitación a Volver a Tejer es un llamado a recuperar un ritmo de vida más humano, con tiempo para pensar, para compartir, con amor y respeto hacia la naturaleza.

María Carolina Ruz: “Son piezas únicas y hechas por mujeres de campo”
María Carolina Ruz es miembro de la Agrupación Hilando Sueños de Pichidegua, tiene 59 años, está casada, tienen un hijo. Vende sus tejidos por Instagram
“Comencé tomando cursos en 2016, me fui perfeccionando en telar, con diversas técnicas y desde ahí no he parado. Hicimos un curso de hilados artesanales y fantasía con la Fundación ONA, y ahí la profesora Carla Villarroel nos conoció y nos invitó a participar en este proyecto. Me fascinó la idea, estoy feliz”.
“Yo tengo mi emprendimiento y participo en ferias, pero siento que con esto me doy a conocer más ampliamente, como que me abre otras puertas. He recibido muchos elogios, muchas felicitaciones”.
“Para quienes conocen y les gustan las prendas únicas y artesanales, creo que es un privilegio comprarlos, porque son piezas únicas y hechas por mujeres de campo, que también es valorable (…) Las lanas que usamos son de oveja, naturales, y si se le dan los cuidados que requiere este tejido puede ser eterno. Hay que lavarlo con agua fría o templada y se puede centrifugar, pero colocándolo dentro de una bolsa de tela, y nunca usar secadora, porque apelmaza la lana”.
“La profesora hizo el diseño y, obvio, quería lograr el mejor producto, así que muchas veces había que deshacer para volver a tejer hasta lograr las texturas lo más parecidas, que no se notara si una tejía más suelto o apretado. Yo soy muy minuciosa y detallista, así que siempre quise lograr el mejor de los productos”.
“Yo tejo telar, crochet y palillo. En el caso del telar solo lo puedo hacer en la casa, en cambio a crochet o palillo llevo el tejido a donde vaya, siempre estoy tejiendo, lo tomo como un descanso”.
“El poncho es una prenda que en el campo se usa mucho, pero también se está usando en las ciudades, ya sea tejido a palillo o a telar. Para esta colección la profesora eligió colores neutros, colores tierra, para que sean más unisex, en el caso de los ponchitos que tejimos nosotras, pueden ser para niños o niñas”.

Francheska Meneses: “Nunca pensamos pasar de vender en ferias artesanales a estar en una gran tienda”
Francheska Meneses es presidenta de la Agrupación Hilando Sueños de Pichidegua, tiene 36 años, está casada y vive en el sector Lo Argentina. También vende sus tejidos por Instagram
“En esta oportunidad fuimos siete tejedoras que hicimos 104 ponchos para niños y niñas. Trabajamos cerca de tres meses, desde mediados de enero a mediados de abril (…) Nos gustó mucho el proyecto de tejer los ponchos, y cuando supimos que se iban a vender en las tiendas Paris nos pusimos súper chochas, porque nunca pensamos pasar de vender en las ferias artesanales a estar en una gran tienda de renombre; y es lindo que destaquen en el tejido el nombre de nuestra Agrupación. Nos sentimos muy orgullosas”.
“Los ponchos que tejimos son un producto que si lo sabes cuidar es eterno; está hecho con fibras naturales, es una lana que no está intervenida, es natural de oveja. Además, está hecho con mucho amor, por manos de mujeres trabajadoras que le pusimos todo el corazón para que quedaran lindos, y los niños van a estar bien abrigados, que es lo más importante”.
“En esta oportunidad mi mamá, Violeta, también ingresó al programa Volver a Tejer. Fue una experiencia un poco diferente. Yo estaba súper chocha con el trabajo que teníamos que hacer y le dije, como de broma, ‘ayúdame a tejer’ y ella se entusiasmó, aunque su fuerte es el bordado. Y ocurrió que en febrero tuve un accidente vehicular que me provocó lesiones en las piernas y tuve que estar en reposo absoluto un mes, así que mi mamá quedó como la cara visible del trabajo”.
“Aún estoy en terapia, terapia kinesiológica, porque la terapia del tejido estuvo siempre (…) Tejer ayuda bastante a superar los estados de ánimo negativos porque mantiene la mente ocupada, no solo las manos; muchas personas lo reconocen y dicen ‘el tejido me sacó de la depresión, el tejido me ayudó’. Yo lo viví en carne propia; sin el tejido, ese mes que tuve que estar acostada habría sido mucho más difícil”.

Mónica Córdova: “Nos gusta que se vea que acá en este lugar tan lejano hay personas que hacemos el trabajo con cariño”
Mónica Córdova es presidenta Cooperativa de Trabajo Valle de Oro de Millahue, tiene 57 años, está casada, tiene dos hijos y una hija.
“Con la cooperativa este es el tercer año que participamos en Volver a Tejer. El primer año fue solamente con hilado, fue justo en pandemia así que era un poco complicado. Nos juntábamos con mascarilla, en un patio grande, bien alejadas, una ovillando, otra pesando y así nos arreglamos. El segundo año fue solamente hacer madejas. Y este año fue producto terminado, y nos encantó la idea de fabricar algo con nuestras manos”.
Estábamos súper contentas, pero igual un poquito asustadas de si íbamos a poder hacer las 104 mantas (…) Y lo logramos. Esa fue una de las enseñanzas, que podemos seguir con esta forma de trabajo; y la satisfacción más grande fue el hecho de ver que fuimos capaces de organizarnos y cumplir la meta. Por eso al final estábamos tan felices”.
“Para nosotras como artesanas es muy importante que los productos entren al retail. Yo creo que todos los artesanos quieren eso, pero cuesta mucho (…) Así se da mucho más a conocer uno como artesana, y se vende mayor cantidad que en un puesto de feria”.
“Nos gusta que se vea que acá en este lugar tan lejano hay personas que hacemos el trabajo con cariño, que hicimos estas mantas con cariño (…) Nosotras hicimos esas mantas infantiles a palillo que son de tres colores. Están hechas a mano y son de un material totalmente natural, no tiene nada de plástico, y son colores naturales de la oveja, entonces nunca se va a desteñir y va a durar siempre. Tiene más calor que una cosa sintética y no lo va a hacer transpirar, porque es natural”.
“Con la cooperativa ya llevamos diez años. En mi caso, uno de mis hijos -que ya tiene 26 años- tiene una enfermedad bien complicada desde que nació -un problema a la piel que no han podido diagnosticar- así que durante los primeros años no podía salir mucho de la casa (…) Pero cuando empecé a salir me inscribí en unos talleres de manualidades en la municipalidad; siempre me ha gustado tejer, aprendí sola, mirando. Ahí conocí a otras personas de la comunidad y a través del INDAP, de Prodemu, pedimos una capacitación de tejido a telar con oveja de lana. Queríamos recuperar un poquito las tradiciones locales, porque esta era zona ovejera, antes estaba lleno de ovejas en el cerro, los abuelitos tenían grandes cantidades, pero eso ya no se da, por la sequía”.
“Esa capacitación duró tres años y ganamos recursos para comprar máquinas de telares, y entonces para poder continuar con eso, decidimos formar la cooperativa. (…) Somos ocho mujeres, todas dueñas de casa de áreas rurales. La cooperativa es muy buena, también en lo humano, nos ayudamos harto, hay apoyo, eso es gratificante. Nos juntamos, tejemos, conversamos y se nos olvidan los problemas (…) Ahí están las compañeras cuando otra las necesita. Esas cosas son las que importan al final. Esas cosas son impagables”.

Isabel Céspedes: “Estas prendas están tejidas con mucho amor, con mucha dedicación, y son lindas”
Isabel Céspedes, es del sector Los Romos de Pichidegua, está casada, tiene dos hijos y una hija, y cuatro nietos.
“Yo tejo hace muchos años, a palillo y a crochet, me mandan a hacer tejido. Aprendí de chica, mi mamá, Edelmira, tejía mucho, hacía frazadas con restitos de lana, así en cuadritos, ella hace 10 años que falleció y todavía tengo frazadas de las que hacía ella a palillo y a crochet”.
“Nunca había participado en un proyecto como este de Volver a Tejer, y llegué porque una prima me invitó a participar (…) Fue un desafío, porque al principio era más lo que deshacíamos que lo que tejíamos, para que nos quedara como la profesora pedía (…) Pero deshacer es parte del tejido, porque uno quiere que las cosas queden bien hechas, además yo soy bien perfeccionista”.
“La verdad es que nunca me imaginé que mis tejidos iban a estar en una tienda grande. Es una bonita experiencia. Yo hice 22 ponchos, de tallas 4, 6, 8 y 10. Estas prendas están tejidas con mucho amor, con mucha dedicación, y son lindas, son únicas”.
“Soy dueña de casa. Cuido a mi nieto cuando llega del colegio (…) A mi nieto más chiquitito, que tiene cuatro meses, todavía no le he podido tejer nada”.
“Tejer a mí me sirve de terapia; mi marido ha estado enfermo, entonces esto me sirve de terapia, porque la verdad es que no lo hemos pasado muy bien, y esto ayuda mucho. Juntarse con las demás compañeras, conversar de distintos temas despeja la mente, salir de la casa una tarde y juntarse con las demás a tejer es bonito”.

Datos de la colección y la venta
La colección de ponchos con lana de oveja criolla Corriedale –además de 300 packs de ovillos hilados a mano– se pondrá a la venta a partir de mañana, martes 20 de junio, en las tiendas Paris de los malls Costanera Center, Alto Las Condes y Parque Arauco, en Santiago; Mall Marina, en Viña del Mar; Portal Rancagua; Mall Plaza El Trébol, en Concepción, y en el sitio Paris.cl, con despacho a todo el país.
La colección la conforman 1.100 ponchos hechos a mano, para niños y adultos, con diseños contemporáneos y 100% trazables.
La etiqueta de cada poncho contiene la descripción del material, lugar y tiempo de confección, así como la agrupación que lo hizo. En la página web de la campaña en Paris.cl estará el 100% de la información sobre su trazabilidad, es decir, quien adquiera uno de estos productos podrá saber qué porcentaje del monto total corresponde a materia prima, mano de obra, capacitaciones y costos logísticos, entre otros.