Manuel Albaladejo: “Los negocios de ‘triple impacto’ son una nueva forma de concebir la actividad productiva”
El representante de la Organización de la Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) para el Cono Sur, Manuel Albaladejo, encabezó recientemente la visita de una delegación de dicho organismo a Chile para conocer algunos proyectos y reunirse con autoridades de las carteras del Medio Ambiente, Relaciones Exteriores y Economía. Uno de los temas que impulsa ONUDI es el cambio de paradigma productivo para hacer frente a la triple crisis planetaria, mediante los ‘negocios de impacto’ o ‘de triple impacto’, sobre los cuales profundiza Albaladejo en esta entrevista.
A principios de este mes, una delegación de la Organización de la Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) estuvo en Chile para visitar proyectos demostrativos de conversión tecnológica en sistemas de refrigeración, y avanzar la agenda del organismo en el país en temas vinculados a minerales críticos, economía circular, descarbonización industrial e hidrógeno verde.
En la oportunidad, los delegados sostuvieron reuniones con una serie de autoridades nacionales, especialmente de los ministerios del Medio Ambiente, Relaciones Exteriores y Economía, donde abordaron diversos asuntos de interés conjunto, como la contaminación marina por plástico, la descarbonización industrial, el Fondo Naturaleza y las acciones para enfrentar el cambio climático. Entre otras actividades, y coincidiendo con el Día del Trabajo, los representantes de ONUDI realizaron una visita protocolar e informativa a la mina de cobre de División El Teniente de Codelco Chile, en la región de O’Higgins.
La delegación estuvo liderada por Manuel Albaladejo, Representante Regional de la ONUDI para Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay, quien valoró los esfuerzos del gobierno en materia medioambiental y destacó, por ejemplo, la Estrategia Nacional del Litio, como “una iniciativa de ‘triple impacto’ pero liderada por el Estado”.
Los “negocios de impacto”, o “de triple impacto”, constituyen una nueva e indispensable forma de concebir las actividades productivas para hacer frente a la triple crisis planetaria, señaló Albaladejo, quien profundiza sobre este concepto y sus alcances en esta entrevista.
“América Latina es una región rica en recursos naturales, incluyendo minerales, tierra arable, agua potable y bosques nativos, además de tener la mayor biodiversidad del planeta. Eso la hace la región más determinante en la lucha contra el cambio climático, pero además la que más está sufriendo sus consecuencias”.
-¿Qué son los negocios de impacto y qué tipo de retos tienden a solucionar?
Los negocios de impacto representan un cambio de paradigma productivo que responde a las exigencias actuales que emanan de la crisis climática y de la creciente desigualdad social a nivel global. Se llaman también negocios de ´triple impacto´ porque proponen un modelo de desarrollo que permita amalgamar el crecimiento económico con la sostenibilidad ambiental y la igualdad social. No es filantropía, sino una nueva forma de concebir la actividad productiva donde el retorno económico viene acompañado de un impacto positivo en el medio ambiente y la sociedad. Cada vez existen más empresas que buscan el ´triple impacto´ en su modelo de negocios, demostrando que la rentabilidad empresarial puede venir de la mano de mejoras sociales y ambientales. El crecimiento del sistema B, que certifica a empresas que asumen un compromiso y propósito socioambiental en su actividad privada, es un buen indicador del avance de los negocios de impacto.
-¿Qué consecuencias para América Latina puede tener pensar en negocios de esta índole?
América Latina es una región rica en recursos naturales, incluyendo minerales, tierra arable, agua potable y bosques nativos, además de tener la mayor biodiversidad del planeta. Eso la hace la región más determinante en la lucha contra el cambio climático, pero además la que más está sufriendo sus consecuencias. Los minerales, particularmente el litio y el cobre, van a ser clave para la descarbonización global de los sistemas energéticos. Los otros recursos ya se están viendo afectados por el impacto del cambio climático. América Latina solo contribuye con el 10% de las emisiones de los gases de efecto invernadero, y ya está sufriendo las consecuencias del Cambio Climático en forma de huracanes, sequías severas, incendios y la acidificación y el aumento del nivel del océano. Un reporte de Naciones Unidas indica que los eventos climáticos han afectado a casi 300 millones de personas entre finales de los 90 y 2020.
En este contexto, es impensable que los gobiernos y el sector empresarial actúen paralelamente a esta realidad. La triple crisis planetaria derivada del cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y la contaminación están influyendo considerablemente en la manera de hacer negocios en la región. Por un lado, las empresas tienen que ajustar sus modelos de negocios ya que las normativas y requerimientos son más estrictos, y los consumidores más conscientes. Pero, por otro lado, se están abriendo grandes oportunidades empresariales que eran impensables hasta la fecha. El gran empuje hacia la economía circular es un ejemplo claro del cambio de paradigma que impacta directamente en el sector empresarial de triple impacto.
“Ante la triple crisis planetaria (…) por un lado, las empresas tienen que ajustar sus modelos de negocios ya que las normativas y requerimientos son más estrictos, y los consumidores más conscientes. Pero, por otro lado, se están abriendo grandes oportunidades empresariales que eran impensables hasta la fecha”.
-¿Cuál es el rol de los gobiernos para apoyar estos nuevos negocios de impacto?
Los gobiernos juegan un papel clave a través de políticas públicas que generen incentivos para la proliferación de los negocios de impacto. Por ejemplo, exenciones fiscales, leyes de inversión, instrumentos de financiación, compras públicas, responsabilidad extendida del productor son herramientas de política pública que pueden fomentar los negocios de impacto. Todo esto puede venir acompañado con estrategias país en sectores estratégicos que pueden tener un impacto considerable a nivel ambiental y social. Este es el caso de la industria del litio en Chile, donde el Gobierno ha lanzado una estrategia nacional para capitalizar el potencial del sector por su alta demanda mundial, pero con un enfoque en el desarrollo de tecnologías limpias, colaboración público-privada, gestión responsable para la protección de los ecosistemas y participación de las comunidades en la toma de decisiones. Se podría decir que la estrategia nacional del litio en Chile es una iniciativa de ´triple impacto´ pero liderada por el Estado. Las hojas de rutas y estrategias de economía circular que se han lanzado en muchos países de la región es otro ejemplo claro del rol que puede jugar la política pública para impulsar los negocios de impacto.
-¿Qué está haciendo su organización para promover que el sector privado en la región se involucre en negocios de impacto?
La ONUDI es la agencia del sistema de Naciones Unidas que fomenta el desarrollo industrial inclusivo y sostenible. Por lo tanto, trabajamos con empresas de triple impacto, tanto aquellas que están establecidas como las que buscan oportunidades de negocio para despegar. En el cono sur, estamos impulsando dos grandes agendas ambientales/productivas como son la economía circular y la transición energética. En ambos temas implementamos proyectos de cooperación técnica que permiten desarrollar marcos normativos, generar capacidades y financiar inversiones de impacto. Se puede decir que estamos acompañando a establecer las bases para el desarrollo sostenible de los países de la región. Por ejemplo, junto con el gobierno de Uruguay estamos implementando el Fondo de Innovación en Energía Renovables (REIF en inglés) que ofrece financiación y asistencia técnica a empresas que muestren el impacto social y ambiental de sus inversiones en tecnologías de la segunda transición energética. Esto lo estamos haciendo en colaboración con la banca comercial en Uruguay que apuestan por la financiación verde.
En el caso de Chile estamos impulsando el plan de gestión para la eliminación de los gases agotadores de la capa de ozono, por ejemplo, apoyando a empresas a reconvertir sus sistemas de refrigeración. Es el caso de Marine Farm, una empresa de la Patagonia Chilena que se dedica a la acuicultura del salmón, a la que la hemos apoyado a reemplazar sus unidades condensadoras que utilizaban el gas freón, un gas sintético de alto impacto medioambiental, por una tecnología limpia que usa amoniaco, un gas refrigerante natural respetuoso con el medio ambiente. Marine Farm es un caso de negocio de impacto ya que esta reconversión tecnológica no solamente ha supuesto una mitigación significativa en emisiones sino también una mayor eficiencia energética y una mejora general de la competitividad de la empresa que garantiza muchos puestos de trabajo.