Un vino campesino hecho principalmente por mujeres obtuvo importante premio en el Catad’Or 2022
El “Kelcherewe Cabernet Franc-Carmenere 2020”, producido en Palmilla por una pequeña viña, obtuvo el reconocimiento al Mejor Vino Ancestral. La productora María Inés Letelier, usuaria del INDAP de la región de O’Higgins, agradeció el reconocimiento porque les permite proyectarse en el mercado nacional e internacional, pero además, porque “queremos dar el mensaje a nuestras pares, que con esfuerzo y perseverancia podemos obtener grandes logros”.
“Kelcherewe es una palabra mapuche que significa enredos”, explica la pequeña productora vitivinícola María Inés Letelier y relata que junto a sus hijas eligieron ese término para bautizar uno de sus vinos regalones, porque se trata de un ensamblaje de cabertnet franc y carmenere. “Buscamos nombres y encontramos este, que nos pareció muy apropiado para este vino, que además está hecho en honor a la abuela paterna de mis hijas”, añade.
Y es que para María Inés su familia, y en especial las mujeres de su familia, han sido un pilar fundamental para sacar adelante su producción y mejorarla día a día, desde su predio ubicado en la comuna de Palmilla, valle de Colchagua, región de O’Higgins. Todo este esfuerzo, sostiene, está siendo reconocido.
Sin ir más lejos, el Kelcherewe Cabernet Franc-Carmenere 2020 acaba de obtener el premio al Mejor Vino Ancestral en el concurso internacional Catad’Or Wine Awards, reconocimiento que compartió con un vino de su padre, el Jorge Letelier Carmenere 2021. Ambas etiquetas lograron la más alta puntuación en la categoría reservada para los vinos campesinos (91,667) y ganaron medalla de oro.
Jorge Letelier (92) es dueño de 10 hectáreas de viñedos de cepa carmenere en el sector Las Garzas de Palmilla y debido a su avanzada edad su hija María Inés (59) es su brazo derecho en las labores agrícolas y lo apoya en la elaboración de sus vinos. En paralelo, ella, con uvas de su padre y propias, produce vinos de la marca El Republicano, como el ensamblaje premiado, además de carmenere, chardonnay y otros dulces.
Como pequeños productores, padre e hija han recibido el apoyo de INDAP y, además, forman parte, junto a otros 15 productores de uvas y vinos embotellados, de la Cooperativa Vitivinícola Campesina de Colchagua (Covicam), creada en octubre de 2020 con el objetivo de trabajar en forma asociativa en la compra de insumos y la comercialización de sus vinos en la nueva era digital.
Respecto al premio, María Inés se mostró muy emocionada y dijo que es un reconocimiento al trabajo que ha llevado adelante con esfuerzo y entereza, junto a su padre, sus hermanas y sus dos hijas: Paula (30), antropóloga, y Catalina (24), estudiante de agronomía. “Cuando me separé decidí seguir emprendiendo sola y hacerlo mejor que antes. Si se quiere, se puede, dije, y aquí está el resultado. Hay que creerse el cuento, ser una mujer empoderada”.
“Este vino es hecho principalmente por mujeres: yo, mis hijas y mi familia paterna. Por eso, ganar este premio nos enorgullece doblemente, porque queremos dar el mensaje a nuestras pares, que con esfuerzo y perseverancia podemos conseguir grandes logros”, subrayó la productora.
“Damos las gracias a la organización el concurso, al INDAP -que ha sido fundamental para nosotros-, y al distinguido jurado, que supo valorar nuestra trayectoria, nuestro producto y nos honró con la medalla de oro, algo muy relevante para el futuro de nuestra viña (…) Asimismo, quiero agradecer especialmente a nuestra familia y trabajadores, que nos acompañan año a año para las producciones, siendo un apoyo fundamental en nuestro compromiso y convicción”.
“Cuando me separé decidí seguir emprendiendo sola y hacerlo mejor que antes. Si se quiere, se puede, dije, y aquí está el resultado. Hay que creerse el cuento, ser una mujer empoderada”.
Vinos campesinos
Sin ocultar la satisfacción por los frutos de su esfuerzo, María Inés comenta que es muy importante valorar el trabajo de la Agricultura Familiar Campesina y la relevancia de la asociatividad, mediante las cooperativas campesinas. Sostiene que ambas condiciones están detrás de “la dedicación, el amor, el cuidado y la excelencia de cada ámbito del proceso para crear nuestro Kelcherewe, y todos nuestros vinos El Republicano”, y son el camino “para seguir con nuestros clientes, que nos puedan seguir prefiriendo como lo han hecho hasta ahora, por la calidad de nuestros vinos” .
Explica que en el contexto actual el apoyo de las cooperativas es indispensable porque les entregan herramientas que les permiten adaptarse a los tiempos, a los nuevos mercados y, de ese modo, ayudan a la permanencia de la Agricultura Familiar Campesina. Sobre esta, señala que la componen “las personas que constantemente han trabajado en el campo, que han sido los peones, los obreros, de baja paga (…) y son ellos los que hoy en día están siendo reconocidos en este importante premio, porque nos reconocen como tal, como una viña campesina y perteneciente a una cooperativa”.
“Como agricultores campesinos, el INDAP nos ha abierto las puertas a ser quienes somos realmente, nosotros no somos una empresa exportadora, ni una empresa grande de grandes capitales, somos tradiciones que de una u otra forma se aunaron y se convirtieron en lo que somos hoy: una pequeña viña , entregando lo mejor de nosotros”, subraya María Inés. “Somos familias campesinas, muchas estamos acá gracias a la reforma agraria, y la medalla que ganamos nos demuestra que estamos vigentes, estamos presentes, producimos un vino de calidad , lo podemos hacer”.
La productora contó que antes de dedicarse a “hacer vinos”, y sin haber estudiado en la universidad, trabajó en el laboratorio de Viña Siegel y luego en Viña Sutil, donde llegó a ser jefa de producción, embotellado y despacho, tiempo en el cual hizo todo tipo de cursos para perfeccionarse y llegar a ser la emprendedora que es.
Sobre su vino ganador del Catad’Or de este año, señaló que “es frutoso, equilibrado, con poca madera, de color intenso y persistente en boca”.
En la categoría dedicada a los vinos campesinos de Catad’Or participaron este año 57 productores de INDAP con 140 etiquetas, con un resultado de 27 medallas, 24 de oro y 3 de plata, siendo la Región de Ñuble, con sus vinos del Valle del Itata, las que más distinciones obtuvo (15 medallas). También destacó la primera medalla de oro para La Araucanía, con el espumante Wuampuhue Brut Pinot Noir 2021, de la productora mapuche Isolina Huenulao, de Carahue, Valle de Cautín.
Un apoyo fundamental
La premiación del concurso se realizó el sábado y contó con la presencia del director nacional de INDAP, Santiago Rojas, quien valoró el alto nivel alcanzado por los productores que trabajan con la institución. “Este es el sexto año que se premia la categoría de vinos campesinos en Catad’Or, lo que ha permitido visibilizar, potenciar y abrir nuevos mercados para la producción vitivinícola de la Agricultura Familiar Campesina”, dijo.
Jorge y María Inés Letelier, al igual que la mayoría de los pequeños vitivinicultores de la región de O’Higgins, trabajan desde 2016 junto a la encargada del rubro de INDAP en la zona, Romye Barra, y con la asesoría del enólogo francés de la Viña Odfjell Arnaud Hereu y más recientemente de Francisca Palacios.
Romye Barra contó que María Inés Letelier ya venía haciendo buenos vinos cuando se incorporó al trabajo con INDAP, donde recibió asesoría técnica para corregir algunos errores en los procesos de vinificación y guarda, y en temas de comercialización (mejoró sus etiquetas con un proyecto de Sercotec).
“La señora María Inés ya había trabajado en bodegas y era una de las productoras más avanzadas: ordenada, metódica, responsable, participativa y estudiosa. Tenía todo para que le fuera bien y lo demostró en tres concursos anteriores, con medallas en Catad’Or Ancestral 2017, Catad’Or Wine Awards 2018 y Catad’Or Ancestral 2019”, agregó Barra.
Respecto de Jorge Letelier, dijo que hasta antes de la pandemia, y pese a sus años, participaba en todas las actividades del programa, como charlas, clases y jornadas en terreno, donde transmitía los conocimientos de toda su vida: “Luego enfermó, fue operado de la vista y hoy tiene problemas de movilidad, razón por la cual su hija Lorena lo representó en la reciente premiación de Catad’Or, donde ya había obtenido una medalla de plata en 2018”.