Este 2024 es el año clave para alcanzar un acuerdo global jurídicamente vinculante contra la contaminación por plásticos
Luego de tres reuniones de negociación y con otras dos fijadas para este año, existen altas expectativa en relación a las discusiones para alcanzar el Tratado Global contra la contaminación por plásticos, instruido por la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA) en 2022 y que cuenta con 176 Estados negociadores, entre ellos Chile. El cronograma que se estableció es ambicioso y a contrarreloj: a fines de este año debería estar listo un instrumento jurídicamente vinculante que, según la ONU, representaría el pacto ambiental más importante desde la firma del Acuerdo de París. Para conocer los desafíos que representa este pacto, País Circular conversó con Magdalena Balcells, gerente general de la Asociación Gremial de Industriales del Plástico (ASIPLA), quien fue parte de la delegación chilena que asistió hace un par de meses a la discusión del “borrador cero” del tratado en Nairobi, en Kenia.
Este fin de semana se conoció un estudio de la Universidad de Chile que revela una preocupante presencia de microplásticos en las aguas embotelladas que se consumen en el país, dando cuenta de una situación que es parte de un problema mundial con magnitud de crisis: la contaminación por plásticos. Millones de toneladas de este material terminan cada año en rellenos sanitarios y vertederos, ríos y océanos, con el alto riesgo de ingresar a la cadena alimentaria, causando daños a la salud humana y al medio ambiente y, si no se toman más y mejores medidas cuanto antes, el impacto de esta contaminación será irreversible. Es por eso que la meta que se fijó la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA) de tener un tratado global contra la contaminación por plásticos -que firmen y ratifiquen los 176 Estados negociadores- para fines de 2024, es ambicioso pero desafiante para todos los países que hasta ahora han participado con sus delegaciones en las sesiones de negociación.
El Comité Intergubernamental de Negociación (INC), creado para coordinar los diálogos entre todos los Estados, fijó una agenda de cinco periodos de sesiones, de las cuales ya se han realizado tres: en Montevideo (Uruguay) a fines de 2022; en París (Francia) en mayo de 2023; y en noviembre de 2023, en Nairobi (Kenia). En esta última se discutió el “Borrador Cero” del instrumento internacional sobre la contaminación por plásticos, que constituye el marco de trabajo para los próximos encuentros: en abril en Ottawa, Canadá, y en Corea del Sur a fines de este año.
Se acuerdo con cifras de la ONU, cada año se producen a nivel mundial más de 430 millones de toneladas de plástico, de las cuales dos tercios se tiran a la basura, por lo que una de las premisas del pacto que se está negociando es la necesidad reducir la producción y el uso de plásticos vírgenes, impulsando otras prácticas como reutilización y reciclaje, entre otras.
La meta en relación al tratado es tener definido el texto definitivo en diciembre de 2024 para que los países lo firmen y ratifiquen. Al ser vinculante, con este instrumento los Estados deberán presentar planes nacionales para abordar la contaminación por plásticos, lo que según la ONU representaría el pacto ambiental más importante desde la firma del Acuerdo de París contra el cambio climático.
“Nuestro rol era, en base a lo que se estaba discutiendo en los grupos de contacto, entregar insumos a los negociadores, insumos técnicos principalmente, por ejemplo, decirle a los negociadores que la definición de plástico que pusieron no es una buena definición porque no es completa, y explicar por qué no es completa, o sea, en el fondo es un tema más de sentido común que de agenda corporativa”.
Borrador Cero
Magdalena Balcells, gerenta general de la Asociación Gremial de Industriales del Plástico (ASIPLA), quien fue parte de la delegación chilena que asistió a Nairobi junto a representantes de los ministerios de Relaciones Exteriores y del Medio Ambiente, la academia y organizaciones de la sociedad civil, comenta que el Borrador Cero que se discutió representa una especie de esqueleto para comenzar la discusión del tratado y que contiene lo debatido en las dos sesiones anteriores, en Montevideo y en París.
En esta propuesta, señala Balcells, se analizaron los temas más técnicos, se establecieron los objetivos de lo que será el tratado y las definiciones para contar con un marco conceptual común entre todos los negociadores como, por ejemplo, qué son los polímeros plásticos primarios, las sustancias químicas y polímeros peligrosos, productos plásticos problemáticos y evitables, gestión de residuos, entre otros. Además, la gerenta de ASIPLA cuenta que armaron grupos de contacto para trabajar las distintas temáticas, algunas más complejas, como es el financiamiento de los planes que se deberán adoptar una vez ratificado el tratado en cada Estado.
“Nuestro rol era, en base a lo que se estaba discutiendo en los grupos de contacto, entregar insumos a los negociadores, insumos técnicos principalmente, por ejemplo, decirle a los negociadores que la definición de plástico que pusieron no es una buena definición porque no es completa, y explicar por qué no es completa, o sea, en el fondo es un tema más de sentido común que de agenda corporativa”, indicó Balcells.
En las próximas sesiones de Canadá y Corea del Sur, se abordarán los contenidos que tendrá el instrumento y se tratará de llegar a acuerdos, pues, como señala Magdalena Balcells, este “es un proceso de consensos y no pueden dejar fuera ninguna opinión de los países que firmaron para participar del acuerdo. Parte del trabajo que vamos a tener que hacer ahora es que con lo que se avanzó en Nairobi, tener un documento consolidado que ya es mucho más completo que el Borrador Cero que se discutió y mucho más cercano al futuro tratado”.
Consensos mínimos
Hasta ahora, la texto que se está discutiendo contiene propuestas y obligaciones que son de consenso general para todos los sectores, como reducir los microplásticos, reforzar la gestión de residuos, fomentar el diseño para la circularidad y asegurar la transición justa. Y en varios de estos aspectos, Chile va un paso adelante, ya que nuestro país tiene importantes avances en materia de economía circular y gestión de residuos, partiendo por la Ley REP, la Hoja de Ruta de Economía Circular y la reciente Ley de Plásticos de Un Solo Uso.
El gran desafío es poder llegar a los mínimos comunes, pues son muchas realidades y con distintos avances entre los diferentes Estados. “Tienes países que están súper avanzados, que llevan 40 años con una REP o como en Chile, que hemos avanzado bien rápido en un montón de cosas pero estamos partiendo con todas ellas, y también están los países que no tienen nada de nada. Entonces es imposible emparejarlo a corto plazo y será parte del proceso de negociación que se va a dar en las próximas instancias”, señala la gerenta de ASIPLA.
Balcells agrega que hay bastante consenso en que todos los países “deben tener algún sistema o mecanismo de ley REP o equivalente y un sistema de gestión de residuos robusto, donde la fuga a la naturaleza sea el mínimo -ojalá cero- aunque eso abre la discusión al tema del financiamiento por el costo que significa o cómo aterrizar las propuestas a las realidades de cada país”.
Para Chile, el principal reto de todos los sectores, tanto públicos como privados, es hacerse cargo de los problemas heredados de la contaminación por plástico y trabajar en conjunto, como se ha hecho hasta ahora.
“Eso es un desafío y es un desafío para todos, o sea, cómo nos hacemos cargo del problema heredado y ver qué hacemos de aquí en adelante”, señala y enfatiza que Chile tiene mucho interés en mitigar, minimizar y ojalá eliminar la contaminación por plásticos “pero Chile está un poquito amarrado por los plazos, porque estamos partiendo todo al mismo tiempo. O sea, estamos partiendo con ley REP, con ley de plásticos de un solo uso, con las iniciativas de la Red del Pacto del Plástico (de la Fundación Ellen MacArthur), con educar a la ciudadanía, con generar los sistemas de gestión, con tener sistemas de recolección, etc. Y si bien el país está en ventaja respecto a otros países, no creo que tengamos resuelto un montón de temas que en el papel pareciera que sí los tenemos resueltos, pero en la realidad no”.
Por lo mismo, según Balcells, es necesario tener una mirada integral, poner metas ambiciosas pero también ajustadas a la realidad determinando cómo y quién se va a hacer cargo de implementar las medidas. El desafío para ASIPLA y el sector privado es cumplir el rol de referente técnico de la industria, dice. “El conocimiento más técnico y robusto está dentro de la industria y nosotros estamos convencidos de que nuestro aporte viene desde ahí, desde el conocimiento experto en esta materia”, asegura Balcells y agrega que es el rol que han cumplido en los últimos años participando en las distintas normativas y regulaciones. Un rol que esperan repetir en las próximas sesiones de negociación en Ottawa y Corea del Sur, de donde saldrá finalmente el tratado global contra la contaminación por plásticos que contribuya a frenar este problema ambiental y proteger la salud humana.