Especialista de EE.UU. Eric Rasmussen aborda en Chile la forma en que las respuestas humanitarias deben adaptarse ante la crisis climática
Médico de profesión y veterano de la Marina estadounidense con amplia experiencia en zonas de guerra y de desastres, Rasmussen es director ejecutivo de Infinitum Humanitarian Systems, organización que junto con el Laboratorio para el estudio de una Sociedad Compleja inició el año pasado un proyecto que usa herramientas de las ciencias de la Complejidad para analizar ciudades chilenas y su adaptación al cambio climático. Como parte de esa investigación, acaba de realizar un viaje a Iquique, Colchane y otras localidades del norte, además de visitar la región de Valparaíso y Santiago. “Todas las sociedades humanas son complejas y Chile es muy complejo”, comentó.
¿Qué relación existe entre el Cambio Climático y la guerra en Siria?, ¿qué vínculo hay entre el calentamiento global y las crisis socioeconómicas en Chile? Para poder responder hay que tener en consideración que los problemas que enfrentan las distintas sociedades tienen múltiples causas que se van entrelazando de forma compleja, por lo que entender esas causas y sus relaciones puede contribuir a enfrentar y evitar las crisis. Así lo vienen planteando hace años diversos investigadores que, además, han observado cada vez con mayor frecuencia que uno de los factores relevantes en las crisis y/o transformaciones sociales, son los efectos del Cambio Climático.
El médico estadounidense Eric Rasmussen, especialista en respuesta humanitaria en casos de desastres, es una de las personas que ha estado abordando estos temas. Rasmussen es director ejecutivo de Infinitum Humanitarian Systems (IHS) -organización sin fines de lucro que busca reducir las vulnerabilidades de sistemas y sociedades frente a distintos tipos de presiones de adaptación- que junto con el Laboratorio para el estudio de una Sociedad Compleja (Complex Society Lab, CSL) iniciaron el año pasado un estudio sobre Chile.
El estudio, que se denomina “Sobre la vulnerabilidad de sistemas urbanos del anillo del Pacífico frente al Cambio Climático. Un análisis para ciudades chilenas utilizando herramientas de las ciencias de la Complejidad” (Complex Vulnerability Research within an Urban Setting on the Pacific Rim: Proto-Modeling Climate Impact and Social Risk in Santiago, Chile), estará en desarrollo entre 2022 y 2025 y es financiado por la Office of Naval Research (ONR) de Estados Unidos.
En ese contexto, Rasmussen estuvo hace pocos días en Chile, visitando principalmente la zona norte fronteriza con Bolivia, además de pasar por Valparaíso y Santiago, oportunidad en la que realizó una charla como parte del seminario “Adaptación social al Cambio Climático”, donde también expusieron el investigador del CSL, Dr. Juan Pablo Cárdenas, y el exministro del Medio Ambiente, Pablo Badenier. En la ocasión, el especialista estadounidense conversó con País Circular para ahondar en algunos de los conceptos que están en el trasfondo de la investigación en Chile.
Rasmussen es médico de la Universidad de Stanford y máster en medicina de desastres del Centro Europeo para la Medicina de las Catástrofes (CEMEC), participa en el Panel de Expertos del Secretario General de la ONU sobre desastres hídricos, es profesor en la Universidad Estatal de San Diego (EE.UU.), en la Academia Internacional de Desastres en Bonn (Alemania), y en el Instituto de Preparación para Desastres en Beijing, China, entre otros. Fue médico en la Marina de EE.UU. durante 25 años y entre sus despliegues en tiempos de guerra se encuentran Bosnia, Afganistán e Irak; mientras que sus despliegues en desastres incluyen, entre otros, Filipinas luego del super-tifón Haiyan (2013), Haití tras el terremoto de 2010, Banda Aceh (Indonesia) posterior al tsunami de 2004, Nueva Orleans después del huracán Katrina (2005) y Nepal tras el terremoto de 2015.
“La meteorología y la matemática de la meteorología nos indican que estos eventos (sequías) van a ocurrir cada vez con mayor frecuencia, y van a golpear más a las familias más frágiles”.
En su charla “Adaptando la respuesta humanitaria a la crisis climática”, Rasmussen, comenzó describiendo cómo la mega sequía que vivió Siria a partir de 2006 -semejante a la que vive Chile, dijo- provocó la destrucción de la economía agrícola y ganadera de buena parte del país, con el consecuente desempleo y alza en los precios de los alimentos. Señaló que a partir de eso se produjo un enorme desplazamiento de personas que buscaban algún tipo de sustento, es especial para sus hijos pequeños (la desnutrición alcanzó cifras dramáticas), y se fueron generando campamentos, precarios y sin servicios básicos. La situación se hizo cada vez más insostenible y comenzaron las protestas. En marzo de 2011 comenzó una guerra civil que aún continúa, ha dejado cientos de miles de muertos y provocado una enorme ola de refugiados, no solo en los países limítrofes. Como se ha dicho, las crisis tienen múltiples causas y en el caso de Siria la sequía tuvo un rol importante; la gravedad de esa sequía, mayor a las vividas en la zona en el siglo XX, está vinculada con el fenómeno del calentamiento global.
Muchísimos de esos refugiados, dijo Rasmussen, han llegado hasta las costas del sur de Europa en precarias embarcaciones. “Al principio la gente tiene compasión, los recibe y está dispuesto a ayudar, pero a medida que esto continua y los botes siguen llegando, las personas comienzan a enojarse con sus gobiernos. Entonces, el problema empieza a afectar a otros países, no solo el original (en este aso Siria)”.
Por qué estudiar Chile
Fenómenos como las mega sequías y los grandes incendios forestales, son consecuencias del Cambio Climático que están afectando a varios países, entre ellos Chile, dijo el especialista, al tiempo que valoró los esfuerzos que se han hecho en el país por contribuir a la mitigación. A modo de ejemplo mencionó la reciente Ley Marco de Cambio Climático, las restricciones para las emisiones de gases de efecto invernadero de los vehículos y las industrias, entre otras medidas, y también comentó las reformas legales que se han estado intentando en materia medioambiental. “Tengo un profundo respeto por lo que Chile está tratando de hacer”, subrayó.
Por eso y en virtud de otras características, dijo, Chile fue elegido para ser parte de este proyecto que, entre otras cosas, busca “aportar con la teoría desarrollada durante los últimos años respecto a crisis sociales, para entregar lineamientos al manejo de la crisis, en sus múltiples dimensiones, que generará el cambio climático”, según información del CSL.
“Queremos entender estas complejidades aquí primero, para después ver cómo esto se va a desenvolver en otras ciudades del resto del mundo”, subrayó Rasmussen, quien se refirió al concepto de “problemas complejos” (Wicked problems), que surgió hace unos 15 años en Australia para abordar aquellas situaciones donde hay una multiplicidad de factores, de igual importancia, superpuestos entre sí, como si se tratara de una madeja de hilo enredada. “Cuando hay una poli-crisis, cuando hay una cosa sobre otra y sobre otra…, hay pobreza, contaminación, cambio climático, inestabilidad social, inestabilidad política, etc. y se trata de buscar soluciones, se descubre que quienes están en el problema no están dispuestos a ceder mucho, todos quieren diferentes cosas, a veces incompatibles”.
Eso, dijo, se observa en Chile. “Todas las sociedades humanas son muy complejas y Chile es muy complejo. No hay que tener miedo de las complejidades; debemos evolucionar con nuestras herramientas para comenzar a entender esa complejidad”.
Visita al norte
Consultado sobre un primer diagnóstico en relación a Chile, el especialista no quiso aventurar una respuesta, debido a que la investigación se encuentra recién comenzando. Explicó que en este viaje recorrió -durante casi dos semanas- localidades de la zona norte y que en noviembre vendrá nuevamente, para visitar la zona sur del país. Posteriormente, a partir de esas visitas y de una serie de análisis de los investigadores, se busca entender por qué las personas de ambos extremos se desplazan hacia las ciudades el centro, con la presión que eso significa. Para efectos del estudio, explicó, están observando las regiones de Santiago y Valparaíso como un todo, como una gran metrópoli, debido a la estrecha vinculación entre ambas.
Sobre lo que ha visto hasta ahora, comentó que estuvo en Iquique, Colchane, San Pedro de Atacama y otras partes del desierto, incluyendo una visita a un campamento de migrantes. Luego estuvieron unos días en Valparaíso, Concón, Viña del Mar, Quintero y Puchuncaví. “Estuvimos aprendiendo lo que ahí pasa (…) hablamos con las personas, nos contaron sobre sus problemas, las dificultades que tienen, por ejemplo, para comunicarse con autoridades”.
En relación al campamento de migrantes, comentó que las cuatro personas que lo dirigen son mujeres. Al respecto, consultado sobre la perspectiva de género para hacer frente al Cambio Climático, subrayó que “está comprobado -hay varios estudios sobre esto- que la educación de las mujeres es lo único más efectivo que se puede hacer para reducir la emisión de gases de efecto invernadero”, debido a que promueven cambios de hábitos e impulsan la reducción de proyectos intensivos en carbono involucrando a las próximas generaciones.
“Al principio la gente tiene compasión, recibe a los refugiados y está dispuesto a ayudar, pero a medida que esto continua y los botes siguen llegando, las personas comienzan a enojarse con sus gobiernos. Entonces, el problema empieza a afectar a otros países, no solo el de origen del conflicto”.
Tomas ilegales
Rasmussen se refirió al fenómeno de las tomas ilegales en términos general, señalando que según cálculos de Naciones Unidas, para 2050, cuando la población mundial alcance los dos mil millones de personas, un número cada vez mayor de esas personas vivirá en ese tipo de campamentos en los países en vías de desarrollo. “Esto quiere decir (…) que el número de pobres va a aumentar. Esos pobres son personas y son ciudadanos de algún país, y es responsabilidad de los gobiernos cuidar a esas personas. Eso es una carga bastante grande, pero, como aprendimos en Siria, si no se cuida a las personas, ellas se van a frustrar por sus hijos, por sus familias; no van a tener comida, enfrentarán enfermedades por no tener agua limpia y eventualmente se van a enojar y van a terminar con una desestabilización”.
“Las tomas ilegales, cuando comienzan a desarrollarse son impredecibles. Es fascinante para estudiar, pero es también algo peligroso. Estas tomas se arman sin organización. Luego, a partir de las interacciones entre las personas, comienzan a formar algún tipo se sociedad; pero desde fuera no se puede saber qué está ocurriendo (…). No se sabe quién es el líder del sistema, no se sabe de dónde llega la comida, el agua, cómo son las comunicaciones internas; no se sabe las organizaciones criminales que pueden estar empezando a tomar ventaja de esas personas pobres o que no están registradas por parte del Estado. Puede haber tráfico y puede haber hasta esclavitud -lo he visto algunas veces-. Esto es invisible para cualquier persona fuera”.
Según explicó el especialista, en cuanto a los movimientos de población se hace referencia a aquellos casos donde las personas “tienen” que migrar, que “están obligadas a hacerlo por algunas presiones, relacionadas o no con el Cambio Climático. En el caso de Siria, si uno va viendo los pequeños detalles, desarmando las causas raíz, y se ve cómo se va devolviendo en el tiempo, podemos ver que también una causa importante fue la profunda sequía que ellos tenían”.
En este punto, hizo la salvedad de que ahora se puede reaccionar antes pues existen herramientas de predicción del tiempo que permiten ver estas amenazas con muchos meses de anticipación, es decir, que “vamos a poder prepararnos para apoyar o solventar a aquellos que no van a estar bien preparados y poder proveerles la asistencia adecuada para sobrevivir. En estos momentos tenemos el caso del Este de África, en Etiopia y Eritrea, donde se vio que estaba esta sequía y la comunidad internacional está colocando recursos para ayudar a mitigarla y salvar vidas”.
Así mismo, citó el informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) en relación a que el cambio climático va a exacerbar los efectos de las sequías, “lo que va a significar que la comunidad internacional va a necesitar cada vez más recursos para proteger a la población en riesgo. Actualmente esos recursos no existen”.
Entre otras consecuencias de la dramática reducción en las precipitaciones, el médico estadounidense puso énfasis en la migración campo-ciudad y el aumento de enfermedades, debido a que “las personas pierden su ganado, sus cultivos, sus casas y salen del campo para vivir de forma muy precaria a los centros urbanos”; en este punto, subrayó que “Sudamérica es el continente con más población viviendo en ciudades que en cualquier otro lugar del mundo”.
Y en el continente, mencionó los casos de las capitales de Perú y Chile, Lima y Santiago, respectivamente, “donde cada vez es más difícil proveer de forma adecuada a su población de agua limpia, potable, y servicios sanitarios. Esto significa que hay una tasa más alta de enfermedades gastrointestinales, especialmente en niños, lo que conlleva que esos niños no van al colegio porque están enfermos en casa, y que sus mamás no pueden salir a trabajar porque los están cuidando”. Así, relata, las familias se van haciendo cada vez más vulnerable, porque cuando un solo adulto puede salir a trabajar, “si lo despiden o se enferma no puede llevar el sustento, lo que finalmente los obliga a abandonar el lugar donde viven y trasladarse a un campamento ilegal, a tomas ilegales”.
A modo de conclusión, Rasmussen señaló que, “aunque no se puede culpar a un evento particular por las crisis, es fácil describir cómo afecta el Cambio Climático, al tiempo que la meteorología y la matemática de la meteorología nos indican que estos eventos van a ocurrir cada vez con mayor frecuencia, y van a golpear más a las familias más frágiles”.