IPCC: El cambio climático amenaza el bienestar humano y la salud del planeta; la ventana para asegurar un futuro viable es breve, y se cierra rápidamente
Entre sus principales conclusiones, el informe afirma que el cambio climático causado por el ser humano está provocando una disrupción peligrosa y generalizada en la naturaleza y está afectando la vida de miles de millones de personas en todo el mundo, a pesar de los esfuerzos desplegados para reducir los riesgos. Y las personas y los ecosistemas que tienen la menor capacidad de respuesta son los más afectados. Afirma también que la adaptación, en respuesta al cambio climático actual, está reduciendo los riesgos climáticos y la vulnerabilidad principalmente a través del ajuste de los sistemas existentes. Lo importante, concluyen los científicos climáticos, es avanzar hacia un desarrollo resiliente al clima, que integre las medidas de adaptación y sus condiciones favorables con la mitigación, para promover el desarrollo sostenible para todos.
Periodista
“La evidencia científica es inequívoca: el cambio climático constituye una amenaza para el bienestar de la humanidad y la salud del planeta. Si se sigue retrasando la puesta en marcha de una acción concertada a nivel mundial, se agotará el plazo breve y en rápida disminución del que disponemos para asegurar un futuro digno”. Así lo afirmó ayer Hans-Otto Pörtner, copresidente del Grupo de Trabajo II del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), al darse a conocer ayer el último reporte de este organismo con la nueva información de la ciencia respecto de la emergencia climática global.
Entre sus principales conclusiones, el informe afirma que el cambio climático causado por el ser humano está provocando una disrupción peligrosa y generalizada en la naturaleza y está afectando la vida de miles de millones de personas en todo el mundo, a pesar de los esfuerzos desplegados para reducir los riesgos. Y las personas y los ecosistemas que tienen la menor capacidad de respuesta son los más afectados.
El aumento de olas de calor, sequías e inundaciones -afirman los científicos- ya ha superado los umbrales de tolerancia de las plantas y los animales, y ha provocado la mortalidad en masa de diversas especies, como árboles y corales. Estos fenómenos meteorológicos extremos se producen de manera simultánea, lo cual genera impactos en cascada que resulta cada vez más difícil controlar. Debido a estos fenómenos, millones de personas han quedado expuestas a una situación de inseguridad alimentaria e hídrica aguda, especialmente en África, Asia, América Central y del Sur, así como en islas pequeñas y el Ártico.
Por ello, agregan, a fin de evitar una mayor pérdida de vidas, biodiversidad e infraestructura, es preciso tomar urgentemente medidas ambiciosas de adaptación al cambio climático y, a la vez, lograr reducciones rápidas y pronunciadas de las emisiones de gases de efecto invernadero.
“Este informe entraña una seria advertencia sobre las consecuencias de la inacción”, dijo Hoesung Lee, Presidente del IPCC. “En el informe se demuestra que el cambio climático constituye una amenaza cada vez más grave para nuestro bienestar y la salud del planeta. Las medidas que se adopten en el presente determinarán la forma en que las personas se adaptarán y cómo la naturaleza responderá a los crecientes riesgos climáticos”.
Tras conocerse el reporte, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, lo calificó como “un atlas del sufrimiento humano y una acusación que apunta al fallido liderazgo en materia climática (…) Casi la mitad de la población vive en una zona de peligro, de momento. Muchos ecosistemas han alcanzado el punto de no retorno, de momento. La contaminación por emisiones de carbono sin control empuja a la población más vulnerable del mundo a un camino de destrucción, de momento”, declaró.
El informe, cuyo título oficial es “Resumen para responsables de políticas del Grupo de Trabajo II del IPCC, cambio climático 2022: Impactos, adaptación y vulnerabilidad”, fue aprobado el domingo por los 195 Estados Miembros del IPCC, tras dos semanas de discusiones. Forma parte del denominado Sexto Inorme de Evaluación (AR6), cuya primera parte se publicó en agosto de 2021 -previo a la COP26 de Glasgow- y estuvo centrada principalmente en la causas físicas del cambio climático, y que entregó una sentencia que no deja lugar a dudas ni interpretaciones respecto del origen humano de la crisis climática: “Es inequívoco que la influencia humana ha calentado la atmósfera, el océano y la tierra”.
Los científicos señalan que el cambio climático interactúa con distintas tendencias mundiales, como el consumo no sostenible de los recursos naturales, la creciente urbanización, las desigualdades sociales, las pérdidas y daños provocados por los fenómenos extremos y la pandemia, lo cual pone en peligro el desarrollo futuro.
“Nuestra evaluación indica claramente que, a fin de dar respuesta a estos diferentes desafíos, es necesario que todos -los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil- colaboren para priorizar la reducción de riesgos, así como la igualdad y la justicia en la adopción de decisiones y las inversiones”, afirmó Debra Roberts, copresidenta del Grupo de Trabajo II del IPCC.
“De este modo, se pueden conciliar diferentes intereses, valores y formas de ver el mundo. Al aunar los conocimientos científicos y tecnológicos especializados y los conocimientos indígenas y locales, las soluciones serán más eficaces. Si no logramos un desarrollo sostenible y resiliente al clima, tendremos un futuro para las personas y la naturaleza que dista mucho de ser óptimo”, agregó.
Diagnóstico crítico
En esta nueva entrega del IPCC se reconoce la reconoce la interdependencia del clima, la biodiversidad y las personas, “y se integran las ciencias naturales, sociales y económicas más eficazmente que en las evaluaciones anteriores del IPCC”, explicó Hoesung Lee. “Se hace hincapié en la necesidad urgente de adoptar medidas inmediatas y más ambiciosas para hacer frente a los riesgos climáticos. Ya no es posible continuar con medias tintas”, afirmó.
Según determinó el grupo de expertos climáticos mundiales, los impactos generalizados en los ecosistemas, las personas, los asentamientos y la infraestructura han sido el resultado de aumentos observados en la frecuencia e intensidad de los extremos climáticos y meteorológicos, incluidos extremos cálidos en la tierra y en el océano, fuertes precipitaciones, sequías e incendios.
“Cada vez más -afirman-, estos impactos observados se han atribuido al cambio climático inducido por el hombre, particularmente a través de una mayor frecuencia y gravedad de los eventos extremos. Estos incluyen el aumento de la mortalidad humana relacionada con el calor, el blanqueamiento y la mortalidad de los corales de aguas cálidas y el aumento de la mortalidad de los árboles relacionada con la sequía”, plantean.
Esto ha causado daños considerables y pérdidas cada vez más irreversibles en los ecosistemas marinos terrestres, de agua dulce, costeros y de mar abierto, con un alcance y la magnitud mayores que los estimados en evaluaciones anteriores. “Se ha producido un deterioro generalizado de la estructura y función de los ecosistemas, la resiliencia y la capacidad de adaptación natural, así como cambios en el calendario estacional debido al cambio climático, con consecuencias socioeconómicas adversas”.
Según afirman, casi la mitad de las especies evaluadas a nivel mundial se han desplazado hacia los polos o, en tierra, hacia elevaciones más altas. Cientos de pérdidas locales de especies han sido impulsadas por aumentos en la magnitud de los extremos de calor, así como eventos de mortalidad masiva en la tierra y en el océano y la pérdida de bosques de algas marinas. “Algunas pérdidas ya son irreversibles, como las primeras extinciones de especies provocadas por el cambio climático. Otros impactos se acercan a la irreversibilidad, como los impactos de los cambios hidrológicos resultantes del retroceso de los glaciares, o los cambios en algunos ecosistemas montañosos y árticos provocados por el deshielo del permafrost”, señala el reporte.
Todo esto ha reducido la seguridad alimentaria y del agua, lo que ha obstaculizado los esfuerzos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Hoy cerca de la mitad de la población mundial experimenta una grave escasez de agua durante al menos una parte del año debido a factores climáticos y no climáticos.
El cambio climático también ha afectado negativamente la salud física y mental de las personas en todo el mundo. “En todas las regiones, los episodios de calor extremo han provocado mortalidad y morbilidad humana. Ha aumentado la incidencia de enfermedades transmitidas por los alimentos y el agua relacionadas con el clima. La incidencia de enfermedades transmitidas por vectores ha aumentado debido a la expansión del rango y/o al aumento de la reproducción de vectores de enfermedades. Las enfermedades animales y humanas, incluidas las zoonosis, están surgiendo en nuevas áreas”, afirma el reporte.
“Los peligros climáticos simultáneos y repetidos ocurren en todas las regiones, lo que aumenta los impactos y los riesgos para la salud, los ecosistemas, la infraestructura, los medios de subsistencia y los alimentos. Múltiples riesgos interactúan, generando nuevas fuentes de vulnerabilidad a los peligros climáticos y agravando el riesgo general. La creciente concurrencia de eventos de calor y sequía está causando pérdidas de producción de cultivos y mortalidad de árboles”
Las ciudades no escapan a estos impactos. En los entornos urbanos, señala el reporte, el cambio climático ha causado impactos en la salud humana, los medios de subsistencia y la infraestructura clave. “Los extremos cálidos, incluidas las olas de calor, se han intensificado en las ciudades, donde también han agravado los eventos de contaminación del aire y el funcionamiento limitado de la infraestructura clave (…) La infraestructura, incluidos los sistemas de transporte, agua, saneamiento y energía, se ha visto comprometida por eventos extremos y de evolución lenta, con las consiguientes pérdidas económicas, interrupciones de los servicios e impactos en el bienestar”.
“La creciente urbanización y el cambio climático, en conjunto, crean riesgos complejos, especialmente en aquellas ciudades que ya tienen un crecimiento urbano mal planificado, altos niveles de pobreza y desempleo, y una falta de servicios básicos”, agregó Debra Roberts. “No obstante, las ciudades también brindan oportunidades para la acción climática: los edificios verdes, el suministro fiable de agua limpia y energías renovables, así como los sistemas de transporte sostenibles que conectan las zonas urbanas y rurales pueden contribuir a una sociedad más inclusiva y justa”.
Avances y desafíos en adaptación
Una de las conclusiones de este informe del IPCC es que las inversiones en adaptación funcionan. “La adaptación, en respuesta al cambio climático actual, está reduciendo los riesgos climáticos y la vulnerabilidad principalmente a través del ajuste de los sistemas existentes. Existen muchas opciones de adaptación y se utilizan para ayudar a gestionar los impactos proyectados del cambio climático, pero su implementación depende de la capacidad y eficacia de los procesos de gobernanza y toma de decisiones”, afirma.
De acuerdo a lo que señalan los científicos climáticos, la planificación y la implementación de la adaptación han seguido aumentando en todas las regiones, y la creciente conciencia pública y política sobre los impactos y riesgos climáticos ha dado como resultado que al menos 170 países y muchas ciudades incluyan la adaptación en sus políticas climáticas y procesos de planificación.
“Las herramientas de apoyo a la toma de decisiones y los servicios climáticos se utilizan cada vez más. Se están implementando proyectos piloto y experimentos locales en diferentes sectores. La adaptación puede generar múltiples beneficios adicionales, como la mejora de la productividad agrícola, la innovación, la salud y el bienestar, la seguridad alimentaria, los medios de subsistencia y la conservación de la biodiversidad, así como la reducción de riesgos y daños”, plantea el informe.
El problema está en que, a pesar de este progreso, existen brechas entre los niveles actuales de adaptación y los niveles necesarios para responder a los impactos y reducir los riesgos climáticos. La mayor parte de la adaptación -plantea el reporte- observada es fragmentada, de pequeña escala, incremental, específica del sector, diseñada para responder a impactos actuales o riesgos a corto plazo, y se centra más en la planificación que en la implementación. Y además se distribuye de manera desigual, tanto entre regiones como entre grupos de población.
“Los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos están provocando impactos económicos y sociales a través de las fronteras nacionales a través de las cadenas de suministro, los mercados y los flujos de recursos naturales, y se prevé un aumento de los riesgos transfronterizos en los sectores del agua, la energía y los alimentos. Las cadenas de suministro que dependen de productos básicos especializados e infraestructura clave pueden verse interrumpidas por fenómenos meteorológicos y climáticos extremos”
Por ello, el informe del IPCC plantea una serie de opciones de adpatación eficaces y probadas, pero también afirma que esta tiene ya algunos límites -técnicos y financieros, entre otros-, los que se pueden superar abordando una serie de limitaciones, principalmente financieras, de gobernanza, institucionales y políticas. Además, agrega, Las acciones que se centran en sectores y riesgos de forma aislada y en ganancias a corto plazo a menudo conducen a una mala adaptación si no se tienen en cuenta los impactos a largo plazo de la opción de adaptación y el compromiso de adaptación a largo plazo. “La implementación de estas acciones de mala adaptación puede resultar en infraestructura e instituciones que son inflexibles y/o costosas de cambiar”, señala.
Hoy existen algunas condiciones habilitantes que son clave para implementar, acelerar y sostener la adaptación en los sistemas humanos y los ecosistemas. Estos incluyen compromiso político y seguimiento, marcos institucionales, políticas e instrumentos con metas y prioridades claras, mayor conocimiento sobre impactos y soluciones, movilización y acceso a recursos financieros adecuados, monitoreo y evaluación, y procesos de gobernanza inclusivos, afirman los científicos en su informe.
Lo importante, agregan, es avanzar hacia un desarrollo resiliente al clima, que integre las medidas de adaptación y sus condiciones favorables con la mitigación, para promover el desarrollo sostenible para todos. “El desarrollo resiliente al clima implica cuestiones de equidad y transiciones de sistemas en la tierra, el océano y los ecosistemas; urbano e infraestructura; energía; industria; y la sociedad e incluye adaptaciones para la salud humana, ecosistémica y planetaria. La búsqueda de un desarrollo resiliente al clima se centra tanto en el lugar donde se ubican las personas y los ecosistemas como en la protección y el mantenimiento de la función del ecosistema a escala planetaria. Las vías para promover el desarrollo resiliente al clima son trayectorias de desarrollo que integran con éxito acciones de mitigación y adaptación para promover el desarrollo sostenible”, afirman.
Hay una ventana de oportunidad para permitir un desarrollo resiliente al clima, pero esta se reduce rápidamente, afirman los científicos. “La evidencia científica acumulada es inequívoca: el cambio climático es una amenaza para el bienestar humano y la salud del planeta. Cualquier retraso adicional en la acción global anticipada concertada sobre adaptación y mitigación perderá una ventana de oportunidad breve y que se cierra rápidamente para asegurar un futuro habitable y sostenible para todos”, concluye el último reporte del IPCC.