Cortafuegos hechos con pastoreo de cabras que demostraron su eficacia en megaincendio de 2023 serán replicados en Santa Juana
La técnica de pastoreo controlado es promovida por el proyecto Buena Cabra, cuyos creadores acaban de adjudicarse el Fondo Común Regenerativo, de Fundación Lepe, para expandir su uso en esa comuna de la región del Biobío. Rocío Cruces, una de las cofundadoras de la iniciativa, explica que se trata de una metodología mediante la cual se delimita el espacio a despejar y luego se lleva ahí a los animales herbívoros, para que “se coman el material arbustivo y herbáceo que en la temporada de verano, al secarse, generan un riesgo de propagación de incendio”. La emprendedora subraya que con esta metodología ecológica se evita hacer cortafuegos usando herbicidas o quemas, que dañan el medioambiente y la salud de las personas, pero además mejora la calidad de los suelos, la retención de humedad y la absorción de CO2.
Hace casi un año, en febrero pasado, el país observaba horrorizado cómo el fuego consumía miles de hectáreas en la comuna de Santa Juana, región del Biobío, arrasando con vidas humanas, casas y vegetación. El 71% del territorio de la comuna quedó reducido a cenizas y hoy, mientras avanza la reconstrucción, las altas temperaturas del verano hacen temer por nuevos incendios forestales.
En ese contexto, la iniciativa Buena Cabra, desarrollada por Rocío Cruces y Víctor Faúndez, una pareja avecindada en Santa Juana, surge como una poderosa y eficiente herramienta ecológica para prevenir la propagación de incendios forestales. Se trata de la elaboración de cortafuegos mediante el uso de animales herbívoros -en este caso cabras-, que son llevados de forma planificada a comer para que eliminen la vegetación que, en caso de incendio, sería el combustible causante de la propagación de las llamas. Según estadísticas de CONAF del último quinquenio, más del 40% de la vegetación que se quema en los incendios forestales corresponde a matorrales y pastizales (26,1% y 16,11%, respectivamente), cifra que deja en evidencia la importancia de limpiar los terrenos para reducir la carga de combustible.
“El pastoreo estratégico es todo lo contrario a dejar libres a los animales en tiempo y espacio”, aclara Cruces, subrayando que la planificación y control del pastoreo permiten lograr los resultados esperados y evitan el riesgo de que las cabras se coman otras cosas a su paso. “Se determina un área a intervenir para generar -y después mantener- un cortafuegos; ese espacio primero se analiza y luego se delimita para, posteriormente, llevar a las cabras para que se coman el material arbustivo y herbáceo que en la temporada de verano al secarse genera un riesgo de propagación de incendio”.
La delimitación la realizan con mallas, fijas o móviles, que emiten una pequeña pulsación eléctrica que, asegura Cruces, no es dañina para las cabras: “Es muy pequeña y ellas son súper inteligentes y basta con que una o dos toquen la malla y vean que emite esta pulsación eléctrica para que se asusten y ya ninguna más se atreve a pasar”. La emprendedora comenta que para ellos es fundamental el bienestar de los animales, por lo que durante el pastoreo están bajo el cuidado permanente de una persona capacitada. Esta persona se encarga, además, de realizar el pastoreo según está diseñado, moviendo a las cabras de tal manera que cubran la totalidad del área que se pensó para hacer el cortafuegos.
“Bajo ninguna circunstancia los animales se dejan solos o que deambulen sin control; el pastor o pastora los vigila y los cuida, les provee de agua y los protege frente al abigeato -robo de ganado- y del ataque de jaurías de perros”, explica Cruces, quien es profesora de Ciencias Naturales y Biología.
Estos cortafuegos demostraron su eficacia el verano pasado, deteniendo el avance del fuego hacia el predio de Rocío y Víctor. “Ese día 3 de febrero estaban las condiciones ideales para un megaincendio; los termómetros estaban a punto de marcar 40 grados, la humedad era bajísima y el viento fuerte. Vimos que el incendio era inminente y aplicamos nuestro plan de evacuación: nos fuimos con nuestros animales a una zona de seguridad que tenemos despejada (también mediante pastoreo controlado con cabras). Desde allí pudimos ver cómo el fuego chocó con nuestro bosque y no se propagó”, explica Cruces sobre el fatídico día.
En una imagen aérea de la zona, captada dos días después del megaincendio, se aprecia una parte completamente quemada, luego unos árboles con las copas chamuscadas por la irradiación del intenso calor, y luego los árboles verdes del predio de Rocío y Víctor, a los que el fuego no llegó gracias a que no encontró combustible para avanzar. “Veíamos cómo llegaban las pavesas a nuestro bosque, pero solo provocaban pequeños foquitos de fuego, sin propagarse, gracias a que no había material combustible”. Las pavesas, explica la profesora, son como “tentáculos del fuego impulsados por el viento; son las estructuras vegetales ardiendo -principalmente piñas de pinos, hojas de eucalipto y también hojas de boldo-, que caen como granadas encendidas y si caen sobre hojas o pasto seco el fuego es incontrolable. Es terrible, ese día quedó gente atrapada, murieron seis de mis vecinos”.
Expansión al resto de Santa Juana
Ante este resultado, los creadores de Buena Cabra decidieron que esta herramienta ecológica debía ser compartida con toda la comunidad y replicada en otras partes de la comuna de Santa Juana. Con ese objetivo postularon al Fondo Común Regenerativo de Fundación Lepe, para “promover el uso de prácticas de pastoreo estratégico para la creación de cortafuegos y desarrollar capacidades en las comunidades campesinas, dotándolas de conocimientos y recursos para la prevención efectiva de incendios forestales, rurales u otras zonas vulnerables, fortaleciendo la resiliencia ante los desafíos medioambientales”.
Luego de un exhaustivo proceso de selección, Buena Cabra se acaba de adjudicar el Fondo Común Regenerativo, por un total de 30 millones de pesos, además de soporte técnico y comunicacional, que les permitirá desarrollar el proyecto de ganadería regenerativa durante los próximos 18 meses.
Rocío Cruces explica que el proyecto tiene dos pilares: el primero consiste en usar el rebaño de Buena Cabra, con la malla móvil, para hacer cortafuegos en lugares específicos de la comunidad; mientras que el segundo es capacitar a los vecinos y vecinas para que puedan replicar esta herramienta ecológica, entre cuyos beneficios no solo está la prevención de incendios, sino que además mejora la calidad y humedad del suelo, y reduce las emisiones de carbono, por mencionar solo algunas de sus ventajas.
“Es un proyecto colaborativo y comunitario”, explica la cocreadora de Buena Cabra y puntualiza que, respecto al primer pilar del proyecto, será la comunidad la que decida en qué lugares se harán los cortafuegos con el pastoreo estratégico. “La Municipalidad de Santa Juana es parte del proyecto y tendremos una mesa de trabajo donde también estarán las juntas de vecinos, los apicultores, la CONAF; vamos a invitar a las empresas forestales para que se involucren”.
En cuanto al segundo pilar, Cruces explica que “mientras estemos haciendo el pastoreo vamos a capacitar a los mismos vecinos y vecinas, que vean cómo se hace, cómo funciona, la teoría que hay detrás; vamos a entregarles herramientas metodológicas a los campesinos y campesinas para que también puedan utilizar sus animales de granja -gallinas y ovejas, por ejemplo- en la prevención de incendios, generando autonomía en los vecinos. Que ellos puedan replicar, a menor escala, en su propio campo, la prevención de incendios”.
La emprendedora destaca que a partir del pastoreo estratégico con cabras, en un mediano plazo, también se podría abrir una alternativa productiva para los campesinos, que pudieran adquirir algunas “chivitas” que mantengan los cortafuegos y a la vez produzcan leche para hacer queso.
“Mientras estemos haciendo el pastoreo vamos a capacitar a los mismos vecinos y vecinas, que vean cómo se hace, cómo funciona, la teoría que hay detrás; vamos a entregarles herramientas metodológicas a los campesinos y campesinas para que también puedan utilizar sus animales de granja -gallinas y ovejas, por ejemplo- en la prevención de incendios”.
¿Por qué cabras?
Rocío Cruces cuenta que hace unos años, junto a su pareja Víctor Faúndez, adquirieron un terreno de 16 hectáreas en Santa Juana, donde había bosque nativo y plantaciones forestales, muchas zarzas y matorrales. Decidieron hacer conservación y crear un parque de bosque nativo a través del ecoturismo y la vida al aire libre y así fundaron Bosques de Chacay. En el verano de 2017 hubo un gran incendio en la cercana ciudad de Nacimiento, lo que les hizo tomar conciencia de este riesgo.
“Estábamos recién partiendo con el proyecto del parque y vimos esta amenaza encima de nosotros y nos preguntamos ‘qué hacemos. Si viene un incendio, lo perdemos todo’. Empezamos a investigar y encontramos la experiencia de otros países, como España, Portugal y Canadá, donde utilizan cabras para prevenir incendios y evitar su propagación. Nos decidimos a implementar esta técnica, fuimos a Lonquimay a comprar 16 cabras y en Santa Juana compramos un macho, un cabrito. Así nació Buena Cabra; seguimos estudiando, aprendiendo, perfeccionando, y ya tenemos más de 150 cabritas”.
La elección de este tipo de animales obedece a que, gracias a su anatomía y fisiología digestiva (tiene 4 estómagos), la cabra posee una dieta muy variada y come sin problemas la zarza y otros matorrales espinosos que son abundantes en esa zona de la región del Biobío. “La cabra se come toda la planta, las hojas, las frutos y el tallo, eliminando por completo la zarza, que es una de las más combustibles en el verano. Además es ágil, se para en sus dos patitas y así puede comer de los arbustos más altos y hacer el cortafuego también en altura”, explica Cruces.
Múltiples beneficios
Realizar los cortafuegos mediante el pastoreo estratégico es considerada una Solución basada en la Naturaleza (SbN), es decir, una medida que trae beneficios respetando los ciclos naturales sin perturbar los equilibrios ecosistémicos.
Según explica Rocío Cruces, una de las grandes ventajas de usar esta SbN es que permite tener cortafuegos eficientes sin usar herbicidas ni quemas controladas, las que causan severos daños al medioambiente y a las personas. Además, los animales herbívoros ayudan a mejorar la calidad del suelo aumentando su capacidad de retener agua: “Las cabras hacen esta suerte de poda de las plantas sin eliminarlas por completo, sino achicándolas; asimismo, con su digestión y a través de sus excrementos entregan nutrientes al suelo, permitiendo la fijación de carbono. Este suelo se va regenerando -todo lo contrario a la erosión-, lo que permite mayor absorción del agua en invierno, provocando un círculo virtuoso”.
Respecto a las quemas para eliminar malezas, que se suelen autorizar antes de la temporada de más calor, la cofundadora de Bosques de Chacay explica que mediante esa técnica hay mucha emisión de CO2 a la atmósfera, en cambio con el pastoreo el CO2 se fija en el suelo, ayudando de ese modo a la mitigación del cambio climático.
Agrega que el pastoreo controlado se adapta a los territorios y se planifica de acuerdo al tipo de maleza -zarza, retamilla, quila, por ejemplo- y al tipo de terreno. “Se trabaja con el paisaje, creando un paisaje resiliente, que permita proteger a las comunidades rurales de un eventual incendio”.
En ese contexto, enfatiza la necesidad de incluir en la planificación las zonas de seguridad, como la que les sirvió de refugio en el incendio de hace un año. Se trata de sectores despejados de cualquier potencial combustible, limpiados también con pastoreo controlado, y que pueden tener un doble propósito, explica Cruces: “Mientras no se ocupan como zona de seguridad -y ojalá eso nunca fuera necesario- se pueden usar para el deporte y la recreación, como espacios disponibles para la comunidad, por ejemplo con canchas deportivas, anfiteatros para conciertos, etc.”, sueña la emprendedora.