Ola de calor no aumenta la cantidad de incendios forestales, sino la superficie que está en mayor riesgo
Varios días seguidos con altas temperaturas van resecando la vegetación, que se vuelve aún más susceptible de encenderse ante la presencia de fuego, según explica a País Circular el gerente de Protección contra Incendios de la Corporación Nacional Forestal, Pablo Lobos. Agrega que, más que el calor, es el viento uno de los factores más importantes para la propagación de las llamas, que se ve agravada por los paisajes poco resilientes. En ese contexto, CONAF ha hecho un llamado a extremar las medidas de precaución para evitar el comienzo del fuego por una negligencia o accidente, considerando que el 99% de los incendios en el país se produce por la acción humana.
Los termómetros podrían marcar hoy más de 37° en la Región Metropolitana, zona que está terminando su segundo enero más caluroso desde que se tienen registros, con temperaturas promedio de 31,5°C, según información de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC). El enero más caluroso fue el de 2017, con promedios de 33,3°. La situación se replica en el resto del país. Por ejemplo, en la zona interior de la Región de Valparaíso (Los Andes, San Felipe) y en algunos lugares de la Región de Maule, como Cauquenes, también se esperan más de 37° para hoy.
Contrario a lo que podría pensarse, estas condiciones de calor extremo no aumentan la probabilidad de ocurrencia de un incendio forestal, pero sí aumentan la superficie que está en riego de encenderse si hay presencia de fuego, debido a la alta y creciente sequedad de la vegetación. Así lo explica, en conversación con País Circular, el gerente de Protección contra Incendios de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), Pablo Lobos Stephani.
“Llevamos varias jornadas con algunas temperaturas récord y la acumulación de días de calor -por así decirlo- va secando y dejando disponible más material combustible, entonces esta ola de calor por supuesto que va aumentando la superficie que está en mayor riesgo de incendios”, señala Lobos. El especialista explica, no obstante, que más allá de las altas temperaturas, “el viento es uno de los factores más complejos e importantes para la propagación de un incendio”.
En ese contexto, desde CONAF ayer hicieron un llamado a evitar cualquier uso de herramientas que puedan generar chispas o fuentes de calor cerca de vegetación seca, es decir, evitar cualquier conducta que pueda significar negligencia o accidente que provoque un incendio.
El llamado es especialmente necesario, debido a que -según cifras de la Corporación- en Chile el 99% de los incendios forestales se producen por acción humana: 70% tiene origen en actividades negligentes o accidentales (quema de pastizales fuera de temporada, fogatas, chispas de herramientas, etc.) y un 28% en causas intencionales (objetivos económicos, patologías, reivindicaciones). Solo un 1% se inicia por causas naturales, como las tormentas eléctricas secas y caída de rayos que hace una semana provocaron incendios en Lonquimay, Región de La Araucanía.
Construir un paisaje resiliente
Una vez producido el fuego, la presencia de combustible (pasto, hojas o arbustos secos, basura, etc.) provoca que el fuego se propague, lo que ocurre de forma más rápida cuando hay más viento. Los expertos coinciden en que la homogeneidad de la vegetación (principalmente pino y eucalipto), la falta de planificación y la escasez de áreas desprovistas de vegetación aumentan la disponibilidad de combustible y son factores clave para que los incendios se extiendan y causen mayores daños.
“La solución a esta problemática no es tener más aviones, no es tener más brigadas. La solución a esta problemática es construir un paisaje resiliente”, enfatiza el gerente de Protección contra Incendios de CONAF.
En este sentido, Lobos señala que “lamentablemente sobre la crisis climática es poco lo que podemos hacer, pero como país, como sociedad, sí podemos trabajar conjuntamente y abordar el problema desde muchas aristas, especialmente creando paisajes más resilientes, trabajando más en el mundo rural, que ha estado abandonado y donde se han generado paisajes predispuestos a grandes incendios”.
Añade que hay avances en esta materia, principalmente porque se ha ido generando más conciencia entre la población, hay más proactividad de parte de las empresas, y una mayor articulación entre los organismos dependientes del Estado, sobre todo para adoptar medidas de prevención. “Hasta hace pocos años, la problemática de los incendios forestales era solo de CONAF”, recuerda Lobos y relata cómo eso ha ido cambiando: ahora se trabaja intensamente con las grandes empresas forestales para la eliminación de combustible y la construcción de cortafuegos; las empresas eléctricas y de telecomunicaciones se ocupan más de hacer las mantenciones correctas, tanto en la franja de los cableados como en la parte aledaña; también la Superintendencia de Electricidad y Combustible (SEC) se preocupa de esto; con el Ministerio de Agricultura se está impulsando y fortaleciendo la agroforestería; los municipios están trabajando mucho más activamente en la prevención y la mitigación, etc.
Asimismo, un tema relevante es que junto al Ministerio de Vivienda y Urbanismo están trabajando para que en la planificación territorial se consideren las variables de riesgo de incendio. “Son pequeños cambios que van haciendo la diferencia (…) Con mucho esfuerzo hemos logrado que se vaya entendiendo, y ya hay más preocupación. Eso lo podemos constatar porque nos llaman constantemente para consultarnos (…), las empresas eléctricas se quieren reunir con nosotros para que lo asesoremos y los vayamos a acompañando”, subraya.
“La solución a esta problemática no es tener más aviones, no es tener más brigadas. La solución a esta problemática es construir un paisaje resiliente”.
Febrero será más complejo
En el ámbito de la prevención, Lobos recalca que desde CONAF han hecho mucha difusión y comunicación de riesgo, en colegios, con las municipalidades y con campesinos, entre otros, y cree que “la gente y las autoridades están entendiendo que este es un problema transversal; los efectos son completamente transversales, impactan a las personas, al medio ambiente y a toda la cadena productiva”.
Al consultarle si cree que eso ha influido en que a la fecha la cantidad de incendios y las hectáreas afectadas sean menos que en la temporada pasada, el especialista descarta hacer esa relación directa y argumenta que influyen muchos factores. Entre estos destaca la articulación entre organismos y una importante asignación de mayores recursos -en el marco de la Estrategia para el Fortalecimiento de la Gestión de Incendios Forestales 2023/2024-, que ha permitido mejorar el tiempo de llegada para combatir los incendios y bloquear así la propagación.
De acuerdo a la actualización diaria de estadísticas de CONAF, hasta las 17.30 horas de ayer se habían registrado un total de 3.070 incendios y 24.196 hectáreas afectadas en la actual temporada, que abarca desde el 1 de julio de 2023. En relación al periodo anterior (julio 2022-junio 2023) a esta fecha, hay una reducción del 27% de incendios (4.181) y de 69% de hectáreas (79.061).
“No me gusta ser exitista, porque entiendo cómo es la dinámica de los incendios (…) De acuerdo a nuestros pronósticos, febrero va a ser el mes más complejo, por lo tanto queda mucho todavía. Vamos a seguir haciendo todos los esfuerzos, pero lamentablemente esto puede cambiar”, concluye el gerente de Protección contra Incendios de CONAF.