Camila Zárate: “La economía se tiene que adaptar al desafío ecológico y climático del proceso constituyente”
La coordinadora de la Comisión de Medio Ambiente, Derechos de la Naturaleza, Bienes Naturales Comunes y Modelo Económico de la Convención Constitucional analiza cómo orientará la discusión de los principales temas al interior de la instancia que luego se convertirán en normas constitucionales en materia ambiental. Si bien asegura que hay grandes consensos, incluso en el tema de la desprivatización del agua, no cree lo mismo con respecto a otros contenidos como la minería, por lo que allí prevé mayores tensiones dentro de la Comisión.
Actualmente convencional por Pueblo Constituyente, un colectivo nuevo que se formó luego de la disolución de la Lista del Pueblo, Camila Zárate se convirtió en una de las coordinadoras de la recién fundada Comisión de Medio Ambiente, Derechos de la Naturaleza, Bienes Naturales Comunes y Modelo Económico, junto al representante de Independientes No Neutrales, Juan José Martin.
Prevaleciendo un criterio de paridad de género, ambos coordinadores tendrán la misión de orientar los temas que se discutirán en dicha instancia, los cuales se deberán traducir a normas constitucionales para ser votadas ante el pleno de la Convención Constitucional.
El resto de los 17 convencionales dentro de la comisión son Jorge Abarca, Gloria Alvarado, Rodrigo Álvarez, Victorino Antilef, María Trinidad Castillo, Bernardo Fontaine, Bessy Gallardo, Félix Galleguillos Aymani, Isabel Godoy, Nicolás Núñez, Ivanna Olivares, Fernando Salinas, Constanza San Juan, Carolina Sepúlveda, Pablo Toloza, Roberto Vega y Carolina Vilches.
El reglamento general publicado en el Diario Oficial el 13 de octubre pasado confirió a la Comisión la obligación de revisar, deliberar y aprobar algunas normas constitucionales en al menos 15 temáticas, entre las que se cuenta: medioambiente, biodiversidad, principios de la bioética y bienes naturales comunes; derechos de la naturaleza y vida no humana; estatuto constitucional sobre minerales; derecho humano y de la naturaleza al agua y estatuto constitucional del agua, etcétera. En esta misma comisión se tratará el tema del modelo económico. Para Camila Zárate -constituyente por el distrito 7, egresada de Derecho en la Universidad de Chile e integrante activa de los movimientos sociales- discutir en torno a la protección del medioambiente y el modelo económico corresponde hacerlo en esta comisión, porque son dos temas interdependientes.
-¿Cómo piensas orientar la discusión de los principios y temas establecidos en el reglamento general? ¿Se seguirá la línea adoptada, por ejemplo, en las comisiones temáticas de órganos constituidos como el Congreso?
-En términos de comisiones, los procesos de la Constituyente y del Congreso son muy distintos. Algo en lo cual nos podemos basar es lo que sucedió en las comisiones provisorias de la Convención, y cómo desde allí emanan informes. Pero, en este caso, vamos a discutir los temas de fondo y no acerca del funcionamiento de la Convención, como era el reglamento. La experiencia de las comisiones provisorias nos hizo ver que se generaron propuestas normativas para el reglamento y que tuvieron un despacho más rápido. Luego de un proceso de armonización las pudimos incorporar al reglamento general. Ahora bien, el otro coordinador (Juan José Martin) había participado en la Subcomisión de Derechos Humanos, y yo en la de Comunicaciones, y eso nos ha ayudado a delinear un cronograma de la comisión, pensando en dos grandes etapas. La primera, discutir y deliberar todos los días un tema distinto, un espacio para visitar territorios y las audiencias públicas, mientras a la par ocurren los procesos de participación ciudadana, como las iniciativas populares de norma constitucional. En realidad es una protopropuesta de cronograma, porque ésta se tiene que adaptar al cronograma general que aún no existe. Cuando exista, tendremos que readecuar ese cronograma. La segunda etapa será cuando ya las iniciativas, sistematizadas, estemos votándolas en general y luego en particular, teniéndolas en la mano, para luego ser llevadas al pleno. Eso también depende del quórum que se obtenga: si no se obtiene, la iniciativa se devuelve, se vota de nuevo y tiene la opción de irse a un plebiscito dirimente intermedio. Ese es el flujo que vamos pensando.
-¿Discutirán los temas mínimos establecidos en el reglamento siguiendo ese mismo orden?
-Todos los temas los estaríamos discutiendo en general, con audiencias y luego con las iniciativas en términos de votación. Estamos pensando en ir tema por tema en ambos casos. Lo primero creemos que sería conversar sobre los principios fundantes en términos ambientales: derechos de la naturaleza, vida no humana, y luego ir a los temas más particulares de bienes comunes, soberanía alimentaria, agua, suelo, energía. Luego de ello, pasaríamos a revisar los temas económicos, la política fiscal, etcétera. Igual podría haber ciertos cambios. También tenemos que dar tiempo al final para incorporar nuevos temas. Pueden surgir en las audiencias, como la contaminación por ejemplo, u otra iniciativa de algún convencional o popular de norma que plantee otro tema que no está incluido. De todas maneras, es complejo usar todos los días para debatir. Tenemos 15 temas fijos, pero podrían ser 20. Ya empezamos a abrir los formularios para postular a las audiencias, tener los invitados y empezar a discutir los temas en particular.
-¿Qué entendemos por las audiencias?
-Hay dos mecanismos: uno definido por el reglamento de participación popular de la Convención, que son invitaciones a exponer. Pero mientras las organizaciones se inscriben, nosotros, en la primera semana, estamos invitando a otras organizaciones y establecimos un criterio: que sean organizaciones que hayan trabajado un marco conceptual constitucional sobre temas ecológicos y económicos.
“Hay que generar una política económica que supere esa visión de desarrollo sustentable, que básicamente es mantener el crecimiento y hacerlo más verde, versus empezar a hacer una transición del extractivismo y pensar en otros modelos”.
El debate por el modelo económico pudo haber sido efectivo en cualquiera de las siete comisiones permanentes temáticas. ¿Cómo tomas el hecho de que haya sido incorporado en la Comisión de Medio Ambiente que coordinas?
-Me parece muy bien, porque están íntimamente ligados. La economía se tiene que adaptar a nuestro desafío ecológico y climático del proceso constituyente. Acá se va a declarar una Constitución ecológica, por algo nos hemos declarado en Emergencia Climática y Ecológica. Tenemos que modificar la matriz productiva para adaptarnos a este desafío y darle un tratamiento particular al tema, no que se trate de forma separada o paralela. El mercado se tiene que adaptar a las condiciones que se van a establecer en términos ecológicos. La economía tiene que velar por esos principios ecológicos y estará en sintonía con los derechos de la naturaleza. Por eso no nos puede pasar lo de proceso ecuatoriano, en que se declaró a la naturaleza como sujeto de derechos, pero no cambió la matriz productiva, e intensificó más el problema. También es importante conversar con las otras comisiones, como la de Sistemas de Conocimientos, Culturas, Ciencia, Tecnología, Artes y Patrimonios, porque también puede aportar en términos de generar economías distintas. Lo mismo la Comisión de Forma de Estado y cómo vamos fortaleciendo las economías locales. La temática de la naturaleza será transversal a las siete comisiones, la idea es no contrariar el enfoque ecológico en el resto.
-¿Qué ocurre con los tiempos? Se asume como un trabajo muy intenso, pero ¿alcanzarán todos los objetivos hasta completar los nueve meses o pedirán la prórroga de tres meses para que siga funcionando la Convención?
-Justamente es muy interesante la manera en que estamos asumiendo el desafío, pero el gran problema son los tiempos, cómo logramos que esta cosa maravillosa permee a la gente, lo sienta propio, participe y lo comprenda. Están ocurriendo cosas muy buenas. La prórroga de tres meses es legal, tenemos todo el derecho a hacerlo, porque es casi imposible cumplir en nueve meses, por más de que la derecha diga que es muy caro mantenerla. Ahora, de extenderla incluso más, es un debate que hay que dar. Yo vengo de la base del movimiento social, no de la academia ni de la institución. Desde los 15 años que trabajo en organizaciones, ahora tengo 29 años. Y los tiempos territoriales son más lentos que los institucionales. Tenemos que lograr que las organizaciones que pujaron la nueva Constitución se sientan involucrados, porque no hay que olvidar que el proceso constituyente fue pujado por el movimiento social, no por los políticos. Si queremos ese apoyo, tenemos que darnos espacio para esos diálogos, hacer entender los mecanismos de participación popular, pero sabemos que tenemos un problema mediático en contra y conocemos de dónde viene.
-Finalmente, ¿dónde crees que se pueden dar los mayores consensos y las mayores tensiones al interior de la Comisión de Medio Ambiente?
-Hay temas que son históricos. Si bien ha habido resistencia en ciertos sectores, como el tema de la desprivatización del agua, pienso que hay un interés mayor en conceder. Creo que hay un entendimiento importante de la temática del agua; de que es tan vital, que seguir oponiéndose es no comprender la situación en la que estamos. Hay otros temas más complicados, porque hay varias teorías sobre cómo accionar. Uno de ellos será el modelo de la minería, ya que hay un sector incluso de la izquierda que no conversa con el mundo ecológico y tiene una mirada de seguir profundizando la minería y buscar a través de esa fórmula de pagar derechos sociales. De la derecha habrá un grupo que se opondrá a hacer grandes cambios, de quitar este elemento a las transnacionales. Hay que escuchar distintos actores y generar una política económica que supere esa visión de desarrollo sustentable, que básicamente es mantener el crecimiento y hacerlo más verde versus empezar a hacer una transición del extractivismo y pensar en otros modelos económicos. Por suerte la mayoría de las personas que integramos la Comisión tiene una perspectiva ecológica.