Viña Tarapacá presenta plan para reconectar ecológicamente sus más de 2.000 hectáreas
A lo largo de su historia, Viña Tarapacá se ha preocupado de construir y proteger su legado, uno que ha crecido dentro de los 35 hotspots mundiales, territorios donde hay una concentración significativa de endemismos, que en muchos casos se encuentran amenazados por la acción del ser humano.
Viña Tarapacá, reconocida por sus 145 años de tradición y calidad enológica, presenta un ambicioso plan maestro para conservar las especies nativas y endémicas y recuperar el ecosistema del Fundo Tarapacá, ubicado en el Valle del Maipo, que ha sido el hogar de la familia Tarapacá durante 25 años.
El Fundo Tarapacá está inserto entre el Cordón de Cantillana, sitio prioritario para la conservación de la biodiversidad, y el Río Maipo, que se configura como un corredor biológico natural. Los cerros que lo rodean constituyen el hábitat para una gran diversidad de flora y fauna endémica y nativa, por lo que Viña Tarapacá inició en 2016 el trabajo para conservar parte de las más de 2.000 hectáreas de bosques nativos que rodean los viñedos y reparar así las áreas degradadas al interior del predio.
Es por esto que el plan maestro, puesto en marcha en 2017, tiene por objetivo restaurar quebradas y crear una red de corredores biológicos que restablezca la conexión entre el macizo de Cantillana y el Río Maipo a través de los viñedos del predio, fortaleciendo de esa manera las murallas protectoras de este clos natural.
El plan reintegra en total 110 hectáreas de vegetación nativa, 70 desde el reemplazo paulatino de plantaciones forestales y viñedos de laderas a partir de la facilitación de un proceso de restauración pasiva y 40 a partir de la creación de corredores biológicos en el interior de áreas cultivadas.
“Hemos plantado más de 11.000 individuos de 35 especies nativas y endémicas en los últimos tres años: 2017, 2018 y 2019”, agrega Francisca Estartus, jefe de sustentabilidad de VSPT Wine Group.
De las 134 especies de plantas que se identificaron en un momento en el Fundo Tarapacá, 43% son endémicas y 32% son nativas, es decir, 75% de las especies son originarias de Chile, mientras que solo un 22% son introducidas. De las 58 especies de animales, 90% son originarias de Chile, siendo 76% nativas y 14% endémicas, y solo 10% introducidas.
“A través de este plan de Viña Tarapacá, se obtendrán resultados que irán en directo beneficio de los vinos. Los bosques nativos, por ejemplo, regulan la presencia de organismos claves en el proceso de fermentación del vino, lo dotan de un carácter único y permiten reducir la utilización de plaguicidas pues entregan al sistema una mayor capacidad de respuesta ante eventos de plaga”, comenta el enólogo de Viña Tarapacá, Sebastián Ruiz.
“En Viña Tarapacá seguimos comprometidos con el proceso, estamos mirando más allá, en busca de desafíos y de ser inspiración”, concluye Estartus.