A cuatro años de la promulgación de la Ley REP, y cuando ya se conocen las metas de reciclaje para el sector de envases y embalajes, uno de los más complejos de implementar por el volumen y masividad de sus productos, Rafael Palacios, director de políticas públicas de la Sofofa, analiza con País Circular los desafíos que vienen ahora para su implementación definitiva. Esto en un escenario económico complejo por la crisis generada por la pandemia del coronavirus, y marcado además por la emergencia climática que -aunque hoy menos visible- se mantiene como el principal desafío de los próximos años.
La Ley REP, afirma, no solo es positiva, sino que además es un buen ejemplo de una política pública construida en su gran mayoría a través del consenso y de diálogos entre el sector público, el sector privado y la sociedad civil, la que si bien se ha demorado en su implementación, ese mismo tiempo invertido en la elaboración de los decretos asegura su estabilidad en el largo plazo.
Y en ello entrega mérito al Ministerio del Medio Ambiente, que “ha sabido llevar adelante esto con sus tensiones -porque evidentemente siempre las va a haber- y sus intereses encontrados. Ojalá la estrategia climática de largo plazo tenga la misma metodología, que sea participativa y que el sector privado esté involucrado, porque finalmente son ellos los llamados a hacer las transformaciones”.
“Siendo la Ley REP una política pública tan relevante, que está destinada a cambiar gran parte de los modelos de negocios -o modificarlos- de las principales industrias del país, creo que ha sido un ejemplo de cómo una política pública de esta naturaleza debiera abordarse. Claro, ojalá nos hubiéramos demorado menos, pero este tipo de políticas toman tiempo”, afirma.
En el camino ha tenido también un giro interesante hacia la economía circular, más allá del reciclaje. ¿Está tomando otro cariz la implementación de la ley?
De hecho, cuando Guillermo González llega a hacerse cargo de la Oficina de Residuos le cambia el nombre a Oficina de Economía Circular. Efectivamente, él tiene una visión mucho más amplia, estamos trabajando en la Hoja de Ruta de Economía Circular, se está trabajando en una política de residuos orgánicos… El tema hoy es mucho más amplio que REP, sin perjuicio de que esta es una plataforma super importante para echar a andar esto. Así que claramete hoy tiene eso, al principio la Ley REP tenía un alcance mucho más acotado tal vez, que tenía que ver con la responsabilidad de los residuos en ciertos materiales, y hoy estamos en varios frentes trabajando. Eso es bueno.
Respecto del decreto de envases y embalajes, que afecta a productos de consumo masivo. ¿Cómo evalúa la mayor gradualidad que se definió finalmente para su implementación, que era una solicitud de la industria y de los municipios, para garantizar su funcionamiento?
Sí, con el anteproyecto la industria quedó un poco sorprendida con la ambición de las metas, y se trató de poner en conocimiento a la autoridad de que esta ambición podía llevar al fracaso. En el fondo, se estaban poniendo las mismas metas que tiene Europa habiéndose trabajado más de 20 años en algunos de estos países, con fracasos bien estrepitosos en algunos sistemas. Se nos hizo ver que políticamente no había opción de cambiar las metas finales, entonces el “second best” fue revisar bien cómo vamos a alcanzar esas metas, porque la primera parte es la más complicada, que es la instalación de los sistemas de gestión y dónde se tienen que hacer las inversiones en infraestructura, en sistemas logísticos, los cambios más difíciles y que representan mayor inercia después. Uno podría adelantar, en un escenario optimista, que los cambios son incrementales, entonces es acelerar más. En ese sentido, valoramos mucho que se haya tomado esa propuesta de la industria en el decreto de metas, donde efectivamente se hizo una curva más gradual en el cumplimiento de las metas. Ahora, eso tuvo también un trade-off.
¿En qué sentido?
En que se incorporaron en el decreto muchos más puntos limpios, en los que no tenemos muy buenas experiencias porque son caros, son difíciles de mantener, y ahora se ampliaron bastante las obligaciones que había. Pero tiene otras cosas buenas también el decreto, no solo el tema de las metas. Valoramos mucho el que se haya eliminado la atribución del ministerio de decretar los territorios asignables a los sistemas integrados de gestión. En eso tengo que reconocer que Guillermo siempre estuvo razonando con nosotros, en el sentido de que había que darle a los sistemas de gestión la mayor libertad posible para constituirse, porque las realidades de cada territorio y de cada región son tan diversas que cualquier fórmula normativa que fuera uniforme, era muy probable que fuera un desastre en alguna medida. Es muy distinto hacer un sistema de gestión en la Región Metropolitana que en Puerto Williams o en Parinacota, porque Chile es un país que tiene un desafío logístico gigantesco en comparacion con países como Alemania o Bélgica. Entonces, siempre se dijo que para no coartar las eficiencias con las cuales los sistemas debían desplegarse había que dejarlos organizarse. Y eso se dio, y eso también se valora mucho.