Mayor participación del sector privado, alineación con metas globales y limpiezas intensivas: las observaciones a la Estrategia de Residuos Marinos
A fines de marzo se cerró el proceso de consulta ciudadana para realizar alcances sobre el diseño preliminar de la Estrategia Nacional sobre Residuos Marinos y Microplásticos del Ministerio del Medio Ambiente y Directemar. Diferentes personas naturales, actores de la industria y prestigiosas ONG’s expusieron sus comentarios para mejorar el documento y luego obtener una versión final que recoja el sentir de todas las organizaciones. El plan será operativo en el período 2021-2030.
El pasado 29 de marzo se cerró el proceso de consulta ciudadana de la propuesta de Estrategia Nacional sobre Residuos Marinos y Microplásticos que encabeza el Ministerio del Medio Ambiente (MMA) y la Dirección General del Territorio Marítimo y de Marina Mercante (Directemar). Durante casi dos meses, personas naturales y jurídicas pudieron realizar observaciones y plantear sus inquietudes para intentar incorporarlas a la versión final del documento.
El diseño de esta Estrategia Nacional parte de la base del enorme perjuicio ambiental causado por la contaminación de los océanos, con el sucesivo impacto en la biodiversidad marina, en los servicios ecosistémicos y en las actividades económicas. Según el preámbulo de la propuesta, el reporte 2019 del Estado Global de la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa Sobre Diversidad Biológica y Servicios Ecosistémicos (IPBES, por sus siglas en inglés) consigna que “la contaminación es el cuarto impulsor directo de pérdida de biodiversidad en ecosistemas marinos”. Desde 1980, complementa el texto, “la contaminación marina por plásticos se ha multiplicado en 10 veces, afectando al menos unas 267 especies, entre las cuales se encuentran tortugas, aves y mamíferos marinos”.
Esto se suma a los datos de Directemar extraídos del “Día Internacional de Limpieza de Playas”, campaña que lidera la entidad desde 2008. Allí se evidencia que la mayor cantidad de residuos marinos (RM) recolectados por los voluntarios son trozos de plumavit (45%), colillas de cigarrillos (21%), tapas de botella plástica (6,3%), envoltorios de comida (5,6%), bolsas plásticas (4,3%), trozos de plásticos, trozos de vidrios, botellas de bebida, latas de bebida y botellas de vidrio (17,8%).
Con esta información sobre la mesa, el documento preliminar de la Estrategia tiene por objetivo general “implementar acciones que permitan prevenir la generación, depósito y descarga de residuos al mar, para minimizar los riesgos e impactos que estos pueden ocasionar en el medio ambiente acuático y en las actividades económicas asociadas, a fin de contribuir al crecimiento sostenible de Chile”.
En ese sentido, la Estrategia fijó cinco líneas de acción para dar respuesta a esta problemática de los residuos en el mar: colaborar en acuerdos, organizaciones y foros internacionales que promuevan acciones de prevención de la generación de RM y microplásticos; proponer el desarrollo de instrumentos regulatorios de prevención, gestión y recolección de RM; fomentar la investigación e innovación nacional sobre RM y sus impactos en el medio ambiente; promover el involucramiento de la sociedad civil, la academia y el sector privado, en acciones que permitan prevenir la generación de RM y sus impactos en el medio ambiente; y fortalecer las capacidades del Estado para prevenir la generación de RM en todo su ciclo de vida.
Para dar cumplimiento a estas cinco líneas de acción, la Estrategia será canalizada a través de un Plan de Acción (PdA) para el período 2021-2030. “El PdA tendrá como propósito sistematizar y describir las acciones específicas que cada órgano de la Administración del Estado implementará en el futuro, para gestionar los RM en Chile”, cita el documento sujeto a observaciones. Fue definido con un programa de acciones con actividades, medio verificador, plazo, institución responsable y unidad.
“Sugerimos incluir a la economía circular, educación ambiental y desarrollo sostenible de las comunidades”.
Mayor incidencia del sector privado
Un grupo grande de personas naturales, empresas, organizaciones no gubernamentales y fundaciones dejaron sus impresiones de forma pública en el documento. Muchas de las sugerencias eran a nivel general, pero la mayoría analizó punto por punto, objetivo por objetivo, el desarrollo del texto. En el sector privado, la tónica de los comentarios fue pedir una mayor participación de la industria en la toma de decisiones.
Por ejemplo, el Instituto Tecnológico del Salmón consideró “oportuna y necesaria una política nacional que permita avanzar en la prevención de contaminación con plásticos en el mar y releve además el tema de los microplásticos”, pero “la actual política no incorpora de manera clara la participación de los actores privados”.
Sobre la línea de acción 3 (fomentar la investigación e innovación nacional sobre RM y sus impactos en el medio ambiente), la misma entidad dice que ninguno de esos puntos “recogen la participación privada en investigación, desarrollo, innovación y emprendimiento, siendo que este tema en particular es donde probablemente mayor aporte pueden hacer”.
En tanto, en la línea de acción 2 (proponer el desarrollo de instrumentos regulatorios de prevención, gestión y recolección de RM), el Instituto Tecnológico del Salmón hizo un alcance sobre las charlas y capacitaciones al sector acuicultor que señala uno de los puntos. Ahí indicaron que en la propuesta no se incluye “la perspectiva desde la industria en base a su experiencia previa, solo es visto desde un punto de vista investigativo-académico (publicaciones científicas), sin considerar desde ya los aportes que privados pudiesen hacer en desarrollos tecnológicos e investigación propia”.
Dentro de las observaciones generales, Fundación Chile también extrañó “incluir al sector industrial de manera más activa (responsabilidades concretas” en el documento. En un acápite posterior, la fundación insiste en que el sector industrial “no está incorporado de manera clara como uno de los principales generadores de RM. Se menciona poco y cuando se hace es de manera muy vaga”.
Dentro del sector industrial, la Sociedad Nacional de Pesca Federación Gremial (Sonapesca) más bien hizo hincapié en observaciones a los antecedentes del proyecto. Por ejemplo, en uno de los puntos señalaron que no es tan cierto que el transporte marítimo, la actividad pesquera y la acuicultura sean grandes generadores de RM. “Esto obedece a la realidad de otras naciones pesqueras, principalmente ocurre en el Océano Pacífico occidental y en el Índico donde operan innumerables barcos de las diferentes flotas asiáticas”, explican en el informe. Añaden que en este respecto “no se puede generalizar (sino) precisar cuánto es la responsabilidad del país”.
A su vez, Sonapesca dice que la industria pesquera suscribió un Acuerdo de Producción Limpia (APL) que permitirá durante el último trimestre de 2021 participar con sus flotas de cerco y arrastre certificadas con sello APL en gestión de residuos domiciliarios. Por último, se mostraron dispuestos a seguir participando dentro de los acuerdos para prevenir cualquier generación de residuos marinos y microplásticos.
“No se incluye “a perspectiva desde la industria en base a su experiencia previa, solo es visto desde un punto de vista investigativo-académico (publicaciones científicas), sin considerar desde ya los aportes que privados pudiesen hacer en desarrollos tecnológicos e investigación propia”.
Alinear a otros planes de acción
La principal crítica que desliza la ONG Plastic Oceans, un actor clave en esta temática a nivel país, es que la estrategia “se enfoca en la prevención más que en la mitigación o disminución de la problemática actual”. Por ello, agrega el texto, “sugerimos incluir a la economía circular, educación ambiental y desarrollo sostenible de las comunidades”.
Más específicamente, en la línea 4 del plan de acción (promover el involucramiento de la sociedad civil, la academia y el sector privado, en acciones que permitan prevenir la generación de RM y sus impactos en el medio ambiente), Plastic Oceans propuso involucrar a más actores de la cadena del plástico a través de un comité operativo. A saber: productores del Centro Nacional de Envases y Embalajes (CENEM), ASIPLA, empresas que reciclan plástico, representantes de pueblos originarios, sindicatos de pescadores artesanales, etcétera.
En una línea similar, la ONG WWF sugirió ampliar el abanico y no parcelar la estrategia. Por de pronto, aconsejó alinear la Estrategia a otros planes de acción como la Hoja de Ruta de Economía Circular y el Pacto por los Plásticos para alcanzar mejores resultados y optimizar esfuerzos. Más todavía: WWF, en concreto, cree que la estrategia se debe alinear con metas a nivel global para que tenga un real impacto en la descontaminación de los océanos.
En tanto, la ONG Amigos del Mar hizo algunos alcances respecto de los antecedentes del proyecto. Por ejemplo, profundizó en la necesidad de visualizar que muchos de los residuos marinos provienen desde las desembocaduras de los ríos, y pueden ser desechos de actividad agropecuaria hasta desechos plásticos arrojados por las personas.
En relación a la limpieza de playas, algo a lo que la Estrategia otorga mucha relevancia, hay varias propuestas. De partida, Fundación Chile considera que las campañas de limpieza de playas, coordinadas por Directemar, no son “representativas a nivel nacional”, ya que su enfoque es únicamente residuos generados en la playa, por lo que también procura incluir los residuos generados por el sector comercial e industrial, los cuales, dice Fundación Chile, no están siendo tomados en cuenta “de acuerdo con su importancia en la generación de residuos marinos”.
A este respecto, Plastic Ocean sugiere que las campañas de limpieza no solo deberían remitirse a las playas, sino también a “ríos, borde costero, desembocaduras y humedales”. Sonapesca también incluyó la limpieza del fondo marino, acción que ellos ya desarrollan, dentro de los planes de limpieza de residuos marinos y microplásticos.
Por último, Fundación Chile instó a incorporar acciones concretas de medición por parte de todos los actores involucrados. Criticó que las actividades propuestas para el cumplimiento de las metas son “poco tangibles y concretas”. “Hace falta un levantamiento de línea base para el desarrollo de políticas públicas de largo plazo y una caracterización de principales residuos generados a nivel nacional”.