Los preocupantes datos de HuellaChile: menos del 1% de empresas cuantifica sus emisiones
El programa a cargo del Ministerio de Medio Ambiente premió con la plantación de 250 árboles nativos en el Parque Mahuida a las organizaciones que se han comprometido a gestionar sus emisiones de gases de efecto invernadero. El número de empresas inscritas en HuellaChile, sin embargo, es extraordinariamente bajo, y la invitación es a sumarse masivamente para aspirar hacia la carbono neutralidad comprometida por el país a 2050. “Necesitamos que el llamado sea transversal: tanto las empresas grandes como las chicas deben gestionar sus emisiones”, dice Sebastián Garín, coordinador del programa.
La jefa de cuadrilla de la corporación Cultiva pone el grito en el cielo cuando una voluntaria, vestida con overol azul como todo el resto, no coloca el pie en la pala cuando excava sobre la zanja donde plantará el árbol. “Eso es lo que no se debe hacer”, grita ella, mientras quienes escuchan alrededor las instrucciones se ríen casi al unísono.
Sobre una pequeña loma del Parque Mahuida, la representante de Cultiva entierra la pala y le da un empujoncito con su pie derecho. “Si ven tierra mojada significa que el suelo no está degradado”, explica, con vocación pedagógica. Es cerca del mediodía en el parque precordillerano y el sol golpea inmisericorde sobre los rostros de los trabajadores, por lo que el uso de bloqueador es obligatorio. Abajo, en tanto, el Costanera Center resalta entre la capa de humo que cubre Santiago, aun en época primaveral.
Si hay tantos jóvenes con chuzo, pala y picota en mano es gracias al impulso de HuellaChile, programa gratuito que fomenta la gestión de emisiones de las organizaciones en el país. El pasado jueves, la iniciativa nacida del Ministerio del Medio Ambiente en 2015 lideró una masiva forestación en el citado parque, a modo de premio para las empresas y otras entidades que se han comprometido a gestionar sus emisiones de carbono. Por cada sello obtenido en 2018, HuellaChile decidió plantar dos árboles nativos. Como el año pasado hubo 100 organizaciones que obtuvieron certificación, el programa realizó 200 plantaciones, y agregó 50 más: 250 árboles en total.
HuellaChile entrega cuatro sellos de certificación, en orden ascendente de compromiso en gestión de emisiones: cuantificación (medir la huella de carbono), reducción (adoptar políticas para reducir emisiones), neutralización (fortalecer esas políticas para tender a neutralizar las emisiones) y finalmente excelencia (que es cuando cumplen las tres condiciones anteriores). En total, el programa cuenta con 850 organizaciones registradas, pero solo se han entregado 218 sellos, de los cuales 100 fueron en 2018. El registro lo puede hacer la propia empresa u otra externa; lo importante es que debe ser verificada por un tercero que demuestre que la información entregada es fidedigna. Eso es lo único que tiene un costo asociado: el sello se entrega gratuitamente cuando se cumplen las condiciones.
Según el coordinador de HuellaChile, Sebastián Garín, presente en la masiva forestación en Mahuida, las cifras son preocupantes. “Menos del 1 por ciento del sector privado está en el programa Huella Chile. Si pensamos que hoy existe más de un millón de organizaciones en Chile, es claro que hay poco interés y que urge relevar esta temática. El llamado es a todas las empresas, chicas o grandes, a gestionar sus emisiones de carbono. Nadie se puede quedar fuera, ni las ONG ni las entidades públicas”, explica Garín.
El coordinador asegura que la mayoría de las entidades ha obtenido los sellos de cuantificación y reducción, lo que corresponde básicamente a los alcances 1 (emisiones de GEI de fuentes que son propiedad o controladas por la empresa) y 2 (emisiones de GEI asociadas al consumo de electricidad o vapor generados por terceros). Mas el desafío, según el máximo representante del programa, es avanzar hacia el alcance 3, que corresponde a aquellas emisiones asociadas a la cadena logística de la empresa como el transporte, y el trato con sus consumidores y proveedores.
“Hay que empezar a mirar la organización más puertas afuera que puertas adentro. Internamente están bastante bien, pero estamos al debe en mirar la cadena de valor. Si queremos ser resilientes al cambio climático hay que mirar la organización no como una unidad de negocio, sino como un ecosistema de mercado mucho más amplio, donde las cadenas logísticas son parte del proceso, junto a los consumidores y proveedores. Nuestra preocupación es el alcance 3, porque cerca del 50 por ciento de las emisiones de una organización está en su cadena de valor”, detalla Garín.
El funcionario cree que es imperioso que las empresas comiencen a medir su huella de CO2 para iniciar el camino hacia la carbono neutralidad al 2050, meta que estará estipulada por ley, según el Gobierno. “La carbono neutralidad es un compromiso ambicioso, por lo tanto, las empresas deben saber cuál es su impacto, deben medirse. No solo necesitamos compensar con bonos de carbono, sino que gestionen sus procesos, que sean más sustentable y que reduzcan su impacto”, opina.
“Si queremos ser resilientes al cambio climático hay que mirar la organización no como una unidad de negocio, sino como un ecosistema de mercado mucho más amplio, donde las cadenas logísticas son parte del proceso, junto a los consumidores y proveedores”.
La misma consideración tienen en Respect, agencia de sostenibilidad con más de 10 años de experiencia y verificadores válidos de huella de carbono de HuellaChile. Ellos, también presentes en el evento en Mahuida, valoran la iniciativa impulsada por el programa, ya que es una” herramienta que democratiza la medición del Co2 para las empresas, ya que estas pueden calcular sus emisiones CO2, definir sus acciones para la reducción, para posteriormente compensar su huella, y obtener los sellos de reconocimiento correspondiente a cada etapa de trabajo”, dicen en Respect.
“Si realmente queremos hacer gestión sobre la problemática del cambio climático, una herramienta adecuada es la medición de huella de carbono, ya que ésta nos revela los aportes en GEI de las empresas, los servicios y productos”, indica el socio fundador de Respect, Álvaro Morales, quien también lamenta el bajísimo número de empresas interesadas en calcular su huella de carbono: “Si bien existe una estimación general de las contribuciones de cada sector, es muy difícil que las empresas realicen acciones de reducción si desconocen realmente cuánto contribuyen sus operaciones a los GEI, es decir, su contaminación en términos de CO2”, añade Morales.
“Si realmente queremos hacer gestión sobre la problemática del cambio climático, una herramienta adecuada es la medición de huella de carbono, ya que ésta nos revela los aportes en GEI de las empresas, los servicios y productos”.
Las empresas invitadas
Las empresas que obtuvieron alguno de los sellos en 2018 fueron invitadas por HuellaChile a la arborización. Entre ellas figuró Turbus, compañía que trabaja con el programa desde su nacimiento en 2015. Cuenta con los dos primeros sellos. En 2018 midieron la huella que generaron en 2017, y tomaron medidas al respecto, con lo que lograron reducir un 4% sus emisiones de gases de efecto invernadero.
“A través de una alianza con Ecomás, se presentó la primera reducción de GEI que se basó en la eficiencia del combustible al conducir. Se les capacitó a los conductores a que aprendieran a conducir bien el vehículo, que no tuvieran el bus encendido sin estar en movimiento, y gracias a esas buenas prácticas, se redujo un 4 por ciento el uso del combustible. Ahora en 2019 estamos cuantificando la huella de 2018, para saber cuánto fue la reducción de ese año”, explica Camila Higuera, coordinadora ambiental de la empresa de buses interurbanos.
A su juicio, toda la flota de Turbus cuenta con un sistema de monitoreo en ruta, que permite medir los frenazos y aceleramientos intempestivos. En tanto, Ana Claudia Farías, jefa del departamento de Medio Ambiente de la empresa, cuenta también que este año se firmó un acuerdo para tener el primer bus interurbano eléctrico que existe en Sudamérica, cuyo itinerario es entre Santiago y Rancagua. “La idea es generar más flota eléctrica. Estamos en un programa con la U. de Chile para revisar los parámetros de eficiencia del bus y ver si podemos invertir en ese modelo. El objetivo es caminar hacia la electromovilidad”, acota.
En tanto, la empresa AZA viene midiendo su huella de carbono en 2010, mucho antes de la creación de HuellaChile. “El contacto con el programa nos ha permitido una mayor conexión con el Ministerio de Medio Ambiente”, dice Fernanda Cáceres, analista de Excelencia e integrante de la Gerencia de Sostenibilidad de la compañía. “Tenemos el sello de cuantificación y reducción, pero nuestra meta es obtener los 4. Al trabajar con chatarra, quitamos mucho CO2 al sistema al reciclarla, hacemos un gran aporte”, complementa ella.
Por su parte, Komatsu Cummins empezó a recopilar información para calcular la huella de carbono en 2016. “Fue un trabajo arduo”, dice Paulina Bernaldo, encargada de Medio Ambiente de Cummins, “porque la cultura de la organización no tenía las directrices, pero ahora contamos con un programa de trabajo que recopila la información de forma mensual, con sistemas de métrica. Este es el tercer año en que medimos la huella”.
En cuanto a las pymes, Laboratorio MINTLAB, a partir de la cuantificación y reducción de sus emisiones, llegó a la conclusión de que cerca del 75 por ciento de su huella es por consumo eléctrico. A partir de esa información, implementaron medidas de reducción como campañas para apagar las luces, entre otras. “Pretendemos llegar al alcance 3, que corresponde al transporte de los trabajadores, e involucra a nuestros proveedores extranjeros, donde la huella no depende tanto de nosotros”, cuenta Rodrigo Díaz, ingeniero en Medio Ambiente de MINTLAB, quien acota que la empresa emitió 1.900 toneladas de CO2 el año pasado, y que están trabajando con Metrogás para hacer la conversión a gas natural se los procesos de generación de vapor que se hacen con petróleo.
En el registro de HuellaChile no solo hay empresas, sino organizaciones públicas y de la sociedad civil. Es el caso del Comité Solar e Innovación Energética de CORFO, que también sumó los dos primeros sellos del programa, pero este año quieren aspirar al tercero de la neutralización.
“Nosotros en realidad no podemos reducir mucho, pero hemos motivado a nuestra red de innovadores beneficiarios de CORFO a que incorporen la medición de sus emisiones. En nuestro caso, hemos privilegiado el tema de las llamadas y videoconferencias, en vez de viajar”, explica Ángela Reinoso, gestora de proyectos del Comité Solar e Innovación Energética.