Cuando el ingeniero metalúrgico Rodrigo Urtubia fue invitado a conocer Araucanía Circular -una instancia regional multisectorial que buscaba descentralizar el tema de la economía circular- asumió de inmediato que ese era el camino a seguir. Ya contaba con una vasta trayectoria como gerente de desarrollo para Latinoamérica de una empresa multinacional, en la que trabajaba como encargado de productos químicos y tratamiento de aguas industriales para procesos mineros, entre otras labores, además de poseer varios postítulos que acreditaban su conocimiento en términos de sustentabilidad.
“Mi intención era trasladar la experiencia de Araucanía Circular a la zona del valle del Aconcagua”, cuenta Urtubia, quien hace ocho meses fundó con otros socios Aconcagua Circular (www.aconcaguacircular.com), una organización ad portas de convertirse en ONG que busca generar conciencia en torno a las ventajas de la economía circular como modelo de desarrollo en el Valle del Aconcagua.
A falta de una respuesta ministerial para constituirse como ONG, Aconcagua Circular es una red que cuenta con el patrocinio de CORFO y el Ministerio del Medio Ambiente, entre otras entidades. En primera instancia, lo que busca la organización es articular un diálogo entre diferentes empresas, pequeños productores y municipalidades para intentar generar un ecosistema que involucre beneficios mutuos. El concepto detrás es la simbiosis industrial, que refiere a usar los residuos de una industria como materia prima de otra industria y crear nuevos negocios respetando los principios del desarrollo sustentable.
En particular, el Valle del Aconcagua es especialmente sensible por el impacto que generan las dos industrias de mayor presencia en la zona: la gran minería y la agricultura. “La zona de la cordillera -provincias de San Felipe y Los Andes y comunas aledañas- son un valle fértil que relaciona el desarrollo minero y agrícola, unido al problema de la escasez hídrica. Éstas generan un polo de desarrollo que necesita ser bien estructurado para no destruir el medioambiente. La economía circular surge como una alternativa que tiene triple impacto”, agrega el director ejecutivo de Aconcagua Circular, que vive en Rinconada de Los Andes.
Uno de los socios de Urtubia en Aconcagua Circular es Juan Felipe Araya, publicista y director de comunicaciones de la red. Para él es muy determinante que esta agrupación comience a incidir en el Valle del Aconcagua, ya que “hay una crisis hídrica muy seria. Yo si bien no nací aquí, estudié desde sexto básico a cuarto medio en Los Andes, y acá la gente decía que sembraba piedras y crecía algo. Hoy no es así: limitamos con el Valle de Petorca y el gran temor es que si éste se seca y la desertificación avanza al sur, podemos correr el mismo riesgo. Somos una zona muy expuesta y tenemos que modificar esos comportamientos, porque está el ejemplo al lado. Por eso es importante Aconcagua Circular”, dice él.
Otro de los motores de Aconcagua Circular es el ex seremi de Minería de la Región de Valparaíso y actual Secretario de Planificación Comunal de la Municipalidad de Calle Larga, Alonso Retamales. Representante de ese municipio en Aconcagua Circular -al igual que otros funcionarios municipales de la zona-, Retamales dice que el déficit principal en la zona es el desconocimiento sobre economía circular de los diferentes actores públicos y privados, y los nulos puentes que se tienden entre ellos.
“Acá cerca tenemos por ejemplo a Codelco Andina, una empresa de importancia mundial que debería estar a la cabeza en revalorización y recirculación. Nos falta conversar entre los actores: minería, agricultura y otras áreas, en torno al uso del recurso hídrico, por ejemplo. Falta planificación no solo aquí, sino en todo el país”, dice Retamales, uno de los directores de Aconcagua Circular.