En el seminario abordará la relación entre economía circular y cuarta revolución industrial, ¿cuál es la conexión entre ellas?
Si bien son dos conceptos que parecen distintos, son caras distintas de la misma moneda, una no puede existir sin la otra. Esa es la tesis central que nosotros sostenemos desde el CIEC.
Con esto queremos decir que la economía circular es el nuevo modelo económico de la cuarta revolución industrial, es un modelo que busca mantener el valor de productos, materiales y servicios por el mayor tiempo posible. Pero la única forma de conseguirlo es a través de las tecnologías de la cuarta revolución industrial, entonces se produce un círculo virtuoso. Esas tecnologías permiten generar los modelos circulares de negocios para mantener en valor el mayor tiempo posible y así desacoplar el uso de recursos naturales del crecimiento sostenible, la creación de empleos de calidad y, sobre todo, lograr la descarbonización de la economía. Y a su vez, la economía circular estimula la creación de las tecnologías de la cuarta revolución industrial porque solo se puede sostener con ellas.
Donde más hemos visto esta aplicación es precisamente en la minería, no solo en Chile, sino también en otros países que basan su economía en este sector.
La minería ha funcionado históricamente con un modelo lineal de extraer, producir y desechar, ¿cómo y por qué está avanzando a la circularidad?
Para muchos la minería es la definición de la economía lineal, sin embargo, estamos viviendo un cambio de paradigma, una transformación hacia la electrificación masiva del planeta -con energías limpias-, donde necesitamos generar tecnologías para combatir el cambio climático. Creo que en eso estamos todos de acuerdo, pero hay que ir más allá y ver en qué consisten esas tecnologías, darse cuenta de que la mayoría de ellas se basan en minerales estratégicos, como los que principalmente existen en Chile, que son el cobre y el litio.
Hay estudios que muestran que con la producción actual no alcanza para la transición hacia la electrificación masiva, sino que vamos a necesitar más minería. Entonces, la pregunta es si seguimos con la minería lineal -donde solo se busca producir, sin importar cómo- o cambiamos a una minería circular que en sus procesos empieza a ser mucho más eficiente, a usar menos recursos, a alargar el ciclo de vida de sus productos y a tener un menor impacto ambiental y al mismo tiempo mayor impacto económico y social.
Creo que la gran minería, en particular, está muy bien preparada para dar ese paso, por la cantidad de tecnologías que usan, la alta disponibilidad de capital, el nivel de tecnificación de procesos y de digitalización, que la dejan en muy buen pie para hacer esta transición de forma mucho más simple que otras industrias.
Más que un asunto de infraestructura creo que el tema mayor en la minería es el cambio de mentalidad, un cambio cultural. Eso se está generando a una velocidad rapidísima y creo que este seminario va a acelerarlo aún más.
Para incorporar esas tecnologías se requiere de capital humano calificado, ¿está el país preparado en ese ámbito?
Me parece que no estamos bien en términos de formación técnica, se privilegió mucho la educación universitaria, en circunstancias que las industrias que mueven la economía del país se basan más en gente capacitada en lo técnico. Viendo el vaso medio lleno, creo que ahí existe una oportunidad tremenda.
Por ejemplo, conozco de cerca la experiencia de Perú, donde tienen dos centros técnicos que son de clase mundial, donde se forman técnicos con una gran preparación y que son muy demandados en el mercado. Avanzar hacia allá es parte del cambio de mentalidad y se está dando; ha habido un aterrizaje en ese sentido, quizá por los mismos resultados del modelo anterior, donde profesionales universitarios no encuentran trabajo y están muy endeudados por sus estudios. En mi papel de CEO de Neptuno Pumps, por ejemplo, me ha sorprendido ver muchos jóvenes con título técnico que están llegando a trabajar o a hacer práctica.
En general, la minería no es vista como una actividad sustentable, ¿qué opina al respecto?
Soy optimista en relación con un cambio de esa percepción y, para lograrlo, lo primero debe ser la comprensión científica de algunas cosas. Si bien todos estamos de acuerdo en que hay que combatir el cambio climático, cuando eso se empieza a hacer no se informa debidamente. Creo que en ese punto ha existido una falta por parte de todos los actores, es decir, de las mineras, del gobierno, de los proveedores de la minería, de las universidades, que no han sabido explicar con bases científicas que para combatir el cambio climático se necesitan más minerales. Y en particular en el caso de Chile y Perú, se van a requerir sus minerales; para electrificar el planeta se necesita prácticamente ocho veces más minería de cobre.
Cuando exista conciencia sobre eso las cosas se van a simplificar y podremos comenzar a trabajar en esa línea, entender que no podemos seguir haciendo minería como antes, sino que hay que hacerla con un modelo circular, por ejemplo, creando proveedores locales y así reducir huella de carbono.
De ahí la importancia de este tipo de seminarios para dar claridad científica, uniendo a la minería, academia, proveedores, el centro tecnológico (…) La minería tiene que comunicar muchísimo más y mejor la importancia de esa industria, sobre lo que está haciendo, ser mucho más transparente, trabajar más con las comunidades, con los proveedores, con los territorios.
Yo llevo siete años en este tema y recuerdo que cuando empecé a hablar de economía circular en la minería para muchos era una disonancia cognitiva; no podían entender que para combatir el cambio climático se necesitara más minería, pero cuando muestro los datos nadie puede rebatirlos.