El incipiente mercado de la generación distribuida en Chile ya suma más de 4.000 sistemas y cada mes se instala 1MW adicional
El 85% de estas instalaciones corresponden a viviendas, seguido de instalaciones comerciales (4%) y agrícolas (3%). En conjunto suman 22MW de capacidad instalada, un porcentaje mínimo frente a los 23.000 MW de generación instalados en Chile, pero con un crecimiento acelerado de capacidad y de proyectos.
Los recientes cambios aprobados en el Congreso para incentivar este modelo son bien evaluados por el mercado, aunque quedan varios desafíos para lograr la consolidación de la autogeneración de energía.
Una inversión de US$66 millones para la instalación de una inmensa batería de 100 megavatios, que permitirá abastecer con energía eléctrica a 30.000 hogares en caso de un apagón severo. Esa fue una de las últimas inversiones de alto impacto que realizó Tesla, una de las empresas de moda a nivel mundial con sede en Silicon Valley, de propiedad del mediático Elon Musk y que ha hecho del diseño, fabricación y venta de autos eléctricos su principal línea de negocios, pero que ha incursionado en otros desarrollos energéticos.
Considerada la batería más grande del mundo, su sistema está conectado al parque eólico de la compañía francesa Neoen, en la Reserva de Energía Hornsdale en Australia, y almacena la electricidad que se genera por fuentes renovables, ya sea solar o eólica, y adicionalmente distribuye energía al mercado nacional de energía que opera en ese país.
Probablemente ese es el proyecto vigente más grande a nivel mundial en materia de acumulación de energía y generación distribuida, una alternativa de autogeneración e inyección de electricidad al sistema que en Chile aún está en fases iniciales pero hacia el que se ha ido avanzando en la dirección correcta, de acuerdo a los expertos.
El mes pasado, el Congreso Nacional aprobó modificar la ley N° 20.571 con el objeto de incentivar el desarrollo de generadoras residenciales y hacer aplicable sus disposiciones a todos los sistemas eléctricos del país, proceso también conocido como “net metering”.
Entre las principales modificaciones destaca que se amplía el rango de beneficiarios, no solo a las personas que posean para su propio consumo de equipamiento de generación de energía eléctrica por medios renovables no convencionales, sino también a los sistemas comunitarios o de propiedad conjunta; aumenta de 100 a 300 kilowatts la capacidad instalada máxima por cada inmueble o instalación de un cliente o usuario final; y valorizará al precio que los concesionarios de servicio público de distribución traspasan a sus clientes regulados las inyecciones de energía que se realicen al sistema por cada usuario final.
En la ocasión, la Ministra de Energía, Susana Jiménez, valoró la decisión del Poder Legislativo y señaló que “la buena noticia es que los paneles y las alternativas de generación han ido bajando los costos de manera significativa; está siendo una opción competitiva para los hogares y para los establecimientos. Por lo tanto, creemos que esto va a penetrar de manera bastante rápida”.
“Gracias al trabajo que se ha realizado y al mejoramiento de las condiciones de mercado de la tecnología, hoy observamos un crecimiento acelerado en términos de capacidad instalada y proyectos, teniendo un ritmo de instalación de aproximadamente 1 MW mensual”.
“Actualmente, contamos con 4.095 sistemas acogidos a la Ley 20.571. De ellos, la mayoría corresponde a destino habitacional, que representa 85% de las instalaciones, seguidos por el destino comercial y agrícola con 4% y 3%, respectivamente”, explica Gabriel Prudencio, jefe de la División de Energías Sostenibles del Ministerio de Energía.
De acuerdo a las cifras, el impacto de la generación distribuida en la capacidad instalada en Chile aún es mínimo, puesto que representa solo 22 MW de un total de más de 23.000 MW, pero la expectativa es de continuo crecimiento, dado que en los últimos años la diversificación de la matriz energética en Chile se ha expandido de manera incesante.
A esto se suma que el último reporte “Perspectivas de los Mercados Energéticos 2018”, elaborado por Bloomberg NEF, sitúa a Chile en el primer lugar entre los mercados emergentes más atractivos para invertir en energías limpias.
Según información de la Asociación de Generadoras, el aumento de la generación renovable ha sido importante en los últimos años, pasando de un 35% en 2011 a 42% en 2017. De igual forma, la penetración de las tecnologías solar y eólica ha aumentado drásticamente, pasando de un 1% en 2011 a un 10% en 2017.
La Ruta Energética 2018-2022 del gobierno establece el compromiso de cuadriplicar la capacidad instalada de sistemas acogidos a la ley al final del actual período. “Gracias a todo este trabajo, y al mejoramiento de las condiciones de mercado de la tecnología, hoy observamos un crecimiento acelerado en términos de capacidad instalada y proyectos, teniendo un ritmo de instalación de aproximadamente 1 MW mensual”, destaca Prudencio.
En cuanto a la capacidad de generación instalada relacionada a generación distribuida, un 26% proviene del sector habitacional, seguido con un 19% y 15% del sector industrial y agrícola, respectivamente.
Hay potencial, falta el modelo de negocios
Respecto al escenario que se abre en la escena energética con los cambios legislativos, los actores involucrados coinciden en que hay una buena perspectiva, pero que aún faltan aspectos que abordar para que se genere un impacto importante a nivel sectorial.
“En general en Chile hay mucho potencial para la generación distribuida, pero no está el modelo de negocios. Hoy en día, el costo es desde $3 millones hasta $7 millones por proyecto particular. Falta ese eslabón, porque no está disponible el capital”.
Marcelo Matus, subdirector del Centro de Energía de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, explica que hay una oportunidad importante de desarrollo de estas tecnologías, tomando en cuenta que hay mucha experiencia internacional al respecto y a que el escenario actual es expectante por dos motivos: hay una importante demanda por energía y los precios en este momento son bastante asequibles. Eso sí, destaca que falta avanzar en un paso clave del desarrollo del negocio.
“En general en Chile hay mucho potencial para la generación distribuida, pero no está el modelo de negocios. Hoy en día, el costo es desde $3 millones hasta $7 millones por proyecto particular. Falta ese eslabón, porque no está disponible el capital. No se ha podido generar este ecosistema de pequeñas empresas que lo hagan y tampoco hemos tenido muchos incentivos del Estado, porque actualmente se dice que la inversión es muy cara para una casa social, por ejemplo, aunque está demostrado que el costo se paga absolutamente a lo largo de los años. La tecnología está, los precios están, lo que falta en Chile es el modelo de negocio”, señala.
Desde el ámbito empresarial, la Asociación Gremial de Empresas Eléctricas, que agrupa a las principales firmas de este rubro, plantea que el cambio normativo que se está dando es un paso lógico dentro de la tendencia que hay a nivel internacional.
Rosa Serrano, directora de Estudios y Regulación de la asociación, comenta que “más que un juicio de valor, el que las personas tengan autogeneración es parte de la transición energética que estamos viviendo en Chile y en el mundo, y es hacia allá donde va el futuro. Nosotros vamos hacia un sistema de distribución con alta penetración de energías renovables, no solo de autogeneración, sino que vamos a tener vehículos eléctricos, en fin. Por lo tanto, esto es parte de lo que se viene. Ahora, personalmente creo que en el futuro la autogeneración y la generación distribuida puede prestar distintos tipos de servicios en la red”.
“Es probable que esta misma persona que inyecta a la red pueda prestar otros servicios como control de frecuencia, de tensión, e incluso en momentos de contingencia pueda ser de bastante utilidad. En el corto plazo vemos este tema de manera positiva, pero a futuro esto puede tener bastante más aplicaciones, es parte del nuevo ciclo energético en el que vamos a estar insertos”.
En relación a esos otros servicios, Serrano cree que en este momento solo se está visualizando una pequeña parte de los beneficios, que es la posibilidad de que el cliente inyecte sus excedentes al sistema, pero más adelante visualizando esta transición energética, “es probable que esta misma persona que inyecta a la red pueda prestar otros servicios como control de frecuencia, de tensión, e incluso en momentos de contingencia pueda ser de bastante utilidad, así que en el corto plazo vemos este tema de manera positiva, pero a futuro esto puede tener bastante más aplicaciones, es parte del nuevo ciclo energético en el que vamos a estar insertos”.
De cualquier manera, desde el gremio se señala que hay aspectos normativos que deben tratarse en la discusión de la Ley de Distribución, dado que a nivel de transmisión está contemplada la incorporación y el almacenamiento de energía, pero a nivel de distribución es un tema que no se trata a gran escala
Impulso al desarrollo
En un mundo cada vez más horizontal, dado que los clientes hoy no solo reciben electricidad de parte de las grandes centrales, sino que tienen un rol activo en inyección de energía e incluso en la gestión de su demanda, la opción de profundizar la instalación de paneles fotovoltaicos es parte clave de la transición energética.
La Ley de Generación Distribuida ha permitido expandir ese mercado logrando que se desarrollen proyectos de muy pequeña escala, explican desde el Ministerio de Energía. “Si bien, en su primer año de implementación el desarrollo fue más bien tímido, gracias al trabajo conjunto del gobierno y la industria ha sido posible derribar barreras de entrada y facilitar su desarrollo. Las modificaciones a la Ley que entraron en vigencia recientemente son un nuevo impulso para la generación distribuida, dado que se amplía la posibilidad para que más usuarios puedan generar energía eléctrica desde sus hogares, comercios o industrias”, explica Prudencio.
De acuerdo a los números que manejan en la cartera, el jefe de la División de Energías Sostenibles del Ministerio de Energía comenta que “estos son proyectos que tienen retornos económicos razonables y se pagan por los ahorros en la cuenta de la luz y por la energía que inyectan al sistema. Lo anterior, de la mano con las excelentes condiciones de radiaciones que tenemos en gran parte del país, explica por qué la mayoría de los proyectos se han desarrollado gracias a la inversión privada sin la necesidad de subsidios”.
“Hoy hay espacio para el desarrollo. Las trabas son principalmente comerciales, porque aún hay cierta desinformación en el mercado (…) Desde el punto de vista regulatorio, afortunadamente Chile ha avanzado en la línea correcta”.
Aunque la irrupción de esta tecnología aún no es masiva, las soluciones que presentan las empresas son variadas, dado que se puede controlar en tiempo real la generación, consumo, radiación y el rendimiento de las plantas solares.
Horacio Melo, gerente general de Solarity, una de las firmas que desde 2014 se dedica a este tema, plantea que “como toda industria nueva el mercado aún se encuentra en formación, y afortunadamente vemos cada vez más interés de las empresas en contar con soluciones de este tipo, aunque aún hay mucho por hacer y trabajamos día a día para que Chile avance en este tema que es tan relevante para el futuro”.
Respecto a las trabas que existen para la operación, Melo afirma que “hoy hay espacio para el desarrollo. Las trabas son principalmente comerciales, porque aún hay cierta desinformación en el mercado. Por lo mismo para nosotros es fundamental poner a disposición de nuestros clientes potenciales toda la información relevante para ayudarlos a tomar buenas decisiones”.
Eso sí, destaca que “desde el punto de vista regulatorio, afortunadamente Chile ha avanzado en la línea correcta y en general hay muy buena disposición del regulador para considerar mejoras que permitan un correcto desarrollo de la industria”.