En el Laboratorio de Polímeros de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, el doctor en Ciencias de la Ingeniería mención Materiales Humberto Palza explica cómo su grupo de investigación está enfocado en abordar, desde distintos proyectos y líneas de trabajo, uno de los temas que más preocupan actualmente a la sociedad y a los países: el reciclaje.
Palza es también director del Núcleo Milenio en Metamateriales Suaves e Inteligentes, e investigador del Advanced Mining Technology Center, y uno de los proyectos en que se encuentra trabajando -con la Fundación Copec- es en el desarrollo de un catalizador capaz de transformar el polietileno y el polipropileno en diesel. A través de pirólisis el plástico es sometido a 450ºC, y cuando se funde sus moléculas comienzan a romperse. El control de este quiebre molecular transforma ese plástico en diesel, que si bien no tiene la calidad para usarlo en un auto, si sirve para una bomba, una caldera o un tractor.
El plástico, dice Palza, no es malo en sí, sino que el uso que le hemos dado y la forma en que lo desechamos tienen más responsabilidad en sus efectos que la existencia en sí de este material. Por eso, ve con distancia las críticas que se han levantado respecto al uso del plástico, y afirma que no hay que demonizar un material que trae amplios beneficios a la humanidad, y cuyos problemas se generan por la economía lineal. Esto lleva además a que las soluciones puedan generar, muchas veces, nuevos problemas. Un ejemplo de ello -explica- son las bolsas biodegradables
“Es un tema de escala”, explica Humberto Palza. “Si tienes una bolsa que es biodegradable, por ejemplo, de almidón o de cualquier producto natural, está bien, puedes tener cien bolsas o mil bolsas y las puedes tirar al campo y será almidón, que no va a ser nada malo. Pero la pregunta es qué pasa cuando tienes miles de toneladas al mes que van a ir a la tierra o al mar. Estás tirando toneladas de un material que es de origen natural, y el mar no está acostumbrado a tales cantidades de almidón. Hay estudios que dicen que algunas de estas bolsas biodegradables comienzan a producir espuma cuando llegan al río, por los aditivos y por los mismos componentes, y esa espuma sí puede afectar el ecosistema.
¿De qué forma?
Genera sombra y contamina, ya que todo puede ser tóxico dependiendo del contexto. Si tomas 50 litros de agua, el agua va a ser tóxica para ti. Entonces imagina todas estas toneladas de material biodegradable; si son kilos o son miles de kilos no va a haber problema, pero cuando son miles toneladas es un problema. Hay mucho consumo de material, entonces esa variable en la magnitud de consumo es lo que hay que poner en contexto siempre. Al igual que las bolsas oxodegradables, que también estuvieron de moda. Es una muy buena idea, pero también tiene muchos problemas porque la degradación de esa bolsa a través de los oxoaditivos también son tóxicos. Entonces no hay una ruta única de resolver el problema, pero desde mi punto de vista la mejor ruta es un buen manejo del residuo.