“Los desafíos de sostenibilidad no son un set de restricciones al sector productivo, sino un espacio de innovación y creación de valor”
Andrés Pesce, gerente de Sustentabilidad y Nuevos Negocios de la Fundación Chile, analiza en esta entrevista el cambio que se está generando en Chile hacia la sostenibilidad y la economía circular, un paso -dice- que nos puede llevar de ser un país emergente a un país desarrollado. Para que se consolide, afirma, debe entrar en el centro de la agenda de las empresas no como RSE, sino como un elemento más de sus negocios. “Si no lo hacemos, el modelo de crecimiento y de desarrollo se va a ver afectado”.
Periodista
Desde la gerencia de Sustentabilidad y Nuevos Negocios de la Fundación Chile, Andrés Pesce entró de lleno en 2018 en las materias de sustentabilidad y economía circular de manera más pública, participando en varios de los numerosos seminarios que durante el año que acaba de terminar hicieron que estos temas, que hasta ahora se movían en la periferia, comenzaran a instalarse en los discursos oficiales, públicos y privados.
En un año en que la economía circular se empezó a posicionar en serio en el mundo de la mano de la urgencia del cambio climático, la visibilidad de la contaminación por plásticos y el cierre de China a las importaciones de residuos provenientes principalmente de Europa, en Chile adquirió una visibilidad impensada hasta hace poco.
¿Por qué? Porque no tenemos alternativa, dice Pesce. “Lo que nosotros postulamos es que en el pasado la restricción al crecimiento económico fue dada por el acceso al capital, al trabajo y la tecnología, pero en el futuro las restricciones al crecimiento van a venir dadas por el acceso a recursos finitos y los impactos en el medio ambiente. Por eso es tan importante el desarrollo sostenible, porque además creemos que ese es un espacio bien grande de innovación y de creación de valor”, afirma.
¿Por qué en Chile los conceptos de sostenibilidad, y sobre todo de economía circular, están cobrando tanta fuerza si es una discusión nueva incluso a nivel global?
En Chile hay ciertos elementos que están jugando a favor. Hay una sociedad mucho más informada y empoderada. Además, lo que pasó con las energías renovables fue bien interesante, cuando partimos con esto en la Fundación Chile hace unos 10 años la gente nos decía ‘están locos, Chile es un país pobre y no se puede dar el lujo de la energía solar’; nosotros decíamos ‘no, porque Chile es un país pobre no se puede dar el lujo de no tenerla’. Hoy, en que de repente somos un polo mundial de energía solar, vemos que se puede hacer, y que los desafíos medioambientales son fuente de innovación. Eso marcó un cambio. Los sectores productivos se dan cuenta hoy que tienen que usar el agua de mejor forma, las mineras entienden que tienen que mejorar la información y gestión de sus relaves… la variable medioambiental entró como una variable más en los negocios.
Aún así sorprende que en Chile se esté adaptando este concepto de manera tan rápida, considerando que el modelo lineal ha sido exitoso en el país, es la base de nuestro desarrollo económico
Si, pero no se ha adoptado todavía. Hoy se está hablando y el tema está en al agenda, pero nos queda por avanzar muchísimo. Efectivamente, a Chile le ha ido muy bien desde los 90 hasta ahora, pero para dar el siguiente paso y pasar de ser un país de ingreso medio a ser un país desarrollado tenemos que hacer las cosas distintas, y eso pasa por hacer un desarrollo sostenible. Lo interesante es que ese paso tiene implicancias súper grandes en innovación, en productividad, en agregar valor, en equidad. No es una conversación separada, no es dicotómico entre crecer o respetar el medio ambiente, o tenemos regulación o tenemos mercado. Al final es una mezcla, tiene que haber una regulación sensata de parte del Estado pero también tiene que haber metas importantes de empresas grandes, que impliquen desafíos que pueden resolver emprendedores, que a su vez son financiados por capitalistas de riesgo que tienen que tener una recompensa justa por ese riesgo.
“La regulación es fundamental. No es lo único, necesitas regulación, acciones de las grandes empresas, innovación y cambios en los hábitos del consumidor; pero en la transición hacia una economía sostenible, o circular, existe un problema eminentemente de coordinación, y la regulación ayuda a esa coordinación”
En Chile la industria en general es reacia a demasiada regulación, ¿cuál es el rol del Estado para orientar este cambio?
La regulación es fundamental. No es lo único, necesitas regulación, acciones de las grandes empresas, innovación y cambios en los hábitos del consumidor; pero en la transición hacia una economía sostenible, o circular, existe un problema eminentemente de coordinación, y la regulación ayuda a esa coordinación. Si no se regula, el primero que cambia asume el costo, y el último en cambiar se beneficia del cambio. Cuando regulas al mismo tiempo para todos, no castigas a los primeros que se mueven. Por ejemplo, la prohibición de bolsas plásticas al comercio -aunque uno podría pensar que esa norma se puede perfeccionar mucho – hace que todos tengan que cambiar. Si un supermercado lo hubiese hecho primero como una forma de autoregularse, el cliente se hubiese ido al supermercado del frente que si le entrega bolsa, y el que fue más ambicioso en términos de sustentabilidad se vería perjudicado. Y tiene que ser una regulación sensata, porque tiene que ser gradual y a la vez presionar un poco, pero el Estado tiene este rol de coordinar esta transición.
¿Dónde debieran ponerse hoy estas regulaciones?
No tengo la bala de plata, pero la Ley REP es un ejemplo que va en una buena dirección, hay desafíos super importantes en cómo se hacen los reglamentos y en cómo se provee la infraestructura de reciclaje y valorización, pero es una ley que envuelve a toda la industria. El discurso que se está integrando hoy es el de economía y medio ambiente, y las empresas lo están entendiendo así y por eso se está instalando este discurso. No tengo la respuesta, y es fácil hablar desde afuera del gobierno, pero con los ministerios de Medio Ambiente y Energía estamos regulando algunas cosas, como cambiar el etiquetado de las ampolletas LED, estamos actualizando el etiquetado de eficiencia de energética de los refrigeradores, vamos a regular con el gobierno los MEPS (Mínimum Energy Performance Standars) donde no se va a permitir el ingreso al país de ampolletas halógenas, o de refrigeradores que no tengan un mínimo de eficiencia energética. Esas son regulaciones súper sensatas que van en la dirección correcta. Otro ejemplo son las metas de generación de renovables. Se tiene que hacer de manera cuidadosa, porque Chile en este camino no puede perder la competitividad.
Lo que se postula de la economía circular es que, además de ser sostenible, es un buen negocio. ¿Cree que las empresas están convencidas de esto?
Todavía no, pero el tema hoy está mucho más en la agenda y como siempre hay unos primeros conversos que son los que empujan y hay otros que están un poquito escépticos mirando, pero finalmente se dan cuenta que va a ser un buen negocio y que además genera nuevos negocios. La energía solar hace poco no existía y hoy existen grandes compañías que se dedican a esto, hay grandes oportunidades en almacenamiento, en electromovilidad. Para que sea sostenible esto tiene que generar un retorno financiero, ambiental y social. Tiene que ser un buen negocio, y ese es el cambio de paradigma, cómo somos capaces de generar nuevos modelos de negocios más circulares.
El riesgo de no hacerlo es mayor
Si no lo hacemos el modelo de crecimiento y desarrollo se va a ver afectado. Es al revés, tenemos que hacerlo porque el país necesita seguir creciendo y desarrollándose, porque hay mucha gente que hoy no tiene una calidad de vida adecuada, y si no lo hacemos con una perspectiva de sostenibilidad no va a haber más crecimiento. Ese es el tema. Chile hoy no es un país desarrollado, y si no se arreglan estos problemas, si no solucionas los problemas de agua el agro no va a poder seguir creciendo, o si seguimos generando más basura no vamos a tener terrenos para depositarla. Es al revés, no podemos no hacerlo. Y además los países que compran nuestros productos de exportación se están moviendo super rápido, entonces o cambiamos nosotros o los mercados y las regulaciones nos van a dejar afuera. Es mejor tener esquemas voluntarios de acción que luego conversen con la regulación.
“En los últimos cinco años ha habido un cambio bastante notable en la cantidad y calidad de emprendedores, en un mayor interés de los inversionistas y también en una apertura de las grandes empresas a incorporar a emprendedores como posibles soluciones a los desafíos que ellos enfrentan”.
Este cambio requiere una fuerte dosis de innovación, un aspecto en que generalmente estamos rezagados. ¿Ve un cambio en este sentido?
Yo llevo cerca de diez años impulsando el emprendimiento en la Fundación Chile, y te diría que en los últimos cinco años ha habido un cambio bastante notable en la cantidad y calidad de emprendedores, en un mayor interés de los inversionistas y también en una apertura de las grandes empresas a incorporar a emprendedores como posibles soluciones a los desafíos que ellos enfrentan. Hay un cambio de dirección que es bien notable. Nos falta mucho, ciertamente, pero sí vemos que hay un interés notable. Acabamos de levantar un fondo de inversión de US$20 millones con aportantes privados y Corfo para apoyar emprendimientos que resuelven los problemas de sustentabilidad de los sectores claves de Chile, que requieren de mucha innovación, y ese fondo busca tener retornos financieros.
Ese fondo es el CLIN, ¿Qué resultados han tenido y qué proyectos están trabajando?
Nos ha ido muy bien, buscamos aportantes corporativos y tenemos a Engie, Entel, Soma Capital. Partimos operando en abril y tenemos seis inversiones aprobadas y tres ejecutadas, y estamos viendo temas interesantes que siguen llegando. Entre los proyectos están uno de agricultura de precisión para aumentar la eficiencia hídrica y en el uso de fertilizantes, otro que busca optimizar las rutas de gestión de logística para desplazar emisiones de CO2, otro de una empresa que digitaliza operaciones mineras, con impactos en eficiencia y gestión. Chile es chico en todo pero tiene masa crítica en ciertos sectores, y si nos enfocamos en resolver esos desafíos puedes sostener un ecosistema de innovación que después escale a otros países, porque los problemas que enfrenta Chile en sostenibilidad los enfrenta todo el mundo.
Pacto de los plásticos
En la Fundación Chile están trabajando con el Ministerio del Medio Ambiente y la Fundación Ellen MacArthur en el Pacto de los Plásticos que debiera estar listo en los próximos meses ¿Cuáles son los objetivos que se van a buscar en este pacto?
Chile busca ser el segundo país en implementar este pacto después de Reino Unido, que lo hizo el año pasado. Lo que busca es eliminar los plásticos del medio ambiente al 2025 con cuatro metas importantes: las empresas que lo adhieren se comprometen a que el 100% de los empaques que utilicen al 2025 sean reusables, recompostables o reciclables; que el 30% de los materiales que usan en los empaques de sus productos al 2025 sean de material reciclado; eliminar el plástico de uso único en la medida de lo posible; y la cuarta, que es una meta país, es que el 75% del plástico de los empaques efectivamente se reciclen.
¿Cómo se va a adaptar este pacto a Chile?
La idea es traer estas metas a Chile, probablemente adaptarlas y también homologarlas a las metas de la Ley REP. Nosotros acá lo vamos a hacer con el Ministerio del Medio Ambiente, la Fundación Ellen MacArthur y la Fundación Chile, y vamos a tener la ayuda de Sitra, que es el fondo de innovación de Finlandia que son líderes en economía circular. Durante enero vamos a invitar a empresas líderes y vamos a generar los compromisos con ellos, y esperamos poder lanzarlo en marzo o abril de este año para trabajar en esas cuatro metas. Queremos ser una instancia de cooperación y coordinación entre empresas de consumo masivo, de proveedoras de empaques, de materia prima de plástico y retailer, para que trabajando en conjunto podamos cumplir esas metas. Va a tener también una dimensión de innovación y emprendimiento, porque hay mucho trabajo que hacer en mejorar los empaques y en infraestructura de reciclaje.
¿Esto va a ser un compromiso solo de las empresas, cómo se va a trabajar con el consumidor?
Tenemos que partir con las grandes empresas, y es muy importante el compromiso de las compañías que son aglutinadoras de demanda, pero tienes que incorporar en otras instancias de gobernanza a asociaciones de consumidores, tenemos que hacer mucha campaña con ellos. Las líneas de trabajo las vamos a acordar con las empresas fundadoras del pacto, esto tiene que tener un directorio y comités de trabajo donde se tomen estas decisiones.
“La COP25 es una oportunidad maravillosa, porque pone el tema en la agenda, te expone y lleva a que muchos de estos temas se aceleren. Por ejemplo, en una generación Chile podría ser un exportador de energía limpia, por qué no. Se acelera la relevancia de estos temas, que además van a generar crecimiento de mucho valor”.
¿Cuál va a ser el rol de la fundación en esta tarea?
La Fundación Chile provee una base institucional que permite poder coordinar ese trabajo de manera neutral, con una capacidad de implementación y de sostener conversaciones difíciles. Sobre todo de poder proveer una mesa donde intereses a veces contrapuestos puedan trabajar en conjunto, en un entorno donde puedan conversar y cooperar con este proyecto. Esto es muy importante, porque los desafíos de la sustentabilidad son complejos y sistémicos, y no se pueden abordar de a uno.
¿La idea es que las metas sean similares?
Eso es lo primero que tiene que sancionar este grupo: cuáles son las metas a las que nos comprometemos. A lo mejor podemos llegar a 75% de reciclaje pero nos demoramos un poco más, pero sí tienen que ser metas ambiciosas. Pero muchas de estas empresas globales que están en Chile participan de esto afuera, entonces hay muchas sinergias internacionales. La empresa que está haciendo esto en Inglaterra se llama WRAP UK, y estamos en conversaciones con ellos para aprovechar lo que han avanzado, y también con Australia y Canadá. Se requiere de una cooperación fuerte en el país, pero tiene que estar conectado con lo que se está haciendo afuera, porque si en Chile una empresa hace un envase de yogurth que puede ser reciclado, esa innovación se puede llevar a otro país, y viceversa. Es un trabajo desafiante.
Si uno piensa que el plástico no se puede sustituir en todo, ¿cuál va a ser el rol de la innovación y del ecodiseño para cumplir esas metas?
Va a haber espacio de emprendimiento para ecodiseño, innovación en el material de los empaques, en modelos de reciclaje y de negocios. Los desafíos de sostenibilidad en realidad no los vemos como un set de restricciones que oprimen al sector productivo y a nuestros estilos de vida, sino como un espacio bien grande para la innovación y la creación de valor.
Oportunidades de la COP25
Hace poco se anunció que la COP25 se realizará en Chile, ¿Qué oportunidades entrega este evento para acelerar estos procesos de sostenibilidad en Chile?
Es una oportunidad maravillosa, porque pone el tema en la agenda, te expone y lleva a que muchos de estos temas se aceleren. Por ejemplo, en una generación Chile podría ser un exportador de energía limpia, por qué no. Se acelera la relevancia de estos temas, que además van a generar crecimiento de mucho valor. Es extraordinario que Chile tenga una COP en un momento de inflexión, donde el IPCC le pone urgencia a apurar la mitigación para frenar el cambio climático, pero además en materia de sostenibilidad.
¿Cómo podríamos aprovecharlo como país?
En materia energética tenemos una oportunidad histórica, dada por la transición energética que se está dando en el mundo y por la singularidad del Desierto de Atacama, que tiene la mayor radiación solar del mundo, el distrito minero de cobre más grande del mundo -que es el material de la electromovilidad-, tiene litio y tiene sales para almacenamiento térmico. Estos factores pueden generar un polo de energías renovables que además haga más limpia nuestra minería, que además va a proveer el cobre para la transición energética. El gobierno acaba de publicar un llamado para un instituto de transición energética, que son US$ 193 millones en 12 años, justamente para hacer en Chile investigación aplicada en transición energética en temas de energía solar. Ese es un esfuerzo interesante que puede movilizar un montón de I+D en un tema donde Chile tiene una ventaja impresionante. Creo que eso lo tenemos que aprovechar, y es una oportunidad que nos puede impulsar al desarrollo.
¿Cree que 2019 será el año en que la sostenibilidad se instale definitivamente en el país?
Estos son procesos largos, creo que hay que seguir empujando. El 2019 puede ser un año en que se consolide este tema, que se consoliden temas como el Pacto de los Plásticos, que ya no son iniciativas de RSE sino que se meten en el core del negocio de las empresas que van a participar. Yo creo que ese es el cambio, donde la temática ambiental se mete en el centro de la agenda de las empresas, y lo entienden como un elemento más de su negocio. Creo que vamos a consolidar, pero es el inicio de un camino largo, porque cuando uno avanza un poco se da cuenta de todo lo que queda por avanzar. Chile hoy tiene malos indicadores en materia de residuos, tenemos el desafío de implementar la Ley REP, que es un desafío bien grande. Pero por lo menos ya le estamos entrando fuerte a los temas, y si 2018 fue el año en que estos temas comenzaron a emerger, 2019 debiera ser el año en que se consolidan en la agenda.