Empresas comienzan a adoptar medidas frente al cambio climático, pero aún son insuficientes
Un reciente análisis desarrollado por la Plataforma Latinoamericana de Empresas por la Acción Climática (AC) a 30 grandes empresas -muchas de ellas multinacionales- de Chile, Perú y Colombia, muestra avances en la incorporación de medidas costoeficientes como el ahorro de energía, agua y la implementación de la economía circular. También que un número importante de empresas ya están tratando el tema del cambio climático en sus juntas directivas y en sus políticas ambientales. ¿El gran pendiente? La creación de una política de cambio climático a largo plazo integrada en el modelo de negocios de las empresas, que no solo permita enfrentar los riesgos, sino también visualizar nuevas oportunidades.

Periodista

A mediados de enero, Black Rock -el mayor fondo de inversión del mundo- anunció en su carta anual a los inversores que el cambio climático será el eje central de la estrategia de inversión de la entidad. “El cambio climático se ha convertido en un factor definitorio en las perspectivas a largo plazo de las empresas”, señaló entonces Larry Fink, fundador y consejero delegado de Black Rock, y auguró una “reforma fundamental” a las finanzas globales.
Hoy las evidencias sobre el riesgo climático, y la frecuencia con que los fenómenos climáticos extremos golpean a distintas partes del planeta -los incendios de Australia este año fueron un claro ejemplo-, están obligando a los inversores a reevaluar los presupuestos básicos sobre las finanzas. Y recientemente, una publicación del Bank for International Settlements (BIS) acuñó el concepto de “cisne verde”, que se refiere al potencial perturbador que tiene el cambio climático en el sistema financiero global. Pero, ¿qué pasa con las empresas?
Según un reciente análisis desarrollado por la Plataforma Latinoamericana de Empresas por la Acción Climática (AC), una plataforma que busca conformar una acción climática global y multisectorial efectiva que involucre a los distintos sectores de la sociedad, las empresas sí están ejecutando medidas en este ámbito, pero aún no se visualiza un cambio o una integración general que considere proyecciones holísticas de inversión en nichos de mercado menos riesgosos a los efectos del cambio climático, ni cuentan -en su mayoría- con una visión a largo plazo que lo considere. En otras palabras, aún no se puede hablar de una reestructuración integral de la economía en esta línea.
El análisis se basa en el estudio de 30 grandes empresas -muchas de ellas multinacionales- de Chile, Perú y Colombia, países de la Alianza del Pacífico con normativas similares en este ámbito de distintos sectores, entre ellas empresas de energía, minería, sanitarias, retail e industria de alimentos. Para ello se generó un diagnóstico cuantitativo y cualitativo a partir de un catastro generado por AC sobre el estado actual de las empresas en relación al cambio climático.
Para ello se analizaron ocho categorías: gobierno corporativo, planificación ante el cambio climático, emisiones de gases de efecto invernadero, energía, recursos hídricos, política ambiental, economía circular y compromiso frente al cambio climático. Esta medición es de carácter porcentual y se sitúa a la empresa en comparación con un tipo ideal de rendimiento climático. “Uno siempre piensa que las empresas tratan los temas ambientales como muy ajenos, pero en los últimos tres a cinco años las empresas han incorporado un poco más los temas de sostenibilidad, y no necesariamente por cumplir normas o regulaciones; se acercan a nosotros de forma voluntaria porque quieren mejorar sus políticas de cambio climático y de medio ambiente”, dice Daniela Saavedra, directora climática regional de AC.
“Uno de los problemas que tiene el cambio climático es que se suele ver cómo algo muy lejano que no te afecta directamente si no es con un tema normativo, por ejemplo. Muchas veces las empresas sienten que con cumplir con la normativa de emisiones basta, pero es necesario ir más allá”
Alza en medidas costo eficientes, pero aún bajo en reducción de GEI
Al analizar cómo se están implementando las ocho categorías señaladas en las 30 empresas del estudio, se muestra que la implementación de medidas de eficiencia energética y las incorporación de energías verdes son las que muestran un mayor avance, con un 46%
Esto, al igual que las medidas en el recurso hídrico (35%) y de economía circular (38%) se explican principalmente porque no solo se trata de reducir la huella de carbono corporativa, sino que a la vez implican una reducción de costos.
En materia de recursos hídricos, por ejemplo, el análisis indica que algunas de las estrategias implementadas son el cambio a tecnología ahorradora de agua como sistemas de descarga o limitadores de caudal, que al disminuir su consumo disminuye también los gastos de la empresa.
“Los temas más avanzados son los que generalmente generan reducciones en costos. En Chile hay avances importantes en las empresas con las que estamos trabajando se debe mucho a que las medidas que hemos ido tomando han sido costo eficientes. La debilidad es que en el largo plazo no están considerando esta misma costo eficiencia, y hacerlo bien a corto plazo no es sinónimo de que a futuro va a funcionar. Aún no hay una integración holística de los factores climáticos en las empresas”, explica Óscar Martínez, director en Chile de AC.
Una muestra de ello son las medidas que buscan reducir la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en las empresas, que son los principales causantes del cambio climático. Sólo un 22% de las empresas analizadas muestra acciones en esta línea.
“Uno de los problemas que tiene el cambio climático es que se suele ver cómo algo muy lejano que no te afecta directamente si no es con un tema normativo, por ejemplo. Muchas veces las empresas sienten que con cumplir con la normativa de emisiones basta, pero es necesario ir más allá. Otro problema es que implementar este tipo de medidas requiere grandes inversiones y son costo eficientes a muy largo plazo, y ese es otro tope para poder integrarlas a la realidad del negocio”, explica Martínez.
Incorporación en política ambiental y gobierno corporativo al alza
No obstante ello, hay dos categorías incorporadas en el análisis que muestran resultados alentadores por sus porcentajes relativamente altos: política ambiental (43%) y gobierno corporativo (41%). La primera se refiere a las acciones adoptadas por las empresas que van acompañadas de una política climática que las guía.
“Eso es algo bastante bueno que está pasando en las empresas, porque no solo están implementando medidas de eficiencia energética o hídrica, sino que eso va acompañado de una política general. Por ejemplo, si quiero ahorrar energía voy a tener una política de eficiencia energética con muchas medidas asociadas, desde instalar LED hasta comprar contratos de energía limpia. No necesariamente se integra al directorio, pero hay una política que guía lo que está pasando y eso te permite proyectar a distintos plazos”, dice Martínez.
La segunda medición tiene que ver con la incorporación de los temas asociados al riesgo climático en el directorio de las empresas. “Están preocupados del tema, saben de su existencia y lo están empezando a tratar por lo menos en la junta directiva, pero sigue siendo un tema muy nuevo aún y nosotros los ayudamos a guiar esa conversación. Eso ya muestra un avance”, agrega el director de AC en Chile.
La instalación de gerencias de sostenibilidad -tema hasta hace poco alojado en marketing o administración- también muestra avances en esta materia, pero es necesario ver su grado de importancia, si está al mismo nivel de otras gerencias como producción o logística, y si además existe una transversalidad de lo temas de sostenibilidad.
“En la parte de gobierno corporativo buscamos ver si la junta directiva considera los temas de cambio climático, y si hay una ruta de trabajo en eso. Hoy cuando nos reunimos con las empresas muchos nos dicen que quieren mejorar en esto, nos piden una lista de temáticas para presentarle a la junta directiva. Se están abriendo espacios dentro de sus comités para tocar los temas ambientales y climáticos, eso ha pasado mucho”, agrega Daniela Saavedra.
“Chile es un país muy vulnerable al cambio climático, y por lo tanto la mayoría de las empresas sí se planifican y toman un poco más en cuenta el cambio climático dentro de sus riesgos. No toman las medidas de prevención al cien, pero si las tocan. En Colombia prácticamente ninguna empresa tiene bien el tema de planificación del cambio climático, y Perú está en un rango medio, algunas lo tienen y otras no”
Falta una mirada de largo plazo
La gran debilidad de las empresas analizadas se encuentra en la planificación frente al cambio climático, donde solo un 17% de ellas está tomando medidas en esta materia. Un aspecto fundamental, dicen los expertos, para el desarrollo futuro de la empresa.
“Vemos si evalúan riesgos y oportunidades asociadas al cambio climático, y además si los escenarios climáticos están incorporados dentro de la estrategia de negocios de la empresa. Por ejemplo, si contrató un estudio sobre riesgo climático de la empresa”, explica Óscar Martínez. Aquí -dice- se debe apuntar a la integración de temas y escenarios climáticos en la estrategia de negocios de la empresa.
No hacer esta integración, señalan los analistas, implica hoy situarse en un escenario de riesgo medio-alto. Planificar frente al cambio climático no solo implica incorporar algunas variables ambientales como sequías o inundaciones, sino también evaluar posibles riesgos económicos. “Les falta visualizar que es necesario incorporar el cambio climático dentro de la estructura de costos, dentro del modelo de negocios, no solo considerar algunos aspectos ambientales en la gestión”.
¿Por qué es necesario incorporar la variable del cambio climático en la planificación de largo plazo de las empresas? Según señala Martínez, una primera necesidad es por temas normativos, pero no la única. “Van a empezar a llegar legislaciones del sistema internacional que van a ser mucho más rigurosas o estrictas en términos climáticos, pero también porque hay una nueva demanda de bienes y servicios, una ciudadanía que está más preocupada por estos temas. Entonces las empresas sí o sí van a tener que empezar a trabajar estas temáticas para poder entregar un buen servicio en base a las necesidades que surgen del nuevo contexto climático”.
El análisis de AC muestra también que actualmente existen algunas diferencias respecto del avance de los países analizados en esta materia. “Chile es un país muy vulnerable al cambio climático, y por lo tanto la mayoría de las empresas sí se planifican y toman un poco más en cuenta el cambio climático dentro de sus riesgos. No toman las medidas de prevención al cien, pero si las tocan. En Colombia prácticamente ninguna empresa tiene bien el tema de planificación del cambio climático, y Perú está en un rango medio, algunas lo tienen y otras no”, dice Daniela Saavedra.
Para Óscar Martínez, la incorporación integral del cambio climático en el modelo de negocios de las empresas es fundamental. No solo porque es la dirección hacia la que está girando el mundo -y los inversionistas-, sino porque además de riesgos trae aparejadas nuevas oportunidades. La industria chilena del vino, dice, es un buen ejemplo de ello.
“Para poder entrar al mercado europeo tuvieron que implementar medidas relacionadas con cambio climático antes que otros rubros, y ahora son empresas líderes en esta materia y pueden llegar a mercados a los que hoy no podrían acceder si no hubieran implementado esas medidas. El vino chileno ya tiene un reconocimiento en esta materia, y está bien posicionado en los mercados internacionales”.
“Lo importante -agrega Martínez- es que el cambio climático hay que verlo como una cuestión de economía política finalmente. Cómo los estados y los mercados se están relacionando, y cómo los incentivos de mercado o normativas van a generar nuevos nichos de inversión y nuevos tipos de negocios. Va a ser un cambio acelerado; ya va rápido, y sí se proyecta que vaya a tener un impacto en el corto plazo. La agenda climática tiene como horizonte el 2030, sin ir más lejos”.