“Debemos enfocarnos en una agricultura distributiva, con granjas pequeñas más eficientes y que aprovechen la tecnología”
La alimentación, en un escenario de cambio climático y estrechez de recursos hídricos, ha sido uno de los temas de debate del Congreso del Futuro. Y uno de sus principales expositores en esta materia fue Rabi Mohtar, quien desarrolló un marco para cuantificar los vínculos del nexo Agua-Energía-Alimentos que está limitado por el cambio climático y las presiones sociales, políticas y tecnológicas. En esta entrevista con País Circular explica su visión sobre el futuro de la agricultura en el mundo
Durante su paso por Congreso Futuro, el doctor en Tecnología Agrícola y Sistemas de Gestión y decano de la Facultad de Ciencias Agrícolas y Alimentarias de la Universidad Americana de Beirut, Rabi Mohtar, comentó la importancia respecto a mirar de otra forma el cómo se ha desarrollado la agricultura con miras a las próximas décadas.
Mohtar ha desarrollado un modelo para analizar cómo se entrelazan y afectan recursos tales como el agua, la energía y los alimentos, en un marco definido además por los efectos del cambio climático, las presiones sociales y la tecnología. A esto se suma, dice, que lograr una reducción de los desperdicios de comida ayudaría a ahorrar agua, tierras y energía.
Esto en el marco del concepto del nexo agua-energía-alimentos, concepto que se instaló en el debate en la asamblea del Foro Económico Mundial hace casi una década, y que en términos concretos es un enfoque cuya premisa principal es que los hiperconectados mundos del agua, de la energía y de la alimentación son cada vez más interdependientes, por lo que los impactos en cualquiera de estos sectores afectan a los otros. En un planeta bajo constante presión del cambio climático, comprender y considerar esta interdependencia resulta fundamental.
¿Cómo se aplica el concepto de Water-Energy-Food Nexus a la agricultura en general?
La Water-Energy-Food Nexus es una plataforma para desarrollar análisis para cuantificar las interacciones entre la energía, el agua y la comida, bajo el paraguas del crecimiento de la población, tecnología, cambio climático y otros factores. Es una cuantificación de los intercambios entre estos recursos, y es también una plataforma para tener diálogos con los stakeholders sobre cambios que podrían realizar en tecnología, políticas e inclusive en sus comportamientos. El objetivo es alcanzar un sistema que de una aproximación más holística al manejo de los recursos.
“Para el año 2050 tendremos que producir el doble de la comida que producimos hoy, tendremos una brecha en agua de un 60% y tendremos que tener un 80% más energía, así que la infraestructura que tenemos no nos permitirá hacer esto”.
¿Por qué este enfoque se está haciendo más importante hoy?
Porque ahora las proyecciones de la cantidad de recursos nos asustan, no tenemos un freno en el uso de estos recursos, debemos gestionar en una forma precisa y eficiente. Nexus es una de esas herramientas que nos permite mirar al sistema de los sistemas entre estos recursos, y nos permite gestionarlos con una aproximación de que si manejas una, no interfieres negativamente con la otra.
Usted dice que para 2050, necesitaremos tres planetas Tierra para poder cubrir nuestras necesidades
Si, porque para el año 2050 tendremos que producir el doble de la comida que producimos hoy, tendremos una brecha en agua de un 60% y tendremos que tener un 80% más energía, así que la infraestructura que tenemos no nos permitirá hacer esto. Por lo que para duplicar la comida, e incrementar nuestro suministro de agua y también de energía, tenemos que hacer un cambio.
¿Y cuáles serían las soluciones?
Creo que una de las soluciones está en crear sinergia entre estos recursos. Por ejemplo, usar el sol para extraer agua destinada al uso de regadíos en la agricultura. Eso es sinergia, porque estás extrayendo agua que no existía antes usando energía limpia.
¿Cuáles son los factores que se debieran considerar en la producción de alimentos?
Necesitamos un nuevo paradigma agrícola que esté basado en producción con valores de entrada. Hoy nuestro modelo agrícola está basado en cuánto produces por cada hectárea de tierra. El sistema actual no considera entradas tales como el uso de recursos o la contaminación que genera, no incluye la nutrición de la producción. El nuevo paradigma tendrá que observar todos estos temas: cuánta agua usamos, cuánta energía usamos, cuánta polución tenemos en el sistema de producción, y debemos ser responsables de cómo producimos.
Al comienzo de este gobierno, el Ministerio de Agricultura hizo una consulta de todo Chile, y una de las principales preocupaciones de los agricultores era el agua. ¿Ve una crisis en este recurso?
Absolutamente, tendremos una brecha de 60% para el 2050 si no hacemos cambios en nuestro modelo de negocios.
¿Cuál es su visión sobre el desperdicio de comida, muchas veces solo porque no cumple estándares estéticos?
El desperdicio de comida es crítico, pero no es problema de los agricultores, es problema de nosotros porque si algo no luce bien, no lo queremos. No son solamente los agricultores, es un problema también de los consumidores.
“La gente debe escoger entre sus propias opciones, pero tenemos que incluir todas las externalidades en el sistema. Por ejemplo, toma cuatro veces, e incluso más, para las proteínas de base animal producirse que proteínas de origen vegetal (…) Hoy no incluimos estos costos en la producción, si pones el costo del agua que es usado en la carne, la carne sería mucho más costosa”.
¿Cómo debiera ser la agricultura en el futuro, para que cumplan este paradigma?
Granjas que usen energías renovables, que se alimenten de agua reciclada y que no incluya químicos dañinos para los humanos. En el pasado pensábamos que se debían tener grandes extensiones de tierra para tener utilidades en el trabajo agrícola, creo que en el futuro debiésemos enfocarnos en una agricultura distributiva donde las granjas pequeñas puedan ser más eficientes y que aprovechen el uso de la tecnología.
¿Qué países se han transformado en un ejemplo en esta materia?
Lo que viene a mi mente es Holanda. Ellos no tienen el clima ideal, pero tiene las más altas tasas de producción de papas, porque han perfeccionado la tecnología.
¿Y cuál es su posición respecto a la ganadería, ya que la doctora Oliveira era bien crítica con la forma que se ha desarrollado esta industria?
Creo que en la libertad de elección. La gente debe escoger entre sus propias opciones, pero tenemos que incluir todas las externalidades en el sistema. Por ejemplo, toma cuatro veces, e incluso más, para las proteínas de base animal producirse que proteínas de origen vegetal. Entonces debes considerar esto en el costo. Por lo que no promovería proteína de origen animal, pero si el costo es muy alto, naturalmente deberíamos usar más plantas. Yo recomiendo que se debiese incluir el costo en el sistema, por ejemplo del agua o la degradación de la tierra. Hoy no incluimos estos costos en la producción, si pones el costo del agua que es usado en la carne, la carne sería mucho más costosa. Los impuestos ambientales serían una buena opción.
¿Qué efectos ve en la agricultura actual con el cambio climático? ¿Qué mercados se verán más afectados?
Absolutamente, no sé qué mercados serán específicamente, pero habrá cambios en áreas que producen ciertas frutas y vegetales que se verán afectadas por las temperaturas. Pero también hay un impacto en las tierras que serán menos fértiles. Habrá cambios en dónde producimos ciertas cosas. A nivel local, habrá cambios, si no puedes producir algo en cierto territorio, este se podrá producir en otro lugar del globo.
¿Y qué regiones ve que tendrán efectos más bruscos con el cambio climático?
Creo que las zonas bajo los trópicos se verán más afectadas en términos de la lluvia, de la distribución de las temporadas de lluvia y también en su agricultura.
¿Cómo ve en desarrollo de la agricultura en Chile?
Estaba viendo los reportes agrícolas de Chile y estoy muy impresionado con lo que he visto. Porque hay un plan agresivo para mejorar la eficiencia y la productividad en las plantaciones. Además de ello, se produce un ambiente para la inversión extranjera agrícola.