Alumnos de la primera “escuela de lluvia” del país ya disfrutan de fuente alternativa de agua potable en la región de Maule
En la zona rural de Licantén se encuentra la Escuela Los Copihues, que desde junio cuenta con un sistema que le permite recolectar y tratar el agua de las precipitaciones para su consumo. La tecnología fue instalada gracias al Fondo Innova Agua, iniciativa de Fundación Amulén con el apoyo de Coca-Cola Chile y Cervecería AB InBev, y beneficia a más de cien personas. Cristian Farías, paradocente encargado de la mantención del sistema cuenta que están “felices con esta opción maravillosa, porque ya no dependemos solo del camión aljibe”.
Hace casi cuatro meses que casi todos los alumnos de la Escuela Los Copihues, del sector los Junquillos en la comuna Licantén, región del Maule, están volviendo a clases presenciales después del largo confinamiento a causa de la pandemia por el Covid-19.
La matrícula la componen 89 niños y niñas, desde prekínder hasta sexto básico, que en el establecimiento reciben tres comidas diarias: desayuno, almuerzo y colación, que son preparadas en el lugar. Para cocinar esos alimentos, para el lavado de los utensilios, así como para los baños e higiene en general, es indispensable que la escuela tenga acceso seguro y permanente al agua potable.
Hasta junio pasado, solo contaban con abastecimiento a través de camiones aljibe enviados por la municipalidad, con cantidades restringidas de agua. Sin embargo, ahora tienen una fuente alternativa: gracias al Fondo Innova Agua, iniciativa de Fundación Amulén con el apoyo de Coca Cola Chile y Cervecería AB InBev, se implementó una solución tecnológica que permite captar el agua de lluvia y realizar un tratamiento para potabilizarla.
De este modo, Los Copihues se convirtió en la primera “Escuela de Lluvia” de Chile, en beneficio de sus 89 alumnos y 23 funcionarios.
El sistema fue instalado por la empresa mexicana Isla Urbana, ganadora del Softys Water Challenge, y permite captar, almacenar y tratar hasta 72.000 litros de agua al año. Isla Urbana tiene amplia experiencia en la materia y ha instalado más de 20 mil sistemas de recuperación de aguas lluvia en México, incluyendo más de 200 escuelas.
La directora de proyectos de Fundación Amulén, Antonia Rivera, comenta que “el Fondo Innova Agua es una tremenda oportunidad para muchas comunidades que llevan años esperando una solución. Nos llena de alegría poder asegurar acceso a agua en la Escuela Los Copihues, gracias a la innovación ganadora del Softys Water Challenge, y con esto cumplir su sueño de tener acceso a agua segura”.
A su vez, la directora de Asuntos Públicos, Comunicaciones y Sustentabilidad de Coca-Cola Chile, Bolivia y Paraguay, Paola Calorio, señala: “Como Coca-Cola estamos muy orgullosos de ser parte del Fondo Innova Agua. Quisimos dar un paso más y trabajar con Fundación Amulén en mejorar el acceso al agua de miles de personas. El proyecto Escuela de Lluvia es un gran paso y nos demuestra que la innovación y el trabajo colaborativo son la mejor opción para avanzar en este tema”.
“Estamos todos contentos porque tenemos más abastecimiento, no dependemos solo del camión aljibe, sino que también tenemos esta opción maravillosa cuando llueve”.
“Una maravilla”
En la escuela Los Copihues todo el personal recibió capacitación para conocer el funcionamiento de esta tecnología y, además, se considera un programa completo donde no solo se cuenta con la tecnología, sino que se va creando toda una cultura de cuidado del agua, tanto de los adultos como de los niños.
“En los planes y programas del Mineduc existe contenido relacionado con el cuidado del planeta y el cuidado del agua, entonces profundizamos en esa área, pero no solo en la asignatura de Naturaleza, sino que de manera transversal porque es un tema muy amplio y primordial para vivir y los niños lo saben”, explica la jefa de la Unidad Técnico-Pedagógica (UTP), Carolina Mondaca.
La profesora cuenta que se formó una brigada de cuidadores de la lluvia, compuesta por cinco alumnos de quinto y sexto básico, que tienen como misión vigilar el uso eficiente del agua así como crear conciencia sobre la importancia del recurso, “y que también en las casas lleven esta misma iniciativa a las familias, para expandir más allá de la escuela”. En este sentido, Mondaca refiere que antiguamente en la zona había abundancia de agua, con vertientes y riachuelos que ya no existen; señala que el problema de escasez hídrica es muy profundo y se vio agravada a causa de plantaciones forestales.
De ese modo, la jefa de UTP considera que el sistema instalado es un gran aporte para la escuela y cuenta que el agua que resulta con esta tecnología “es bastante pura, se nota que viene sin minerales, es como un poco más dulce, se siente la diferencia”.
Por su parte, Antonia Rivera de Amulén comenta que “una vez instalada la solución el proceso sigue, seguimos visitándolos, haciéndoles talleres para compartir con todos el problema de la escasez de agua, generando desafíos en los niños para enfrentar de manera sustentable esta problemática”.
El encargado de la mantención del sistema en la Escuela Los Copihues es Cristian Farías, quien explica que con este mecanismo se aprovechan los techos de las dependencias para que el agua escurra por canaletas hacia un depósito, donde se separa el agua sucia, que también se aprovecha, por ejemplo, para regar. Luego, un filtro detiene los residuos más grandes -las hojas, por ejemplo- para después almacenar el recurso en un estanque. Al final, se filtran los sedimentos más finos y, por último, un ozonificador termina de potabilizar el agua para que los niños y niñas tengan agua de la más alta calidad en su escuela. “Desde que lo instalaron ha llovido unas cinco veces, tres de ellas en forma bastante intensa, y el sistema funcionó muy bien; siguiendo las instrucciones no hay problemas y el agua sale óptima”, explica Farías.
“Tengo que mantener las canaletas y los filtros limpios, preocuparme del cloro (en el estanque) y que todo esté listo para la próxima lluvia. El agua sale sanita, y las veces que ha llovido nos ha servido mucho, para el consumo de las personas, para cocinar, para todo. Estamos todos contentos porque tenemos más abastecimiento, no dependemos solo del camión aljibe, sino que también tenemos esta opción maravillosa cuando llueve”, añade.
Farías explica que en toda la zona rural de Licantén hay escasez hídrica y dependen de los camiones aljibe, tanto en la parte alta, donde se encuentra la escuela, como en el valle. Cuenta que el agua que les dejan es muy justa y a veces no es suficiente, por lo que en algunas oportunidades hay que gestionar con la municipalidad para que les lleven más o, en casos de emergencia, conseguirse con algún vecino.
También en Empedrado
En la misma región de Maule, en el sector de Linda Vista en la comuna de Empedrado, existe otro proyecto desarrollado gracias al Fondo Innova Agua.
Se trata del mismo sistema de recolección y potabilización de agua lluvia, pero a escala domiciliaria, que fue instalado en julio pasado en las viviendas de 17 familias que solo contaban con abastecimiento mediante camiones aljibe.
El presidente de la Junta de Vecinos de Linda Vista, Orlando Silva, cuenta que la instalación de este sistema “fue como una bendición para el sector porque el agua de lluvia que se ha estado acumulando antes no se aprovechaba”.
Según explica Silva, la situación de sequía y escasez hídrica del sector es grave. Algunos vecinos tienen pozos noria pero habría que profundizarlos para llegar a las napas que se están secando y no han podido conseguir recursos para eso; por otra parte, el camión aljibe -que pasa una vez por semana- les deja menos de 50 litros diarios por persona, lo que los obliga a restringir muchas de sus actividades domésticas.
En Empedrado, los sistemas implementados gracias al Fondo Innova Agua permitirán potabilizar y almacenar más de 36.000 litros al año, en promedio.
“Estamos muy contentos porque todas las familias del sector fuimos beneficiadas con este proyecto; eso era importante, porque todos teníamos la misma necesidad. Hubo unas lluvias en que se llenaron todos los acumuladores; el agua que salió del sistema salió limpiecita y la usamos para nuestro consumo, también para lavar y para otras cosas”.
El dirigente vecinal comenta que cuando hay poca agua el lavado de ropa es algo muy complicado, porque deben ir juntando agua y reutilizarla de otros usos, lo mismo con el lavado de la loza. “Acá no nos podemos dar el lujo, como se hace en otras partes, de abrir la llave y ponernos a lavar”, señala.
“En total somos beneficiadas unas 60 personas, los que participan en la junta de vecinos (…) Se ha ido harta gente de acá porque hay poco trabajo, tienen que migrar a otras ciudades para buscar mejor futuro. Eso también es por la falta de agua. Antes uno cultivaba y cosechaba, ahora si no tiene agua no cosecha nada, antes sembrábamos garbanzos, teníamos más ganadería porque salía más pasto, maíz, papas”, explica Silva.
Cuenta que después que les instalaron la tecnología los capacitaron sobre la manera de hacer la mantención y también fueron a visitarlos después de las primeras lluvias, para ver cómo había funcionado y solucionar algunos pequeños problemas. “Creo que este sistema puede servir para otras comunas que tengan el mismo problema que nosotros, sería bueno que se pudiera implementar en otros lugares. El agua es vida para nosotros, sin agua no somos nada”, concluye el dirigente.