Seminario abogó por cambios normativos y en los patrones de consumo y producción para fomentar la reutilización
Liesbeth van der Meer de Oceana, Antonia Biggs de ANIR y Paolo Mazza de EcoCarga debatieron -en un conversatorio organizado por País Circular- sobre la necesidad de impulsar decretos que incentiven el reúso dentro de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor. Un informe dado a conocer en mayo prevé que estas políticas podrían alcanzar una reducción de casi 3 millones de toneladas de envases introducidos en un horizonte de 10 años.
“El desafío de la reutilización en la economía circular” se tituló el seminario organizado por País Circular, y que promovió el debate respecto de la importancia de la reutilización en el marco de la Ley REP. Para reflexionar sobre este tema, nuestro medio invitó como panelistas a representantes de tres organizaciones que, desde sus distintas visiones, abordan el tema: Liesbeth van der Meer, directora ejecutiva de Oceana Chile; Antonia Biggs, gerenta general de la Asociación Nacional de la Industrria del Reciclaje (ANIR); y Paulo Mazza, gerente general de la empresa EcoCarga.
Dos de esas organizaciones -Oceana y ANIR, más la empresa Algramo- presentaron en mayo pasado el informe “Instrumentos para promover el reúso de envases en Chile y disminuir la generación de residuos“, a través del cual buscan impulsar metas de reducción de envases y envases introducidos al mercado para incentivar el reúso como hábito o práctica cotidiana. Ese fue el tema cardinal en el que se centraron las y los panelistas de este webinar moderado por el exministro del Medio Ambiente, Pablo Badenier.
La primera en intervenir fue Liesbeth van der Meer, quien indicó que la reutilización es un tema de creciente importancia entre las y los chilenos, a quienes les preocupa -según ella- cómo son gestionados. Respecto del citado informe, Van der Meer señaló que, no obstante las tres organizaciones tienen una mirada distinta del reúso, sí coinciden en un foco similar en que la reutilización es parte esencial del esquema de jerarquía en el manejo de residuos.
En su presentación, Van der Meer adelantó los resultados de la primera encuesta sobre la percepción de la ciudadanía respecto a la contaminación por plásticos, realizada por una coalición a la que Oceana pertenece, llamada “Supera el plástico”. Ésta concluyó que el 57 por ciento de los consultados declara que los impactos del plástico encarnan una de las principales problemáticas ambientales, junto con la crisis hídrica y la crisis climática. Del mismo modo, un 74% cree que la contaminación por plásticos es una materia ambiental en que pueden aportar de forma directa en su solución.
En lo relativo a los temas que aborda Oceana, como la contaminación por plásticos de un solo uso que terminan en el mar, Van der Meer dice que hay leyes en otros países que fomentan el reúso, lo cual no sucede en Chile, pese -cuenta ella- a “tener un cuerpo regulatorio bueno”. El gran lastre es que, de acuerdo a las proyecciones, la basura plástica en ambientes acuáticos se triplicará en un plazo relativamente corto: de 140 millones de toneladas actuales pasará a 493 millones de toneladas en el año 2060.
Por “cuerpo regulatorio bueno”, la directora ejecutiva de Oceana refiere a la ley de bolsas plásticas, a la Ley REP y a la ley de plásticos de un solo uso. Juntas logran regular el plástico de tal manera que no termine en los ríos ni en el mar. Al mismo tiempo, citó un informe de UNEP de 2021 en que determinó que la reducción y la reutilización son claves para evitar la contaminación por plásticos de un solo uso.
De acuerdo a la experta, el problema es que el esquema actual de la Ley REP espera aumentar las tasas de reciclaje de los envases domiciliarios, de un 12 por ciento actual a un 60 por ciento al año 2034. Esto -dice ella- será clave para alcanzar las metas comprometidas por Chile en sus NDC.
Otro de los objetivos de Chile es disminuir los residuos sólidos municipales per cápita a un 25 por ciento. Sin embargo, acota la representante de Oceana, “no está claro cómo se va a generar un cambio masivo en los modos de consumo y producción”, por lo que es imperativo generar políticas y esquemas que fomenten el reúso de envases. El informe elaborado por Oceana, Algramo y ANIR no incluye los productos de un solo uso ni las botellas.
Todo se resume a que en el decreto de metas de recolección y valorización en el producto prioritario de envases y embalajes de la Ley REP -que entrará en vigencia este año- no cuenta con una normativa que regule la reutilización ni políticas públicas que incentiven la reducción.
El informe de triple elaboración, en tal aspecto, señala que el reúso tiene muchos elementos positivos, ya que es mejor para el medioambiente que la opción de un solo uso; que trae beneficios económicos porque se reduce la necesidad de generar nuevos envases; y que el reúso de envases puede acarrear la creación de nuevos empleos.
El ejercicio modelado del citado informe consiste en establecer metas de reducción para productores de envases introducidos al mercado, llegando al 2% al 2027 y al 5% al 2032 (el porcentaje es respecto del año de referencia 2022) si es que existieran estas políticas regulatorias.
“Las metas de reducción de envases y embalajes para productores es el único instrumento que tiene el potencial de fomentar los distintos modelos de reúso”, planteó Van der Meer, quien citó el relleno en casa, el relleno fuera de casa, granel, el retorno dentro de la casa y el relleno fuera de casa como parte de estos modelos. Clamó por menos restricciones para que estos modelos se puedan desarrollar en Chile.
Citó varios casos de empresas que aplican estos esquemas, y dijo que el cambio se podría dar con un marco regulatorio que implique no cambiar la ley, y por una institucionalidad que privilegie este tipo de reúso.
Otra gran barrera de estos esquemas es quién tendrá la responsabilidad de la inocuidad, un aspecto muy relevante, si es el productor o el consumidor. Según la experiencia comparada, dijo Van der Meer, los comercializadores deben tener un modelo de reúso dentro de su espacio de comercialización y esto se traduce en que deben destinar una superficie de su espacio a -por ejemplo- venta a granel o tener disponibles envases reutilizables.
También -mencionó la directora ejecutiva de Oceana- hay que trabajar en los temas de rotulación y habilitar expresamente la venta a granel para los productores. Dijo que hay que modificar cuatro decretos para acceder a la reutilización
El impacto es grande, indicó Van der Meer: si se implementan los cambios normativos, se reducirían 2.910.962 toneladas de envases introducidos en el mercado en un horizonte de 10 años. “No nos podemos quedar con las leyes que tenemos”, concluyó.
“Las metas de reducción de envases y embalajes para productores es el único instrumento que tiene el potencial de fomentar los distintos modelos de reúso”.
Cambio en los patrones para reutilización
A continuación habló Antonia Biggs, gerenta general de ANIR Chile, quien explicó que la asociación gremial cuenta con unas 60 empresas que realizan logística, pretratamiento y tratamiento de diferentes residuos como aceites, vidrios, plásticos y residuos peligrosos. Pero, a juicio de ella, lo más importante es promover la valorización en coherencia con la jerarquía en el manejo de residuos. En se sentido, prevenir la generación de residuos figura en el pináculo, pero a continuación es muy relevante la reutilización. De hecho, dijo Antonia, Algramo -que promueve el reúso de sus envases- es socio de ANIR.
“Luego de eso los pasos son el reciclaje, el compostaje y la valorización energética, siendo el envío a relleno sanitario la última alternativa”, especificó Biggs, para quien uno de los objetivos de ANIR es evitar que los envases lleguen al medio ambiente, por lo que se involucraron en la confección del informe que presentaron junto a Oceana y Algramo. “Tiene sentido porque la idea es que los materiales se mantengan en circulación por el mayor tiempo posible”, agregó.
“Este análisis en coherencia con la regulación que ya existe, hay incentivo para envases reutilizables y retornables, ya que no se considerarían como introducidos en el mercado, y ahí entra a jugar un papel el ecodiseño y, sobre todo, de la trazabilidad para demostrar que el reúso se realiza para lo mismo. Especificó que ocupar un tambor para una parrilla no es reutilización; tampoco lo es convertir un envase en un florero. “Tienen que ser con el mismo fin”, apuntó Antonia Biggs.
Por último, expuso Paolo Mazza, quien además es presidente de la Asociación Latinoamericana de Industrias de Productos de Limpieza, Aseo, Dominisanitario y Afines (ALIADA), que manejan el 80 por ciento de la industria en el continente. “La reutilización es parte del futuro. No nos imaginamos un futuro sin reutilización. Con eso no queremos decir que es la única vía que vemos”, indicó Mazza. Hay solo dos países en Latinoamérica que permiten la comercialización a través de la reutilización -bajo el modelo de refill como EcoCarga-: Chile y México. Esta asociación lleva trabajando tres años con las autoridades para sensibilizar acerca de la necesidad de modificar las legislaciones para habilitar estas formas de consumo.
Acto seguido, Mazza enumeró algunas cifras de EcoCarga -empresa con base en la región de Valparaíso-, como que llevan cuatro años operando en el mercado, que suman 140.000 socios o clientes del sistema que han adoptado este modelo en que recargan un envase. “Hemos visto que un envase ha sido recargado 35 veces”, dice, porque cada uno de ellos cuenta con un código QR que permite identificar al producto con su categoría, es decir, que se recarga para un solo producto.
En concreto, Mazza indicó que EcoCarga ha logrado reducir 200 toneladas de plásticos introducidos al mercado con su modelo de reúso. “Hemos evitado que salgan al mercado más de 1.300.000 botellas, entonces se puede ahorrar plástico y tener trazabilidad”.
Dijo que el modelo era muy exitoso en la medida en que vaya alineado con un beneficio al bolsillo del consumidor. “Este sistema da la posibilidad de entregar un mejor precio para el mismo producto”, apunta. Si es así, añade, “el consumidor está dispuesto a salir de la casa llevando su envase vacío y rellenarlo”. Informó que han instalado máquinas en los supermercados, pero es un formato que se encuentra en pleno escalamiento.
Para él es imperativo, en concordancia con las conclusiones del informe de Oceana, Algramo y ANIR, que exista un decreto de metas de reducción de emisión de envases en la Ley REP, de modo tal que las empresas no solo recojan lo que pusieron en el mercado, sino que disminuyan lo que colocan cada año.
Seguidamente, agregó Mazza, es importante obligar al comercio a destinar un porcentaje de su sala de ventas a productos que vengan en formato de reúso.
Y, finalmente, impulsar modificaciones legales para dar garantías para el funcionamiento del sistema. En los modelos de reúso, por ejemplo, no están permitidos en Chile la comercialización de productos de cuidado personal. En los productos de desinfección está permitida la retornabilidad pero no el relleno. Tampoco hay precisión en las distintas categorías respecto de quién es responsable del envase.
Para Mazza esto no es suficiente. Es más, dijo, hay un gran ausente en el debate: la academia y las universidades, que puedan a través de la innovación y la tecnología cambiar este modelo de una cadena de valor lineal a uno circular. Abogó por una mayor infraestructura para sostener este modelo de reúso, habida cuenta de que el patrón de consumo y producción lineal lo ha venido optimizando durante 60 años.
“¿Nos podemos tardar los 60 años que demoró la cadena de valor lineal en optimizarse?”, se pregunta el gerente general de EcoCarga: “El informe es un súper buen inicio, pero el desafío es muy grande, porque hay que convertir las formas de consumo. La academia debería estudiar las cadenas de valor circulares, ver los puntos de quiebre donde se acelera el proceso, y los gobiernos también deberían estar pensando cómo acelerar también estos procesos”.
“Este análisis en coherencia con la regulación que ya existe, hay incentivo para envases reutilizables y retornables, ya que no se considerarían como introducidos en el mercado, y ahí entra a jugar un papel el ecodiseño y, sobre todo, de la trazabilidad para demostrar que el reúso se realiza para lo mismo”
La importancia de involucrar a todos los actores
Luego de sus respectivas exposiciones, las y los panelistas pasaron a responder algunas preguntas que surgieron en el chat del webinar organizado por País Circular. La primera en intervenir fue Liesbeth van der Meer, de Oceana, para quien este tema “no puede pasar solo por las ONG, sino por muchos ministerios: Minsal, Minagri, MMA. No es un tema ambiental, sino país. Las regulaciones se alojan en ciertos ministerios y todo tiene un costo de cuánto implicaría modificar los decretos. Tenemos que unirnos todos. Los municipios tienen una responsabilidad sobre la fiscalización, pero ha sido difícil tratar de que asuman dicha responsabilidad. Hay que dotar a los municipios de más fiscalizadores y dotar a las personas de más herramientas para denunciar a quienes incumplan las reglas”. Asumió que estos modelos son difíciles de extrapolar a las regiones.
Luego habló Antonia Biggs respecto de las barreras sanitarias y de cómo ANIR impulsa agendas sobre estos temas: “Parte de nuestro rol como asociación gremial es sentarnos a conversar con las autoridades: MINSAL, MINAGRI, MMA, que tienen regulaciones que pudieran impedir que esto avanzase como uno quisiera. La idea es mostrar por qué esto podría ser una traba. En estos dos últimos años hay ganas del sector público de escuchar. Es importante que mostremos para lograr puntos de acuerdo y avanzar”.
Aclaró que la cifra de casi 3.000.000 de toneladas de envases introducidos en el mercado previstas es en un horizonte de 10 años, y ese potencial es muy relevante en lo relativo a la mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero, equivalentes a 4 millones de toneladas de CO2 en 10 años, lo que corresponde al 1% de las reducciones de emisiones de GEI comprometidas por el país en sus NDC.
Paolo Mazza aporta que para fabricar una botella de detergente de 3 litros, se requieren 19 litros de agua. Es decir, EcoCarga, al evitar la introducción de más de 1.300.000 de botellas, evita al mismo tiempo el consumo de 19 millones de litros. La contraparte es que uno puede gastar 1 litro de agua para limpiar un envase, bastante menos que los 19 litros que se ocupan al producir el envase. “El agua es una dimensión que a veces se queda fuera del análisis”, acota.
Mazza explicó que la pandemia representó un golpe muy fuerte para el modelo de negocios que implicaba tener locales propios. Luego se fueron a Santiago y empezaron a implementar máquinas en centros comerciales, supermercados y otros recintos. “Y ahora el retail se mostró muy interesado y estamos escalando el modelo”, dice Mazza, y esto se da en los grandes centros urbanos para después llegar a regiones.
Por último, Van der Meer recalcó que “todos tenemos un rol, no solo el Estado y los productores, pero sí queremos recordar que hemos avanzado mucho”. Y, además, señaló que es clave cambiar los patrones de consumo para abordar el tema de la reutilización.
El seminario completo se puede ver aquí: