Docena: la empresa de suprarreciclaje textil anclada en un cerro de Valparaíso
Fundado por la pareja argentina de Mariano Breccia y Mechi Martínez, este emprendimiento se fundó hace 20 años en Buenos Aires. Hoy, instalado en Valparaíso, trabaja como una agencia que promueve proyectos integrales de fomento del upcycling textil como talleres con mujeres migrantes, iniciativas de realidad virtual, showrooms, instalaciones artísticas y productos audiovisuales. Con un taller creativo y colaborativo ubicado en una increíble casona del cerro Playa Ancha, Docena fue elegida en 2017 como una de las 50 mejores industrias creativas de América Latina y el Caribe.
El taller de Docena es el típico rinconcito de Valparaíso en que parece que no pasa nada y sin embargo pasa de todo. Detrás de un inocente portón negro, ubicado al fondo de un pasaje de Playa Ancha hasta el inicio de una infinita escalera guarda abajo, habita un mundo aparte con ropa reciclada, espejos, hilos, matrices, telas, afiches, máquinas de coser. Hasta una perrita revoloteando y un gato durmiendo su séptimo sueño le brindan otro aire de encanto a esta casa colgante. “La moda rápida no es barata, alguien está pagando el precio en alguna parte del planeta”, se lee en un cartel anclado en la muralla.
En ese amplio espacio creativo y colaborativo, de unos 400 metros cuadrados, con varias ventanas que miran al Pacífico, reside la pareja argentina de Mariano Breccia y Mechi Martínez, quienes se instalaron en Valparaíso en 2013 y específicamente en esta casa-taller después de la pandemia. Porque en este primer piso -en Valparaíso siempre eso es relativo- la casa funciona como taller, pero en la planta superior ambos viven con sus dos hijos. Desde ahí, de hecho, la vista hacia el mar es aún más cautivante. “Y más arriba hay una terraza desde donde podemos ver el Aconcagua”, asegura Mariano, con esa tonada argentina inconfundible.
Ya instalados en Playa Ancha, el proyecto, inicialmente concebido como una tienda de confección, diseño y muestra de ropa reciclada, derivó en lo que hoy es su fortaleza mayor: funcionar como una agencia de suprarreciclaje textil “que trabaja proyectos integrales, tomando diversos formatos desde el diseño de vestuario y objetos hasta instalaciones ambientales y artísticas, creación de experiencias, mentorías y talleres, productos audiovisuales y nuevos medios digitales, buscando vincular el reciclaje material con el espiritual”, asegura Breccia, desde la comodidad de su hogar porteño.
Valparaíso, sin embargo, es -por ahora- la última estación de un proyecto cuyo origen data de hace 20 años. Docena nació en Buenos Aires, en 2004, cuando aún no se hablaba de reciclar la ropa ni menos de upcycling. En el barrio de Palermo, en la “ciudad de la furia”, contaban con un showroom de ropa customizada. Al año después, a Mariano Breccia le ofrecieron un trabajo desde Chile como director creativo de una empresa multinacional de retail. “Empecé a tener un cargo más jerárquico y me di cuenta del impacto ambiental que tenía la ropa. Hoy está lleno de superhéroes de la reutilización, pero nosotros venimos hablando de esto 20 años atrás”, señala el emprendedor trasandino.
“Valparaíso nos brinda la espacialidad, el estilo de vida más slow, poder producir en condiciones más favorables que en Santiago, con equipos que se arman y se desarman de acuerdo al proyecto. Acá tenemos una pequeña comunidad que colabora con nosotros”.
Docena fue tallando su propio camino al tiempo en que Mariano trabajaba en la multinacional. Con su compañera Mechi participaron de un taller de upcycling en la versión 2011 de Lollapalooza. En 2013 lo hicieron en el Fin de Semana de la Moda, para al año siguiente ser invitados por el BID a exponer sobre la problemática ambiental en Chile. Esa misma entidad eligió en 2017 a Docena en la publicación del documento “Economía Naranja” como una de las 50 industrias creativas más importantes de Latinoamérica y el Caribe.
A medida que fue pasando el tiempo, no obstante, Mariano comenzó a sentirse incómodo por alternar en ambos lugares. Se le volvió incompatible por una cuestión ética y moral. “Me hacía ruido porque por un lado estaba pregonando un mundo mejor y, por otro, seguía trabajando en el retail por un asunto de seguridad personal”, recuerda Mariano. De manera que renunció a su empleo y hace 11 años se mudó junto a Mechi Martínez a Valparaíso. “Hoy estamos más vinculados a experiencias relativas a reutilización, a realidad virtual, comunidades digitales, trabajo con migrantes”, agrega Mariano.
“En principio armamos una tienda en Cerro Alegre, formando la primera tienda colaborativa con 40-50 emprendedores de upcycling de ropa de toda Latinoamérica”, cuenta Mariano. Luego de la pandemia tuvieron que reinventarse. Cerraron la tienda buscando contar con una estructura más grande. Eso les permite el formato agencia: llegar a proyectos de gran alcance, que les permite moverse indistintamente por Argentina y Chile.
Pudiendo instalarse en Santiago para tamaña tarea, Mariano eligió Valparaíso, a cuenta y riesgo de la distancia con los grandes centros urbanos que implica vivir en regiones. “Valparaíso nos brinda la espacialidad, el estilo de vida más slow, poder producir en condiciones más favorables que en Santiago, con equipos que se arman y se desarman de acuerdo al proyecto. Acá tenemos una pequeña comunidad que colabora con nosotros”, asegura Mariano, mientras mira el horizonte por la ventana que conecta con el océano en la “república independiente” de Playa Ancha.
“Sentimos que en Valpo nos cuesta visibilizarnos, no mucha gente conoce nuestro trabajo y eso que empezamos 20 años antes. Más allá de que sea circular, la ropa se mueve por nueva. Pero nuestro estilo de vida no lo cultivamos tanto por estar en el circuito de la moda. Sucedió que en la misma escena de la circularidad hubo una vorágine neoliberal por acaparar el liderazgo en las nuevas áreas, que provocó que las personas que veníamos hace mucho tiempo trabajando en esto, nos sorprendiéramos de algunas actitudes”, añade.
“Hoy está lleno de superhéroes de la reutilización, pero nosotros venimos hablando de esto 20 años atrás”.
Los proyectos de Docena como agencia
El taller de Docena (calle Atalaya 432, Playa Ancha, Valparaíso) está abierto para quien desee recorrerlo. Sin embargo, el corazón de Docena está en su funcionamiento como agencia, mediante la cual han desarrollado numerosos proyectos de alto impacto social, económico y ambiental.
Es el caso del programa laboral Puente, implementado durante 2023 para ofrecer formación y empleabilidad a mujeres migrantes de la Región de Valparaíso, donde se vincula el diseño, la manufactura textil y la interculturalidad mediante el upcycling textil. Los productos elaborados en el proyecto se exhibieron en un showroom móvil, donde estuvieron a la venta y los espectadores pudieron ver el proceso en un video de realidad virtual. Este “Bus Taller Móvil” recorrió la región capacitando y empoderando mujeres a través del suprarreciclaje.
En el proceso hubo jornadas de capacitación en el Mercado Puerto de Valparaíso y un programa intensivo de aprendizaje realizado en el taller de Docena en calle Atalaya. Esa jornada terminó con el encargo de una pequeña producción de piezas hechas desde la reutilización que cada una de las mujeres confeccionó desde su casa. Hoy esas prendas se venden en la colección Puente. Destacan unos bolsos, con diseño exclusivo de Docena, hechos a partir de poleras recicladas, y unos ponchos hechos de diferentes materiales, incluso desde una camiseta de fútbol americano. En la etiqueta de cada prenda figura el nombre de su autora.
Dentro de esa gama de iniciativas encaja Trashumantes, un proyecto transmedial donde convergen suprarreciclaje, realidad virtual, costura y diseño latinoamericano de código abierto (un término usado normalmente en el campo de la tecnología e informática para piezas diseñadas con el objetivo de ser públicas, de libre acceso, donde todos los usuarios pueden ver, modificar y distribuir la información como crean necesario, buscando democratizar la moda). En Trashumantes, se señala en la página web, “queremos visibilizar y compartir prácticas de producción y consumo consciente”, invitando a una “transición sostenible e incitando a exigir alternativas y prácticas asociativas que trabajen desde la economía circular”.
Según la reseña que figura en el mismo sitio web de Docena, Trashumantes versa sobre guardianes de la naturaleza y maestros de la raza humana “llegan a colaborar desde un futuro oscuro y apocalíptico donde el consumo humano ha acabado con la vida como la conocemos. Vienen de un tiempo donde la Tierra ha comenzado a regenerarse, en el futuro aprenden de sus ciclos y se integran a esta regeneración de manera empática y consciente”.
Junto a otros proyectos de intervención de espacios, en colaboración y alianzas con otras entidades y comunidades, Docena dispone de las colecciones de su tienda, que ofrecen a través del taller presencial en Playa Ancha como a través del e-commerce. Destacan entre ellas Nakama, Punchaw (ponchos), Hecho en Chile, Atalaya (piezas únicas inspiradas en Valparaíso), Qi, 12nanos (ropa para niños y niñas de hasta ocho años), Agro Urbano y Chirak (inspirada en las y los estudiantes durante la revuelta de 2019). Previo acuerdo con Mariano, la tienda mágica ubicada en Playa Ancha está abierta para visitas. El riesgo es que, en virtud de la belleza del lugar, el vitrineo sea más largo de lo esperado.