Verónica de la Cerda: “Es fundamental que las empresas entiendan que deben construir resiliencia”
En el Día Mundial del Reciclaje la CEO de TriCiclos, Verónica de la Cerda, hace un análisis acerca del crecimiento de la empresa y la evolución que ha tenido el reciclaje a nivel nacional y los factores que permiten que hoy el país avance hacia nuevas formas de economía circular. Y así como las empresas deben construir resiliencia, afirma, también deben entender que se tienen que preocupar de los impactos sociales y ambientales de toda la cadena de valor de su producto.
Actualmente el reciclaje es un concepto conocido en Chile, y más allá de los cambios que esta actividad ha sufrido producto de la pandemia, existen diversos actores e iniciativas que buscan fomentarlo en el país. La Ley REP busca que la industria se responsabilice por los residuos que generan sus productos luego de ser comprados, varios municipios están generando campañas de recuperación de materiales reciclables, y hay también empresas que han comenzado a trabajar en evitar que sus residuos terminen en rellenos sanitarios. A esto, además, se suma una ciudadanía cada vez más consciente al momento de adquirir y consumir productos.
Esta realidad difiere bastante de la que se vivía hace 12 años cuando TriCiclos, una de las empresas dedicadas a la gestión de residuos reciclables y a soluciones para una economía circular más grande del país, comenzó sus funciones. Hoy, al conmemorarse el Día Mundial del Reciclaje, su CEO, Verónica de la Cerda, habla de la evolución de los últimos años.
“La basura es un error de diseño” no era una frase tan fácil de explicar. En 2009, cuando surgió TriCiclos, el reciclaje era todavía incipiente y a pesar que había algunas iniciativas a nivel municipal, en general la actividad era escasa y estaba bastante anclada a la beneficencia. Los recicladores de base –conocidos como “cartoneros o chatarreros”– ya tenían un rol muy importante en la recolección de residuos reciclables en nuestro país. Fue en ese contexto que Gonzalo Muñoz, Joaquín Arnolds y Manuel Díaz, cofundadores de la organización, idearon una estrategia de cambio cultural que permitiera crear un espacio donde capturar el material que estaba yendo a relleno sanitario, hacer que terminara en plantas de reciclaje, involucrar a las empresas productoras y a los consumidores para que pudiesen entender el rol que podía jugar en la resolución del problema y por supuesto, trabajar en conjunto con los recicladores de base para que pudieran seguir desempeñándose pero ahora en un espacio de trabajo más digno y profesional.
La propuesta de la empresa era innovadora y eso llevó a TriCiclos a recibir apoyo por parte de Corfo y de amigos y familiares del equipo, para luego conseguir dar un gran salto concretando el primer y más importante proyecto de estaciones de reciclaje que ha tenido Chile hasta el momento: la red de Puntos Limpios de Sodimac. “Junto a ellos creamos este concepto de un espacio de recepción de residuos reciclables, vinculado al lugar donde se realizaba la compra. Es decir, buscábamos situar en un mismo lugar la generación de residuos con el correcto cierre de ciclo para estos materiales”, recuerda Verónica de la Cerda.
En ese mismo proyecto, tuvieron la oportunidad de trabajar a nivel corporativo con Sodimac. “Además de instalar los primeros puntos limpios -agrega-, les ayudamos con su edificio corporativo, diseñando un modelo que permitiera la correcta gestión de residuos generados en el día a día del trabajo de oficinas, lo que terminó siendo una puerta de entrada para muchas otras iniciativas en torno a sustentabilidad o de vinculación con el medio ambiente”.
Así como Sodimac, otras empresas y municipios comenzaron a involucrarse en temas ambientales, sin embargo en ese momento las cifras ya visibilizaban una problemática en torno a la generación de residuos. Para el año 2010 en Chile se generaban anualmente seis millones de toneladas de basura, de las cuales solo un siete por ciento se reciclaba.
En cuanto a la percepción de la ciudadanía y según los datos entregados por la encuesta “Medio Ambiente y Cambio Climático: percepción, conocimiento y hábitos verdes de los chilenos 2010”, desarrollada por la Universidad Andrés Bello y el Centro de Opinión Pública Opina, un 82 por ciento de los encuestados consideraba que la protección del medio ambiente era muy importante y el 50 pensaba que su vida se veía muy afectada por los problemas ecológicos, lo que daba cuenta de una necesidad por crear herramientas que solucionaran un tema que la ciudadanía ya percibía como importante.
Con el paso de los años TriCiclos fue creciendo. Cada vez más empresas fueron sumándose a proyectos de sustentabilidad y gestión de residuos, lentamente la ciudadanía fue tomando un rol más activo y a nivel legislativo se comenzó a hablar de una ley que fomentara el reciclaje: la Ley N° 20.920 de Responsabilidad Extendida del Productor, conocida como Ley REP, ingresando para su primer trámite legislativo en septiembre de 2013 a la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la Cámara de Diputados y siendo publicada en el Diario Oficial el 1° de Junio de 2016.
“Es fundamental que la economía circular se materialice más allá de la separación de residuos y su reciclaje, lo que se logra con altos estándares legislativos, empresariales y por supuesto, considerando las exigencias de los consumidores para diseñar soluciones que sean masivas y viables económicamente”
Si bien la Ley REP es el proyecto emblemático que engloba principalmente toda la actividad de la gestión de residuos reciclables, han habido otras iniciativas públicas que marcan estos 12 años a nivel nacional, siendo algunas de estas la Ley 21.100, promulgada en 2018 y que prohíbe la entrega de bolsas plásticas de comercio en todo el territorio nacional; la ordenanza municipal de Providencia en 2019 que prohibió los plásticos de un solo uso; el Plan “Santiago Recicla” de la Municipalidad de Santiago; y el “Plan Hoja De Ruta Nacional – Para Un Chile Sin Basura”, que está trabajando el Ministerio de Medio Ambiente y que reúne ambiciosas metas y acciones de aquí a 2040.
En el sector privado también se ha avanzado, y un ejemplo ha sido la expansión regional de la red de puntos limpios Sodimac que dieron origen a la actual Red Nacional de Puntos Limpios y que cubre desde Arica hasta Castro; la red de puntos limpios Walmart; diversas campañas de recuperación de electrónicos de las empresas Entel y WOM; el surgimiento de múltiples empresas dedicadas a la valorización de materiales así como la gestión de residuos orgánicos e inorgánicos; el considerable aumento de municipios que hoy cuentan con sistema de colecta colectiva, entre otros.
“Lo más importante de estos proyectos, y un buen ejemplo es la Ley de Bolsas Plásticas, es que han demostrado que el reciclaje no es siempre la mejor alternativa, y han generado un cuestionamiento en los consumidores y en los productores, llevándonos a reflexionar sobre la necesidad de ciertos envases y ver que es posible llegar a cambiar hábitos de consumo”, agrega Verónica de la Cerda.
Otro elemento fundamental, dice, es aclarar la reciclabilidad real de los productos, porque “no basta con que un producto o empaque sea técnicamente reciclable, ya que la capacidad de recuperar o transformar un producto depende también del uso que se le haya dado, así como de la realidad local las cadenas de reciclaje”. Es por esa razón, agrega, la importancia de perseguir el reciclaje solo en casos que realmente tenga sentido. “Para qué embarcarse en nuevos procesos industriales cuando se pudo haber evitado que ese recurso fuera extraído de la naturaleza. Necesitamos analizar siempre la factibilidad de otros posibles modelos de consumo y uso, como la reparación, regeneración, reutilización o compostaje, entre muchos otros”, afirma la CEO de TriCiclos..
En base a estas experiencias, el concepto de reciclaje comenzó a transformarse, dando paso a una visión más completa de la solución: la economía circular. “En TriCiclos empezamos a aproximarnos a la economía circular a través del reciclaje porque en ese minuto era lo más efectivo y el problema más evidente para resolver, pero efectivamente la economía circular habla de una correcta gestión de nuestros recursos y es esa la lógica desde donde hay que situarse: extrayendo lo mínimo posible de la naturaleza, generando el mínimo de emisiones posibles a la atmósfera y por supuesto, generando el máximo beneficio al medio ambiente”.
“Hoy en TriCiclos -agrega- invitamos a nuestros usuarios y ayudamos a las empresas que son nuestros clientes, a ir más allá del reciclaje y repensar no solo la materialidad del envase sino también el diseño del producto, desde su forma, su materialidad y su producción, hasta el modelo de consumo y uso que estos traen consigo. Es ahí cuando se empieza a entender cómo incorporar otras capas de la economía circular”.
Pandemia y nuevos desafíos
A la urgencia que ya representaba la crisis climática, se suma el gran desafío que la pandemia por el Covid-19 ha generado a nivel mundial y que ya entrega varias lecciones, pero también aprendizajes y alertas indiscutibles. “A mí parecer, el primer y más evidente desafío es cómo asegurar la trazabilidad y los circuitos de manejo de materiales, desde las casas hasta la planta de recuperación. Esto, porque los modelos de colecta actuales no fueron capaces de solventar la demanda de este tipo de servicios. Nosotros tuvimos una disminución de alrededor del 70% en la cantidad de materiales recibidos. Es un dato complejo, porque nos lleva a cuestionar dónde se fueron esos materiales y existe la posibilidad de que hayan ido a parar a un relleno sanitario”, explica Verónica de la Cerda.
Al mismo tiempo, también hace énfasis en cómo la disposición al cambio en el corto plazo puede aplicarse a la situación ambiental. “Esto se había cuestionado mucho, pero la crisis sanitaria es un gran ejemplo de cómo podemos modificar nuestros hábitos si así lo necesitamos, ya sea cambiando nuestra forma de trabajar, incorporándonos al mundo digital y en general, rediseñando todos los aspectos que se requieran. Por otro lado, es fundamental que las empresas entiendan que deben construir resiliencia, que se tienen que preocupar de los impactos sociales y ambientales de toda la cadena de valor de su producto, y, por parte de los consumidores y usuarios, debemos entender que también tenemos un rol que jugar en esta problemática. Tenemos algo que exigir pero también tenemos una decisión importante que tomar”.
Por último, llama a no conformarse en torno a las iniciativas ambientales. “Es necesario ser muy enfáticos en que si bien la recolección segregada de residuos es un gran avance, es fundamental que la economía circular se materialice más allá de la separación de residuos y su reciclaje, lo que se logra con altos estándares legislativos, empresariales y por supuesto, considerando las exigencias de los consumidores para diseñar soluciones que sean masivas y viables económicamente. Evidentemente el desafío es grande, esto implica repensar muchas cosas y no va a ser fácil, pero no caigamos en la autocomplacencia de que hoy cualquier cosa pudiese ser economía circular porque no termina en un relleno sanitario”, finaliza.