“En Chile no hay datos duros sobre cuánta pintura se desecha, pero según información internacional, en promedio el 15% de la que se produce en el mundo termina en la basura”. La reflexión es de Erwin Mayer-Beckh, uno de los dos fundadores de Pinturec, un emprendimiento que comercializa pinturas recicladas y, además, promueve la reducción, reutilización y reciclaje de pintura.
Él y su socio, Ricardo Behrens, trabajaron en diversas empresas por 20 años. Sus hijos eran compañeros de curso en el Colegio Alemán. Tenían ganas de trazar un camino independiente y lo encontraron: visualizaron una oportunidad de negocios que estuviera estrechamente ligada con el cuidado del medio ambiente y el uso eficiente de los recursos. Y así nació, hace menos de dos años, Pinturec.
Como en Chile no existe el hábito ni la obligación de reutilizar la pintura, por ahora importan pintura reciclada desde Estados Unidos, donde existen políticas públicas que castigan severamente a quienes botan los restos de los tarros.
“En EE.UU. está prohibido tirar pintura a la basura. Acá en Chile esa ley no existe. Por eso nosotros apelamos a hacer campañas de concientización respecto al daño que genera la pintura que la gente desecha. La Ley REP abarca hasta ahora seis productos prioritarios (aceites lubricantes; aparatos eléctricos y electrónicos; baterías; envases y embalajes; neumáticos y pilas), y nosotros esperamos que la pintura se sume a esa lista”, dice Ricardo Behrens.
El problema, acota Erwin Mayer-Beckh, es que las empresas que comercializan pinturas vírgenes ven a Pinturec como un competidor y no como un complemento. “Para que haya pintura reciclada, tiene que haber pintura virgen. Y sentimos que ellos nos ven como un competidor más que una futura solución al problema que luego podrían tener si las pinturas se incorporan como producto prioritario. Falta madurez. Ellos saben que a la larga no podrán seguir contaminando. Entonces ahí nos falta la parte política para que se pueda fomentar el reciclaje de pinturas”, afirma.