¿Qué es la economía circular? Tres expertos mundiales exponen su mirada en Chile
Tres expertos mundiales, tres miradas sobre la economía circular. Mark Dorfman, Kenneth Alston y Ken Webster abrieron hoy el Foro de Economía Circular de las Américas (CEFA2018) que se realiza en Santiago, y aquí exponen sus reflexiones en torno a esta, los pasos que faltan y el rol de América Latina en esta tarea.
La segunda versión del Foro de Economía Circular de las Américas que se inició hoy en Santiago reunió a expertos, emprendedores, agentes públicos y privados en torno a reflexionar sobre la economía circular, cómo alcanzar una definición común y de que forma se puede incrementar su impulso en nuestro continente, adaptada a sus propias realidades.
Allí se entregaron distintas aproximaciones a los problemas, se compartieron casos de éxito y se reflexionó sobre las distintas miradas y enfoques respecto de la economía circular. Aquí, tres expertos mundiales nos entregan su mirada sobre esta materia.
“El desafío más grande es la inercia”
Mark Dorfman es químico de biomimetismo y director de Biomimicry 3.8, una Empresa B con base en Estados Unidos que aplica los principios de diseño de las estrategias químicas de la naturaleza para desarrollar soluciones innovadoras a los desafíos químicos y materiales tóxicos del siglo XXI. Ha trabajado con clientes como Estee Lauder, Colgate, Natura, Johnson y Johnson, WD-40, Coca-Cola, Levi’s, Conoco-Philips, Kimberly-Clark, Patagonia y la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU., entre otros.
¿Cómo define usted la economía circular?
La economía circular es donde no tienes un esquema respecto a qué haces con los desperdicios, por lo que tienes que ir constantemente a extraer recursos desde las fuentes naturales porque no tienes un sistema de usar y reusar, tal como lo hace la naturaleza. Tú no ves que en un bosque todos sus organismos tengan que ir a otro bosque para extraer sus recursos, ni que del otro lado haya solamente un terreno vacío. Nuestra sociedad puede, al igual que un bosque u otros ecosistemas, circular nuestros recursos para reconstruir productos y otros materiales.
¿Cuáles son los principales desafíos que presenta un sistema circular?
Creo que el desafío más grande es la inercia en nuestra sociedad, donde los consumidores, las industrias y el gobierno han estado haciendo las cosas de cierta manera, y es bastante difícil hacer que las personas cambien.
“Los consumidores deben entender para poder tomar mejores decisiones. Los reguladores deben entender para poder dar sentido al sistema. Los productores deben entender que existe una demanda creciente de este tipo de productos”.
¿Cuáles debiesen ser nuestros primeros pasos para producir este cambio?
Educación. Lograr que estos mismos grupos, consumidores, productores y reguladores entiendan qué es la economía circular y por qué la necesitamos. No es tan difícil de entender, la gente lo puede ver con solo observar el aire en Santiago. Claramente esta no es una economía circular, hay materiales, combustibles y procesos que en vez de reutilizar sus recursos están siendo emitidos al aire. Entonces, la educación permitiría a la gente darse cuenta que hay una alternativa a cómo estamos haciendo las cosas, y al observar cómo la naturaleza funciona podemos volvernos más circulares. Los consumidores deben entender para poder tomar mejores decisiones. Los reguladores deben entender para poder dar sentido al sistema. Los productores deben entender que existe una demanda creciente de este tipo de productos.
En Latinoamérica, ¿ve algunas dificultades en nuestra región para implementar este tipo de sistema?
Creo que el mismo obstáculo se presenta en todos lados. Esta inercia está presente en Estados Unidos, Europa y países en vías de desarrollo también, y depende de países como estos de que se transformen en modelos para que otras naciones puedan ver que esto es posible. Hay oportunidades en todos lados, hay oportunidades en Chile.
“Muchas compañías están haciendo cosas que no son sustentables y circulares, y deberíamos preguntarles por qué no lo están haciendo (…) Si un grupo grande de personas comienza a exigir productos de este tipo, las empresas se darán cuenta de que existe una demanda latente por productos circulares”.
“Debemos rediseñar todo”
Kenneth Alston es asesor principal de la Plataforma de Economía Circular de las Américas y la Fundación para el Desarrollo Sostenible de las Américas (ASDF por sus siglas en inglés). Es ex director global de innovación de productos sustentables de SC Johnson y especialista en economía circular, diseño cradle to cradle y en sostenibilidad corporativa con más de 35 años de experiencia. A su juicio, las personas deben cambiar el paradigma sobre cómo vivimos en el planeta y partir de pequeños detalles como el uso correcto de los conceptos: “hay que eliminar la palabra ‘consumir’ y cambiarla por ‘usar’”, dice.
¿Cómo define la economía circular?
Para mí empieza con la idea de que en estos momentos no somos circulares, somos lineales. Tomamos recursos de la tierra, hacemos productos, los utilizamos, disfrutamos de los beneficios de ellos, pero cuando terminamos de usarlos solamente hacemos una cosa: tirarlos. Eso no solamente es un desperdicio, sino que no es sustentable, porque tenemos a tantas personas buscando una mejor calidad de vida y mejores productos, y la Tierra no puede proveer todos estos recursos. Por lo que una economía lineal, como la que tenemos ahora, no es sustentable, así que debemos tener una alternativa, la cual es la economía circular, y eso significa que debemos rediseñar todo, para que en vez de que se vaya como desperdicio a basureros o incineradores, tenemos que ir hacia una vía para poder recolectar estos productos al finalizar su uso, traerlos de vuelta y rematerializarlos para poder usar ese material nuevamente. Para esto debemos combinar circularidad con sustentabilidad, dos conceptos distintos.
¿Cuáles son los principales desafíos que presenta este tipo de economía?
Durante 200 años lo hemos hecho de la manera lineal y todos nuestros sistemas están construidos para operar de esta manera lineal. Por ejemplo, anoche fui al supermercado para comprarme un yogurt para mi desayuno de hoy en la mañana, y hemos hecho un gran trabajo para que nuestro sistema tenga a alguien haciendo el yogurt, alguien haciendo el plástico y la tapa, también tenemos un sistema de transporte que lo lleva desde la fábrica hasta la tienda, pero no tenemos un sistema que haga la reversa de este proceso este proceso.
¿Por dónde debería empezar este cambio?
Primero es entender que este cambio debe ocurrir, y luego en cada proceso ver cómo podemos hacer un sistema más inteligente. Hoy muchas compañías están haciendo cosas que no son sustentables y circulares, y deberíamos preguntarles por qué no lo están haciendo. Si tú vas a una tienda podrías preguntar si tienen productos circulares, lo más probable es que te digan que no, pero si un grupo grande de personas comienza a exigir productos de este tipo, las empresas se darán cuenta de que existe una demanda latente por productos circulares y alguna compañía dirá ‘por qué no somos nosotros los que entregamos estos tipos de bienes’. Por lo que existen dos tareas principales: primero cambiar cómo las personas están pensando, y luego cambiar su comportamiento de consumo.
¿Ve en Latinoamérica algún tipo de dificultad para introducirse en una economía circular?
Veo más oportunidades que dificultades, porque en la región existe una alta necesidad por más y mejores trabajos, y podemos usar nuestras habilidades y llenar estos espacios desocupados en revertir el proceso. Podemos crear nuevas profesiones que apunten al manejo de materiales y ver las formas en que estos se puedan reutilizar, lo cual sería un impulso para la economía, el medio ambiente y la sociedad.
“Muchas personas piensan que esto apunta a la reutilización de materiales, y ese es un buen inicio. Pero realmente, apunta a la aplicación de que todo circula, lo que pensamos que es un desperdicio es un concepto erróneo, porque todo puede hallar un nuevo uso en el sistema, entonces tenemos que ayudar para que la economía elimine este concepto de desperdicio”.
“El principal impulso del cambio es lo digital”
Ken Webster es director de innovación de la Fundación Ellen MacArthur en Reino Unido, y experto en educación económica y cuestiones ambientales. Su último libro es “The Circular Economy: A Wealth of Flows”, que relaciona las conexiones entre el pensamiento sistémico, las oportunidades económicas y de negocio y el potencial para una economía circular. Desde su punto de vista, la economía circular debe apuntar a la innovación de la mano del uso de herramientas digitales e innovaciones tecnológicas.
¿Cómo se define una economía circular?
Muchas personas piensan que esto apunta a la reutilización de materiales, y ese es un buen inicio. Obviamente la reutilización de materiales de forma efectiva y segura son un gran punto dentro de esto. Pero realmente, apunta a la aplicación de que todo circula, lo que pensamos que es un desperdicio es un concepto erróneo, porque todo puede hallar un nuevo uso en el sistema, entonces tenemos que ayudar para que la economía elimine este concepto de desperdicio. Es mejor pensar en la sociedad como un bosque, más que una máquina que produce y donde todo el desperdicio debe ser desechado, por lo cual tenemos que cambiar este paradigma sobre cómo producimos. La economía circular se trata de sistemas efectivos, no solo eficientes, y es regenerativa y distributiva por diseño. Usa lo que está disponible y le agrega valor desde abajo hacia arriba, y este es un enfoque que toma ideas desde los sistemas vivos, no de la ingeniería.
¿Por dónde empieza este cambio?
Hoy el principal impulso del cambio en términos de economía y negocios, es el avance de lo digital. Eso está marcando la diferencia, donde los nuevos negocios están pasando de vender productos a vender servicios. Lo digital permite deshacerte de los intermediarios y conectar directamente al productor con el consumidor -que es lo que hace Uber, Amazon o Ebay-, conecta a personas que tienen cosas con personas que necesitan cosas y con eso se está saltando toda la economía de procesos. El gran cambio está acá, no en una economía de productos sino en una economía de servicios. Esto implica menos uso de recursos, y el reuso de recursos. Lo digital también permite monitorear el estado de las máquinas, y una mantención en los tiempos correctos, y esto implica una mejor utilización de los objetos.
¿Cuáles son las principales dificultades hacia la transición hacia una economía circular?
Primero, tenemos una economía que trabaja en un sistema lineal, y mucha gente ha invertido grandes sumas de dinero en ese proceso, y es dinero que no quieren perder. Si tienes una gran máquina produciendo plástico, por qué la cambiarías. La segunda es que no hay una noción respecto a los beneficios que trae una economía circular, hay una mentalidad que cambiar y eso toma tiempo. Y el tercer punto es que la reglas del juego no son conducentes, no cargamos el verdadero valor al precio y los desperdicios que esto trae, por lo que las cosas que no usamos no tienen valor.
¿Y cómo ve a Latinoamérica sumándose a este proceso?
Latinoamérica está llena de energía, su gente generalmente tiene buena educación, son personas capaces y entusiastas respecto al cambio. Por ejemplo, Argentina lo que está haciendo es buscando valor en lo que hace. Uno de los grandes objetivos para Latinoamérica es ayudar a crear las herramientas y las oportunidades para emprendedores y facilitarles en la forma en que hacen las cosas y así hacer un mejor uso de los recursos.