La necesidad de ir más allá
“Hoy, cuando el mundo nos llevó a detenernos, es también momento para que muchas empresas decidan replantearse, desafiarse y proyectarse de manera distinta, entendiendo que la ley de mínimo esfuerzo no es aplicable cuando los recursos se agotan, cuando se enfrenta una crisis ambiental y se está ante ciudadanos que esperan mayores compromisos de quienes pueden hacer grandes cambios”.
En mayo de 2016 se promulgó la Ley Marco para la Gestión de Residuos, Responsabilidad Extendida del Productor y Fomento al Reciclaje- más conocida como Ley REP-, con la que se busca disminuir la generación de residuos y fomentar su reutilización y reciclaje. Recientemente se avanzó con uno de los reglamentos que regula gran parte de los residuos que generamos en los hogares, envases y embalajes, y este trae algunos interesantes avances.
Nos acercamos a que finalmente existen metas claras y reglas del juego definidas para cómo se manejarán los residuos reciclables en Chile. Si bien estas metas irán aumentando de manera más paulatina a lo que se pensó en un inicio, es una buena noticia que, dada las circunstancias en las que estamos, se avance con la legislación. Y que, además, se haya formalizado más detalladamente la inclusión de los recicladores de base en este nuevo modelo de gestión de residuos.
Sin embargo, cuatro años han pasado desde la promulgación original de la ley y parece necesario también cuestionarse si, teniendo todos los antecedentes científicos respecto a la crisis ambiental en la cual estamos- y el desolador panorama que vivirán las próximas generaciones si no actuamos a tiempo- podemos sólo ceñirnos a una normativa para sentirnos tranquilos o debemos dar un paso más y transformarnos en un mayor aporte.
Entender que los recursos naturales se están acabando, que hoy la sequía golpea más fuerte que cuando probablemente se hizo la firma de la normativa –y que de seguro lo hará con más fuerza en los próximos años- es vital para hacer cambios que tengan un impacto real. Las leyes son letra muerta si no se aplican, pero también van quedando chicas si no somos capaces de ir actuando por sobre lo que se nos pide y considerando los nuevos escenarios. Será que tendremos que esperar a otra crisis humanitaria para que entendamos que debemos cambiar radicalmente y pasar a realmente proteger nuestro medio ambiente?.
En TriCiclos bien sabemos de empresas, nacionales e internacionales con bastante relevancia en nuestro país, que ya se comprometieron con que el 100% de sus envases sean reciclables o compostables; de otras que analizaron todos sus envases y ahora están mejorando su etiquetado para facilitar su correcta disposición; y tantas otras organizaciones que se encuentran avanzando a paso firme por entregarle sus productos a los consumidores de una manera más sustentables. Sin embargo, también existen empresas que decidieron ir más allá de las modificaciones en sus envases y productos, y se auto impusieron metas de recolección considerablemente más altas que lo que les está exigiendo la Ley REP y en un menor plazo.
Metas ambiciosas que develan la relevancia de hacerse cargo del impacto ambiental y social que tienen indirectamente los productos de una empresa, para garantizar la permanencia de ésta en el tiempo. Hoy vemos claramente cómo ciertos modelos de consumo están siendo cuestionados por los residuos que se generan en la cadena, por lo tanto, no considerar estos potenciales impactos pone en riesgo la sustentabilidad financiera de estos. En TriCiclos vemos con mucha alegría cómo muchos de nuestros clientes han logrado ver esto y, por esa razón, están avanzando más allá de lo que les pide una normativa.
Hoy, cuando el mundo nos llevó a detenernos, es también momento para que muchas empresas decidan replantearse, desafiarse y proyectarse de manera distinta, entendiendo que la ley de mínimo esfuerzo no es aplicable cuando los recursos se agotan, cuando se enfrenta una crisis ambiental y se está ante ciudadanos que esperan mayores compromisos de quienes pueden hacer grandes cambios.
Efectivamente, si miramos el panorama completo estamos avanzando, pero necesitamos que el tranco sea más rápido y largo, y que no tenga que llegar una crisis humanitaria para hacernos reaccionar. Necesitamos de ese beneficioso apetito y autoexigencia de querer ir más allá de lo que nos piden para que, realmente, podamos cimentar un mejor mundo para las próximas generaciones.