La bandeja sanitizadora de pies hecha con boyas plásticas recicladas de la industria salmonera
Alojada en Puerto Montt, la empresa de reciclaje industrial de plásticos GreenSpot innovó con una solución para prevenir el contagio del COVID-19: un pediluvio hecho a partir de boyas, flotadores y bins de la salmonicultura. Este producto se coloca en la entrada de cada casa y sirve para desinfectar los zapatos, impidiendo así la propagación del virus desde las suelas del calzado. Por de pronto, GreenSpot continúa en la transformación de los residuos plásticos en pellet de primera calidad para reinsertarlo en otro ciclo de vida.
La irrupción del COVID-19 en la vida de todas las personas obligó también a las empresas a realizar modificaciones en su estrategia comercial y productiva. Le sucedió a GreenSpot (www.greenspot.cl), una compañía con identidad regional, alojada en Puerto Montt, que vio en esta crisis una oportunidad para innovar con una solución desde el punto de vista sanitario.
Aunque suma tres años en el mercado, GreenSpot (su Instagram es @greenspot_upcl) ya cuenta con un gran prestigio en la Región de Los Lagos debido a la alta capacidad que tiene su planta de procesamiento para trozar, picar, filtrar y peletizar residuos plásticos, y transformarlos en nueva materia prima (pellets) de primera calidad. Lo que técnicamente se conoce como upcycling.
Esos residuos llegan sustancialmente de la industria salmonera y, en menor medida, del sector agropecuario. Ese pellet se vende a nuevas empresas para ser procesado, pero hace poco GreenSpot ha dado un giro hacia la generación de sus propios productos: por ejemplo, racks para transportar bidones de agua purificada. También han empezado a generar composteras, asientos de plaza, mobiliarios y juegos.
Pese a que la producción de pellet no se ha detenido, el foco actualmente está depositado en cómo combatir la pandemia. Por ello GreenSpot diseñó el primer peliduvio (caja sanitizadora de pies) 100 por ciento reciclado de boyas, flotadores y bins en desuso de la salmonicultura. Los trabajadores y ciudadanos en general pueden sanitizar los zapatos en esta bandeja con un líquido desinfectante, antes de entrar a sus trabajos o a sus casas.
“Obviamente el COVID nos pegó a todos muy fuerte. Entonces nos propusimos hacer algo que nadie hubiera desarrollado a partir de plástico reciclado. Nos embarcamos y desarrollamos este peliduvio, que es una bandeja alta y pequeña, de 60 x 90 centímetros, que la ubicas en los accesos de las distintas zonas. Está demostrado que este virus cae al suelo y que uno lo puede llevar en los pies. No es necesario sacarse los zapatos”, explica Benjamín González, CEO y socio fundador de GreenSpot.
El nuevo producto, surgido a pruebas de ensayo y error, salió a la venta este miércoles y ya cuenta con cotizaciones de Santiago y más al norte. González agradece que la empresa haya podido llegar “rápidamente a una respuesta contra el COVID con algo que funcione efectivamente como negocio”. Apuntan a producir 500 pediluvios al mes, con la chance cierta de poder duplicar ese número.
“Siento que en mi producto había un potencial importante, porque la gran mayoría de los pediluvios que se consumen en Chile son importados y tienen un stock limitado. Yo no quiero hacerme rico; me interesa poder demostrar que la economía circular a nivel local no es solo necesaria, sino factible”.
Por ahora el objetivo está dirigido hacia personas y empresas, pero pretenden cubrir las necesidades de los municipios, hospitales y otro tipo de instituciones. El otro punto importante, agrega Benjamín González, pasa por que la bandeja es un producto hecho por una empresa chilena con base local, en el sur de Chile, que además ejerce una suerte de contrapeso a los pediluvios importados que se venden en el mercado.
“Siento que en mi producto había un potencial importante, porque la gran mayoría de los pediluvios que se consumen en Chile son importados y tienen un stock limitado. Yo no quiero hacerme rico; me interesa poder demostrar que la economía circular a nivel local no es solo necesaria, sino factible”, opina Benjamín González, ingeniero comercial de profesión, avecindado en la zona sur del país desde hace 15 años.
Para fabricar un pediluvio se ocupan aproximadamente entre 13 y 16 kilos de boyas que la industria salmonera ha dejado de ocupar en sus procesos productivos. “Si logramos vender estas 500 primeras unidades, reutilizamos 8 toneladas de residuos plásticos de las salmoneras. En términos de volumen, son 200 metros cúbicos de plástico”, calcula el fundador de GreenSpot.
Consultado sobre por qué decidió innovar con un producto fuera de lo común, en contraste con otras empresas del rubro del plástico que han abocado a confeccionar mascarillas, González explica que “nunca se me pasó por la cabeza hacer mascarillas. Es un producto que ya tiene una fuente. Hay muchas empresas y personas que tienen impresoras 3D en sus casas, había una capacidad instalada para enfrentar eso”. En cambio, agrega el CEO de GreenSpot, “teníamos que intentar irnos a otras zonas de desarrollo en vez de las que ya estaban andando”.
En la línea de negocios que desarrolla normalmente la empresa, dice González, han conseguido recuperar más de dos millones de kilos, preferentemente de la industria salmonera. González siente que esto ayuda a mejorar la relación con las comunidades, quienes critican al rubro salmonero por la contaminación que genera en los mares.
“Todas estas iniciativas producen un impacto positivo y puede ayudar en la gestión de las empresas. Consumir desde fuentes circulares puede ayudar. Los cuestionamientos hacia la industria salmonera tienen mucho más tiempo que la pandemia del COVID-19, y es una acción estratégica incorporar la economía circular dentro de la lógica productiva. Sin embargo, no es la única tarea que deben emprender para lograr la aceptación local”, concluye Benjamín González.