El viento en Roma va a una velocidad de 40 kilómetros por hora. De camino al Vaticano hay un árbol caído por el temporal y señales de tráfico en el suelo. La alcaldesa de la ciudad ha ordenado que los menores no vayan al colegio y los tozudos turistas se las ingenian para que no se les rompan los paraguas. En este inquietante día, la presidenta de la Asamblea General de la ONU, María Fernanda Espinosa, se acaba de entrevistar con el papa Francisco para hablar de cambio climático, migraciones, juventud y trabajo decente. “Es realmente edificante ver su fuerte compromiso con el multilateralismo y las Naciones Unidas, con temas tan apremiantes como los derechos de los refugiados y los migrantes, coincidimos en que es necesaria una migración ordenada, regulada y de garantía de derechos. Está preocupado también por el cambio climático y es un gran abogado del combate a los plásticos de un solo uso”, menciona la presidenta, exministra de Defensa y Relaciones Exteriores de Ecuador, diplomática y poetisa.
Espinosa cuenta en su trayectoria con estudios de la Amazonia, un territorio que, a 9.500 kilómetros de Roma está en vilo por la reciente victoria en Brasil del ultra Jair Bolsonaro y su debilidad en el compromiso contra el cambio climático y por el medio ambiente. Una postura que choca, entre otras, con los principios que defiende la ONU. “En las democracias hay que respetar la decisión de los pueblos. Es de esperar que las nuevas autoridades de Brasil se comprometan con el multilateralismo, con la agenda internacional, y sean aliados estratégicos en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en el combate contra la pobreza, la exclusión, por los derechos de los pueblos indígenas, el rol de las mujeres en el desarrollo, en la política,en la lucha contra todas las violencias de mujeres y niñas, contra el hambre… Todas estas cosas que van más allá de un país específico, pero que son parte de la agenda de la ONU y temas muy importantes para Brasil”, concluye.