Comerciantes de caleta iquiqueña Caramucho reciben mobiliario de pallets reciclados para reactivar sus negocios
Gracias al Plan Impulso Tarapacá de la minera Collahuasi, pequeños emprendimientos del borde costero de Iquique como panaderías, bazares, almacenes y restoranes del borde costero han sido beneficiados con mejoras en su infraestructura, a través de la reutilización de pallets en desuso de la empresa, para poder funcionar en la medida en que se vayan levantando las restricciones.
A Pedro Pizarro, dueño de la panadería y pastelería San Pedro, en caleta Caramucho, al sur de Iquique, le cayó del cielo la construcción de mobiliario en los exteriores de su negocio para pensar en reactivarlo. La pandemia, como en tantos otros emprendimientos locales, socavó los cimientos de la economía familiar, por lo que el apoyo brindado por la compañía minera Collahuasi le permite imaginar un mejor porvenir.
“Es un impulso bonito el que se hace, porque a todos los negocios de acá de Caramucho nos ha afectado mucho la crisis sanitaria”, dice Pizarro, quien junto a otros ocho emprendedores locales de dicha localidad recibieron mobiliario y terrazas hechas a partir de pallets reciclados de Collahuasi, en el contexto del Plan Impulso Tarapacá. Esta entrega les permitirá, cuando la situación se normalice un poco más, funcionar en exteriores con todos los protocolos sanitarios habidos y por haber.
El mismo sentir tiene Aurora Vallejos, administradora del almacén, librería y bazar Aurora El Amanecer de la misma Caleta Caramucho. “Nos apoyaron con una pérgola hecha en pallets, lo cual da una sombra para la gente que espera entrar al negocio, porque como es chico, no puedo dejar pasar a mucha gente, por el COVID. Entran en la medida en que se desocupa dentro. Pero nos sirve para las mesitas, para la sombra, para tomarse mientras una bebida o un helado”, narra Vallejos.
Por su parte, Domingo Marabolí, dueño del restorán y hospedaje Miliquen, también está agradecido por el proyecto de Collahuasi. “Se ven muy bonitos los módulos que nos entregaron. Van a servir mucho cuando entremos a un estado más normal, porque yo estoy en la avenida principal. Por ahora no estoy funcionando, estoy esperando el momento oportuno. El tema es que tenemos bastante oferta, pero no hay demanda, no hay turistas, la gente no viene a comer acá”, comenta Marabolí.
“Nos apoyaron con una pérgola hecha en pallets, lo cual da una sombra para la gente que espera entrar al negocio, porque como es chico, no puedo dejar pasar a mucha gente, por el COVID. Entran en la medida en que se desocupa dentro. Pero nos sirve para las mesitas, para la sombra, para tomarse mientras una bebida o un helado”.
El proyecto
Como parte del Plan Impulso Tarapacá, Collahuasi hizo esta primera entrega oficial a los comerciantes de Caramucho, pero también hará lo propio en seis locales de la caleta Chayavanita y ocho en Chanavaya. En total se ocuparon alrededor de 500 pallets, provenientes de las faenas mineras de la compañía y equivalentes a cerca de 12 toneladas de manera, que fueron reparados, reciclados y reutilizados por la empresa local Palletland, según diseño elaborado por la Escuela de Arquitectura de la Universidad Arturo Prat (UNAP)
“Estamos muy contentos con los resultados de esta iniciativa, a través de la cual otorgamos otro destino a cerca de 12 toneladas de madera y pallets de nuestra faena y los utilizamos para apoyar la reactivación de distintos negocios de nuestros vecinos del borde costero. Esta adjudicación permite a la comunidad una nueva oportunidad para generar ingresos para ellos y sus familias y para reinventarse”, cuenta Sergio González, gerente de Terminal Marítimo de Collahuasi.
Por su parte, los profesores de la Universidad Arturo Prat, Carlos Contreras y René Mancilla, encargados del diseño de los productos finales, fueron convocados por Collahuasi a participar del proyecto. Ambos visitaron las tres caletas e identificaron las necesidades particulares de cada uno respecto de mobiliario y equipamiento para el reimpulso de sus negocios familiares.
“Los pallets eran un recurso que Collahuasi tenía y diseñamos siete modelos de mobiliario, pensando en que ellos pudieran seguir atendiendo con las medidas para el COVID: mesas, bancas, separadores de ambiente, cajas de pago, terrazas. Lo positivo es que la gente puede modificarlos a su manera. Cuando hicimos el diseño, Collahuasi buscó contratistas que los construyera y ahí llegaron a Palletland”, cuenta el arquitecto Carlos Contreras.
“Es positivo hacer cosas bonitas con los pallets y no hacer leña; es bueno saber que los podemos reciclar y convertirlos en materiales útiles para nosotros”.
Palletland, por su parte, ya tenía en proyecto la construcción de una planta industrial de reutilización y reciclaje de pallets. Collahuasi conocía esta iniciativa y le dio el visto bueno para que ellos construyeran los módulos requeridos. “Lo de nosotros tiene que ver mucho más allá con hacernos cargo de la disposición final del residuo, para nosotros es importante traerlo de vuelta con un material con un sentido para la comunidad”, afirma María José Díaz, directora ejecutiva de Palletland, cuya empresa se inspiró en los diseños de los arquitectos de la UNAP para el producto final.
Según Carlos Contreras, se pensó en dos tipos de locales, según lo que observó con su compañero en las caletas del sur de Iquique: unos, con atención a público directo (restoranes, panaderías) y otros, de atención interior, no tan directa al público (librerías, bazares). “En los restoranes se planteó hacer terrazas exteriores, pensando en atender fuera de sus locales, tipo antejardines, se hizo de tal manera que un grupo familiar de cuatro personas pudiera comer de forma distanciada con respecto a otras familias, y no a la intemperie”, añade Contreras.
Pedro Pizarro, desde su lado, quiere hacer cambios más adelante en su negocio a partir del uso de los pallets. Sin embargo, al igual que Domingo Marabolí, pretende esperar hasta que los contagios se reduzcan más y vuelva a circular gente por la caleta. Por de pronto, mantiene limpios los materiales y encuentra positivo que éstos se usen en “cosas bonitas y no hacer leña; es bueno saber que los podemos reciclar y convertirlos en materiales útiles para nosotros”.
Carlos Contreras, en ese sentido, dice que la naturaleza del trabajo en Caramucho permitirá que los pallets sean bien mantenidos en la zona y puedan funcionar, si todo resulta bien, a partir de este verano si se reactiva el turismo. “La madera del pallet es muy cercana a lo que es el bote del pescador, entonces saben que tienen que limpiarlo cada seis meses, mantenerlo. Hay gente que quiere hacer un segundo piso y lo bueno es que el material tiene perfiles de acero, por lo tanto, cuenta con capacidad estructural”.
Es la esperanza que también tiene Domingo Marabolí, quien aún no se anima a abrir el restorán por la baja afluencia de turistas, aunque el hospedaje sí funciona pero para gente que proviene del aeropuerto de Iquique, muy próximo a su negocio. “Espero poder ocupar pronto los módulos, creemos que pronto se podrá, pero yo no he querido reabrir el restorán. Hemos estado mucho tiempo en cuarentena, ahora recién estamos en fase 2”, cierra Marabolí.