Marcel Szantó: “Chile ha tenido una buena gestión de residuos, pero eso está a punto de desmoronarse y hay que dar el siguiente paso”
El académico de la PUCV, con más de cuatro décadas de experiencia en gestión e investigación de residuos sólidos, hace en esta entrevista una evaluación del momento que vive Chile en esta materia, en el contexto del pronto inicio de la Ley REP y la situación crítica de algunos rellenos sanitarios. Considera que el país lo ha hecho bien, pero está en un punto de inflexión para dar el siguiente paso. Enfatiza, no obstante, dos aspectos en los que se está al debe: residuos orgánicos y educación.
En pocos días Marcel Szantó Narea cumplirá 75 años, de los cuales ha dedicado más de 45 a estudiar el tema de la basura; de hecho, se califica a sí mismo como “basurólogo”. Pionero en la materia y con un currículum bastante extenso, le gusta destacar que actualmente es profesor del Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV). “Son mi torre de control porque en Geografía están los profesionales más modestos, pero los más potentes, son los únicos que dominan los aspectos sociales, económicos, ambientales y políticos”, comenta con notorio afecto y admiración.
Doctor Ingeniero e Ingeniero por la Universidad Politécnica de Madrid, entre otros títulos y grados, de ascendencia húngara, bombero hace más de cinco décadas, es ciudadano chileno y español; ha hecho clases durante más de 30 años en España, y un par de décadas en la Universidad Nacional de Cuyo en Argentina. Es Catedrático UNESCO y director del Grupo de Investigación de Residuos Sólidos (de la PUCV), que forma parte del Consorcio Universitario para la Gestión Sostenible de los Residuos en América Latina y El Caribe de la ONU, entidad de cooperación que realiza actividades educativas, investigaciones, capacitación, entre otros.
País Circular conversó con él para conocer su análisis sobre la situación nacional en materia de gestión de residuos sólidos, a pocos meses de que comience la implementación de la Ley REP, cuando la situación de los rellenos sanitarios está haciendo crisis en diversas comunas, y en momentos en que desde el Ministerio de Medio Ambiente (MMA) han anunciado la pronta presentación de un proyecto de ley sobre residuos orgánicos. Szantó nos recibió en momentos en que se apresta a celebrar un nuevo 22 de noviembre, relevante no solo por su nacimiento, sino también porque en esa fecha se casó, se tituló de Ingeniero Constructor, obtuvo su doctorado, y le dieron el premio extraordinario a la mejor tesis doctoral.
-¿Cómo calificaría la situación actual del país en cuanto a disposición de residuos?
Si estuviera en un foro internacional y tuviera que decir cómo está Chile en relación con los otros países de América Latina y el Caribe, diría que estamos bien. Existe, no obstante, una situación importante y que es común en la región: que no todos pagan los servicios; creo que ahí es donde parte el problema. Si uno saca la cuenta, se podría estar mejor si todos pagaran, y los que pueden pagar fueran solidarios, porque la rata no pregunta quién pagó y se va a contaminar al vecino.
Además, hay algo preocupante que el mundo no quiere mirar y no ha querido ver desde muchos años, por allá cuando se decía que el mal olor mataba a las personas y se estudiaba la correlación de por qué la gente más pobre moría y moría cerca de la basura. Finalmente se descubre que en la basura no matan ni los gases ni el olor, sino que matan las bacterias. Entonces el hombre se da cuenta de que lo que genera es materia orgánica, y es entonces cuando la basura se instala como una problema.
Por eso todos mis libros parten diciendo “ningún problema del medio ambiente ha tenido tanta importancia como es el manejo de los residuos sólidos; la materia orgánica”. Antiguamente no era un inconveniente porque la cantidad era poca, se echaba al suelo en un bosque y se cerraba el ciclo. Pero cuando la metimos dentro del aula, al día siguiente no se podía entrar a ese lugar, entonces tuvimos que llevarla a un lugar que simulara el comportamiento de la naturaleza, y fue así como se hicieron los rellenos sanitarios, para protegernos de enfermedades, para proteger nuestra salud.
Entonces, la composición de la basura es importante y existe una correlación con la pobreza: mientras más pobre es el país, más materia orgánica tiene, y mientras más rico, menos tiene; por ejemplo, en Japón la bolsa de basura es entre 10 y 12% de contenido orgánico; en Haití, es entre 70 y 80% [según datos del MMA, en Chile el 58% de los residuos sólidos municipales corresponde a residuos orgánicos]. Hacer esta caracterización es muy importante para el éxito de los proyectos.
Yo caractericé los residuos en Madrid durante 15 años -con la Universidad Politécnica de Madrid-, para dar certeza de lo que estábamos haciendo.
“No se puede hacer reciclaje y segregación solamente de lo que es más cómodo o rentable; la basura no es un negocio, la basura es un problema social”.
-¿Cómo valora los avances que se han hecho para la gestión (incluyendo reciclaje) de otro tipo de residuos?
Insisto, la basura nace como un problema por la materia orgánica, y ahora nos saltamos 200 años para hablar de economía circular. Y la economía circular, los programas de minimización y de reciclaje en el país hablan de todo menos de la materia orgánica. Pero no solo en Chile. Si uno ve lo que se hace en Europa, los últimos cinco años recién están segregado en contenedores marrones la materia orgánica de la vivienda; y nosotros, ¿qué hacemos? Tenemos el ejemplo de Manuel Valencia, en La Pintana [estuvo a cargo de la Gestión Ambiental e implementó, entre otros, la gestión integral de residuos y agricultura urbana], donde demostró que podemos abatir dos mil toneladas de materia orgánica puerta a puerta; extraordinario, ese es el mejor ejemplo.
Es decir, no se puede hacer reciclaje y segregación solamente de lo que es más cómodo o rentable; la basura no es un negocio, la basura es un problema social. En el caso de envases y embalajes, por ejemplo, gracias a la legislación chilena, a los proyectos, la hoja de ruta [de economía circular a 2040], todo va encaminado. Además, las empresas son muy inteligentes, quieren vender, y si se dice que hay que abatir el plástico, la empresa reacciona. Al poner restricciones surgen soluciones como el ecoembalaje, el ecodiseño; en Chile hay vocación ambiental.
El problema que yo veo es que no hemos abordado lo que teníamos que abordar, que es la materia orgánica. Hace un año bauticé a la materia orgánica como el hermano pobre de la familia de los residuos sólidos, y el más difícil de manejar y el más complicado, porque si no lo manejas rápido, te afecta.
Por otra parte, si se cree que todo lo orgánico va a ir a compost eso es mentira, si separo en mi casa lo orgánico, el 30% de eso no va a ir a compost, y después que segregue y lo ponga en una planta de compostaje, el 18 o 20 % es rechazo, entonces siempre voy a tener lo que se llama disposición final. Para tener un compost bueno y rentable debe ser homogéneo y, aún así, no es fácil que sea un negocio, por lo que se debe subsidiar, como se ha hecho en Europa, claro que ahora deben rentabilizar lo que se ha hecho.
Mi primera conclusión es que siempre voy a necesitar rellenos sanitarios, incluso donde han intentado “basura cero”; Bilbao (norte de España) lo quiso hacer, pero terminó mandando la basura al vecino Santander pagando 94 euros por tonelada [en Chile se paga -en promedio- 10 euros la tonelada].
-Pero la idea es reducir al máximo lo que llega a los rellenos sanitarios…
Yo soy un viejo profesor, que llevo más de 45 años en el tema de la basura. La única cualidad que me puedo atribuir es haber visto lo que ha pasado y hoy puedo enseñar lo que vi.
Lo que puedo decir es que cuando se quiere saltar a la economía circular, a la hoja de ruta, solo resulta bien cuando se ha tenido la capacidad de capturar todo en relleno sanitario, lo que yo llamo la contención total, es decir, asegurar que más del 90% de los residuos que se generan están en algún lugar confinados, mal o bien; no perfecto, porque siempre hay alguna filtración, siempre hay algo de olor.
Entonces, cuando se ha logrado la contención total, recién se está en condiciones de dar un paso para hablar de materias primas secundarias, de economía circular, ecodiseño, reciclaje, etc. A todos los países que se han adelantado les ha ido mal.
Si logro confinar todo, sé cuánto tengo y qué es lo que tengo, entonces damos el siguiente paso y es un muy buen paso.
Chile ha logrado la contención total, pero en algún momento -quizá en este momento- esos rellenos sanitarios van a hacer crisis, entonces surge la pregunta de dónde pongo el siguiente y ese va a ser un trabajo casi imposible, porque nadie quiere un relleno cerca.
Las personas rasgan vestiduras porque quieren que el relleno no huela (…) pero no se puede, todos tienen pequeñas imperfecciones. Esto pasa debido a que en ingeniería no existe nada más complejo -y nadie me ha demostrado lo contrario- que generar un proyecto de relleno sanitario porque concomita simultáneamente la parte biológica, la parte física y la parte química. Además, en Chile se paga a estas empresas entre 10 y 12 dólares por tonelada, un precio muy bajo y que complica la gestión.
Creo que hay que valorar lo que el país ha logrado hacer, da pena cuando no se valora. Chile ha tenido una gestión buena de los residuos porque ha logrado la contención total, pero eso está a punto de desmoronarse y es el momento de dar el siguiente paso. Estamos en un momento de inflexión.
“Creo que hay que valorar lo que el país ha logrado hacer, da pena cuando no se valora. Chile ha tenido una gestión buena de los residuos porque ha logrado la contención total, pero eso está a punto de desmoronarse y es el momento de dar el siguiente paso. Estamos en un momento de inflexión”.
Punto de inflexión
–¿Cómo ve al país para ese siguiente paso?, ¿cómo se debe avanzar a partir de ahora?
Como síntesis, esto es como el triángulo del fuego, que funciona con calor, combustible y comburente, a partir de una reacción en cadena.
Si queremos tener un buen proyecto y buenos resultados necesitamos: técnicos -tenemos-, recursos -no mucho-, voluntad política, y la reacción en cadena equivalente del fuego, en el caso de los residuos, se llama educación. Suiza, por ejemplo, no invirtió en mucha tecnología y desde hace dos años ya no cobra impuesto por los residuos, ya no hay exigencias, porque la gente se comporta de forma natural. Lo que Suiza hizo fue educación, educación, y más educación. Estoy convencido que la mejor herramienta para trabajar el tema residuos es la educación. En Colombia, por ejemplo, he visto muchos proyectos, con muchas imposiciones, muchos recursos, pero ahí quedaron. Hay que invertir en educación.
Hace unos años hice acá en Viña del Mar un congreso solo para niños, donde llevamos composteras y los niños explicaron, se empoderaron, yo quedé impresionado cómo las manejaban súper bien. La educación puede ser más lenta, pero es algo seguro y nunca vuelve atrás. Es necesaria para el buen funcionamiento y permanencia en el tiempo de instalaciones como plantas de compost, estaciones de transferencia, etc.
Hay que buscar cosas sustentables con los recursos que tenemos, con un solo objetivo: minimizar el riesgo ambiental que provocan las basuras, la materia orgánica. En el caso de los rellenos sanitarios que tenemos hay que cuidarlos como oro en pan, no se puede seguir enviando ahí nada de lo que se pueda recuperar, solamente se debiera enviar el rechazo de la materia orgánica. En Europa, que dicen que no hay rellenos sanitarios, sí lo hay, lo que pasa es que son rellenos 2.0, sin materia orgánica, que usan para recuperación de relieves, recuperación de áreas impactadas, etc.
Necesitamos gestionar nuestros residuos de acuerdo con la política que tenemos (Ley REP), que pareciera ser lenta, pero no corras que tengo prisa, decía Napoleón, y esta política ha permitido tener una continuidad en la gestión del Ministerio de Medio Ambiente, algo que es muy importante. Chile no ha reconocido todos los pasos que ha dado (…). La política en Chile va hacia el ecodiseño, la minimización del plástico…, estoy muy optimista, porque comparo con otros países de la región.
En su libro Por una ética del consumo, la filósofa española Adela Cortina señala que en nuestras manos está resolver el problema, como consumidores, nadie más. La empresa puede ser verde, pero su finalidad es vender. Cuando por educación el consumidor exige un comportamiento y deja de comprar algo, la empresa va a cambiar, se va a tener que adaptar para vender, por eso está en nuestras manos.
-Un dice que en Chile hay técnicos, voluntad política, algo de recursos. Además, la Ley REP ya está por comenzar a implementarse, hay Sistemas de Gestión aprobados. Dejando de lado el tema de los residuos orgánicos, ¿qué falta aún, qué pasa con la educación, cómo se debe abordar?
Cuando colaboré con el plan de gestión en Cantabria (España), donde fui profesor, el primer error que cometí fue intentar generar un modelo universal; es un error porque cada municipio tiene su impronta, su vocación. Hay que establecer un común denominador con un propósito, pero son distintos caminos que llegan al mismo objetivo.
En la Región Metropolitana uno no puede llegar y dar una orden para todas las comunas, por ejemplo, que todas van a separar de la misma manera, porque cada una de ellas tiene su impronta, su sello, y eso hay que aprovecharlo. Unos municipios serán más rápidos, a otros habrá que ayudarlos más y colocar más dinero, no se puede pretender que sean todos iguales con un modelo impuesto. Además, nunca han funcionado bien las imposiciones. Así se educa, hay que educar con el ejemplo.
Yo aprendí de los errores. Los puntos limpios, por ejemplo, nadie mide su capacidad de carga, y colapsarían si fuéramos todos a la vez. Para mí los puntos limpios son un lugar de educación, es el aula. Si los niños de kínder tienen en la pared los contenedores, van a aprender; ¿cómo educamos?, con hábitos, respeto por el otro, cuidado del medio ambiente; y eso es lento, no se logra con varita mágica.
En Chile se está haciendo, pero no hemos realizado un verdadero diagnóstico para ver cuánto hemos avanzado con los niños, ojalá tuviéramos la cifra porque hay logros; también desde los medios de comunicación, las publicaciones como País Circular, que tienen mucha llegada, son de un valor tremendo. Hay que ver eso para darnos la energía para seguir construyendo; dejar de criticar y de buscar solo lo negativo.
Se han hecho cosas muy buenas, hemos dado pasos importantes, hay que seguir en esa dirección; seguir trabajando con las ONG que están aportando, como la Fundación Basura, seguir potenciando los colegios…, yo quisiera volver a hacer en Chile el congreso para niños. En España hice esos congresos y los padres se aprendían todo lo que sus hijos iban a decir (…) Esa actividad se ha seguido haciendo, de forma permanente y hoy se realiza en todas las comunidades autónomas españolas, tiene financiamiento.
Cuando los niños se involucran los padres se meten mucho, hay que tener programas de largo plazo. Por ejemplo, en España, durante un año vimos en televisión que salía una niña como Mafalda que decía “papá eso no se hace”, durante un año estuvimos todos preguntándonos de qué se trataba, y al final sale un señor tirando un papel por la ventana, y la niña le dice “papá eso no se hace”, y nos quedó grabado. Eso hay que hacer, educar, informar, comunicar para dejar grabado el mensaje.