Expertos analizaron la forma en que se pueden recuperar terrenos contaminados mediante la biorremediación
En el seminario online titulado “Biorremediación de suelos: una nueva perspectiva para recuperar territorios” participaron la jefa de División de Recursos Naturales y Biodiversidad del MMA, Daniela Manuschevich; el gerente de Medioambiente de Hidronor Chile, Gonzalo Velásquez; y la investigadora de IDOM Environment España, Beatriz Ortiz de la Torre.
Aunque a veces pasa inadvertido, el suelo posee una gran diversidad biológica, pequeños organismos vegetales y animales que son parte de este ecosistema compuesto además por minerales, materia orgánica, aire y agua. Sin embargo, producto de diversas situaciones, es especial la intervención humana y procesos industriales, importantes extensiones de suelo en todo el planeta se han visto degradados y contaminados, poniendo en riesgo los ciclos naturales del suelo, indispensables para la vida. De hecho, el suelo es el segundo recurso natural más escaso en el mundo.
Para analizar la forma de sanear los suelos que están contaminados se realizó el seminario “Biorremediación de suelos: una nueva perspectiva para recuperar territorios”, donde participó la jefa de la División de Recursos Naturales y Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente (MMA) de Chile, Daniela Manuschevich; el gerente de Medioambiente de Hidronor Chile, Gonzalo Velásquez; y Beatriz Ortiz de la Torre, investigadora de IDOM Environment España.
La biorremediación es una técnica usada desde hace décadas a nivel mundial para recuperar suelos contaminados, devolviendo esos terrenos a las ciudades para múltiples usos. Esta técnica es poco invasiva y utiliza material biológico para la remediación, como por ejemplo bacterias, hongos o plantas.
Durante su exposición, Manuschevich habló de la importancia de los suelos y dijo que desde la división que dirige “uno de los temas que estamos comenzando a abordar es la gestión de suelos contaminados”
“Los suelos contaminados son resultado de un proceso histórico en Chile, como las actividades mineras; refinerías de petróleo; fundiciones, termoeléctricas y metalúrgicas; almacenamiento de plaguicidas; industrias manufactureras potencialmente contaminadoras; industrias artesanales potencialmente contaminadoras, rellenos y/o vertederos, botaderos clandestinos y confinamiento de residuos industriales; zonas de derrames o accidentes químicos,; almacenamiento transitorio de residuos peligrosos; aserraderos y cepilladura de maderas. Todas estas actividades dejan una huella de la cual nosotros como generación estamos tratando de hacernos cargo”, explicó la representante del MMA.
Agregó que desde 2013 el ministerio cuenta con la Guía Metodológica para la Gestión de Suelos con Potencial Presencia de Contaminantes, así como un manual de tecnologías de remediación. La Guía establece tres fases para la gestión; la primera es la identificación del terreno con potencial de contaminación; la fase 2 se evalúa específicamente si hay contaminación; y la tercera fase se evalúa el potencial riesgo para elaborar un plan de acción
Se han hecho 30 estudios por parte del MMA en fase 1, analizando metales e hidrocarburos; de los sitios analizados, el 77% está entre Arica y Coquimbo, 22% entre Coquimbo y Araucanía, y 1% entre Araucanía y Magallanes.
“El resultado no es muy sorprendente, debido a que las zonas mineras son las que tienen mayor potencial de contaminación por minerales, y resalta también La Araucanía, por industria de manufactura y disposición de residuos”, comentó Manuschevich.
La especialista subrayó que “cuando se identifica el potencial riesgo se debe entender ese potencial riesgo para el ecosistema, y también para los seres humanos; esto implica evaluar en el presente y en el futuro qué queremos proteger, para luego proceder a la remediación, que puede ir desde la reducción del riego hasta tratar de recuperar lo más posible”.
Posteriormente, mostró algunos casos de suelos contaminados en Chile que tienen algún avance en aplicación de remediación, como el caso del sector La Greda en Quintero-Puchuncaví, el relave Las Palmas y el paño Las Salinas en Viña del Mar.
Agregó que una de las principales dificultades para la gestión de suelos contaminados en Chile es la falta de una norma de suelos, “esa es una deuda que tenemos como país para abordar este tema, y hasta ahora el MMA ha tratado de aplicar proyectos concretos”:
Como reflexión final, Manuschevich señaló que “los procesos de biorremediación de suelo son urgentes, son soluciones basadas en la naturaleza y es importante seguir promoviéndolos desde el ámbito privado como legislativo (…) Debemos entender que no son solo procesos tecnológicos, porque si pensamos recuperar un suelo para que las personas puedan volver a vivir ahí o sentirse tranquilas y no sientan que están viviendo en una zona de sacrificio, es un proceso que requiere legitimidad y credibilidad y para eso transparencia y participación”.
A continuación expuso Gonzalo Velásquez, gerente de Medioambiente de Hidronor Chile, empresa que trabaja en gestión y tratamiento de residuos industriales. El ejecutivo mencionó, a modo de contexto, que Chile es uno de los pocos países de la OCDE que no tiene normas de suelo, por lo que algunas declaraciones de impacto ambiental que han sido sometidas al sistema han considerado legislación internacional. Esto, dijo, porque cualquier proyecto de remediación de suelos sobre 10 mil metros cuadrados tiene que ser sometido al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA).
Velásquez también entregó algunas cifras sobre suelos contaminados en Chile, a partir del último informe del estado del medio ambiente, emitido por el MMA en 2020. En el documento se establece que existen más de 3.360 sitios con potencial presencia de contaminantes, el 30% de ellos derivados de la actividad minera.
“Las técnicas no invasivas son las que van a permitir que no haya más pérdida de suelo, que se promueva la investigación en casos concretos”.
El ejecutivo de Hidronor mencionó el caso del paño Las Salinas de Viña del Mar como uno de los más recientes y que ya cuenta con Resolución de Calificación Ambiental aprobada para el proyecto de biorremediación. Se trata de un terreno de 16 hectáreas con contaminación por hidrocarburos, acumulados durante 80 años por las instalaciones petroleras de Copec, Shell, Esso y Sonacol. Consultado sobre la seguridad de las técnicas probadas para Las Salinas, Velásquez dijo que de acuerdo a los estudios presentados “se garantiza el suelo para los usos establecidos, y en cuanto a la seguridad para la población, los estudios hechos por el consorcio de universidades demuestran que es un proyecto seguro”.
El ejecutivo mencionó otra situación similar, en la playa Las Petroleras, de Antofagasta, que también debiese ser biorremediado. Como caso emblemático, señaló “la contaminación por polimetales en Arica, generada por un embarque de 20 mil toneladas de desechos mineros que llegaron en los años 84 y 85 desde Suecia (…) Más allá del tema legal, se ha generado un tema sanitario que se mantiene hasta hoy, en perjuicio directo de las personas que viven ahí”.
Desde España, la ambientalista Beatriz Ortiz de la Torre, expuso un caso de investigación para probar la efectividad de las técnicas de descontaminación bilógicas, concretamente un terreno en Cantabria contaminado con fuel.
Ortiz de la Torre, quien es investigadora de IDOM Environment España, subrayó, antes de comenzar a exponer el caso, un aspecto que mencionó Daniela Manuschevich, del MMA, en relación a que las técnicas que se van a usar deben tener las credenciales de confiabilidad y estar muy bien documentadas y estudiadas.
“Este caso de investigación se sitúa en el norte de España, en la región de Cantabria, en una zona donde funcionó una empresa de lácteos. Quedó en situación de abandono en los años 80, produciendo derrames de unos depósitos de fuel que albergaban fuel residual de las calderas que calentaban los lácteos, durante más de 30 años”.
La ambientalista explicó que, producto del estado de semiabandono y la capa superficial de vegetal derivada de ese estado, se produjo la proliferación de especies microbiológicas que se adaptaron a la presencia del contaminante. “Esto quiere decir que existen microorganismos que son capaces de vivir, e incluso utilizar la presencia del contaminante a su favor, para poder adaptarse y poder alimentarse. De ahí nace la esencia de las técnicas biológicas, tanto la micorremediación, fitorremediación y la biorremediación”.
El fuel residual estaba en unos estanques al aire libre y se fue saliendo al exterior, produjo manchas de contaminante en el suelo, que se movilizaron por el nivel freático, que estaba muy cerca, generando contaminación a profundidad, según explicó la especialista. Siguiendo todos los pasos establecidos en la legislación española para la investigación, se confirmó la presencia de hidrocarburos y se definió la pluma de hidrocarburo presente en el emplazamiento; con estos sondeos se realizaron analíticas.
“Debíamos reducir los niveles para bajar el riesgo para el ambiente y para las personas; había presencia de compuestos cancerígenos, y el hidrocarburo provocó afección del suelo y aguas subterráneas asociadas”, resumió Ortiz de la Torre sobre la gravedad del caso.
Sobre los beneficios de la biorremediación, la ambientalista señaló que “sobre todo cuando es poco invasiva, no solamente se produce la eliminación del contaminanre, sino que se produce una restauración biológica y de la salud de los suelos, cosa que las técnicas anteriores, las clásicas de descontaminación, no las contenían”.
En el caso puntual de Cantabria, al ser un contaminante residual y derramado hace décadas, las cadenas que predominan eran más tóxicas y contaminantes, lo cual suponía un reto para las bacterias o las técnicas biológicas que se utilizaron en los procesos de investigación, explicó.
Por eso, realizaron varias investigaciones a nivel de laboratorio, es decir, microcosmos y micronúcleos por medio de biorreactores y biopilas. Para comprobar las bacterias autóctonas se extrajeron y seleccionaron las que estaban en las raíces adaptadas para el hidrocarburo; y también se usaron bacterias comerciales, “que están perfectamente seleccionadas y preparadas para degradar ese hidrocarburo, que también han sido inmensamente investigadas y estudiadas”.
La investigación determinó que ambos grupos de bacterias eras efectivas, pero lo eran más las autóctonas, pues “degradaron un mayor porcentaje de hidrocarburos, reduciendo las cadenas más toxicas y tolerando la presencia de metales pesados”.
Después del laboratorio se hicieron estudios de campo, proyectos piloto, que determinaron que el mejor rendimiento estaba dado por la combinación de las 3 técnicas evaluadas (bio, mico y fito). En tres semanas se redujo 30%, dijo la investigadora de IDOM y puntualizó que “una de las partes que se deben controlar en las técnicas de remediación sobre todo biológicas, es el tiempo de ejecución, siendo bastante más lenta que a lo mejor otras técnicas más agresivas, pero se gana el volver a tener la salud de los suelos, una restauración el ecosistema y no enfrentarte a la pérdida de las estructuras y las funciones del suelo porque como dijo Daniela Manuschevich, la pérdida de suelo es una de las situaciones más acuciantes a la que se va a enfrentar la población actual si no le ponemos remedio, por eso apoyamos las técnicas poco invasivas”.
Puedes revisar el seminario completo aquí: