Ley de turberas: mesa científica evaluará criterios para una eventual cosecha sustentable del pompón
Una comisión integrada por seis científicos y científicas intentará aportar evidencia científica para resolver las controversias de la Comisión Mixta que se encuentra revisando el proyecto de ley de protección de turberas. El objetivo central es determinar si es posible seguir la actividad económica de extracción del pompón, pero manteniendo la provisión de servicios ecosistémicos dados por la absorción de carbono y regulación hídrica. En octubre entregarán un informe.
Hace poco más de un año, el 26 de agosto de 2022, las Comisiones Unidas de Agricultura, Bienes Nacionales y Medio Ambiente del Senado emitieron un informe en que recomendaban a la Sala del Senado rechazar todas las enmiendas realizadas por la Cámara de Diputados, en segundo trámite constitucional, al proyecto de ley sobre protección ambiental a las turberas (boletín 12017-12), que son humedales distribuidos entre Los Ríos y Magallanes que pueden llegar a absorber hasta 4,7 veces más carbono que los bosques en Chile, y cumplen un rol esencial en la regulación hídrica en un contexto de crisis climática.
Luego, el 8 de marzo de 2023, la Sala del Senado acogió la recomendación de las Comisiones Unidas y rechazaron las modificaciones hechas por la cámara revisora, ya que “se tergiversó el proyecto”, señaló en la ocasión la senadora Carmen Gloria Aravena, presidenta de la Comisión de Agricultura y una de las autoras de esta moción parlamentaria. El punto más controversial se refería a que las modificaciones de la Cámara Baja prohibían la extracción de la turba y del musgo sphagnum o pompón (los que junto con el agua conforman la turbera). En cambio, cuando el Senado tramitó el proyecto original, permitía la extracción del pompón en tanto conforma parte vital de la economía de subsistencia de muchas comunidades, sobre todo de la isla de Chiloé.
En aras de resolver estas divergencias se conformó una Comisión Mixta, integrada por senadores/as y diputados/as de las tres comisiones referidas. Ésta empezó a sesionar el 22 de junio pasado y desde ese espacio emergió la solicitud de generar una mesa técnico-científica que aporte antecedentes científicos para ayudar a senadores/as y diputados/as de la Comisión Mixta a tomar decisiones basadas en el equilibro de la naturaleza. El objetivo de la mesa es que, si existe la chance de hacer un uso sustentable del pompón de las turberas, que esta acción no implique la pérdida de los servicios ecosistémicos que proveen esos humedales.
“En particular, el objetivo de la mesa científica es aportar antecedentes científicos que permitan evaluar si es posible realizar una cosecha sustentable del musgo sphagnum y, de ser así, los criterios que se deben establecer en la ley para asegurar que las turberas sigan proveyendo los servicios ecosistémicos de absorción de carbono y de regulación hídrica”, comenta a País Circular el coordinador de la mesa científica, Pablo Marquet, quien asumió este rol por ser el encargado de la mesa de biodiversidad del Comité Científico para el Cambio Climático del Ministerio de Ciencias.
Marquet lidera la mesa junto a investigadores/as de tres universidades y del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) de Coyhaique, todos/as con experiencia en el estudio de las turberas: Carolina León (Universidad Bernardo O’Higgins y Senda Darwin), Jorge Pérez (Universidad de Chile), María Paz Martínez (INIA Coyhaique) y Roy Mackenzie (UMAG).
“La ley tal cual como está deja abierta la posibilidad de extraer el pompón como un elemento independiente del funcionamiento de la turbera, cuando no es así. Es misión nuestra demostrar que los elementos que conforman la turbera guardan un equilibrio y cualquier afectación altera ese equilibro ecosistémico”.
Tasa de crecimiento del pompón en turberas
Justamente para Roy Mackenzie, investigador adscrito del Instituto Milenio BASE y del Centro Internacional Cabo de Hornos (CHIC), una de las aspiraciones de la mesa científica es dilucidar una de las grandes incógnitas que rodea el tema, y que es la tasa de crecimiento del pompón para evaluar su extracción sustentable. “Es importante definir, en un aspecto más técnico, si la tasa de crecimiento del pompón es suficiente para generar un renuevo que permita la actividad económica y, a la vez, mantenga los servicios ecosistémicos que las turberas proveen”.
En su misión de apoyar la elaboración del mentado proyecto de ley, Pablo Marquet comenta que la mesa científica aportará “información respecto de experiencias internacionales de la turba y sus impactos, y de los usos y posibles sustitutos del musgo sphagnum, entre otros aspectos”.
En tanto, según Roy Mackenzie, es importante consignar que las turberas crecen más lento en la parte norte de su distribución, dejando al descubierto muchas veces sólo los pomponales, y que la realidad es un tanto diferente en la zona más austral, específicamente en Magallanes, donde el investigador desenvuelve su quehacer. “En el sur las turberas crecen más lento y, por lo tanto, nos muestran qué pasaba hace 18.000 años. En cambio, en las turberas del norte no ha pasado tiempo suficiente para que el musgo y sus tejidos decaigan y se conviertan en turba. Para nosotros es muy importante protegerlas porque forma parte de nuestros compromisos internacionales de mitigación de gases de efecto invernadero”, plantea el investigador adscrito del Instituto Milenio BASE.
A priori, Mackenzie apunta hacia la necesidad de priorizar ciertas turberas por sobre otras, en razón de la afiebrada discusión parlamentaria en que algunos defienden la cosecha del pompón y otros están por la prohibición total. En ese contexto, opina el científico, “podrían tener prioridad aquellas turberas que abastezcan de agua a comunidades humanas dependientes de ellas, versus una turbera que estuviera más escondida y que no estuviera asociada al abastecimiento de agua de ninguna comunidad”. En el fondo, agrega Mackenzie, “estamos obligados a establecer prioridades, aunque sabemos que la afectación a las turberas tiene efectos en distintos niveles”.
A mayor profundidad, el investigador indica que la solución al problema no es netamente técnica ni se puede hacer por ley lisa y llanamente, o haciendo un paper, sino que “son las personas las que tienen que involucrarse, porque son ellas quienes finalmente protegen las turberas o no”.
Esa diversidad de turberas en el territorio nacional es un elemento a tener en cuenta para las y los legisladores, cree Pablo Marquet, coordinador de la mesa científica mandatada por la Comisión Mixta que revisa el proyecto de ley de turberas.
“Efectivamente existen distintos tipos de turberas y en Chile podemos distinguir los bofedales altoandinos y las formaciones de turberas de sphagnum entre Los Lagos y Magallanes. Dentro de cada uno de esos grupos, a su vez, podemos distinguir distintos tipos. Esa heterogeneidad es uno de los aspectos a tener presente”, declara Marquet, profesor titular del Departamento de Ecología de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC).
“En particular, el objetivo de la mesa científica es aportar antecedentes científicos que permitan evaluar si es posible realizar una cosecha sustentable del musgo sphagnum y, de ser así, los criterios que se deben establecer en la ley para asegurar que las turberas sigan proveyendo los servicios ecosistémicos de absorción de carbono y de regulación hídrica”.
La falta de una visión sistémica
Hay otros aspectos relevantes en la discusión, según Roy Mackenzie. “Hay que ser capaz de determinar cuál es el punto que aguanta la turbera porque no sabemos tampoco cuánto podemos afectarla”. Cuando ello ocurra -afirma el experto- debería prevalecer el principio precautorio en derecho ambiental. En otras palabras, “si no sabemos cuál va a ser el efecto en el ecosistema ni cómo va a afectar, no deberíamos extraer el pompón para actividad económica. En base a ese principio precautorio podemos cautelar los beneficios mayores que entregan los servicios ecosistémicos versus los beneficios menores que son las actividades económicas relacionadas”.
Para Mackenzie, es clave poder convencer a quienes realizan economía de subsistencia con el pompón, especialmente en Chiloé, de que “la extracción desmedida del musgo sin una normativa impediría su restauración y podríamos generar un problema mayor, como el abastecimiento del agua. Puede ser pan para hoy, hambre para mañana. Queremos que entiendan el problema”.
Una idea que, a título personal, piensa Mackenzie es, luego de esta priorización en protección de turberas en la categoría más estricta, dejar aquellas turberas drenadas o quemadas como “laboratorios naturales para analizar la velocidad en su crecimiento, las condiciones más óptimas en que crecen, entre otras”.
Mientras, especifica el experto, la extracción de las turberas es muy diferente en Chiloé y en Magallanes. “En Chiloé la amenaza es al pompón y en Magallanes, la turba”, dice, y piensa que el peor escenario se da justamente en la zona austral donde trabaja. “Al drenar la turbera y sacar el agua, afecta la totalidad de la turbera. Si quieres explotar una porción de la turbera, ahí el humedal deja de ser humedal”.
Por último, hay una visión sistémica en el análisis de las turberas que debiera prevalecer: la turbera se compone de agua, turba y musgo pompón, y cualquiera de los elementos que sea alterado, implica la afectación del humedal completo. Esa es al menos la opinión de Roy Mackenzie.
“Esperamos tener certeza respecto de los criterios que deben cumplirse para el manejo sustentable de las turberas, de manera que puedan seguir prestando servicios ecosistémicos de variada índole. Nos hemos enfocado en el musgo pompón. La ley tal cual como está deja abierta la posibilidad de extraer el pompón como un elemento independiente del funcionamiento de la turbera, cuando no es así. Es misión nuestra demostrar que los elementos que conforman la turbera guardan un equilibrio y cualquier afectación altera ese equilibro ecosistémico”, considera Mackenzie, para quien también existe una dispersión institucional que es necesario corregir: “El agua la ve la Dirección General de Aguas, la turba el Ministerio de Minería y el pompón el Ministerio de Agricultura. No hay una visión sistémica”. El informe emanado de la mesa científica debiese ser entregado a la Comisión Mixta en octubre próximo.