“Para aplicar los acuerdos de la COP15 Chile necesita aprobar la ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas”
Bárbara Saavedra, directora de la organización conservacionista WCS en el país, considera que las metas establecidas en la reciente Conferencia de Naciones Unidas sobre Biodiversidad 2022 son factibles de alcanzar, pero no es fácil, pues se requiere la voluntad y participación de todos los sectores, así como un cambio del modelo de desarrollo. En el caso concreto de Chile, dice, para avanzar en esta materia es indispensable que el Congreso apruebe el proyecto de ley que crea el SBAP, que lleva más de 10 años en tramitación.
Con un acuerdo que fue calificado de “histórico” concluyó el lunes en Canadá la Conferencia de Naciones Unidas sobre Biodiversidad 2022, o COP15, donde participaron representantes de los 196 países miembros del Convenio sobre la Diversidad Biológica , entre ellos la ministra del Medio Ambiente (MMA) de Chile, Maisa Rojas. La cumbre, que comenzó el 7 de diciembre, logró la aprobación del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal, nombre que responde al hecho de que la primera parte de esta conferencia se realizó de manera virtual en 2021 con sede oficial en la ciudad china de Kunming y culminó con arduas negociaciones en la localidad canadiense de Montreal. Un elemento de esta reunión que fue relevado es el hecho de que por primera vez en esta serie de cumbres de biodiversidad participó el sector privado mundial.
El Marco establece 4 objetivos con 23 metas para 2030. Una de las partes más significativas es el compromiso de proteger al menos 30% de las áreas terrestres y marítimas del mundo para ese año, en circunstancias que actualmente 17% de la tierra y 10% de las áreas marinas están protegidas. Otros objetivos destacados son: someter a restauración a por lo menos el 20% de cada uno de los ecosistemas de agua dulce, marinos y terrestres degradados, con especial atención a los ecosistemas prioritarios; reducir a la mitad la tasa de introducción de otras especies invasoras conocidas o potenciales; reducir al menos a la mitad los nutrientes que se pierden en el medio ambiente y en al menos dos tercios las sustancias químicas, en particular los plaguicidas, perjudiciales para la diversidad biológica.
En información difundida por el MMA, la ministra Rojas señala que “este acuerdo es una esperanza y una muestra de que la mayoría de los países queremos hacer las cosas bien. Ningún país puede solucionar la triple crisis medioambiental por sí solo, debíamos sentarnos a la mesa y conversar. Afortunadamente, eso fue lo que ocurrió”.
¿Qué se requiere para avanzar en Chile hacia la implementación de estos acuerdos? En esta entrevista con País Circular, la directora en Chile de la WCS (Wildlife Conservation Society-Sociedad de Conservación de la Vida Silvestre), Bárbara Saavedra, señala que las metas logradas en la COP15 son factibles de alcanzar, pero es indispensable la voluntad y participación de todos los sectores para dar “dos saltos: entender que o vivimos en armonía con la naturaleza o no vivimos, y poner en práctica los compromisos de manera acorde con ese entendimiento”.
No es fácil, comenta la especialista y recuerda que prácticamente ninguno de los objetivos fijados en el acuerdo anterior, en 2010 en Aichi (Japón), se había cumplido al final de su vigencia, en 2020.
“En nuestro país, el primer problema que tenemos que salvar para lograr la implementación de este nuevo acuerdo es aprobar una ley que permita crear el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP), proyecto que está hace 12 años en el Congreso”, agrega Saavedra, Doctora en Ecología y Biología Evolutiva que, además de encabezar WCS Chile, lidera el proyecto de conservación Karukinka en Tierra del Fuego.
-Uno de los temas controvertidos de las negociaciones fue el financiamiento de las acciones para detener la pérdida de biodiversidad, ¿qué se logró en ese aspecto?
Se establecieron mecanismos y montos a movilizar, incluyendo flujos desde países más ricos a países en desarrollo, donde se incluye financiamiento, generación de capacidades, recursos financieros, etc. Está demostrado por el mundo de la conservación que estos financiamientos tienen que provenir de distintas fuentes, pero que mayoritariamente tienen que venir por el redireccionamiento de los subsidios perversos, que son los subsidios que dañan a la naturaleza. Ese es un gran tema.
Otro tanto viene por la incorporación de la gestión de la conservación de la biodiversidad en el diseño del desarrollo, tanto a nivel de países como a nivel de diseño de industrias específicas. Las empresas, las industrias, los países definen sus modelos de crecimiento, modelos de desarrollo social, etc., como si estas cosas ocurrieran en el vacío, como si no existiésemos gracias a que hay naturaleza, entonces ese es el salto más grande que tenemos que dar. Cuando se da ese salto, todos los modelos de industria, los modelos de desarrollo en general tienen que incorporar la conservación de la naturaleza como una actividad económica fundamental, porque está en los fundamentos del bienestar social y del bienestar económico , y de ahí también van a venir recursos. Hay que invertir en eso.
“(El SBAP) Ya es una prioridad para este gobierno, el tema es que el Congreso lo apruebe. Este gobierno, tal como el anterior, y tal como el anterior a ese, lo han tenido dentro de sus prioridades…”
-En esta cumbre se destacó la participación del sector privado…
El sector privado viene hace mucho tiempo hablando de estos temas porque recibe directamente los impactos de la falta de naturaleza y de la mala gestión de la conservación. Nosotros hemos seguido de cerca las discusiones del Foro Económico Mundial, que se reúne anualmente en Davos (Suiza), y hace muchos años que empezaron a aparecer como algunos de los riesgos más importantes los relacionados con temas de naturaleza; actualmente, de los 9 riesgos más importantes que se reconocen en el mundo económico en este foro mundial, 6 de ellos están relacionados directamente con la conservación de la biodiversidad, incluye la disponibilidad de agua, la degradación de la diversidad biológica, los problemas de cambio climático, etc.
Entonces, muchas empresas han tomado de forma individual múltiples resoluciones y han puesto en práctica acciones para abordar esto, y eso está bien, ahí hay mucho conocimiento que se debe aprovechar, pero esas acciones en solitario no son suficiente porque la naturaleza es sistémica y, por lo tanto, hay que conectar las acciones para poder amplificar y canalizar los procesos de transformación. Esto tiene que ver con el cómo se avanza en los acuerdos de la COP15.
-En Chile, ¿cuáles son los subsidios dañinos para la biodiversidad?
Eso hay que estudiarlo en profundidad, rápidamente, y definir cuáles son esos subsidios. Pero se trata de todos aquellos que están relacionados con la degradación de humedales, el drenaje de los suelos, el arribo de especies invasoras (flora y fauna). Nosotros tenemos ejemplos en Tierra del Fuego donde el Estado ha subsidiado el desarrollo de “emprendimientos” y negocios que están basados es especies exóticas que son invasoras. Eso no puede ser posible nunca más.
De hecho, uno de los objetivos que quedó explicitado en esta COP es el de gestionar las especies invasoras; yo te menciono unos ejemplos, pero como esto hay muchos más. El objetivo 6 tiene que ver con esto.
-Cuando se observa el ejemplo del castor, introducido hace más de 60 años en Tierra del Fuego, las expectativas no son muy optimistas…
Ese tema lo venimos trabajando desde 2006 y entiendo el pesimismo. Sin duda que se necesita una aproximación distinta; pero hay que seguir avanzando, porque sí se han hecho cosas, aunque no se difunden mucho. Por ejemplo, se logró un acuerdo binacional, ya existe un plan estratégico para sacar a los castores, entonces ahora hay que direccionar y financiar; eso tomó muchos años hacerlo, eso ya está, hay que meterle plata. Esos son el tipo de decisiones que hay que empujar de manera alineada, no solamente el mundo “verde”, sino ta,bién el mundo político, el mundo productivo, el mundo público. Hay que considerar que las especies invasoras tienen impacto sobre el erario nacional, porque por ejemplo los castores destruyen infraestructura, aparte de los impactos ecológicos sobre los cursos de agua o sobre la liberación de carbono.
-Sobre los modelos de desarrollo, en el país vemos que no hay muchos cambios, por ejemplo en el caso de los proyectos de hidrógeno verde o de explotación de litio…
Precisamente ahí están las oportunidades perdidas, en el caso de hidrogeno verde, y también en el caso del litio. Lo del hidrógeno lo conozco bien porque está en el área donde yo trabajo, y se está levantando una industria totalmente a espaldas de lo que está pidiendo la COP15, que es incorporar la naturaleza en el diseño de desarrollo.
Ocurre que podemos tener un mundo totalmente carbono neutro, pero no va a ser un mundo adecuado ni nos va a dar bienestar, porque dependemos de la biodiversidad y la naturaleza para todo.
En el mundo de la conservación se habla incluso de la dictadura del carbono, porque se ha tomado las agendas y la aproximación a esa agenda es de la misma forma que a todas las cosas, o sea, solamente mirando un aspecto. En el caso específico del desarrollo del hidrógeno en Chile, tiene un enfoque totalmente capitalista tradicional, a una escala que es insostenible desde los territorios, para alimentar las demandas del primer mundo y haciendo caso omiso de cómo se constituye la sustentabilidad en la realidad, que es con el cuidado de la naturaleza en los territorios.
Entonces claro, podemos lanzar un discurso, pero en la realidad no funcionan así los sistemas ecológicos.
En el caso del hidrógeno los proyectos no tienen una planificación a nivel territorial integrada, los proyectos se están definiendo a través del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), que no es un instrumento para planificar y además que no cumple con condiciones mínimas de equidad para poder evaluar esos proyectos en propiedad; faltan capacidades en el Estado, no existe ni un manual para evaluar eso, no hay líneas base. Hay una oportunidad perdida ahí, se está levantando nuevamente una industria a espaldas de la gente y de la naturaleza.
“Hoy no tenemos ningún ente del Estado que tenga como único mandato velar por la protección, la recuperación, la valoración de la naturaleza, y esa es una ley (proyecto SBAP) que está hace 12 años en el Congreso y que tenemos que aprobarla”.
–Actualmente cuando se habla de sustentabilidad en las empresas se habla de uso de agua, uso de energía, pero no mucho de diversidad…
La biodiversidad no está en absoluto presente. De hecho, una de las coaliciones que estuvo presente en al COP15 y que viene del mundo privado, justamente hacía el paralelo analizando las 400 empresas más importantes del mundo, que son más grandes incluso que algunos países, de las cuales solo 5% realmente ha evaluado la relación que tiene su producción con las conservación de la biodiversidad, y solo 1% realmente entiende cómo toda la cadena productiva necesaria para su propia industria depende de esa biodiversidad.
Si se compara el porcentaje de empresas que se ha comprometido con temas de agua, de cambio climático, de reciclaje de basura, todos son por sobre el 30, 40, o 50%. Es decir, realmente hay un entendimiento muy limitado de este problema, y una incorporación aún muy incipiente de este factor en el mundo de las empresas; en la mayoría de los países es lo mismo.
Uno de los objetivos planteados está relacionado con entender que los sistemas productivos, agrícola, acuicultura, pesquerías, la industria forestal, debe tener una explotación de manera sustentable, y en este sentido entender que lo que obtenemos de recursos naturales solo se obtiene cuando tenemos biodiversidad sana. Hay que cambiar el diseño de todo el desarrollo económico a nivel de industria y de sistemas productivos, porque tienen que incorporar en su base la gestión de la conservación de la biodiversidad, permitiendo que mantenga su estructura y una funcionalidad mínima.
-Respecto a los acuerdos alcanzados en la COP15, ¿qué tan difícil es llevarlos a la práctica?
Es muy difícil. En el caso de Chile es claro que el primer problema que tenemos que salvar para lograr la implementación de este acuerdo es aprobar una ley que permita crear el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP).
El SBAP es indispensable porque es el vehículo que necesitamos para poder avanzar en implementar estos acuerdos de manera efectiva en los territorios.
Hoy no tenemos ningún ente del Estado que tenga como único mandato velar por la protección, la recuperación, la valoración de la naturaleza, y esa es una ley que está hace 12 años en el Congreso y que tenemos que aprobarla.
-¿En qué está es proyecto, ha avanzado luego de la aprobación en la comisión de Agricultura de la Cámara?
Lo último que todos celebramos fue la aprobación en la comisión de Agricultura (31 de agosto pasado) y la verdad es que no sé en qué está… No puedo responder…
-¿Falta de voluntad política, intereses económicos…?
Debe haber de todo…
-¿El SBAP debiese ser una prioridad para el gobierno?
Ya es una prioridad para este gobierno, el tema es que el Congreso lo apruebe. Este gobierno, tal como el anterior, y tal como el anterior a ese, lo han tenido dentro de sus prioridades…
-¿Qué conclusión general se puede sacar de la COP15?
Cada vez más estos temas están en la discusión, pero lo que hay que hacer ahora, donde tenemos que concentrar el esfuerzo de todos y de todas es en ver cómo activar procesos que nos permitan ir avanzando en alcanzar estos objetivos. Y esos procesos tienen que seguir los principios mínimos básicos de la gestión de la conservación, tienen que ser procesos que estén anclados en los territorios, que estén informados por el conocimiento, no por solamente científico, sino también ancestral, conocimiento de cómo operan las sociedades, deben ser proceso totalmente inclusivos, que tiene que considerar a todos los actores de los territorios en condiciones de equidad, y eso incluye al sector público, privado, comunidades. Con estos principios básicos de construcción de sustentabilidad se pone en marcha este camino nuevo hacia la sustentabilidad y hacia poder vivir en armonía con la naturaleza. Porque, de hecho, o vivimos en armonía con la naturaleza o no vivimos, punto, no existimos los humanos en el vacío, existimos de manera relacional con la naturaleza.