Plan estratégico permitirá en 15 años detener el avance continental del castor y evitar daños por 260 millones de dólares
Luego de cinco años de trabajo, el “Proyecto GEF Castor” entregó un completo programa de acción para una gestión integral que permita no solo controlar esta especie exótica invasora, sino también recuperar los ecosistemas patagónicos degradados por su acción. El principal desafío ahora, dice el coordinador de la iniciativa Felipe Guerra, “es lograr que el Gobierno Regional apruebe este plan como una política pública regional, para garantizar la institucionalidad que se requiere para liderar su ejecución”.
Este miércoles y jueves se realizará en Porvenir, Tierra del Fuego, un encuentro de autoridades de Chile y Argentina en torno a uno de los principales problemas ambientales de la Patagonia: el deterioro de los ecosistemas provocado por la presencia de castores. La cita se enmarca en la ejecución en ambos países de proyectos financiados por el Global Environment Faclity (GEF) para definir acciones y planes de gestión para contener el daño generado por esta especie exótica invasora.
En el caso de Chile, el proyecto GEF Castor está pronto a finalizar y ha entregado -entre otros productos- un completo plan estratégico que permitirá, en un plazo de 15 años, detener el avance de esta especie exótica invasora en el continente y recuperar ecosistemas degradados a causa de su presencia.
En la reunión que se desarrollará en Porvenir se presentarán resultados de ambos proyectos y se analizará la forma de ejecutar sus planes de gestión. Entre otras autoridades, asistirán representantes del Gobierno Regional de Magallanes, institución de gran relevancia para la ejecución del plan. Según explica el coordinador nacional del proyecto, el biólogo Felipe Guerra Díaz, están trabajando para lograr que antes de fin de año dicho GORE apruebe el plan como política pública regional, lo que permitirá garantizar la institucionalidad que se requiere para liderar su ejecución”.
El proyecto GEF Castor en Chile, cuyo nombre oficial es “Fortalecimiento y desarrollo de instrumentos para el manejo, prevención y control del castor (Castor canadensis), una especie exótica invasora en la Patagonia chilena”, se implementó a partir de 2017 y tiene como organismo ejecutor al Ministerio del Medio Ambiente (MMA) y Seremi de Medio Ambiente de la Región de Magallanes y la Antártica Chilena, mientras que la agencia de implementación es la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
“En noviembre ponemos fin al proyecto GEF Castor habiendo cumplido cabalmente nuestro objetivo de sentar las bases de una estrategia integrada para que Chile se haga cargo de este problema de aquí en adelante”, resume Guerra.
Entre los diversos productos entregados por la iniciativa destaca un Estudio de impacto económico y sociocultural del castor encargado a la Universidad de Chile en 2020, que determinó que si no se realiza ninguna acción para controlarlo, para 2040 las pérdidas económicas por esta causa habrán llegado a unos 260 millones de dólares. A la fecha del estudio, el daño económico estimado era de más de 73 millones de dólares, considerando, por ejemplo, pérdidas por producción de madera, ganado no producido, captura de carbono, pérdida de biodiversidad y recursos públicos dirigidos a investigación y control de la especie.
El castor es una especie de América del Norte y fue introducida en la Isla Grande de Tierra del Fuego en 1946 a través de 10 parejas, para comenzar su explotación en industria peletera; el negocio no prosperó y los castores continuaron su reproducción, llegando a más de cien mil individuos, según cifras de 2006. Los castores pasaron de la zona insular al continente y el rango de dispersión potencial alcanza hasta la región del Maule en Chile y la provincia de Neuquén en Argentina.
El problema radica, principalmente, en que el castor requiere modificar los ecosistemas para vivir en ellos, creando represas artificiales que cortan el curso de los ríos e inundan grandes zonas, cortando para ello árboles de cuyas cortezas, además, se alimentan. Los ecosistemas de la Patagonia, entre ellos turberas y bosques subantárticos, no están adaptados a este tipo de disturbios.
La estrategia presentada por GEF Castor permitirá, explica Guerra, evitar los efectos negativos proyectados para 2040 mediante el plan de acción cuyo costo es de 13 millones de dólares en 15 años.
El programa permitirá, junto con el control de la especie, recuperar los ecosistemas para que puedan prestar servicios ambientales indispensables como la mitigación del cambio climático mediante captura de CO2 y otros gases de efecto invernadero, provisión de agua dulce, conservación de la biodiversidad etc.
El plan de acción considera un avance en etapas, definiendo prioridades sobre la base de diversos criterios, principalmente económicos y ecológicos. Así, se considera que un enfoque prioritario es detener el avance de este roedor hacia el norte, erradicando la población de castores hacia el continente en la Península de Brunswick.
No obstante, hay otras prioridades que responden a garantizar aspectos críticos a la población. Por ejemplo, con sus diques los castores pueden cortar el flujo de los ríos desde los cuales las sanitarias captan agua, lo que podría “llegar a cortar el suministro de agua potable en zonas aisladas como Puerto Williams, como Porvenir, en Tierra del Fuego”. Entonces, señala Guerra, aunque no es el continente es un tema prioritario porque se trata de asegurar el agua potable a la población.
Información para tomar decisiones
GEF Castor comenzó en 2017, pero previamente se identificaron una serie de brechas que había que abordar para lograr una estrategia eficiente para la recuperación de ambientes afectados por castor. Una de las brechas relevantes era “falta de información sistematizada para hacer seguimiento de acciones de remoción de castor”.
Por eso, uno de los productos estrella entregados por el proyecto es la plataforma de información, monitoreo y alerta temprana del castor en la Región de Magallanes (SIAT). Felipe Guerra, doctor en Ciencia y Tecnología Ambiental, explica que “es muy difícil tomar decisiones cuando no hay información sistematizada, y eso es lo que venía pasando porque la información que existía no tenía la calidad necesaria”.
Fue así como desarrollaron la SIAT, que se integró a la plataforma SIMBIO (Sistema de Información y Monitoreo de la Biodiversidad) del Ministerio del Medio Ambiente. “Es una plataforma informática con tecnología de vanguardia mundial (…) toda la información está agregada, clasificada, tiene su respectiva ficha de cuándo fue, quien la tomó, las coordenadas, etc., y es capaz de visualizarse en el territorio , lo que permite tener una claridad de las acciones que se deben realizar y, cuando se empiece a ejecutar el plan, de lo que está hecho y lo que falta por hacer”.
Con información satelital e inteligencia artificial, la plataforma contiene algoritmos que están entrenados para detectar cambios en el paisaje, analizarlos y determinar si, por ejemplo, se trata de una acumulación de madera por deshielo o es un dique hecho por castores, con un nivel de confianza superior al 80%.
Eso permite detectar tempranamente el avance del castor y actuar a tiempo. “Esta inteligencia artificial permite proyectar la dispersión del castor en base a su propia biología y al territorio, permite decidir cuáles son las cuencas, microcuencas, subcuencas o territorios más fáciles de recuperar y con mayor probabilidad”, señala el coordinador. Añade que “mientras más nos podamos acercar al dato, con información satelital, información ciudadana, con drones, modelos de dispersión, etc. eso hace que se optimicen los recursos, considerando el alto costo de enviar equipos a terreno”.
Para la información que pueda aportar la comunidad crearon una aplicación para el teléfono, llamada Ciencia Ciudadana: “Si alguien detecta un castor le saca una foto, las coordenadas se marcan automáticamente y envía la información, que luego es validada, porque es fácil confundir otras especies como el coipo, chungungo, huillín”.
Los protocolos de muestreo son muy importantes, agrega Guerra, por lo que crearon un formulario de ingreso de información al SIAT que debe ser realizada por personal capacitado, como los guardaparques de CONAF.
“Nos sentimos muy orgullosos porque en una de las reuniones binacionales, el equipo chileno presentó este sistema de alerta temprana y a nuestros pares argentinos les pareció tan útil que hicieron el esfuerzo y la replicaron”. De hecho, uno de los temas de la reunión binacional de esta semana será buscar la forma de que ambos sistemas conversen y exista flujo de información de ambos países.
“Es muy difícil tomar decisiones cuando no hay información sistematizada, y eso es lo que venía pasando porque la información que existía no tenía la calidad necesaria”.
Gobernanza y financiamiento
Un elemento importante del plan de acción es su flexibilidad, explica Guerra, quien detalla que la metodología usada es la de estándares abiertos, que permite la mejora continua. “Por eso, es necesario que exista una estructura de gobernanza que vaya haciendo seguimiento a su ejecución y que pueda reaccionar frente a situaciones o contextos que cambian en la medida que se va avanzando”.
Por esa razón, GEF Castor, en conjunto con servicios públicos, elaboró una gobernanza donde participan el Gobierno Regional, el Ministerio de Medio Ambiente, el SAG, la CONAF, las Fuerzas Armadas, Bienes Nacionales, municipalidades, academia y el sector privado. Esta gobernanza está estructurada en cinco organismos: consejo directivo; comité de gestión; comité científico técnico, mesas territoriales y punto focal (para la relación con Argentina).
Debido a que el funcionamiento de esta gobernanza impacta directamente en el éxito de la ejecución del plan de gestión, GEF Castor espera durante octubre dejar instalado el consejo directivo -compuesto por instituciones públicas lideradas por el GORE y el MMA- que tiene entre sus primeras funciones conformar el resto de la estructura.
En relación al financiamiento, los 13 millones de dólares estimados se requieren para financiar los tres ejes del plan de acción: mantener la estructura de gobernanza; acción en terreno-recuperación de ambiente (más del 70% del presupuesto); comunicación y educación.
El plan estratégico también se hizo cargo de determinar las fuentes de financiamiento, con un marco de acción que fue validado por las instituciones públicas. Allí se determina “los socios que pueden ir aportando financiamiento mediante distintos mecanismos de financiamiento público que existen, por ejemplo, los FNDR (fondo nacional de desarrollo regional), o convenios de programación, entre otros”.
Otro mecanismo -dice Guerra- es la creación de glosas presupuestarias dentro de los ministerios y, en este sentido, ya han avanzado con el MMA para preparar un programa de inversión que pueda ser defendido en el Congreso para que se incluya en el presupuesto 2023.
Restaurador ecológico
El coordinador de GEF Castor señala que tanto para la administración de la plataforma informática como la acción en terreno se requiere de personal especialmente capacitado porque hay un cambio de paradigma en relación a políticas anteriores. El propósito no está centrado en la eliminación del castor en el sentido de “matar por matar”, sino en la recuperación de los ecosistemas, proceso en el cual, no obstante, se incluye la eliminación de esta especie.
Por eso, el nombre del personal capacitado es de Restaurador Ecológico, denominación que fue tomada del proyecto argentino y “que está ligada con nuestra idea fuerza de no poner el valor en la especie, sino en lo que queremos recuperar”.
“Es un punto de inflexión en la mirada que había antes. Hubo experiencias del SAG en que se pagaba por cola de castor, es decir, poniendo el valor en la especie, lo que provoca una visión social de que hay que matar por matar y porque te pagan, y no estás resolviendo lo que importa que es la recuperación”. Así, el Restaurador Ecológico también va a restituir cauces de ríos para que la naturaleza pueda seguir su curso y se regenere la vegetación; será el encargado de ingresar la información a la SIAT según los protocolos, identificará los lugares más adecuados para la remoción y después hará seguimiento de la recuperación, entre otras funciones.
En esta línea, además, hace pocos días se realizó la firma de un convenio entre el MMA y el Centro de Formación Técnica (CFT) de Magallanes, para que otorgue una certificación de Restaurador Ecológico, con el objetivo de formar capital humano contextualizado en los problemas de la región.