Cuarentena por coronavirus disminuye emisiones globales de C02, pero ¿podría la pandemia poner freno a la acción climática?
Frente a la agresiva expansión global del virus y su impacto en los mercados, tanto los organismos multilaterales -encabezados por la ONU- como los países comienzan a centrar sus esfuerzos y recursos en contener la pandemia. Y ante ese escenario, los expertos llaman a no descuidar la lucha contra el cambio climático y evitar la postergación de la próxima COP26 de Glasgow frente a una ralentización de los organismos dedicados a la acción climática global. “El fracaso en la mitigación del cambio climático podría conducir a mayores pérdidas, tanto de vidas como económicas, durante las próximas décadas”, advierten.
Periodista
“El mundo necesita demostrar la misma unidad y compromiso con la acción climática y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que para contener la pandemia de coronavirus. El fracaso en la mitigación del cambio climático podría conducir a mayores pérdidas, tanto de vidas como económicas, durante las próximas décadas”, advertía a inicios de esta semana Petteri Talas, director de la Organización Meteorológica Mundial, frente a un escenario donde la pandemia mundial de coronavirus y su impacto en los mercados parecen mover el timón del mundo hacia el rescate de la economía global.
El llamado de Petteri llega cuando la drástica reducción de la actividad económica causada por las masivas cuarentenas decretadas en Europa y Asia para controlar el virus ha tenido como efecto mejoras localizadas en la calidad del aire, y en las emisiones de CO2, lo que para un ojo cándido podría dar la impresión de que la solución al problema está a la mano. Pero no, advierten los expertos. El impacto de las emisiones es acumulativo, y su disminución será temporal.
A inicios de marzo, un análisis realizado por Carbon Brief mostró una reducción de un 25% de las emisiones de carbono de China, principalmente porque el consumo de carbón para la generación eléctrica cayó un 36%, la refinación de petróleo en un 34% y -en general- las medidas para contener el coronavirus implicaron reducciones de entre un 15% y un 40% de la producción en sectores industriales claves.
Esto vino acompañado de imágenes satelitales y datos de medición mostrando tendencias similares en países como Italia o España, donde el confinamiento también ha implicado la paralización o disminución de numerosas actividades productivas.
Sin embargo, se trata de una tendencia que debiera ser temporal, y así lo afirma el mismo Carbon Brief respecto de la situación de China: “Las próximas medidas de estímulo del gobierno chino en respuesta a la interrupción podrían superar estos impactos a corto plazo en la energía y las emisiones, como lo hizo después de la crisis financiera mundial y la recesión económica interna de 2015”, advierte.
Esto fue reforzado esta semana por la Organización Meteorológica Mundial, que a través de un comunicado advirtió que “es demasiado pronto para evaluar las implicancias para las concentraciones de gases de efecto invernadero que son responsables del cambio climático a largo plazo. Los niveles de dióxido de carbono en las estaciones de observación clave han sido, hasta ahora, más altos que el año pasado”.
De hecho, el promedio mensual de febrero de CO2 atmosférico en el observatorio Mauna Loa en Hawai fue de 414.11 partes por millón, en comparación con 411.75 ppm en febrero de 2019, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos. Mauna Loa es la estación de observación continua más grande del mundo y una estación de referencia del sistema de monitoreo de la atmósfera de la OMM. En otra estación de referencia, Cape Grim en Tasmania, los niveles promedio de CO2 fueron de 408.3 ppm en febrero, en comparación con 405.66 ppm en febrero de 2019.
Por ello, la preocupación de las principales organizaciones y líderes que trabajan en la acción climática está centrada en que los esfuerzos que se deberán dedicar a hacer frente a la pandemia por el coronavirus no terminen por dejar de lado la lucha contra el calentamiento global. Pero no se ve un escenario fácil.
“Estamos en una situación sin precedentes y las reglas normales ya no se aplican. No podemos recurrir a las herramientas habituales en tiempos tan inusuales. La creatividad de la respuesta debe coincidir con la naturaleza única de la crisis, y la magnitud de la respuesta debe coincidir con su escala”
Impacto en la agenda climática
Hace dos semanas, en una conferencia en Nueva York, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, afirmaba que “no vamos a combatir el cambio climático con un virus”, pidiendo no sobreestimar el efecto de la pandemia en la reducción de emisiones globales. Sin embargo, si bien Guterres ha instado continuamente a los países a no dejar de lado el desafío del calentamiento global, todos los recursos de la organización parecen estar redirigéndose hoy hacia el combate de los impactos sanitarios y económicos del coronavirus.
En una declaración emitida el pasado jueves, afirmó que si bien el marco de acción de la ONU es la Agenda 2030 (ODS) y el Acuerdo de París, dejó en claro que “las Naciones Unidas, y nuestra red global de oficinas en los países, apoyarán a todos los gobiernos para garantizar que la economía global y las personas a las que servimos salgan fortalecidas de esta crisis”, en un escenario donde “estamos en una situación sin precedentes y las reglas normales ya no se aplican. No podemos recurrir a las herramientas habituales en tiempos tan inusuales. La creatividad de la respuesta debe coincidir con la naturaleza única de la crisis, y la magnitud de la respuesta debe coincidir con su escala”.
Según el medio norteamericano E&Enews, especializado en energía y medioambiente, hay algunos factores que podrían indicar un cambio de ruta o, al menos, un retraso significativo en la agenda climática. Según señala, las principales iniciativas de cambio climático de las Naciones Unidas se han movido en la línea de las acciones contra el virus o están en espera, y se han cancelado o retrasado varias reuniones planificadas de acción climática de la ONU (Climatewire, 12 de marzo).
“Las oficinas de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático han cancelado todas las reuniones en persona y los viajes al extranjero, y están trabajando para organizar conferencias en línea cuando sea posible. Más recientemente, la Organización de Aviación Civil Internacional de la ONU (OACI), un organismo con sede en Montreal, suspendió una serie de reuniones regionales destinadas a implementar un nuevo programa de comercio de emisiones que comenzará este mes”, afirma.
Con una crisis que podría extenderse hasta mediados de año o más allá, más reuniones podrían enfrentar un destino similar. Entre ellos -agrega el medio- se incluyen la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Océano, prevista para Portugal a principios de junio, y el Congreso Mundial de la Naturaleza a finales de junio, organizado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza en Marsella, Francia.
Y según señala Reuters, los activistas climáticos también están preocupados por el posible destino de una cumbre UE-China que tendrá lugar en Alemania en septiembre, vista como una oportunidad importante para coordinar la acción sobre las emisiones. Una cumbre preparatoria UE-China que debía celebrarse en Beijing a finales de este mes ya se ha pospuesto, confirmó el martes la Comisión Europea.
De acuerdo a lo publicado por Reuters, funcionarios de la ONU dicen que todavía hay planes para celebrar la COP26 en Glasgow en noviembre, la más importante desde que se cerró el Acuerdo de París, aunque las reuniones preliminares se cancelaron, pospusieron o se trasladaron en línea hasta finales de abril. “Creo que es un poco prematuro hablar de aplazamiento”, dijo a la agencia un portavoz de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que supervisa las negociaciones climáticas, refiriéndose a la cumbre de Glasgow.
“En cierto modo, es una lección: los virus no respetan las fronteras, el cambio climático no respeta las fronteras (…) Si no manejamos la crisis climática, será lo mismo”
Situación de la COP26
La realización de la COP26 en Glasgow es hoy la principal preocupación de los líderes de la acción climática, ya que es el escenario donde los países deben presentar obligatoriamente compromisos más ambiciosos de reducción de emisiones, y se debe cerrar el célebre Artículo 6, que regula los mercados de carbono. Sin embargo, el escenario es aún incierto.
Según The Guardian, ministros y funcionarios del Reino Unido han discutido en privado la posibilidad de posponer las conversaciones de la COP26 programadas para Glasgow en noviembre, pero aún no se ha tomado una decisión. Esto en un escenario donde las prohibiciones de viaje y el cierre impuesto en muchos países debido al virus han resultado en reuniones canceladas y funcionarios que trabajan de forma remota. No obstante, un portavoz de gobierno señaló a este mismo medio que “continuamos trabajando para organizar el evento en Glasgow en noviembre, que está a ocho meses de distancia. Dado que esta es una situación en evolución, la mantenemos bajo una cuidadosa revisión ”.
Ante esta situación, numerosas voces han realizado llamados a evitar un escenario de postergación de la COP26. Uno de ellos es el economista y académico británico Nicholas Stern, uno de los principales expertos mundiales en la crisis climática y ex economista en jefe del Banco Mundial, quien instó al primer ministro británico, Boris Johnson, a resistir los llamados a posponer las conversaciones climáticas vitales de la ONU este año, a pesar del brote de coronavirus.
Esto, afirmó Stern, porque cualquier medida para posponer las conversaciones pondría a prueba la esperanza de lograr un progreso real. “En este momento debemos continuar con la preparación (…) Este es un desafío tan urgente y hay tanto por hacer, y tanto trabajo valioso que se está haciendo, que no podemos permitirnos perder el impulso”.
A su juicio, posponer la cumbre ahora frenaría en un momento en que se necesita la aceleración. Y si fuera necesario, agregó, se podría discutir un aplazamiento después del verano, dependiendo de la situación en ese momento.
En ello coincidió Yvo de Boer, ex jefe de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), quien dijo que era vital seguir trabajando hacia una Cop26 de noviembre. “Si se va a cancelar, eso solo debe hacerse en el último minuto posible, en octubre”, dijo.
En la misma línea, el ex diplomático francés Laurence Tubiana, quien jugó un rol clave en las negociaciones del Acuerdo de París y es -de hecho-considerado el arquitecto de dicho acuerdo, llamó a los gobiernos a no permitir que la pandemia del coronavirus frene la acción climática.
Al contrario, dijo, las vulnerabilidades descubiertas por el virus podrían servir para estimular una respuesta más concertada. “En cierto modo, es una lección: los virus no respetan las fronteras, el cambio climático no respeta las fronteras (…) Si no manejamos la crisis climática, será lo mismo”.