Medio Ambiente realizará en octubre consulta pública de actualización de su compromiso de mitigación y adaptación (NDC) ante la ONU
Alcanzar el peak de emisiones antes de 2030 y establecer una meta de reducción de emisiones en términos absolutos aparecen hasta ahora como las principales propuestas en evaluación para el nuevo compromiso de mitigación de Chile de cara a la COP25. También la incorporación del rol de los océanos y la economía circular para alcanzar la meta de la carbono neutralidad al año 2050. El cómo se hará es aún materia de especulación. El próximo mes se conocerá la propuesta final, cuando se someta a consulta pública con la realización de reuniones macrozonales para levantar propuestas y observaciones. Será el momento de incorporar también las propuestas de la ciencia al debate en torno a la ambición climática que se pondrá Chile para los próximos años.
Periodista
Entre octubre y noviembre próximos, el Ministerio del Medio Ambiente someterá a consulta pública la propuesta de actualización de la NDC (Contribución determinada a nivel nacional, por sus siglas en inglés) de Chile, que corresponde al compromiso voluntario que hacen los países ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, y que fue presentada ante la ONU en 2015 en el marco de la firma del Acuerdo de París.
Se tratará de una consulta masiva, que no solo se realizará por su plataforma online tradicional, sino que además considerará seis reuniones macrozonales en Tarapacá, Atacama, Los Ríos, Magallanes y dos encuentros que se convocarán en Santiago. Junto con ello, se hará entrega de las propuestas que está preparando las mesas científicas constituidas por el gobierno en el marco de la COP25.
Y si bien el gobierno ha comprometido la entrega de la NDC actualizada de Chile para la realización de la COP en Santiago, la primera quincena de diciembre, el plazo que se está dando el gobierno es más amplio: sería presentada ante Naciones Unidas entre diciembre de 2019 y marzo de 2020. Esto considerando que tras la participación ciudadana se requerirá de una nueva revisión para incorporar mejoras y las observaciones provenientes de la consulta.
Será en octubre, entonces, cuando se tengan las primeras luces respecto de la actualización de la NDC que trabaja el gobierno, y cuyo contenido hasta ahora se ha mantenido bajo completo hermetismo por parte del Ministerio del Medio Ambiente, incluso para gran parte de los científicos que trabajan en las mesas temáticas convocadas por el gobierno en el marco de la COP25. Si bien estos se encuentran preparando una serie de propuestas para ser incorporadas al documento, nadie -o muy pocos- tiene aún un panorama general respecto de los compromisos que se están trabajando.
Meta absoluta y peak de emisiones
Aún cuando el la propuesta del gobierno se mantiene en reserva, hay algunos aspectos que ya han trascendido. Uno de ellos sería el cálculo de la fecha en que Chile alcanzaría su peak de emisiones, el punto máximo, para luego comenzar la curva descendente hacia carbono neutralidad propuesta como meta para el año 2050, según el anteproyecto de la Ley Marco de Cambio Climático del gobierno.
Estimaciones preliminares indicarían que ese peak se alcanzaría en una fecha cercana a los años 2022 y 2023, aunque aún se desconocen los supuestos para la realización de ese cálculo, y estaría en una cifra en torno a las 120 o 130 millones de toneladas de CO2 equivalente.
Según el último inventario de emisiones de Chile, el sector Energía es el principal emisor nacional de Gases de Efecto Invernadero (GEI), con el 78% de las emisiones de GEI totales en 2016, equivalente a 87 millones de toneladas de CO2 equivalente. De ese monto, el 41,5 % corresponde a generación de energia, un 31,3% a transporte y el 18,7% a industrias manufactureras y de la construcción.
De acuerdo al último inventario de emisiones presentado por Chile, con cifras hasta el año 2016, Chile emite cerca de 111 millones de toneladas de CO2 equivalente, cifra que tras el peak debiera comenzar a disminuir fundamentalmente de la mano del cronograma de descarbonización de la matriz energética y de una mayor penetración de las energías renovables de base variable, principalmente solar y eólica.
De hecho, se estima que los avances que ya se han registrado en esta materia permitirían alcanzar la meta comprometida en el actual NDC de Chile (30% de reducción) el año 2025, cinco años antes de lo comprometido, mientras que para el año 2030 se llegaría a un 35% de reducción de emisiones.
Otra de las opciones que se está barajando es presentar una meta de reducción de emisiones en términos absolutos. Es decir, un porcentaje de reducción sobre un escenario base determinado y sin tener necesariamente condicionantes para alcanzar dicha meta.
Hoy la NDC de Chile tiene una meta expresada en base a intensidad de emisiones. En concreto, nuestro país se comprometió a reducir sus emisiones de CO2 por unidad de PIB en un 30% al año 2030 respecto al nivel alcanzado en 2007, considerando además “un crecimiento futuro que le permita implementar las medidas adecuadas para alcanzar este compromiso”.
Para los organismos y ong’s internacionales que evalúan los NDC de los países, se trata de un compromiso considerado como “altamente insuficiente”. Según los expertos, tener un objetivo absoluto de reducción de emisiones tiene algunas ventajas, entre ellas que es más transparente, es más fácil hacerle seguimiento y es menos complejo de implementar.
¿Las complejidades? Aun está pendiente el cómo se van a alcanzar las metas propuestas y las que se están trabajando, tanto la carbono neutralidad al año 2050 como los compromisos que se adquieran a partir de la actualización del NDC. Y ese es un tema de preocupación para el sector privado, que desde distintos ámbitos busca ser parte más activa de la discusión.
Esto, dicen conocedores de las negociaciones, es aún más complejo en un escenario donde si bien el PIB tendencial del país se puede proyectar sin grandes fluctuaciones, la incertidumbre en materia económica que se vive actualmente no es menor en un escenario de guerra comercial y señales de recesión.
Por ello se califica como de vital importancia cuantificar bien los costos de corto, mediano y largo plazo que implicarían los compromisos que se adquieran en esta materia. Conocer los números en que se basan las proyecciones y estimaciones vuelve a tener un rol fundamental, afirman las mismas fuentes, así como la necesidad de generar las discusiones necesarias con fundamentos claros -y basados en la ciencia- al momento de fijar cualquier meta.
No obstante, las declaraciones de Fernando Barros cuestionando que los empresarios se sumen al llamado de incrementar la ambición climática en torno a la COP25 terminaron por alinear y reforzar el compromiso de los sectores productivos del país con la acción climática, y prácticamente no hay voces disidentes en esta materia.
Otro aspecto aún por resolver es cual va a ser el rol del sector forestal en la nueva NDC, ya que cumple un papel fundamental en la captura de carbono, esencial para la mitigación, y que al año 2016 representa la captura de más de 65 millones de toneladas de CO2 equivalente en el país. A tal punto, que es imposible alcanzar la carbono neutralidad sin un incremento sustantivo de masa vegetal. Considerando que en Chile hay 3,1 millones de hectáreas potencialmente plantables, aún persiste una discusión latente respecto del rol que jugarán en ello los bosques nativos y las plantaciones productivas.
La actual NDC de Chile compromete, al 2030, reducir sus emisiones de CO2 por unidad de PIB en un 30% con respecto al nivel alcanzado en 2007, considerando un crecimiento económico futuro que le permita implementar las medidas adecuadas para alcanzar este compromiso. Además compromete el manejo sustentable y recuperación de 100.000 ha de bosques, y la forestación de otras 100.000 ha.
A la fecha, en casi cuatro años, se ha realizado el manejo sustentable de 14 mil hectáreas y se han forestado 8 mil hectáreas. Para cumplir con la meta propuesta en la NDC actual de 100 mil hectáreas -para ambos casos- al año 2030, se requeriría aumentar el manejo sustentable en 8.500 hectáreas por año, y la forestación en 9.200 hectáreas por año. Eso sin considerar un aumento de la ambición.
Océanos y economía circular como parte de los compromisos
La NDC de 2015 se construyó en base a dos compromisos climáticos: mitigación y adaptación; ambos con el financiamiento climático, la creación y fortalecimiento de capacidades, y la transferencia tecnológica, como medios de implementación.
¿Cuáles son las propuestas que hoy se están revisando? La primera propuesta es la creación de una estructura actualizada del NDC, donde a los compromisos en mitigación y adaptación se sumen dos compromisos que están integrados entre ambos sectores: océanos y economía circular.
Hacer de la cumbre climática que se realizará en Santiago una “COP Blue”, enfocada en el rol de los fundamental que podrían cumplir los océanos tanto en mitigación como en adaptación, es una decisión declarada por el gobierno prácticamente desde que se conoció la decisión de traer esta cita global a Chile.
Y si bien el tema no ha logrado aún cobrar una fuerza verdadera en las discusiones y reuniones previas a la cumbre, si se está evaluando incorporarlo en la actualización de la NDC, y para ello una de las alternativas que se está estudiando es la incorporación de la variable climática en los planes de manejo de las áreas marinas protegidas del país, que hoy cubren cerca del 42% de la Zona Económica Exclusiva de Chile.
En cuanto a la economía circular, es otra de las materias en donde el Ministerio del Medio Ambiente ha puesto el acento durante 2019, principalmente de la mano del avance en la implementación de la Ley REP y del éxito mediático que representó la ley que elimina las bolsas plásticas.
Ambas cosas han derivado en los últimos meses en un fuerte impulso a la economía circular, la que si bien aún no tiene una percepción masiva si ha encontrado respuesta principalmente en la industria de productos de consumo masivo que se verán afectadas por la Ley REP. Allí, iniciativas como el Pacto por los Plásticos y la Hoja de Ruta de Economía Circular que impulsa el ministerio aparecen como las principales líneas de acción en este ámbito.
Y es precisamente esta última la que se evalúa incorporar en la futura NDC, así como una estrategia nacional de residuos orgánicos que está viendo sus primeros pasos con la reciente conformación de una mesa de expertos que trabajará una propuesta en esta materia.
El aporte que puedan tener los residuos en una meta de carbono neutralidad al año 2050 no es menor. Hoy el sector representa el 5,2 % de las emisiones de gases de efecto invernadero del país, equivalente a casi 6 millones de toneladas de CO2. Desde 1990, las emisiones del sector residuos se han incrementado en un 95%, y desde 2013 en un 9,1% principalmente por el aumento de la población y del consumo. Más del 74% de esas emisiones corresponden solo a la disposición de residuos sólidos en rellenos sanitarios y vertederos.
Aún hay temas pendientes en la discusión, y uno de los más relevantes dice relación con la gestión de los recursos hídricos en el nuevo escenario climático, más aún bajo los efectos visibles de los más de 10 años de sequía que afectan a amplias zonas del país. Incorporarlo o no, y cómo, es una de las materias aún en debate y de la cual existen varias voces exigiendo que sea tratado en la futura NDC. Por ahora, la decisión del gobierno es avanzar hacia una meta ambiciosa basada en la ciencia, con una visión de largo plazo que oriente los compromisos, y metas transparentes y con suficiente información para poder evaluarlas. Octubre será el momento de conocer la propuesta.