Retroceso. Este concepto resume lo que ha ocurrido en Chile los últimos seis meses en relación al cumplimiento de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS). La llamada Agenda 2030, que cuenta con 17 objetivos con sus respectivas metas (169 en total), fue impulsada por Naciones Unidas en 2015 y suscrita por 193 países, entre ellos Chile, como una guía para conseguir el equilibrio entre crecimiento económico, inclusión social y protección ambiental a más tardar en 2030, pero las consecuencias de la pandemia harán prácticamente imposible alcanzar ese propósito.
Hasta el año pasado, el progreso en el logro de las metas permitía estar moderadamente conformes, aunque el horizonte de una década para alcanzarlas no se veía factible. Sin embargo, el Covid-19 y el manejo de la pandemia han producido una situación crítica que, según diversos análisis, está provocando una notoria vuelta atrás en la mayoría de los indicadores tanto en Chile como en el resto de la región.
“Hoy nos enfrentamos a un reto aún mayor debido a los impactos sociales y económicos de la pandemia. Los efectos, por ejemplo, en el ODS 8 trabajo decente y crecimiento económico, el ODS 3 salud y bienestar y el ODS 4 educación de calidad serán devastadores. En el ODS 1 fin de la pobreza y el ODS 10 reducción de las desigualdades, el retroceso será de varias décadas. En lo que respecta al ODS 16, paz, justicia e instituciones sólidas también tendremos un deterioro debido a los conflictos sociales que surgirán y al debilitamiento de las instituciones en varios países de la región por causa de la crisis social y económica”, se señala en el Índice ODS 2019 del Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para América Latina y el Caribe, publicado en junio pasado desde su sede en Colombia.
Dicho informe, elaborado con información hasta 2019, incluyó un capítulo extra para analizar los posibles efectos del coronavirus en los ODS considerando, según señala, que “la región atraviesa actualmente la peor crisis económica y social de la cual se tenga registro en el último siglo”.
En Chile, la situación de los ODS es monitoreada por el Consejo Nacional para la Implementación de la Agenda 2030, un órgano en el que participan varios ministerios y cuya Secretaría Técnica recae en el Ministerio de Desarrollo Social y Familia, específicamente, en la Subsecretaría de Evaluación Social.
“Lamentablemente, la pandemia que enfrentamos a nivel global ataca a todos los hogares y personas. Sin embargo, nos preocupan de sobremanera aquellas familias que ya se encontraban en situaciones de vulnerabilidad complejas, incluso antes de la crisis sanitaria y que hoy a raíz del complejo momento que enfrentamos podrían verse agudizadas”, explica la subsecretaria de Evaluación Social, Alejandra Candia.
“Sabemos que los próximos meses y años enfrentaremos una dura realidad y retrocederemos parte de lo avanzado, por lo que nuestro rol debe ser buscar las mejores soluciones para enfrentar este momento excepcional. Los grupos vulnerables se han visto fuertemente afectados, pero así también otros grupos de nuestra sociedad que han visto afectada su salud o sus ingresos han caído abruptamente”, agrega la autoridad y subraya que el gobierno está haciendo esfuerzos para ir en ayuda de esas personas.
ODS 1, fin de la pobreza
Respecto a la situación previa a la pandemia, la subsecretaria Candia destaca que “Chile registraba un sostenido proceso de avance en distintos ODS. Uno de los más destacados tiene que ver con la disminución progresiva de la pobreza en el país (ODS 1), la que alcanzaba un 8,6% de acuerdo a los resultados de la encuesta Casen 2017, pero también existen avances asociados, por ejemplo, al aumento en la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) real per cápita, o en temas medioambientales, especialmente plasmados en compromisos que los distintos Gobiernos han ido adquiriendo al respecto”.
Sin embargo, el objetivo de lograr el fin de la pobreza es uno de los que sufrirá uno de los retrocesos más evidentes. Según se señala en el informe “Pobreza y pandemia: propuestas para un Chile más digno y justo”, elaborado por la fundación Hogar de Cristo y otras nueve instituciones, “la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ha estimado que la pobreza en la región se podría incrementar en al menos 4,4 puntos porcentuales en el 2020 (…) Para el caso particular de Chile se prevé un aumento de la pobreza desde 9,8% -estimación Cepal 2019- hasta un 11,9% en el mejor escenario, y hasta un 13,7% en el peor escenario”.
Desde la Red Pacto Global Chile, iniciativa dependiente de la ONU que promueve que las empresas incorporen la sostenibilidad en su estrategia corporativa, consideran que uno de los principales retos será el ODS 1. “Desgraciadamente, con la aparición de la pandemia hemos retrocedido en el logro de las metas que plantean los Objetivos de Desarrollo Sostenible, sumado a que ya llevábamos considerable atraso, pues solo faltan 10 años para cumplir las metas planteadas en la Agenda 2030”, señala la directora ejecutiva de Pacto Global Chile, Margarita Ducci.
“Los principales desafíos, ahora, se refieren a disminuir la pobreza (ODS 1), y a la reducción de las desigualdades (ODS 10). Por la especial situación de pérdidas de fuentes de trabajo y crisis económica, toma mayor relevancia el ODS 8, que invoca el trabajo decente y el crecimiento económico, con todo lo que implica, también, apoyar a las pequeñas empresas y al emprendimiento, como vías para recuperar fuentes de trabajo en un plazo más acotado”, agrega Ducci.
Respecto al ODS 10, reducción de la desigualdad, “es uno de los que ha presentado mayor dificultad, no solamente en Chile”, explica Marcela Bravo, gerenta general de Acción Empresas, organización que reúne a más de 130 compañías que buscan gestionar sus negocios de manera sostenible.
Bravo cree que, en general, “vamos tarde” en el logro de los ODS, y “está claro que esta pandemia nos pone unos desafíos gigantescos, en términos de pobreza y de empleo”. A su juicio, no obstante, también se presentan oportunidades, como por ejemplo la creación de empleos para la inminente transformación digital, para nuevas empresas vinculadas a energías limpias, y para la emergente industria del reciclaje. “Actualmente hay cerca de tres millones de desempleados en el país y muchos de ellos no van a encontrar trabajo en lo que hacían antes. Debemos ser capaces de prepararlos para una tremenda cantidad de puestos que están empezando a ser necesarios”.
El gran desafío, dice la gerenta de Acción Empresas “está en poder conectar todas las cosas, en no disociarlas, no decir ‘o crezco o me preocupo del desarrollo sostenible’, porque el desarrollo sostenible es la manera en la que podemos realmente progresar, que nadie se quede atrás, y eso se logra velando porque el bienestar llegue a todos. Por eso, en esta coyuntura tenemos que poner, en primer lugar, a la persona al centro, en cualquier decisión (…) Las empresas cada vez más se cuestionan para qué existen y cuál es el bien que producen en la sociedad; esa pregunta se la tienen que hacer sí o sí, o sino, van a desaparecer”.
En esa misma línea, pero con un enfoque más global, Margarita Ducci señala que “la manera cómo afrontemos este nuevo desafío dependerá en buena medida de los liderazgos políticos para recuperar la economía, teniendo el desarrollo sostenible como su principal prioridad. La disyuntiva de la humanidad hoy es cómo, al mismo tiempo, consolidar el crecimiento económico, disminuir las desigualdades y atender la crisis ambiental global, sin renunciar a ninguno de ellos, pues de lo contrario habremos fracasado en cumplir con esta ambiciosa agenda”.