Chile cierra la COP25 sin alcanzar acuerdo por el Artículo 6 y con serios cuestionamientos a su capacidad para presidir la cumbre
“Estoy decepcionado con los resultados de la COP25. La comunidad internacional ha perdido una oportunidad importante de mostrar una mayor ambición en mitigación, adaptación y finanzas para afrontar la crisis climática. Pero no nos daremos por vencidos. Y yo no me daré por vencido”, señaló el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, tras el fin de la cita. El reconocimiento explícito de altas autoridades del revés que provocó esta cumbre, sumado a la molestia de los países y de los negociadores que son parte de esta convención por la errática conducción de la COP fueron comentario obligado en los pasillos del IFEMA una vez concluido el plenario final.

Periodista

“Es absolutamente indispensable que logremos un resultado en Santiago en relación con el Artículo 6”. Con esta premisa, la secretaria general de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC), la mexicana Patricia Espinosa, fijó tras la reunión preparatoria de Bonn de junio de este año el objetivo y la vara sobre la cual el mundo mediría el éxito o fracaso de la COP25.
Las palabras en ese minuto de la poderosa alta autoridad de Naciones Unidas dejaron en claro el objetivo principal de la cumbre que no era otro que avanzar en el principal punto pendiente del Acuerdo de París del año 2015, el libro de reglas del artículo que regula los mercados de carbono y que ya había fracaso en las cumbres anteriores.
Por ello, cuando la ministra de Medio Ambiente de Chile y Presidenta de la COP25, Carolina Schmidt, informó en el plenario de cierre de la COP25 que no se había llegado a acuerdo en este materia, la decepción y las frustración fue total entre los asistentes y en la comunidad internacional.
“Queríamos cerrar el Artículo 6 para implementar un mercado de carbono robusto con integridad ambiental, enfocado en generar recursos para transitar hacia un desarrollo sustentable, basado en bajas emisiones y resiliente al clima. Es triste no haber podido llegar al acuerdo final, estuvimos tan cerca”, señaló.
Solo un par de horas después del cierre de la Cumbre Climática más larga de la historia, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, a través de su cuenta de Twitter, se refirió al cierre de la COP señalando: “Estoy decepcionado con los resultados de la COP25. La comunidad internacional ha perdido una oportunidad importante de mostrar una mayor ambición en mitigación, adaptación y finanzas para afrontar la crisis climática. Pero no nos daremos por vencidos. Y yo no me daré por vencido”.
Estas declaraciones cayeron como un verdadero balde de agua fría para la delegación chilena y para la Cancillería, quienes estaban tratando aún de ordenar -a solo horas del cierre del plenario- los mensajes clave con que iban a salir a explicar los resultados del acuerdo bautizado como “Chile-Madrid Tiempo para la Acción”. Claramente, luego de estas declaraciones, no había mucho espacio ya para un despliegue comunicacional exitoso.
Asimismo, y acto seguido a las declaraciones de Guterres, la ministra para la Transición Ecológica de España y dueña de casa de la COP, Teresa Ribera, se reunió con la prensa y reconoció que el resultado de la XXV Conferencia de las Partes de la Convención de la ONU sobre Cambio Climático “deja un sabor de boca agridulce”.
El reconocimiento explícito de estas altas autoridades del revés que provocó esta cumbre, sumado a la molestia de los países y de los negociadores que son parte de esta convención por la errática conducción de la COP que realizó Chile, fueron comentario obligado en los pasillos del IFEMA una vez concluido el plenario final.
“El borrador de texto extremadamente débil conocido esta mañana es decepcionante, especialmente en lo que se refiere a la ambición climática”.
Las horas finales
La recta final de la COP25 se inició el viernes 13 cuando la presidencia -en manos de la ministra Schmidt- presentó el primer borrador de acuerdo, que fue inmediatamente calificado como insuficiente y que causó la indignación de grupos ambientalistas y la incredulidad de los negociadores.
Para la jefa de la delegación de la WWF en la COP25, Vanessa Pérez Cirera: “El borrador de texto extremadamente débil conocido esta mañana es decepcionante, especialmente en lo que se refiere a la ambición climática”.
Más duro fue Alden Meyer, responsable de estrategias de la Unión de los Científicos Preocupados, quien calificó la propuesta de la presidencia como “completamente inaceptable, injusta e inmoral. No apela a un aumento de la ambición de los países para mejorar sus planes de reducción de emisiones”.
Ante la oleada de críticas, y ya contra el tiempo, el coordinador de contenidos de la presidencia de la COP25, Andrés Landerretche, salió a poner paños fríos en una conferencia de prensa dejando en claro que la negociación no se venia fácil. “Nosotros solo somos facilitadores, articuladores de las partes. Pero si no hay consenso, no hay consenso”, declaró.
Una mirada simular tuvo el experto internacional panameño Gilberto Díaz, quien a la salida del salón plenario señaló a País Circular que “los días finales de la COP son dramáticos, y eso ha sido siempre así porque se necesita presión para llegar a estos acuerdos”.
Sin embargo, y ya en último día oficial de la COP, la incertidumbre y la preocupación se instaló en todas las oficinas de negociones entre quienes descargaban el borrador a solo horas del cierre de las negociaciones. “Quedó corto ante lo que exige la ciencia”, “aguado” y “soso” fueron los calificativos más reiterados a esta propuesta.
Al día siguiente, la presidencia chilena de la COP25 presentó un nuevo borrador a los casi 200 países que participan en esta conferencia. Para terminar este documento se pidió un mayor compromiso y ayuda a países como España, Nueva Zelanda y Sudáfrica, cuyos ministros -a petición in extremis de la ministra Schmidt- habían realizado gestiones de última hora para asegurar apoyos a los puntos más polémicos, sobre todo el Artículo 6.
Con esta propuesta sobre la mesa se inició la última jornada, que se prolongó hasta altas horas de la madrugada de este domingo, jornada que quedará en la memoria de todos los presentes por los altos grados de dramatismo que se vivieron y las duras recriminaciones que vivió la delegación chilena por la conducción de las negociaciones.

¿Qué se acordó?
Con 36 horas de retraso y luego de cuatros postergaciones, rumores de suspensión y advertencias de que alargar más la situación podría causar la falta de quórum, la sesión del plenario se fijó para las 9.00 de este domingo (hora de Madrid).
Con una ministra visiblemente afectada, con menos gente en el salón, y con un cansancio y hastío evidente en las delegaciones se inició la fase final de la cumbre. Mientras Schmidt exponía los principales acuerdos, en paralelo a las afueras del salón seguían haciendo negociaciones de último minuto.
El texto de la decisión final de la COP25 reitera la urgencia en la necesidad de abordar con más fuerza el compromiso la acción climática. El documento enuncia en términos generales “la urgencia de una mayor ambición para asegurar los mayores esfuerzos de mitigación y adaptación posibles de todas las Partes”.
En relación a los mercados de carbono- y tal como se señala en el principio de la nota- las partes no llegaron a acuerdo. Sin embargo, los negociadores presentes en la cita valoraron que se haya avanzado en el “esqueleto” del libro de reglas lo que posibilitaría una tramitación más expedita para el año 2020.
Respecto a este punto y durante las últimas horas de negociación, más de 30 gobiernos se unieron a los Principios de San José (esfuerzo liderado por Costa Rica por preservar la integridad de las reglas del mercado de carbono evitar la doble contabilidad, vetar el traspaso de créditos anteriores a 2020 al nuevo sistema o bloquear tecnologías incompatibles con la reducción de emisión. Sin embargo, y pese a esa arremetida no había espacio para la aprobación.
En el capítulo de pérdidas y daños causados por el cambio climático, otro de los nudos críticos de la negociación fue resuelto. Así, se estableció dar directrices al Fondo Verde para que amplíe su ámbito de financiación y que, además de ofrecer ayuda a los países más vulnerables para mitigar los efectos del cambio climático y adoptar medidas para adaptarse a él. Esta situación es inédita y por primera vez se traspasaron recursos para paliar estos daños.
En relación al capítulo de Océano y Tierra, tras un tenso debate con Brasil, que no aceptaba inicialmente dos párrafos incluidos en el texto se acordó que Naciones Unidas iniciará un camino para estudiar el fortalecimiento de las las medidas de mitigación y adaptación, así como sobre cuestiones relacionadas con la adaptación a la tierra y el cambio climático.
Reacciones
Si bien finalmente la COP25 cerró con un acuerdo final de 35 puntos, las reacciones a este y a los resultados de la cita se dejaron caer a primera hora de la mañana del domingo también en nuestro país.
El presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Senado, Guido Girardi, atribuyó los negativos resultados de la cumbre a que “Chile no tenía una autoridad moral para convencer a los demás. La ministra hizo todos los esfuerzos, pero es muy difícil cuando en su país hay un doble discurso, una manipulación y una suerte de instrumentalización de los temas ambientales”
En la misma línea el director de Greenpeace Chile, Matías Asún, señaló que “el nivel de irresponsabilidad que vimos en el fracaso de la COP25 supera con creces los efectos del estallido, y es señal de que no había ni ambición ni preparativos reales para algo que se enfocó principalmente como un evento de relaciones públicas presidencial”
Por su parte, el Presidente Sebastián Piñera, señaló en Twitter que “terminó la COP25 donde 195 países deben acordar por unanimidad pasos a seguir. Sin duda se lograron grandes avances. Pero no son suficientes frente al enorme riesgo y desafío que enfrentamos como humanidad por el Cambio Climático y el Calentamiento Global. Necesitamos + ambición”.
“Chile no tenía una autoridad moral para convencer a los demás. La ministra, hizo todos los esfuerzos, pero es muy difícil cuando en su país hay un doble discurso, una manipulación y una suerte de instrumentalización de los temas ambientales”

¿Qué viene ahora?
Si bien los resultados de la cumbre de Madrid estuvieron muy lejos de las demandas tanto de los científicos, sociedad civil, ambientalistas y los países que forman parte de este acuerdo planetario, no hay más tiempo que perder, por ello ya hay fecha para la COP26 en el mes de noviembre del año 2020 en Glasgow. En esta nueva reunión esperan los expertos poder finalmente “cerrar el ciclo las ‘cops’ negociadoras y de diagnóstico para pasar a ‘cops’ implementadoras”, ya que precisamente después de Glasgow entra en vigor el Acuerdo de París.
Para el equipo chileno, la situación es doblemente amarga porque, primero, no se logró el objetivo técnico de la COP (la aprobación del Artículo 6); y por otro, “no se pudo lucir el liderazgo chileno” en la materia, que había sido reconocido previamente en distintos foros internacionales.
Para los negociadores expertos en esta materia “Chile quedó preso de la postura de la Unión Europea en materia del Artículo 6”. Las mismas fuentes señalaron que se advirtió a la Cancillería, desde Chile aceptó ser sede de la COP, que apostar por sacar adelante este polémico artículo era una jugada arriesgada, ya que nuestro país “no tiene nada que hacer en esa materia. Es un tema de países más desarrollados y con conflictos geopolíticos muy complejos”.
La crisis social que vive Chile claramente se traspasó al IFEMA, lo que debilitó la posición y la espalda política negociadora y diplomática de Chile. Pese a los avances logrados estas dos semanas, la sensación generalizada es que se podía avanzar más. La evidencia científica del calentamiento global es irrefutable, la crisis climática está en marcha y nuevamente el tiempo de actuar frente a esta emergencia quedó postergado. El Reino Unido tiene la palabra ahora.