Fernando Maurin, fundador y presidente de Fundación Revalora Chile (@revalorachile) estaba impactado con el verdadero “cementerio de neumáticos”, derivados de la industria minera, que dormía en el desierto. Quedarse de brazos cruzados no era opción para Maurin, quien aún trabaja en una empresa que impulsa la seguridad minera. De manera que empezó a elucubrar la forma de ocupar esos residuos como materia prima para hacer viviendas. Al mezclarlos con plástico reciclado, pensó, es posible convertirlos en una estructura para tal propósito.
Si bien el proceso de fabricar viviendas es aún su objetivo mayor, Maurin formó Fundación Revalora para empezar a trabajar la severa problemática del plástico en los hogares, colegios, océanos y vertederos. En 2018 empezó a investigar qué se podría hacer y conoció el trabajo de una fundación en Colombia que perseguía el mismo objetivo: tomar residuos plásticos post consumo y post industrial, y transformarlos en materia prima secundaria.
Esa fundación colombiana estimulaba el rellenado de botellas PET o de otro tipo de plástico. La campaña se denominó “botellas de amor”. Maurin conservó el nombre de dicha iniciativa, pero creó su propia ONG con personalidad jurídica en agosto de 2019 para empezar a concretar su sueño en Chile.
“Si nos vamos a las cifras, en Chile apenas se recicla el 8 por ciento de las 900 mil toneladas de plástico que generemos. De ese 8%, solo el 2% es post consumo. Todo lo que la gente echa en la botella se va a vertedero o relleno sanitario. La botella de amor justamente fomenta la parte educacional en tanto elemento de transporte de otros plásticos que generamos en el día a día”, explica Fernando Maurin.
La campaña de “botellas de amor” consiste en lo siguiente: las personas, tanto de hogares como colegios, rellenan botellas plásticas -que pueden ser PET o de polietileno de alta densidad- con los envases o bolsas plásticas que generan como residuos en sus respectivos espacios, y las entregan a Revalora en contenedores dispuestos en puntos limpios o liceos. “Las botellas PET ya tienen un mercado, por lo tanto, a nosotros nos sirve más que las rellenen en botellas de champú o lavalozas”, recomienda Maurin.
Todo este material recolectado post consumo, sin embargo, representa solo el 10 por ciento del total de plástico que recupera Revalora. El otro 90% proviene del plástico post industrial. Con el aporte de ambas fuentes, la fundación logra hacer el proceso de circularidad completo: este material llega a una planta ubicada en la comuna de Casablanca (Región de Valparaíso), donde se fabrican eco-tablas para mobiliario hogareño y urbano, que donan o venden por cuenta propia.