Sobre la pandemia y la urgente biodegradación de los materiales utilizados
“Las leyes, el mercado y las entidades reguladoras deben incentivar que existan materiales biodegradables, a través de incentivos que permitan desarrollar innovación y nuevas formulaciones, junto con asegurar la llegada de nuevos actores para producirlos. Para esto son cruciales los recursos, pero también la divulgación de mensajes efectivos y convincentes para que exista conocimiento sobre las diversas opciones”.
Lo informa la ONU como advertencia y presagio. Cada día aumenta el uso de plásticos prácticamente irreciclables debido a la pandemia. Si la gestión de este material ya se presenta como un desafío, con el Covid-19 se vuelve un dilema difícil de eludir.
Luego de utilizarlos, ¿sabemos el destino final de estos elementos? El panorama no es auspicioso en términos de tiempo, pues la mayoría requiere de cientos de años para degradarse, y si bien existen legislaciones que promueven su reciclaje –como la Ley REP en nuestro país–, la realidad es una muy distinta de sus normas y metas. En ese sentido, la ambición general debe guiarse en plantear estrategias que enfrenten este nuevo panorama por medio de soluciones sustentables y que no olviden a esta otra hebra del coronavirus.
Las leyes, el mercado y las entidades reguladoras deben incentivar que existan materiales biodegradables, a través de incentivos que permitan desarrollar innovación y nuevas formulaciones, junto con asegurar la llegada de nuevos actores para producirlos. Para esto son cruciales los recursos, pero también la divulgación de mensajes efectivos y convincentes para que exista conocimiento sobre las diversas opciones. Es por ello que requerimos de educación, acuerdos y políticas públicas que enfrenten las actuales problemáticas y que se anticipen a las venideras, a la vez que nos “salimos de la caja” y cambiamos lo establecido. Si no lo hacemos, pronto chocaremos de frente con la advertencia de la ONU que, con ejemplos, enfatiza el nivel de la situación.
Solo durante la primera ola italiana de 2020, quizás el primer referente que tuvimos sobre la expansión del virus, se consumieron 129 mil millones de mascarillas y 65 mil millones de guantes. Solo en Wuhan, el origen pandémico, el uso de desechos médicos del 2020 superó en seis veces el registro del año anterior, promediando las 240 toneladas diarias en esa ciudad. Si solo estos números fueron prominentes, ¿qué ocurrió en el resto del planeta?
El ingeniero civil químico, Doctor en Ciencias de Ingeniería de la Universidad Católica y especialista en biovalorización de residuos, César Sáez Navarrete, advierte que no solo la ONU está alertando de los efectos negativos que pueden generar estos implementos, sino también la OMS y la OCDE debido a que, en su mayoría, se producen en base a polipropileno. Un plástico derivado del petróleo, no biodegradable.
Sin embargo, también menciona que hoy existen los conocimientos y las tecnologías para el uso masivo de nuevos materiales que sí tengan estas capacidades y cuya gestión posibilite incorporarlos al ciclo de carbono del planeta, aminorando su impacto durante siglos luego de haberlos ocupado por algunos minutos. Algo que sólo se consigue con alternativas que sean biodegradables en todo tipo de ambientes y que sean reciclables mecánicamente, químicamente y orgánicamente.