Restricción vehicular: ¿el fin de una era?
“Por más que las nuevas normas de emisiones sean más exigentes, y tengamos restricción vehicular para los vehículos más antiguos, hoy esas medidas no pueden lograr el objetivo que necesita la ciudad: Cero emisiones. Por el contrario, son acciones acotadas. Y es en ese punto donde la adopción masiva de la movilidad eléctrica tiene una enorme ventaja, ya que se ha convertido en un factor clave para alcanzar la carbono neutralidad, liderando de paso la transición hacia el uso de energías limpias”.
Por más de 35 años, la restricción vehicular ha sido parte del Plan de Prevención de Descontaminación de la Región Metropolitana, como una de las principales medidas para contrarrestar la polución. Hace algunas semanas, volvió a implementarse para atenuar los episodios críticos de cara al invierno, apuntando a vehículos no catalíticos fabricados antes de 2011. Esto se traduce en un universo de cerca de 700 mil autos dentro de una ciudad donde el parque automotriz crece exponencialmente ¿Sigue siendo entonces una medida eficiente?
Por más que las nuevas normas de emisiones sean más exigentes, y tengamos restricción vehicular para los vehículos más antiguos, hoy esas medidas no pueden lograr el objetivo que necesita la ciudad: Cero emisiones. Por el contrario, son acciones acotadas. Y es en ese punto donde la adopción masiva de la movilidad eléctrica tiene una enorme ventaja, ya que se ha convertido en un factor clave para alcanzar la carbono neutralidad, liderando de paso la transición hacia el uso de energías limpias. Esto último considerando que en Chile casi un tercio del consumo energético pertenece a la actividad del sector del transporte.
No se trata de un desafío pendiente ni de abrir una puerta hacia el futuro, dado que nuestro país ya ha trazado una hoja de ruta en esta materia. De hecho, Chile ha estado liderando la adopción de buses eléctricos y ya cuenta con una estrategia de electromovilidad concreta, que busca acelerar metas y alinearse con los mejores estándares internacionales. La iniciativa tiene como objetivo que al año 2035 sólo se vendan autos eléctricos, y que a 2040 las ventas de maquinaria móvil menor (lo que incluye maquinaria de construcción, agrícola y forestal) sean cero emisiones. En tanto, para 2045 se espera que el 100% de las ventas de transporte de carga y buses interurbanos sean cero emisiones.
A pesar de que aún falta camino por recorrer en materia de regulación e incentivos, la respuesta a esta política ya es visible y se aleja de ser una teoría. Como dato, en 2021 se vendieron 6.750 autos híbridos y eléctricos, y en lo que va de este año ya se han comercializado casi 2.000 unidades. Y si pensamos en transporte público, nuestro país sigue a paso firme en la electrificación de las flotas de buses, no sólo en Santiago, sino que también avanza progresivamente en Arica, Antofagasta, Copiapó, Valparaíso, Concepción, Temuco y Puerto Montt.
En el mundo privado también hoy se apuesta a potenciar la electromovilidad, sobre todo, gracias a la incorporación de tecnologías disruptivas. Desde Enel X Way buscamos impulsarla gracias al desarrollo de nueva infraestructura que permita contar con una ElectroRuta que complemente este cambio de paradigma. El año pasado, por ejemplo, instalamos más de 140 nuevas estaciones de recarga para lograr una cobertura en puntos estratégicos de todo el país, y en 2024 estará lista la primera ruta eléctrica de Chile, la cual cubrirá más del 50% de las necesidades de infraestructura de carga necesaria para los más de 81.000 autos eléctricos que se proyectan para esa fecha.
En este escenario, la restricción vehicular parece estar extinguiéndose lentamente, aportando cada vez menos a la eficiencia energética y a la descontaminación. En algunos años más no estará obsoleta, sino que será innecesaria en una capital que ya se moderniza gracias a la masificación de la electrificación, la renovación del parque automotriz y la permanente innovación. Ahora, en este camino, sólo nos queda acelerar.