Reciclar es responsabilidad de todas las partes
“El desafío luego es que seamos capaces de poner este pellet plástico del pote en un nuevo producto que después pueda tener ventas. De no ser así, difícilmente habrá incentivos o un interés de reciclarlo; si es que no existe una demanda por ello, la economía circular para este producto simplemente no será viable”.
Según la Oficina de Estudios y de Políticas Agriarias (ODEPA),el consumo de lácteos en Chile se acerca a los 150 litros per cápita al año. De ello, los chilenos consumimos 14 litros de yogurt anuales, recibiendo el título de líderes en latinoamérica y superando a países como Argentina, Brasil, México, e incluso Estados Unidos (6,1 litros).
El consumo va en aumento de manera constante y la Organización Mundial de la Salud recomienda tres porciones de lácteo diarias, siendo el yogurtel producto más consumido y preferido por los niños. Por eso, la cantidad de yogures que consume una persona en nuestro país alcanza anualmente unas 112 unidades de envases pequeños.
Y aquí me gustaría detenerme. Hasta hace un mes, uno de los grandes desafíos de este importante consumo (más allá de las preferencias alimentarias)era que ningún envase individual de yogurt era reciclable en Chile. Por un lado, debido a la mezcla de materiales del cual están hechos los potes de poliestireno y a sus etiquetas de papel-en algunos casos de papel mezclado con otro material-.y de aquellos en los que no es posible de separar la etiqueta del pote completamente;y por otro, debido al a la dificultad de integrar el material reciclado en nuevos productos para su venta.A esto se sumala dificultad que implica el gestionar residuos de origen lácteo y su potencial desprendimiento de olor en tiempos acotados,y el eslabón clave que es el consumidor,quien tiene que realizar una acción posterior a su consumo del yogurt:enjuagar y llevar a un puntolimpio.
Se trata de entender un sinfín de restricciones y realizar otras tantas investigaciones en nuestro país para entender cada proceso. Y esto es lo que la empresa Nestlé hizo: crear un pote de yogurt único en el mercado nacional, diseñado para su reciclaje, del cual se puede desprender fácilmente su etiqueta para separar ambos materiales y entregarle así un nuevo uso al plástico.
Para poder garantizar la reciclabilidad del empaque, junto a TriCiclos analizamos durante seis meses las brechas en la cadena de valor usada en estos potes, y entendimos las acciones necesarias a realizar para cerrar ese ciclo. Esto considerando que al comienzo es clave la cooperación, colaboración y comunicación entre los diferentes eslabones, para que ellos puedan -y deban- hacer cada uno su parte, y así esto funcione.
El desafío luego es que seamos capaces de poner este pellet plástico del pote en un nuevo producto que después pueda tener ventas. De no ser así, difícilmente habrá incentivos o un interés de reciclarlo; si es que no existe una demanda por ello, la economía circular para este producto simplemente no será viable.
Siendo ahora el gran tema la concientización ambiental de la ciudadanía, la reflexión, la comunicación y la educación de que actualmente en nuestro país no existen tantos sistemas de reciclaje organizados como quisiéramos, que retiren estos materiales en hogares y/o instituciones. Se requiere de una ciudadanía que esté consciente y dispuesta a moverse a un punto de reciclaje para entregar este material limpio y seco, sin restos de comida ni suciedad que puedan contaminar, y así éste y todos los plásticos puedan ser reincorporados en una cadena de valor.
Es en este entendimiento donde radican los desafíos de la economía circular, donde diferentes actores, desde sus diferentes veredas de acción, se comprometen a trabajar en pos de un objetivo común de manera transparente y colaborativa. No es sencillo ni muchas veces veloz, pero sin lugar a dudas es el desafío que queremos y podemos abordar desde TriCiclos. ¿Qué otro producto debiera recircular en nuestro país?
*Tomás García es gerente comercial de TriCiclos.